Por Marcelo Montenegro*
Traducciones por Agustín Arosteguy,
Juan Quintero Herrera y Mijail Lamas
Curador de la muestra Fabrício Marques
Crédito de la foto el autor ©Renato Parada
Todos los pequeños lazos.
13 poemas de Marcelo Montenegro
Tres pensamientos
1.
PIENSO en aquella única gota
helada de la ducha caliente.
En las ilíadas clandestinas
que la fiebre recorre
hasta convertirse en sudor. Pienso en las muecas
que los músicos hacen
cuando están haciendo un solo.
En mi padre diciéndome
que todo esto aquí era selva.
Pienso en la imagen exacta
de una aurora indecisa.
Pienso en las cuñas de cartón
para los pianos cojos.
2.
PIENSO en alguien, que en la mañana
del día de su muerte, desiste
de usar la camisa que más le gusta,
prefiriendo guardarla para una fiesta
que tendrá la noche siguiente.
3.
PIENSO en ti, por ejemplo,
dejando el control
remoto y diciendo —
de la forma más linda
del mundo — que adoras
cuando consigues agarrar
una película desde el comienzo.
Spoiler
Recuerdo que tú me contaste
una historia increíble.
Aunque no recuerdo la historia,
soy capaz de deletrear,
inclusive, la brisa que,
por un microsegundo,
infló la cortina de la sala.
(Un pedacito de una tarde
entre los trillones de tardes
que existieron en aquella tarde.)
Recuerdo las pausas,
la música de tus brazos,
el cabello sacado del rostro
en el momento exacto.
(Un bombón de ternura
con licor de naufragio.)
Buqué de presagios
De todo, tal vez, permanezca
lo que significa. Lo que
no interesa. De todo,
quién sabe, quede aquello
que pasa. Un geranio
de aflicción. Un gusto
de obturación en la boca.
Tú de cabello mojado
saliendo del baño.
Una broma. Un proverbio.
Un buqué de presagios.
Sonidos de gotas en la canilla de la pileta.
Bagatelas líricas
en la vieja caja de zapatos.
De todo, tal vez, resten
borrachas anotaciones
en la servilleta.
Y aquella música linda
que nunca toca en la radio.
Matiné
A veces salgo del cine
Y me pongo a caminar
Cartografías personas
Apenas mirar
Tener la leve impresión
De que la ciudad está embarazada
De otro lugar
Yo solía subrayar mis libros
Un miedo condenado de nunca más encontrarme
con aquella frase. Después llegué a pensar que
los subrayados direccionaban mucho las relecturas.
Y los reemplacé por microdobladitas en las
páginas. (Cocteau; “¡Una única frase, y el
poema todo es llevado a los cielos!”.) Pero si
este método tiene la probable ventaja de
atenuar la arbitrariedad y la fealdad de los subrayados,
algunas veces, no obstante, al releer estas
páginas, no encontraba el motivo de ellas
haber sido condecoradas con la dobladita,
o pensaba más de un motivo para ello.
Cosas de loco con las cuales, bien o mal,
“abastecemos nuestra obsesión” (Philip Roth).
Pienso que incluso la literatura se alimenta de ese
miedo. (Waly Salomão: “Escribir es vengarse
de la pérdida”.) Al final, ¿de dónde vienen los versos
si no de los subrayados y dobladitas que aplicamos
en la existencia, momentos que robamos del mundo,
instantes que nuestras soledades reclutan para
(W.B. Yeats) la “inmunda chatarrería del corazón”?
Exile on main street
El balde azul claro. El viejo patio.
El cabezal sucio de la memoria.
Una película que se deletrea, el garrote, desde el fin.
Fuerte apache. Voltaren. La lisura del servicio.
Querer ser moderno, cariño, da en eso.
Poemas sobrios, beiges, concisos.
Y evitar en el poema palabras como: Baratija.
220 voltios. Rick Wakeman es el Olavo Bilac del rock.
Ni toda pata de palo tiene su día de crack.
Estelionato. Western Spaghetti. Berrinche de niño.
Encanto incierto de forastero, baby.
Que el caché cubra la fianza.
Escuela de cuchillos
“Es sin embargo una ausencia
lo que ese hombre carga.”
