Por Germán Carnero Roqué*
Crédito de la foto www.cangrejonegro.files.wordpress.com
El poeta Curonisy y su esposa, Elvira Roca Rey
Walter Curonisy: un rehén del tiempo
Los poetas muertos han de renacer
si los vivos los regresan del tiempo
si los vivos los evocan
los regresan de la muerte
WC
Sin la menor duda, el tiempo, definitivo antologador, se encargará de elevar la figura de ese gran poeta que es Walter Curonisy** al lugar de excelencia que, en toda ley, le corresponde en el riquísimo espacio de la poesía peruana contemporánea. Ni que decir del destacadísimo sitio que ocupará entre la conocida como generación del 60.
Cabe, en este orden de ideas, tributar un muy merecido reconocimiento a Ricardo González Vigil, quien desde la aparición de sus primeros poemarios: El Matrimonio Sagrado y Locos por el Cielo, editados en 1977 y 1979 por el infatigable Carlitos Zúñiga Segura en sus Ediciones Capulí, supo vislumbrar la profundidad totalizadora de la aventura humana que anunciaban aquellos primeros versos de Curonisy.
Aquellos que, años más tarde, en el 2007, aparecieron en un conjunto de nueve consagratorios poemarios en Trujillo, en una primera edición de solamente 50 ejemplares (!!) de ese sólido monumento poético que es Rehenes del Tiempo, que cuenta con un agudo y esclarecedor prólogo de Ricardo González Vigil.
Las circunstancias del destino permitieron que cinco años después, en setiembre del 2012, los admiradores de la poesía de Walter que somos Ricardo y yo, incentivados por el perseverante dinamismo y entrega de su viuda, Elvira Roca Rey, poeta ella misma de relevantes logros, consiguiéramos reunir una feliz conjunción de factores para interesar a Rosario Torres, quien dirigía en esos momentos la filial en el Perú del Fondo de Cultura Económica.
Contamos, además para esa enaltecedora aventura, con el generoso apoyo de Carlos Germán Belli, quien, con un dictamen favorable, facilitó que bajo el prestigiado sello de esa gran editorial mexicana se publicara una cuidadosa re edición de Rehenes del Tiempo, que tiene en carátula una bella y sugerente reproducción de una pintura de nuestro gran artista plástico Enrique Galdós Rivas.
Curonisy acababa de morir, cuatro meses antes, a los 71 años, en Marrakech, ciudad en la que se había replegado con Elvira, tras un prolongado y enriquecedor periplo, en sus cerca de 40 años juntos, por los más diversos lugares de Europa, Asia, América Latina y del Perú, por supuesto. Muchos artistas y poetas de nuestro país y de América Latina recordarán seguramente el Hostal “El Caballito de Totora”, que esta singular pareja de soñadores levantó en Huanchaco y que, durante muchos años, constituyó un lugar de peregrinaje, donde se respiraba la pasión por la creación y el arte, no exenta, claro está, de la vital y por momentos desgarradora bohemia que acompañó a Curonisy a lo largo de su vida.
La estupenda edición del Fondo de Cultura Económica de Rehenes del Tiempo, fue presentada, con todos los honores, el 26 de octubre del 2012, en el marco de la 33 Feria del Libro Ricardo Palma, en el Salón de Actos de la Municipalidad de Miraflores, con un panel conformado por Jorge Pimentel, Ricardo González-Vigil, Tulio Mora, Elvira Roca Rey y quien esta nota suscribe.
Buscador infatigable de una acertada expresión poética a lo largo de su agitada vida, Curonisy se sumergió con enorme vocación en las más diversas y ricas fuentes de la gran poesía universal de Oriente y Occidente, integrando clarísimas y nobles influencias de muchas vertientes, particularmente, de Whitman, Nietzsche y sobre todo de Pessoa, a cuya sombra se agigantó. Desde la entrañable Lisboa concibió bellos y profundos poemas:
Junto al Tajo he perdido mi vida sin sentirla
he despellejado mi espíritu hasta perderlo
he ulcerado mi voz
la soledad del Puerto se refugia dentro de mí
la tristeza del que no he sido aún ya es mía
aviva la sed del no saciado
junto al Tajo la niebla arresta mi persona ebria
a mi ser mareado que habla con las nubes
de paso por el cielo de Lisboa
junto al Tajo aguardo al infante
al que partió de mí como un navío de papel
y se extravió en la noche
junto al Tajo me congelo de río a la orilla del frío.
