Vallejo & Co. presenta una estupenda entrevista de Diego Bardález al narrador Augusto Higa Oshiro, quien falleció este año. Un fragmento de la misma fue publicado el domingo 28 de mayo en el suplemento “Domingo” del diario La República. Aquí la reproducimos en su totalidad.
Por Diego Bardález
Crédito de la foto ©Alisson Chinchon
«Todo confluye en la literatura».
Entrevista a Augusto Higa Oshiro
Augusto Higa Oshiro*, escritor peruano singular, descendiente de japoneses, falleció la madrugada del viernes 28 de abril de 2023 a los 76 años, aquejado por un intempestivo cáncer. Tuve la oportunidad de ser su amigo en los últimos años de su vida y visitarlo también en el hospital Rebagliati de Lima, un par de semanas antes de su deceso. En noviembre de 2021 le realicé esta entrevista, que es la última que concedió. La publico como registro de mi admiración y para difusión de la obra de un autor irrepetible.
Entrevista
Diego Bardález [DB]: Hola, Augusto, quería empezar esta entrevista hablando de algo que es muy importante para el proceso creativo, muchos autores dicen que la infancia es donde se aprenden las experiencias más importantes de la vida y que definen a una persona. ¿Qué es lo que más recuerdas de tu infancia?
Augusto Higa Oshiro [AHO]: El barrio. El barrio porque yo vivía en la calle Huancavelica, detrás de la iglesia de Las Nazarenas. Más o menos por donde está el mercado La Aurora. Ese es un barrio popular, lleno de callejones y sobre todo de cultura criolla, y eso es lo que más ha influenciado en mí; o sea, la cultura criolla. El acervo cultural criollo. Yo soy un descendiente de japoneses con marcadas huellas de criollismo.
[DB]: ¿Había muchos nikkei en ese barrio?
[AHO]: Sí, cada uno tenía un restaurante, panadería, hojalatería y vivían de esto.
[DB]: Casi siempre se han dedicado al negocio.
[AHO]: Al negocio, sí.
[DB]: ¿Y tus padres a qué se dedicaban?
[AHO]: Tenían una cafetería, vendían desayunos.
[DB]: ¿Y tú dónde estudiaste? ¿En qué colegio?
[AHO]: En el colegio Malambito, que queda al frente de la Villareal.
[DB]: ¿Allí primaria y secundaria?
[AHO]: No, allí solamente hay primaria.
[DB]: ¿Y la secundaria?
[AHO]: La secundaria la hice en el colegio Melitón Carvajal.
[DB]: Que es gran unidad ahora.
[AHO]: Gran unidad, sí.
[DB]: Un colegio emblemático.
[AHO]: Emblemático. Y ya vivía en El Porvenir.
[DB]: No sé si en esa época había la costumbre de hacer estos mundialitos, los partidos, estos campeonatos.
[AHO]: Sí, sí.
[DB]: ¿Quiénes participaban por lo general?
[AHO]: Los del barrio y venían gente de afuera, de otros distritos.
[DB]: ¿Tú eras futbolero?
[AHO]: Sí, pero nunca llegué a jugar.
[DB]: Eras entusiasta, pero no destacabas, digamos.
[AHO]: No destacaba pues, no destacaba.
[DB]: Hace algunos años en una entrevista mencionaste una frase muy interesante. Dijiste que “la belleza existe a pesar de lo grotesco”. Te referías, entiendo, a La iluminación de Katzuo Nakamatsu, y también a que el hombre podía encontrar una suerte de epifanía en medio del caos. Ahora, con la pandemia, ¿todavía sigues creyendo en eso? ¿Tienes esa consigna?
[AHO]: Claro, o sea la belleza, el bien, los valores, la cultura. A pesar de las adversidades y de la pandemia siempre va a existir, en cuotas mínimas o grandes, pero siempre existe.
[DB]: ¿Tu vida ha sido una búsqueda, crees, de lo que podríamos llamar “lo bello”?
[AHO]: La literatura, como una búsqueda de la literatura.
[DB]: Siempre has tratado de ser, estéticamente, lo más perfeccionista posible.
[AHO]: Lo más perfeccionista posible. Es una búsqueda intensa por muchos caminos, no solamente a partir de la literatura si no, el cine, la historia, la sociología. Pero todo confluye en la literatura.
[DB]: ¿Y la religión también, Augusto?
[AHO]: Claro, la religión. Incluyendo la religión.
