Por Blanca Morel*
Crédito de la foto ed. La Garúa
Navegantes de la Estigia en la barca del lenguaje.
Una lectura de Bemba baba (2021),
de VV.AA.
Lo último que pierde la persona cuando está en el trance de la muerte es el sentido del oído. En una antigua tradición del budismo tibetano el monje acompaña al moribundo recitando los versos del “Bardo thodol”, de esta manera prepara al moribundo y lo guía tras su muerte por las sucesivas etapas que debe transitar hasta alcanzar el renacimiento. Un libro de características similares es el Libro egipcio de los muertos en el que encontramos dibujos y escritos funerarios hallados en sarcófagos, pirámides y papiros que ayudaban al difunto a enfrentarse con éxito al Juicio de Osiris.
Al sostener en nuestras manos Bemba baba por vez primera nos encontramos con un libro ceñido con una faja negra de papel satinado. Al quitarla hallamos sepultados los nombres de cuatro poetas. Sonia Bueno** encabeza el discurso adentrándose en un viaje hacia el mundo de las sombras, Lola Nieto*** cierra la procesión, y entre ellas, ellos: Jorge Coco Serrano**** y Ernesto García López*****.
Bemba baba contiene la voluntad de hacer perceptible lo que el lenguaje no alcanza a decir. No se trata de un texto funerario para acompañar a los muertos como los antes citados, sino el hallazgo de la muerte en un acto artístico de escritura individual. El lenguaje se reencarna o renace en las cuatro voces que componen el libro.
Haremos una breve aproximación a cada poética.
Sonia Bueno
Si todas las cosas, como pretende demostrar la física cuántica, están interconectadas entre sí, el lenguaje es una analogía del universo. Esta imagen remite a la Red de Indra de la cosmología hindú. En un universo joya hay una perla en cada intersección de la red que refleja a las otras perlas en un patrón de infinitos fractales. Son cinco los poemas que nos entrega Sonia Bueno y cinco las partes que componen cada uno de ellos. La autora despliega su poética en la tela de araña de un universo en la que las gotas, las burbujas y las copas de vino son las protagonistas. Su lenguaje ofrece una realidad especular: “gota es una luna. casi llena muda casi”; “(las manos elevan al cielo. y rozan sus propias manos.”; “a la gota he llamado por tu nombre”; “alguien excava tu reflejo en el foso, tú :no eres”; “la gota espejo es trayecto ahora”.
La concepción del mundo como teatro o sueño se halla presente en diferentes tradiciones. Desde el hinduismo posiblemente pasa a la filosofía griega y no deja de resonar literariamente hasta nuestros días. Las dos citas introductorias a los poemas de Bueno remarcan esta idea. Hallamos dos ejes semánticos en su discurso poético, uno que oscila del sueño al teatro; otro, mencionado anteriormente, en relación al vino. Ambos convergen y dialogan entre sí: “contempla la escena de puntillas —la luna actúa, ensaya formas de sed cuando en la noche arrastran el peso de una gota vacía”
Sus poemas en prosa son pequeños fragmentos destilados de un lenguaje que como perlas de Indra se reflejan unos en otros.
Jorge Coco Serrano
Los poemas de Serrano son visualmente inconfundibles por ser arquitectónicamente visuales. Construye el silencio del discurso de manera espacial; el blanco aparece abriendo un camino, desplegando una escalera, excavando un foso donde acoger sus propios restos:
tierra tu KadávEr tierra tu KadávEr
r n r
e e e
n r n
tierra tu KadávEr
Las palabras mutantes otorgan una resonancia personal a una poesía que invoca a la muerte como siamesa de la vida. Vibra la presencia de la muerte regeneradora en forma de semilla o de óvulo, y hallamos a Nyx, la noche, gestante de luz solar en un proceso alquímico de regeneración.
El primer poema titulado “claritate” es una elegía a Shevy Pinto, madre del poeta, cuya ausencia/presencia arde “como el crepitar del viento al fondo del río”.
Son cinco poemas en los que la vida y muerte se suceden y se incluyen, incesantes, en la impermanencia del mundo: “estar : : darle savia al extinto”; “hienas buitres cuervos me dejo crear”; “volver es irse/ tallar el regreso”.
Ernesto García López
El autor parte de la tradición budista zen y de su expresión literaria, aunque no exclusiva, el haiku, para explorar la muerte. Su interés se centra en transitar la muerte con la conciencia plena, tal como queda patente en la nota a pie de página sobre un haiku de Rifu con el que introduce su discurso poético. Son ocho poemas de tres versos cada uno que funcionan como haikus con una métrica inversa de 7/5/7 sílabas:
Polvo a lo lejos, cerca
una alambrada
de figuras y fuego—
La muerte está siempre presente en cada uno de nuestros actos sin estarlo explícitamente, de ahí que el haiku, con su exploración absoluta del aquí y el ahora, esté tan lleno de vida como de muerte porque ¿quién no se halla en el umbral de la muerte a cada instante? La conciencia plena de la persona que escribe un haiku o alcanza el samadhi neutraliza la concepción dualista de la existencia. Por esto la oposición de palabras como muerte y vida carece de fundamento.