Sanatorios
de ternura. Colores
que se endurecen
en el pincel.
La dentellada
que faltaba
en la certeza.
Las sublimes
distracciones
de lo esencial.
Breve
Recuerdo una crónica
en la que le preguntaban a Mario Quintana
si quería que lo llevaran
Él dijo no, gracias
Estoy yendo para otro lado
Fuerte apache
Noel Rosa decía que era universal sin salir de
su cuarto. Elvis Costello dijo que el rock ´n´ roll
no morirá porque siempre va a haber un muchacho
encerrado en su cuarto haciendo algo que nadie
nunca vio. Laura Riding, por su parte, hablaba
de la pretensión de “escribir sobre un asunto/
que tocase todos los asuntos/ Con la presión
compacta del cuarto/ Llenando el mundo entre mis
codos”. Ya François Truffaut se consideraba
perteneciente a una familia de cineastas que
practicaba una especie de “cine de cuartito
del fondo, que rechaza la vida como ella es” —
como “en los juegos de la infancia, cuando
rehacíamos el mundo con nuestros juguetes”.
Como escribió Ferreira Gullar en el ‘Poema sujo’,
¿“qué me enseñaban esas clases de soledad”?
Dicho sea de paso, es Pascal quien avisa: todos los males
derivan del hecho de que no somos capaces
de permanecer tranquilos en nuestros cuartos.
Lo que sigue es un silencio
habitado por la tentativa
de cazar una brecha que sea
entre el matorral
que se convirtió el terreno
donde antes había
el pasto recortado
de esta simplicidad
Restos de estudio
Cada cigarrillo fumado en la madrugada fría de la estación
de una ciudadcita absurda cualquiera
durante la parada del ómnibus.
Cuántas imágenes podridas
En la garganta seca de las descripciones,
canciones que no llegaron a tiempo.
Cuántos dientes pintados de negro
en los retratos serios de los libros de historia,
tanto amor que se convirtió en desespero.
Cada silencio perdido en el grito,
tantos pedazos de vidrio encima de los muros,
como si yo mismo los hubiera escrito.
Cuántos versos creados a bordo y no anotados,
tanto rencor palpitando
en la mudez de piñas no redactadas,
tanto casete y las carcajadas
de todos los locos
desempolvando lo sublime del mundo.
Cuántas gillettes escupidas de un pulso,
tanto cuaderno nuevo comenzado,
cuántas hablas robadas de amigos,
tantos pantanos no deletreados.
Cuánta inocencia recogida en balcones de abismos
que llevo conmigo
como un tesoro hundido.
Postal
De aquí a treinta años, digamos,
que alguien lea este poema.
Todos los pequeños lazos
que lo unen al mundo
afuera de él y de la vida de un
poeta judido entre millones
de personas lugares motivos no estarán
más aquí para socorrerlo.
De aquí a treinta años la cosa
será solamente la cosa.
Una cápsula amputada del tiempo,
un pedazo arrancado del amor.
Making of
Acabar con toda gentileza
Y concluir mi propia temporada de caza
Parar de arriesgarme
Abandonar a mi naturaleza
Estrangular esa ternura descarada
Sabotear la causa
Mutilar la fiesta
Desistir de lo que pienso
Psicografiar mi risa
Sancionar mi egoísmo
Panfletear este silencio
Cultivar una plantación de murciélagos
Y en mi alfabeto chalado de miedos
Apagar de una vez por todas
Todos los aposentos de la delicadeza
Estuprar esa levedad
Destituirme de esta maldita manía
De siempre olvidar
Una luz encendida
——————————
Notas a los poemas
Exile on main street
Título de un disco de los Rolling Stones
Escola das facas
Título y comillas de João Cabral de Melo Neto
Forte apache
La frase de Elvis Costello también suele ser atribuida a Frank Zappa
Traducciones
Agustín Arosteguy (Yo solía subrayar mis libros, Fuerte apache y Restos de estudio); Juan Quintero Herrera (Tres pensatos); el resto de los poemas por Agustín Arosteguy y Mijail Lamas
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(poemas em su idioma original, portugués)
Todos os pequenos laços.
13 poemas do Marcelo Montenegro
Três pensatos
1.