[DB]: Eres una persona religiosa. Incluso una vez creo que nos encontramos en el bus rumbo a la procesión del Señor de los Milagros. Tú regresabas, una cosa así.
[AHO]: Sí, sí, sí.
[DB]: ¿La religión influye hasta ahora en tu vida? ¿Te ha marcado?
[AHO]: Ha marcado, pero ahora menos, de todas maneras soy creyente, soy cristiano, católico. Creo en Dios, pero no voy a la Iglesia, ni nada de esas cosas. Más bien leo cada cierto tiempo la Biblia.
[DB]: ¿Cuál es tu libro favorito de la Biblia?
[AHO]: Job.
[DB]: ¿Por qué Job?
[AHO]: No sé.
[DB]: Quizá por los desafíos que le plantea Dios a Job.
[AHO]: Quizá por eso, no sé. Es el creyente fervoroso por encima de las dificultades.
[DB]: Un poco en sintonía con tu cuento, justo el que se ha traducido recientemente Corazón sencillo de este trabajador estatal, de un puesto, digamos, subalterno. Parece que aceptara los designios de la vida con estoicismo, sin perderse.
[AHO]: Claro, su vida es sufrir. Él es el último de los conserjes del Ministerio de Educación, hace el trabajo de medio mundo, incluso en el callejón donde vive se dedica a barrer, a limpiar, etc. Siempre es un tipo sufrido. ¿Y esto por qué? Porque yo pensaba que al final él tenía que volar y solamente a partir del sufrimiento él puede volar. Pero él vuela a partir de la visión de los niños que lo están viendo, y ven a un hombre que está volando.
[DB]: Es una manera de reivindicarlo, también.
[AHO]: De reivindicarlo.
[DB]: ¿Tú has sufrido mucho en tu vida? ¿Te consideras una persona sufriente?
[AHO]: No, no. Eso como todos, pero también he tenido alegrías y cosas por el estilo.
[DB]: ¿Cuál ha sido tu mayor alegría personal o literaria si quieres?
[AHO]: No, personal digamos que es tener un hogar, dos hijos, hijos profesionales. Esa es la gran satisfacción de mi vida. Digamos, la gran satisfacción literaria es haber escrito, por lo menos, un par de cuentos buenos y…
[DB]: Y novelas además…
[AHO]: Novelas, además. La iluminación…
[DB]: La iluminación de Katzuo Nakamatsu es tu novela más celebrada.
[AHO]: Más celebrada.
[DB]: Luego de ello, que creo se publicó en el 2008. ¿Se te hizo más complicado escribir tras el elogio, tras el éxito de la crítica?
[AHO]: No, seguí publicando.
[DB]: Sin distraerte en esas cosas.
[AHO]: Sin distraerme.
[DB]: Y bueno, volviendo un poquito a la configuración de tu persona. Yo recuerdo que en tu libro Japón no da dos oportunidades, hay una definición de lo nikkei que lo da uno de los personajes, no recuerdo el nombre. Él dice que ser un nikkei no es ser ni japonés, ni peruano; él lo define como ser un “fronterizo”, una persona que se encuentra en el limbo. ¿Tu suscribirías esas palabras?
[AHO]: No.
[DB]: ¿Cómo sientes tú lo nikkei?
[AHO]: Que es una manera de ser peruano, respetando tu tradición japonesa si es que la tienes porque ya estamos en una cuarta o quinta generación. Y digamos que esas personas no han tenido formación japonesa.
[DB]: ¿Tus padres eran ambos japoneses?
[AHO]: Sí, mis padres eran japoneses. En mi casa se hablaba en japonés, conozco algo.
[DB]: ¿Y la relación con los otros nikkei que te encontraste en Japón?
[AHO]: No, no, era variada.
[DB]: ¿Y ellos también se entendían casi como el personaje del libro?
[AHO]: No, más bien ellos eran peruanos y se definen como peruanos. Esto de fronterizo es, digamos, una generación antes, en donde su nacionalidad estaba en discusión. Eran mitad peruanos y mitad japoneses, o sea, fronterizos. No se sabía qué cosa eran, pero los actuales ya no tienen influencia japonesa y, por lo tanto, son netamente peruanos. Lo veo en las noches en La banda del Chino, a Aldo Miyashiro y me pregunto: ¿y este muchacho qué tendrá de japonés? No tiene nada.
