Por Carla Rivera Pastrana*
Crédito de la foto www.idealista.com
Una piedra sin sombra.
5+1 poemas de Carla Rivera Pastrana
La piedra de Lee
una piedra sin
su sombra es
una piedra sin
su sombra y
una sombra sin
su piedra es
un umbral
un cielo
donde todo cabe
gente cruzando la avenida
ondas de mar, ahondando
en sí mismas
un cielo
en la sombra todo cabe
lo propio mirando
lo no propio
mirando de vuelta
la inmensidad del gris
todo cabe en la sombra
de la piedra
de lee
pero la piedra sin
su sombra no
lo sabe
Rumiar
cuando la mente rumia
concentrarse en lo inmediato
e inmediatamente dejarse
llevar por lo que corre
o suena insistiendo
permaneciendo
indistinto
Una puerta
entre ella y yo
hay una puerta
cada una conoce un lado del mundo
no hay un adentro ni un afuera
solo un aquí/ un allá donde todo es distinto
puede llegar a ser confuso cuando
compartimos la claridad de los colores
que la niebla gruesa desliza por el filo
de mis pies a los suyos y compartimos también
los sonidos en los que se rompen, nuestra respiración
comienza a ser una y todo se vuelve difuso
yo doy un paso hacia adelante
acercando mi oído a la puerta y ella
ya tiene el suyo ahí desde hace tiempo
así pasamos el día, escuchándonos
sin hablarnos
no lo sé, ella simplemente llegó
como una mosca también se marchará
y la puerta por fin tomará su propia manija
comenzará a desaparecer, también su mirada
escurriendo se esfumará
y me quedaré esperando eternamente
no lo sé, mientras nuestras palmas
buscan poemas en las grietas
encontramos patrones de sentido
que hay que reparar, desempolvando
silencios de la puerta negra tan negra
como el fondo de un pozo
sé que no me corresponde, no me corresponde
no te corresponde mirar mi reflejo
la escucho responder
sí lo sé, entre tú y yo
hay una puerta
La cúpula de Hiroshima
1.
En verano
pájaros negros
vuelan
sobre la cúpula
en parejas
ascienden
descienden
negros de muerte
llenos de vida
descansan
sobre lo que quedó
de la cúpula
2.
En verano
los turistas
pasean constantemente
piensan en el dolor
al ver el monumento
sin distinguir
dónde empieza
la vida dónde termina
la muerte dónde empieza
y realmente
no importa
lo que les duele
3.
En verano
las cigarras cantan
mientras en silencio
el río acompaña
a un gato
a punto de saltar
a punto de saltar
del muro demolido
pero pronto
se vuelve a acostar
como una estatua
sometida a un canto
ininterrumpido
4.
En verano
ojos negros
miran
la fragilidad
en parejas
contemplan
lo que quedó
de la cúpula
de los muros
y en cada parpadeo
descubren
caras esquivas
de la eternidad
5.
En verano
las heridas
nunca cicatrizan
si no se limpian
lentamente
de adentro
para afuera
6.
En verano
anochece lentamente
y se encienden
luces cálidas al interior
de los muros cansados
donde vidas se preparan
para decir las últimas palabras
del día
7.
En verano
al monumento
lo rodean árboles
a los que les crece vida
lo recorre gente
a la que le crece vida
en forma de
pelo
uñas
y sueños
mientras la cúpula resiste
como una araña
hecho de polvo y sol
8.
Es verano
mi corazón recuerda
mi pelo suelto
mi vestido corto
el sudor de mi cara
que escurría
en lo que moría
y nacía en mí
el verano pasado
epílogo
destruido en un instante
permanece un esqueleto
destruido en un instante
permanece de pie
un monumento
destruido en un instante
los restos respiran
los restos responden
es cuestión de tiempo
La pintura de la sala
un niño pequeño
desnudo
persigue a
una mariposa,
la intenta atrapar
con sus manos regordetas
su mamá
recostada en un árbol
desnuda
también lo mira
con ternura
yo despierto de una siesta
somnolienta
en el sillón de la sala
y mi mirada se posa
en esa pintura
un hilo de calor rojizo
como la marialuisa del cuadro
recorre mi cuerpo
tengo 12 años
y mi uniforme de la escuela
está un poco arrugado
desvío la mirada
vuelvo a cerrar los ojos
la mariposa es amarilla
revolotea en la oscuridad
del reverso de mis párpados
sin mirar a nadie
Ser piedra
cangrejos brillantes caminan
sobre las últimas huellas que dejé
rodean el montículo
donde me enterré
a mí misma
en la intemperie
la arena me cubre
con una capa delgada
que apenas me deja escuchar
el sonido de las patas naranjas
lo que sea que vuela por ahí
lo sabe
esto que soy
no es una montaña
la verdad es que ya nunca nadie vuela
por aquí ya nadie nunca se pregunta
qué se yergue/ qué se hunde
de esta forma tan extraña
mi mandíbula está estancada
y cada vez que logro abrir la boca
para decir
algo.
cientos de hormigas azules escapan
con las pocas gotas de sonido
que me quedan
el viento sopla
pero la arena no se desprende
de este cuerpo blando
húmedo y caliente
lo único que anhelo ya
es convertirme en la piedra
más gris de todas
erosionarme
que me endurezca
por completo
el brillo del sol.