PENSO naquela única gota
gelada do chuveiro quente.
Nas ilíadas clandestinas
que a febre percorre
até virar suor. Penso nas caretas
que os músicos fazem
quando estão solando.
No meu pai me dizendo
que tudo isso aqui era mato.
Penso na imagem exata
de uma aurora indecisa.
Penso em calços de papelão
para pianos mancos.
2.
PENSO em alguém que, na manhã
do dia de sua morte, desiste
de usar a camisa que mais gosta,
preferindo guardá-la para uma festa
que terá na noite seguinte.
3.
PENSO em você, por exemplo,
largando o controle
remoto e dizendo —
do jeito mais lindo
do mundo — que adora
quando consegue pegar
um filme do começo.
Spoiler
Lembro que você me contou
uma história incrível.
Embora não lembre a história,
sou capaz de soletrar,
inclusive, a brisa que,
por um microssegundo,
inflou a cortina da sala.
(Um pedacinho de uma tarde
dentre as trilhões de tardes
que existiram naquela tarde.)
Lembro as pausas,
a música dos seus braços,
o cabelo tirado do rosto
no momento exato.
(Um bombom de ternura
com licor de naufrágio.)
Buquê de presságios
De tudo, talvez, permaneça
o que significa. O que
não interessa. De tudo,
quem sabe, fique aquilo
que passa. Um gerânio
de aflição. Um gosto
de obturação na boca.
Você de cabelo molhado
saindo do banho.
Uma piada. Um provérbio.
Um buquê de presságios.
Sons de gotas na torneira da pia.
Tranqueiras líricas
na velha caixa de sapato.
De tudo, talvez, restem
bêbadas anotações
no guardanapo.
E aquela música linda
que nunca toca no rádio.
Matinê
Às vezes saio do cinema
E me ponho a andar
Cartografias pessoas
Apenas olhar
Ter a leve impressão
De que a cidade está grávida
De um outro lugar
Eu costumava grifar meus livros
Um medo danado de nunca mais me deparar
com aquela frase. Depois passei a achar que
os grifos direcionavam muito as releituras.
E os substituí por microdobradinhas nas
páginas. (Cocteau: “Uma única frase, e o
poema todo é levado aos céus!”.) Mas se
este método tem a provável vantagem de
atenuar a arbitrariedade e a feiura dos grifos,
algumas vezes, no entanto, ao reler estas
páginas, não encontrava o motivo delas
terem sido condecoradas com a dobradinha,
ou achava mais de um motivo para tanto.
Coisas de louco com as quais, bem ou mal,
“abastecemos nossa obsessão” (Philip Roth).
Penso até que a literatura se alimenta desse
medo. (Waly Salomão: “Escrever é se vingar
da perda”.) Afinal, de onde vêm os versos
senão dos grifos e dobradinhas que aplicamos
na existência, momentos que roubamos do mundo,
instantes que nossas solidões recrutam para
(W.B. Yeats) o “imundo ferro-velho do coração”?
Exile on main street
O balde azul claro. O velho quintal.
O cabeçote sujo da memória.
Um filme que se soletra, a tacape, desde o fim.
Forte apache. Benflogin. A lisura do serviço.
Quer ser moderno, meu bem, dá nisso.
Poemas sóbrios, beges, concisos.
E evitar no poema palavras como: Bugiganga.
220 volts. Rick Wakeman é o Olavo Bilac do rock.
Nem todo perna-de-pau tem seu dia de craque.
Estelionato. Western Spagueti. Birra de criança.
Charme incerto de forasteiro, baby.
Que o cachê cobre a fiança.
Escola das facas
“É contudo uma ausência
o que esse homem leva.”
Sanatórios
de ternura. Cores
que endurecem
no pincel.
A dentada
que faltava
na certeza.
As sublimes
distrações
do essencial.