[DB]: ¿Cómo afectó la presencia pública de los nikkei en los 90 dentro de la comunidad? Especialmente ustedes que tenían una reputación de personas trabajadoras, laboriosas. Pero la presencia de una persona como Alberto Fujimori en el Gobierno, ¿qué cambió, si es que cambió algo, dentro de la comunidad?
[AHO]: Bueno, universalizó a los nikkei. En la época de Fujimori muchos descendientes de japoneses llegan a los principales cargos del país. Universaliza algo que ya estaba.
[DB]: ¿Y en cuanto al estropicio que hizo luego? ¿No les dejó una huella un tanto oscura?
[AHO]: Claro. Fujimori ha terminado mal, en la cárcel, se escapó del país, renunció por fax.
[DB]: ¿Tú crees que dentro de la comunidad hay alguien que todavía abrace lo que representó ese presidente?
[AHO]: ¿De Fujimori? Naturalmente que sí. Hay muchos que lo apoyan, pero también hay los que son antifujimoristas.
[DB]: ¿Creen que les ha hecho mella a la imagen de la comunidad?
[AHO]: No, porque políticamente terminó mal, al margen de lo racial. Políticamente fue un gobierno que no hizo bien las cosas, en fin, hubo un Vladimiro Montesinos, un corrupto.
[DB]: ¿Estás cerca de lo político? ¿Miras con interés las noticias de la coyuntura?
[AHO]: Sí, miro con interés, pero no milito en ningún partido, no voy a ningún mitin ni nada por el estilo, pero sí simpatizo con ciertos personajes políticos.
[DB]: ¿Cómo te definirías políticamente? ¿Izquierda, derecha, liberal, progresista…?
[AHO]: No, al igual que la mayoría de los ciudadanos del país, simpatizamos y nos alineamos con algún candidato, pero dependiendo de las circunstancias. Lamentablemente, votando en muchos casos por el mal menor.
[DB]: Te lo preguntaba, también, por tu relación estrecha con el Grupo Narración.
[AHO]: Pero eso fue, digamos, en una etapa muy anterior, una etapa juvenil de los años 70.
[DB]: Dentro del mismo grupo había posturas, había quien estaba más radicalizado que otro, etc. Pero tu acercamiento a ese grupo fue netamente literario.
[AHO]: Sí, netamente literario para discutir y hablar de literatura, pero digamos era un grupo muy politizado.
[DB]: ¿Los recuerdas? Bueno, la mayoría ha muerto.
[AHO]: Sí, son amigos. De Gregorio Martínez.
[DB]: ¿De quién te considerabas más cercano?
[AHO]: Admiro la obra de Gutierrez. La violencia del tiempo. En fin, Un mundo sin Xóchitl.
Admiro mucho la obra entera de Gutiérrez, pero como amistad estaba más cerca de Gregorio Martínez, éramos más amigos.
[DB]: ¿Ahora guardas amistad con un colega escritor?
[AHO]: Antes de la pandemia solíamos vernos con Óscar Colchado.
[DB]: Más o menos son de la misma edad.
[AHO]: Somos de la misma edad.
[DB]: ¿Eres mucho de leer a los autores que tienes cerca o prefieres leer cosas más universales?
[AHO]: No, leo de todo.
[DB]: Muy variado, literatura y otras cosas.
[AHO]: Sí, por ejemplo, ahora estoy leyendo una biografía de Mercedes Cabello de Carbonera de Ismael Pinto. Un libro de unas 800 páginas.
[DB]: Vaya lectura…, pero la persona de Mercedes Cabello y las reivindicaciones feministas actuales que le deben mucho, ¿te sientes cercano a ellas?
[AHO]: Más que eso, estoy leyendo el libro por curiosidad. Lo que me interesó, es un dato que encontré en el artículo que le dedica Luis Alberto Sánchez en su Literatura Peruana, ahí dice que murió en el hospital de insanos, murió loca. Eso me conmovió y como tenía la biografía de Ismael Pinto empecé a leerla para averiguar por qué murió loca.
[DB]: Es uno de tus temas recurrentes, la locura.
[AHO]: La locura es un tema recurrente.
[DB]: La iluminación…
[AHO]: Claro, también.
[DB]: ¿Cómo se te ocurrió imprimirle al personaje esta característica? ¿Siempre lo pensaste o fue algo que se fue dando? A la locura, me refiero.
[AHO]: Es uno de los miedos, una de las obsesiones que seguramente tengo. La locura, siempre aparece se quiera o no.
[DB]: ¿Qué otra obsesión literaria tienes?
[AHO]: A parte de esa ninguna otra más.
