Texto y traducción al español por Adalberto Müller*
Curadora de la muestra Macarena Urzpua Opazo
Crédito de la foto @Guillermo Sequera, Caazapá, 1990
Un canto Mbyá-Guaraní
El conjunto de antiguos cantos sagrados Mbyá-Guaraní denominados Ayvu Rapyta, fue transcrito por Leon Cadogan en la región del Guairá en los años 1950, y publicado por primera vez en 1959 acompañado de una traducción anotada del mismo Cadogan al idioma español. Desde entonces, dichos textos han sido (re)leídos y (re)traducidos de distintos modos, incluso por el antropólogo Pierre Clastres, quien publicó su traducción e interpretación de los cantos en Francia (Le Grand Parler, 1974), y por Josely Vianna Baptista, que presentó una brillante traducción brasileña en su poemario Roça Barroca (São Paulo, 2012), con un prefacio de Roa Bastos. La transcripción y la traducción de Cadogan fue reeditada en una publicación de año 2015, preparada por Bartolomé Meliá y Antonio Ceballos para la Biblioteca de Estudios Paraguayos (Asunción), y en esa edición se basa la traducción que presentamos del primer canto del Ayvu Rapyta, intitulado Maino i reko ypykue.
Al presentar una nueva versión, quisiera subrayar que se trata de textos que alguna vez fueron poesía cantada en rituales. Así que la primera diferencia de mi traducción con las que me preceden, es que intenté aproximarme al carácter rítmico musical de los versos del original en lengua Mbyá-Guaraní. Una de las características más visibles de las lenguas de la familia tupi-guaraní es su capacidad de síntesis, que es diametralmente opuesta a la característica analítica de las lenguas neolatinas. Así que para traducir la primera estrofa del Maino i reko con no más que 8 palabras, Cadogan usa 14 palabras, Clastres 18 y Baptista 17.
Sin juzgar la calidad de la interpretación de esos autores, no se puede dejar de observar que hay un desajuste evidente entre el original y las traducciones respecto del ritmo. Mi tarea es así, la de buscar la mayor proximidad a ese carácter sintético de la lengua guaraní, evidentemente con el riesgo de perder algo de la interpretación. Sin embargo, algo siempre quedará lost in translation, más aún cuando se trata de lenguas y culturas tan distintas.
Creo que hay palabras del Ayvu que no pueden ser traducidas, a empezar por los nombres de los dioses —pues se trata de una teogonía como la de Hesíodo. Ñande Ru es literalmente “Nuestro Padre”, y Ñande Ru Ete es “Nuestro Padre Verdadero”. Pero aquí se trata de nombrar a los dioses, o sea, con nombres propios y traducirlos sería lo mismo que decir “Padre del Cielo” para Zeus o “Espuma del Mar” para Afrodita. Tampoco me parece lícito traducir simplemente apyka por banquito, o “pequeño asiento”. El apyka es un objeto ceremonial entre los pueblos guaraníes, y casi siempre imita la forma de algún animal sagrado. Al mismo tiempo, en la segunda estrofa del Maino i, corresponde a una parte del cielo. Lo mismo es valido para el bastón sagrado de los chamanes, yvara’i, o para los animales sagrados.
Otro aspecto importante de la traducción de los textos guaraníes, tiene que ver con la contaminación de la lengua y del pensamiento autóctono por el pensamiento cristiano. Desde el trabajo de “reducción” de los Jesuitas, las lenguas guaraníes fueron impregnadas con la terminología cristiana, y lo mismo sucede con las traducciones de palabras que nada tienen que ver con las ideas cristianas. El trabajo más duro de una traducción del Ayvu Rapyta consiste en descristianizar el lenguaje. Por ello, prefiero usar “empíreo” yvara y no “celeste” o “del cielo” o “divino”. Claro que a veces el texto puede sonar griego, pero esa helenización de la cultura y de la lengua guaraní encuentra respaldo en un autor esencial como Narciso R. Colmán, autor de la magnífica cosmogonía ficcional Ñande Ypy Kuera (1922) que retoma, literariamente, aspectos esenciales del guaraní antiguo.
En mi interpretación del Ayvu, que subyace a esta traducción, la cosmogonía guaraní se aproxima de la idea de una idea de process philosophy como la que plantea Alfred N. Whitehead. Es decir, la creación del mundo y de los dioses es concomitante, el primer dios se despliega de las tinieblas, pero las tinieblas son su propio cuerpo: no hay separación; es decir, la separación del dios y de la materia originaria es la creación (o la concreción, diría Whitehead). El verbo que traduce “desplegarse” y “abrirse” es el mismo, la raíz –ra que surge en jera, que todavía se utiliza en guaraní para decir yvoty ojera, “la flor se abre”. Es evidente que la imagen vegetal, de la semilla desplegándose y de la flor abriéndose es constitutiva de ese verbo, así que se trata también de una cosmogonía vegetal que encantaría a los Emmanuelle Coccia contemporáneos.
Sin embargo, traducir un pensamiento de la concrescencia Whiteheadiana reflejada en los textos Mbyá, nos obliga a plegar y desplegar la sintaxis castellana. Además, el trabajo con el ritmo nos obliga a guaranizar el castellano.
