Una poética del paisaje recorrido, 10 poemas de Enrique Bacci (in memoriam)

 

Por: Enrique Bacci

Nota y selección: Paola Gallo

Crédito de las fotos: Facebook del autor

 

 

Una poética del paisaje recorrido,

10 poemas de Enrique Bacci

(in memoriam)

 

Este poeta que nace en Paso de los Toros, una localidad del interior del Uruguay recorrida por trenes, proveniente además de una familia ferroviaria, ha forjado una poética nutrida y original en donde el tránsito —el paisaje en movimiento— es uno de los elementos claves. En una entrevista que le hace Franklin Fernández, Bacci confiesa justamente esta búsqueda: “[H]ay muchos pueblos que están perdidos hoy día en medio del campo donde no pasan trenes y desde esos lugares que he ido sin querer, me he resquebrajado, mirándome y tratando de crear desde allí un lenguaje que pueda ser lo más fidedigno a esa movilidad que el ferroviario tuvo siempre”. Si los poetas a lo largo de su obra se dedican a una sola obsesión, en palabras del italiano Ungaretti: “Cada poeta tiene un constante problema del lenguaje por resolver”, podríamos localizar aquí el problema que detona el estímulo de su escritura. Poética de la mirada, “horizonte” y “lejanía” son palabras recurrentes, Enrique Bacci ha creado un conjunto poético bajo el signo de un lenguaje en estado de continuo desplazamiento; es la palabra la que se mueve, va y viene buscando por donde salir a flote, decir el paisaje móvil.

 

*

 

Caminando

iba leyendo de las casas blancas su interior

piso de cupí lustrado.

Una mesa de patas de paraíso

canteado a cuchilla.

 

Leyó también que aquella casa respiraba

en la humedad y en un primus la palabra

desierto.

 

*

 

A esa hora la lejanía calla

en el basalto el horizonte hace del olvido

otra huella

afuera                                  van las lejanías

bar y almacén en esa calle

adentro                               el silencio es dentellada

y la distancia ultraje.

 

En esa calle un jazmín vivo es un jazmín

usado para morir miradas. Del bar

y almacén la calle escapa

y sigue                                 ventanas torcidas

de mirar                                  lejanías. Usanzas

de caminar                              en la calle afuera

la ración humana viene y va

en gesto labrantío

 

Un latón de juntar agua de lluvia

un pedazo de pan                   calma

un verbo en la garganta sueña y se miente

otras casas, el alma, otros trenes.

Cercanía de otra vida.

 

Las calles afuera nacen

en la lejanía.

De Midland (2002)

 

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*

 

Sedentario. De lo que fue y será,

de lo que entró a salir al paso de la hiedra

enamorada. Disecado, ese grito de lenguas sin

hablar en la grava cenicienta.

Ah…esta boca en balde, pendenciera,

alerta en la sombra, vertical,

con la encía corroída por el gusto del silencio.

Con el hábito del padre de alejarse a masticar

la mañana —sabandija— de un dirá.

Que será lo que se hunde, lo finado,

las volutas de la cosa, conversando, en espiral.

 

___

 

Y no sin dolor se abrió. Una frase de la otra,

una noche y su destino. Lo contiguo y lo

[conmigo.

El tener que precisar el asiento de las voces,

de la idea. Enamorada, la hiedra. Quién no.

Disecada, la espera de la huella. Donde fui.

Sedentario, di sediento o serenado, sitio a

cuestas. De pesado ve a la silla un

[pensamiento.

Al paso, en bocanada, viene el viento,

ocupado en descansarte la palabra si es, entra

por fuera de esa puerta.

 

De Valdirio, maquinista (2006)

 

*

 

alas
a tiempo
abiertas

la fémina palabra de la parra del desorden

intriga que en tu vuelo desvariado
lo que aventa está sin luz.

De Isabelas (2008)

*

 

el maorí  no      rasguña

insta

de perfil         parece río

su habla

haka

y tierra           y temblor

 

*

 

en este plato de semillas de macadamia

en ese plato pájaro nui

en el lugar el verde en su lugar ( la inflexión de la voz demarca

el borde de la montaña,

cuento un cuento, monólogo de un monólogo)

 

¿Podrá ser que discutan toda la vida la dicción original?  ( en

una silla Valverde, en otra salas Subirat, más aquí, el Pancho

García Tortosoa…)

 

Siempre hay una tensión entre la variante desprestigiada

por desconocida   y lo que domina   por sonoridad

el hábito del monje vuelve al hombre                            monje

 

en el bocado semillas de macadamia

en ese pájaro un plato de comida nui

en la montaña, sin nombre, la mente

 

la tercera altura del lenguaje

 

De aguas de Te Aroha (2011)

*

 

Meditar sobre lo ausente va a desuso, medir ya no se mide
ni se come de sí. Merendamos un sentir de ahora
estofado de inyecta frugalidad, pasamos a placticar el té del arte de
rumiar. Vos pasas,
yo paso, él pace. Pero la paz
dónde,
pero esa paz, cuala?
Medimos si estamos
una ausencia tan solo por cuestiones de monta, convenires
que le dicen
¿Sabe, padre, que sé dibujar caballos domados?

 

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Crédito: https://contramancha.files.wordpress.com/

*

 

Para esta edad medio locuaz

es esto a medias, versión

expresa, fundida locución

del

viento. Uno pero cuál, ese mas adónde. Alrededor del niño

el resto de las conversaciones escindidas vuelven al mundo preso

nadería. de juirse en un ñandú o tierrar los cerebelos

me sigue? Para correr están las plumas la rareza que aquí cesa

de callar así / hablar a las claras de estos animales en que a ratos

somos dilata el sonido. Toma el cuello de la letra torcida por

letrada suerte degollada. Deja el niño solo a solas por la tierra

irrespirable

tu tierra, padre, tendrá parte de abajo involucrada?

 

*

 

Creíble: todo está en mirar al ojo, lechuza. De allí cejar temor de ave nocturna.

Jadear de ella, muchear de luz el monte al descreer:   creer del otro

un rictus a la manera de ritual. Que no oscuro, ceniciento

increíble:

toda la dureza tiene para persistir, de sí,

al mundo que no fuimos.

 

Quisiera ver, padre,  el frío de tu mano

llave de tu casa

 

De Ramos de vigilia (inédito, fragmento publicado en revista

Alkeme http://revistalkmene.com/ramos%20de%20vigilia.html)

 

 

 

 

 

*(Paso de los Toros – Uruguay, 1960 – 2015). Publicó los poemarios: La flor difícil (1999), La luz ese río (2000), Midland (2002), temprana bocanada (2004), Valdirio, maquinista (2006), Isabelas (2008), Lejanías (2009), Cimental, la culpa (2009), abra (2011) y aguas de Te Aroha (2011). Además, publicó en narrativa La sed de los toros, cuentos (1998) y la novela Actores de segunda (2012), proyectada como una trilogía. 

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