[DB]: ¿La muerte?
[AHO]: No, la muerte no. No tanto, aunque aparezca en algunos cuentos.
[DB]: ¿Le temes a la muerte?
[AHO]: No, nada.
[DB]: Haciendo referencia a otra declaración que diste, recuerdo que mencionabas que había tres creaciones tuyas que te identificaban. Con eso te dabas por satisfecho, no sé si todavía lo piensas así. Dijiste La iluminación de Katzuo Nakamatsu, Gaijin y, finalmente, Corazón sencillo.
[AHO]: Sí, sí. Suscribo eso.
[DB]: Suscribes… Corazón sencillo por un lado tiene un matiz diferente, pertenece a otro momento de tu vida creativa.
[AHO]: Claro.
[DB]: Es más criollo, tu época más de cuentista, de narrador criollo.
[AHO]: Es un provinciano marginal.
[DB]: Cuando escribes un libro, un cuento o una narración, ¿siempre estás pensando?, ¿Qué características tienes que imprimir en relación…?
[AHO]: No, lo que estoy pensando siempre es la coherencia del cuento, o sea lo que trato de hacer es un cuento o una pequeña novelita, pero que tenga sus valores intrínsecos. Que no dependa de mí, que no dependa de lo que se denuncia en el texto, que tenga valores literarios.
[DB]: Lo estético siempre por encima de las consignas.
[AHO]: A pesar del tiempo, Madame Bovary se sigue leyendo, Dostoyevski se sigue leyendo por sus valores literarios.
[DB]: ¿A qué escritores admiras? Vivos o muertos. ¿Qué autores son los que te han subyugado?
[AHO]: Muchísimos. Ricardo Palma, Vargas Llosa, Gutiérrez.
[DB]: ¿Y qué autor crees que está cerca de tu escritura? ¿De quién has tomado algo?
[AHO]: De muchos escritores, Ribeyro, por ejemplo. Admiro mucho a Ribeyro.
[DB]: ¿Cómo va tu tesis sobre Ribeyro?
[AHO]: La he dejado, avancé bastante, pero me quedé en el último capítulo.
[DB]: ¿Literariamente estás cocinando algo ahora?
[AHO]: No.
[DB]: Tenías unos cuentos…
[AHO]: Tenía unos cuentos por ahí para publicar, pero hay que tipear. Ahí me he quedado, después de la pandemia ojalá aparezca alguna editorial.
[DB]: El indiecito de Cotahuasi creo que estaba ahí ¿no?
[AHO]: El indiecito de Cotahuasi, sí.
[DB]: ¿Eres de escribir disciplinadamente o te viene…?
[AHO]: No, ya no. Ahora no escribo, ahora solamente leo. Me fatiga mucho escribir.
[DB]: ¿Crees que los lectores coincidirán contigo en estos tres textos mencionados La iluminación…, Gaijin y Corazón sencillo como el centro de tu obra? ¿Lo que más te identifica?
[AHO]: Puede ser, hay lectores que les gusta, por ejemplo, El equipito de Mogollón que me ha traído mucha satisfacción.
[DB]: Ese ganó un premio de cuento ¿no?
[AHO]: Sí, creo.
[DB]: Bien, Augusto. ¿Cómo te llevas con lo digital?
[AHO]: Mal, mal. Escribo a mano.
[DB]: Ahora que el mundo ha cambiado te sientes como un bicho raro.
[AHO]: Sí.
[DB]: Sobre todo con la pandemia, que nos está trasladando íntegramente a lo digital.
[AHO]: Sí, sí. No solamente raro, anticibernético.
Bien, Augusto, muchas gracias por tu tiempo.
*(Lima-Perú, 1946 – Lima-Perú, 2023). Narrador. Estudió Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Se desempeñó como docente en distintos centros de estudios superiores. Obtuvo el Premio José Watanabe Varas de la Asociación Peruano Japonesa (2012), el Premio de Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro (2014), el Premio FIL Lima en homenaje a su destacada trayectoria (2016) y fue reconocido como Personalidad Meritoria de la Cultura por el Ministerio de Cultura (Perú, 2017). Ha publicado en cuentos Que te coma el tigre (1977, 2021), La casa de Albaceleste (1987), Okinawa existe (2013); y las novelas Final de El Porvenir (1992), La iluminación de Katzuo Nakamatsu (2008, 2015), Gaijin (2014) y Saber matar, saber morir (2014); y el libro testimonial Japón no da dos oportunidades (1994, 2019).