La última estrofa es la más difícil de traducirse. Ahí se habla de la idea del ñemokandiré, que los Jesuitas y Cadogan tradujeron como “resurrección”. La raíz de esa palabra es kã [tupi: kangue], hueso, y la palabra tiene que ver con el ritual —común a muchos pueblos amerindios— de limpiar y mantener frescos los huesos de los muertos para que puedan renacer las personas. Literalmente, es un “frescor de huesos”, pero la palabra se asocia con las ideas del tiempo antiguo (ára yma, o sea, “el invierno”) y el tiempo nuevo (ára pyau, o sea, “la primavera”). Como suele suceder en muchas religiones antiguas, la vida humana (y toda forma de vida) no esta aislada de los ciclos climáticos de la naturaleza. Por eso, los cambios climáticos de la naturaleza provocados por el hombre-karai (o el Antropoceno) es una herejía.
Por esa misma razón, la lectura de los cantos Mbyá-Guaraní puede servir de plegaria contra el Antropoceno.
Poema
Cómo vivía el colibrí-maino
Iba el Ancestro Ñande Ru
desplegándose en su cuerpo
de antiguas tinieblas –
Planta de pie empíreo –
el banquito-apyka redondo –
en medio a la antigua tiniebla
abriéndose –
Reflejo de saber empíreo –
oído de oír empíreo –
la vara-yvyra’i en la mano empírea –
a Ñamandu se abre –
En la frente tierna
las flores del jeguaka –
ojos de rocío –
Por entre el jeguaka-empíreo en flor
el pájaro antiguo Maino-colibri
anda volando –
Mientras el de Ñande Ru ancestro
su cuerpo-empíreo alzaba abriéndose –
andaba por vientos antiguos –
antes de concebir su lecho terreno –
antes del empíreo en pira
en el origen estaban juntos –
el colibrí-Maino era quien abría la boca –
a Ñamandu, con la celeste hierba-ka’a –
era el colibrí-Maino –
Ñande Ru Ñamandu ancestro –
antes de abrirse en su empíreo futuro –
no veía su propia tiniebla –
aunque el Sol-Kuaray no existiera –
reflejaba desde adentro de su ser
el saber empíreo
de solearse desde adentro –
Ñamandu Ru Ete ancestro
andaba por vientos antiguos –
en donde la lechuza-Urukure’a
reposa creando tinieblas –
uno oye el hoyo de tinieblas –
Ñamandu Ru Ete ancestro
antes de abrirse en su empíreo futuro
antes de abrirse la Tierra ancestral –
andaba por vientos antiguos –
El viento antiguo en que vivió Ñande Ru –
ya se vuelve a alcanzar
siempre que llega el tiempo antiguo
siempre llega frescor de huesos del tiempo antiguo –
Si el tiempo antiguo alguna vez termina –
en la floración del lapacho-tajy –
los vientos serán de nuevos tiempos –
hay nuevos vientos, de nuevo tiempo en flor –
tiempo en flor, frescor de huesos-ñemokandire –
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(poema en su idioma original, Mbyá-Guaraní)
Maino i reko ypykue
1
Ñande Ru Papa Tenonde
gueterã ombojera
pytũ ymágui
2
Yvára pypyte,
Apyka apu’a i
pytũ yma mbytére
oguerojera
3
Yvára jechaka mba’ekuaa
yvára rendupa
yvára popyte, yvyra’i
yvara popyte rakã poty,
oguerojera Ñamanduĩ
pytũ yma mbytére
4
Yvara apyre katu
jeguaka poty
ychapy recha
yvara jeguaka poty mbytérupi
guyra yma, Maino’i
oveve oikóvy
5
Ñande Ru tenondegua
Oyvára rete oguerojera i javé oikóvy,
yvytu yma Ire oiko oikóvy
oyvy ruparã i oikuaa’eỹ mboyve ojeupe
oyvarã, oyvarã
oiko ypy i va’ekue
oikuaa’eỹmboyve i ojeupe
Maino i ombojejuruei;
Ñamanduĩ yvarakaa
Mano i.
6
Ñande Ru Ñamandu tenondeguá
oyvara oguerojera’eỹ mboyve i
pytũ A’e ndoechái:
kuaray oiko’eỹramo jepe,
opy’a jechakáre A’e oiko oikóvy;
oyvárapy mba’ekuaápy
oñembokuaray i oiny.
7
Ñamandu Ru Ete tenondegua
Yvytu yma ire oiko oikovy;
opytu’ui oiny ápy
Uruke’a i omopytũ i oiny
omoñendúma pytũ rupa
8
Ñamandu Ru Ete tenondegua
oyvarã oguerojera’eỹ mboyve i;
Yvy Tenonde oguerojera’eỹ mboyve i:
yvytu yma ire A’e oiko oikóvy;
Ñande Ru oiko i ágüe yvytu yma,
ojeupity jevýma
ára yma ojeupity ñavõ
ára yma ñemokandire ojeupity ñavõ
Ára yma opa ramove
tajy potýpy,
yvytu ova ára pyaúpy
oikóma yvytu pyau, ára pyau
ára pyau ñemokandire
*(Brasil). Escritor, traductor y profesor de Teoría literaria en la Universidad Federal Fluminense (Brasil). Fue investigador visitante en las universidades de Münster (Alemania), Lyon2 (Francia), Buffalo/SUNY y Yale (EE.UU.). En la actualidad, se dedica a la investigación sobre lenguas y culturas indígenas tupí-guaraní del Cono Sur; en particular, de los Mbyá e Kaiowá, así como a la escritura de una novela sobre la frontera Brasil-Paraguay. Publicó el libro de cuentos O traço do calígrafo y la traducción anotada de la Poesía Completa de Emily Dickinson al portugués. Publicará en breve una nueva traducción de Partido das coisas, de Francis Ponge y un libro de ensayos A imagem sob a imagem.