Además Ernesto García López incluye una serie de cuatro fotografías en las que una figura humana se superpone en posturas equívocas al espacio arquitectónico. Nos sugiere el ser y su deriva en el complejo proceso de individuación al que se refiere el psicólogo suizo K.G. Jung.
Lola Nieto
En la sección del libro titulada Las líneas de la mano el lenguaje nos parece una sustancia maleable y liminal que fluye a través del tiempo y las civilizaciones. Hallaremos mensajes transliterados, etimologías de palabras, juegos de acepciones, fuga de sílabas. Versos que transitan el espacio en blanco y construyen con otros versos la huella visual del poema:
a /sin/
mor /muerte/
dicen que es falsa
la etimología pero qué
qué
ternura es inventar este otro
principio
El lenguaje de Lola Nieto se ve a sí mismo, es consciente de sí. Un lenguaje-boca de labios como bembas que pronuncia su propio existir. Un lenguaje que ha cruzado la vida de los seres que han vivido y de los que han muerto ya, unidos por el hilo que nos viste en la vida y nos desviste en la muerte en un sudario de silencio: “el vestido/ ma/ re de la mano germina/ la mortaja/ vestido de dormir/ y vestido de hacer pan”.
Una imagen nos devuelve su lectura, la de millones de manos unidas a lo largo de la Historia. La línea de una vida inagotable y sucesiva inscrita en la carne que nos hace humanos, también lo que una boca puede nombrar o silenciar.
Si nos dejamos abismar en su lenguaje el oráculo se abrirá espontáneamente en cada cual.
Ser poeta es balbucir porque el lenguaje poético siempre debe ser renovado y aprendido. Se trata de una lucha en la escritura contra los lugares comunes y el desgaste de las palabras por el uso cotidiano. Queremos resaltar el impecable y riguroso trabajo realizado por sus cuatro integrantes que afinan con estilos diferentes el lenguaje haciéndolo vibrar de una manera propia. El título, Bemba baba, trasmite en su sonoridad un íntimo-último balbucir. Ellos y ellas hablan de la muerte vivificando el lenguaje.
*(Madrid-España). Poeta, narradora y crítica literaria. Periodista por la Universidad Complutense (España) y máster en Literatura Comparada y Crítica Cultural por la Universitat de València (España). Integrante del libro objeto Hypnerotomaquia (vv. aa. 2017). Ha publicado en poesía Bóveda (2008), Pájaro sangre (2016), Pan impuro (2017), La ladrona (2018), No hay domingo al oeste de Omaha (2019); y en narrativa los relatos Misión secreta (2019).
**(Melilla-España, 1976). Estudió Filología Inglesa y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad Complutense de Madrid (España). Cofundadora y miembro del colectivo poético Lavarca ebria. Obtuvo el I Premio Internacional de Poesía Fundación Centro de Poesía José Hierro y participó en la 49ª Edición del festival internacional de Poesía de Roterdam (2018). Ha publicado en poesía retales (2011), Aral (2016 y 2019), las plaquettes bilingües Una escalera en el desierto-A ladder in the desert (2016) y Nudos-Knots (2020).
***(Barcelona-España, 1985). Doctora en Filología Hispánica por la Universitat de Barcelona (España). Se desempeña como profesora y coordina, junto con Antonio F. Rodríguez y Laia López Manrique, la revista y editorial Kokoro (www.revistakokoro.com). Ha publicado en poesía Alambres (2014), Tuscumbia (2016) y Vozánica (2018).
****(Lima-Perú, 1974). Poeta. Periodista, fotógrafo, pintor y padre de Almita Serrano Marín. Desde el 2008 realiza exposiciones de fotopoesía y pintura en España. Es cofundador de Lavarca ebria. Obtuvo el concurso de relatos La vida es un bar (2014). Ha publicado en poesía Cotidianidades Esquizofrénicas (2010), POéBRICA (2019) y en coautoría el libro-objeto Hypnerotomaquia -batalla en el sueño- (2017). Con la Editorial Polibea coordina la antología Amaruka -disonancia de la serpiente- que verá la luz a finales del presente año. Actualmente prepara dos libros de fotopoesía MarAradO y La Huella del Uróboros.
*****(Madrid-España, 1973). Poeta y artista plástico. Doctor en Antropología. Se desempeña como profesor en Duke University in Madrid. Ha publicado en poesía Voz (1998), Fiesta de pájaros (2002), El desvío del otro (2008), Últimos poemas de Félicien Rops, Tierra de nadie, Ritual (2011), Todo está en todo (2016) y Los afectos (2019). Como artista plástico ha realizado la exposición De donde huye la raíz, en la Galería Habitar la Línea (2019), dentro del Festival Hybrid de Madrid. Entre 2008-2012 fue codirector editorial en la Revista Internacional de Literatura Galerna (Montclair State University y The City College of New York).