“Fado de la voz amarga”
(Fragmento)
Curonisy, quien fue además un excelente actor, compartió con Pessoa el gusto de encarnar diversas personalidades, alcanzando verdades que, de una u otra manera, nos habitan a todos los seres humanos con conciencia de la enigmática y misteriosa multiplicidad de la aventura del vivir:
¿Cuántos yos seré yo?
¡cuántos rostros habré sido que ni me acuerdo!
¡y los que habré de ser!
¡cuántos Fernandos Pessoas por aparecerse todavía!
Quitarme la máscara es como quitarme la vida
sin la máscara no sé quién soy.
Lisboa aparte de ser yo
¿quién eres tú?
En uno de sus primeros poemarios Coincidentia Oppositorum nos decía:
Todo tu ser es el debate máximo
de la totalidad del ser y no ser.
Toda práctica se hace polvo en el desierto
hay aforismos nietzscheanos para nadie
de lo lejos que estamos de ellos
somos rabos del absoluto
una moral de ratón de parroquia es la nuestra.
En sus años mozos, Curonisy tuvo una envidiable amistad con Allen Ginsberg, durante la visita de éste a Lima en 1960. Aquel encuentro, que fue decisivo en su devenir poético, lo condujo a escribir su primer gran poema, que concluye con esta “Oración” devastadora:
Y si a esto hemos venido
a extinguirnos con la hierba y a mentir
¡oh Señor! que esta noche sobrevivan los insectos
que son limpios
tú lo sabes.
En su poemario Kuronisyo Kolakes devela aspectos muy importantes de sus orígenes y conflictos de familia de emigrantes griegos:
Lo que era habitual en un griego joven
yo lo hago ahora que estoy viejo
voy camino a Ïtaca
nunca hay edad para llegar a Ïtaca
adonde nada o todo nos aguarda
(Fragmento)
Cada día descubro más nítidos
los rasgos de mi padre en mí
pronto descubriré los del abuelo actor
el del balazo en la sien
el que emigró de Grecia
atravesando el Océano Atlántico
a propagar el ditirambo
el que estableció su vida
de cómico errante en la Argentina
el riguroso consigo mismo
cabeza de troupe
monarca de su tinglado
el del balazo en la sien
el que me ronda en la noche
y que me habla con su voz
de griego desterrado.
Como toda gran poesía, la de Walter Curonisy, hermano mío, con quien desde muy jóvenes compartimos inolvidables vivencias, es enigmática, palpitante, desgarradora y única. Ojalá que estas brevísimas pinceladas sobre su creación, escritas como un sentido homenaje a los cinco años de su fallecimiento, abran prometedores horizontes en quienes deseen sumergirse en ese su excepcional universo poético.
Lima, diciembre del 2017
*(Ciudad de México-México, 1941). Periodista, poeta y promotor cultural. Literato y filósofo por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Fue Gerente del Fondo de Cultura Económica (sede Lima) en 2001. Ha publicado en poesía Ese cantar de alondra (1962), La Rama Natural (1963), Canto Rodado (1968), Un sólo canto el canto del camino (1985), Triste Veranillo (1998), Cuánta belleza César realizada (Homenaje a César Calvo, 2001), El lugar de los encuentros – Obra poética (1962-2004) (2004) y URU SHALIM y otros poemas (2007).
**(Lima-Perú, 1940 – Marrakech-Marruecos, 2012). Poeta, dramaturgo y gestor cultural. Estudió en la Escuela de Arte Dramático de Lima (Perú). Perteneció a la llamada Generación del 60. Fue gran amigo del poeta Allen Ginsberg a quien conoció en Lima. Codirigió, junto a Carlos Tossi, las obras “Los negros” de Jean Genet y “La granada” de Rodolfo Walsh. Actuó y dirigió la obra “El ojo de vidrio” de Joe Orton. Publicó en poesía Poema a Allen Ginsberg (1977), Los locos por el cielo (1979), El matrimonio sagrado (1997) y Rehenes del tiempo (2008), este último reeditado en 2012 con dicho título como obra completa.