Breve
Lembro uma crônica
em que perguntavam ao Mario Quintana
se ele queria uma carona
Ele disse não, obrigado
Estou indo para outro lado
Forte apache
Noel Rosa dizia que era universal sem sair de
seu quarto. Elvis Costello disse que o rock ‘n’ roll
não morrerá porque sempre vai ter um garoto
trancado em seu quarto fazendo algo que ninguém
nunca viu. Laura Riding, por seu turno, falava
da pretensão de “escrever sobre um assunto/
que tocasse todos os assuntos/ Com a pressão
compacta do quarto/ Lotando o mundo entre meus
cotovelos”. Já François Truffaut considerava-se
pertencente a uma família de cineastas que
praticava uma espécie de “cinema do quartinho
dos fundos, que recusa a vida como ela é” —
como “nas brincadeiras de crianças, quando
refazíamos o mundo com nossos brinquedos”.
Como escreveu Ferreira Gullar no Poema sujo,
“que me ensinavam essas aulas de solidão”?
Aliás, é Pascal quem avisa: todos os males
derivam do fato de que não somos capazes
de permanecer tranquilos em nossos quartos.
O QUE SEGUE é um silêncio
habitado pela tentativa
de caçar uma brecha que seja
entre o matagal
que virou o terreno
onde antes havia
a grama aparada
desta simplicidade
Restos de estúdio
Cada cigarro fumado na madrugada fria do posto
de uma cidadezinha absurda qualquer
durante a parada do ônibus.
Quantas imagens apodrecidas
na garganta seca das descrições,
canções que não chegaram a tempo.
Quantos dentes pintados de preto
nos retratos sérios dos livros de história,
tanto amor que virou desespero.
Cada silêncio perdido no grito,
tantos cacos de vidro em cima dos muros,
como se eu mesmo os tivesse escrito.
Quantos versos criados a bordo e não anotados,
tanto rancor latejando
na mudez de socos não redigidos,
tanta fita cassete e as gargalhadas
de todos os loucos
espanando o sublime do mundo.
Quantas giletes cuspidas de um pulso,
tanto caderno novo começado,
quantas falas roubadas de amigos,
tantos pântanos não soletrados.
Quanta inocência colhida em varandas de abismos
que eu carrego comigo
como um tesouro afundado.
Postal
Daqui a trinta anos, digamos,
que alguém leia este poema.
Todos os pequenos laços
que o ligam ao mundo
fora dele e à vida de um
poeta fudido entre milhões
de pessoas lugares motivos não estarão
mais aqui para socorrê-lo.
Daqui a trinta anos a coisa
será somente a coisa mesmo.
Uma cápsula amputada do tempo,
um bife arrancado do amor.
Making of
Acabar com toda gentileza
E concluir minha própria temporada de caça
Parar de me arriscar
Dar o fora da minha natureza
Esganar essa ternura metida a besta
Sabotar a causa
Mutilar a festa
Desistir do que penso
Psicografar meu riso
Sancionar meu egoísmo
Panfletar este silêncio
Cultivar uma plantação de morcegos
E no meu alfabeto maluco de medos
Apagar de uma vez por todas
Todos os aposentos da delicadeza
Estuprar essa leveza
Destituir-me desta maldita mania
De sempre esquecer
Uma luz acesa
——————————
Notas aos poemas
Exile on main street
Título de um disco dos Rolling Stones
Escola das facas
Título e aspas de João Cabral de Melo Neto
Forte apache
A frase de Elvis Costello também costuma ser atribuída a Frank Zappa
Traduções
Agustín Arrosteguy (Yo solía subrayar mis libros, Fuerte apache e Restos de estudio); Juan Quintero Herrera (Tres pensatos); demais poemas por Agustín Arrosteguy e Mijail Lamas.
*(Sao Paulo-Brasil, 1971). Poeta. Ha publicado en poesía Orfanato Portátil (2003), Garagem Lírica (2012) y Forte Apache (2018) – uno de los ganadores del Premio Alphonsus de Guimaraens de la Biblioteca Nacional; publicó el CD Tranqueiras Líricas (2017), en el que recita sus poemas acompañado por el guitarrista Fabio Brum.
*(Sao Paulo-Brasil, 1971). Poeta. Ha publicado en poesia Orfanato Portátil (2003), Garagem Lírica (2012) y Forte Apache (2018) – um dos vencedores do Prêmio Alphonsus de Guimaraens da Biblioteca Nacional; lançou o disco Tranqueiras Líricas (2017), em que diz seus poemas acompanhado pelo guitarrista Fabio Brum.