Por Yulino Dávila*
Crédito de la foto (izq.) la autora /
(der.) El sastre de Apollinaire
Sobre Treinta y seis mujeres (2016),
de Gema Palacios
La obra de Gema Palacios** es el activo que delicadamente nos vapulea; es el sujeto que se realiza en la persona de Gema. Un acontecimiento onírico, no a la manera de los surrealistas, sino una razón onírica que se hace carne en la poeta que lo sustenta.
Ninguna crítica literaria (hasta ahora) lo dice, pero huele a hembra su mística rebelde; instinto camuflado en reflexión. La poesía de Palacios es flor-espina; un equilibrio femenino bien macerado en un lenguaje auroral. De este racimo, unas gotitas (como si de un perfume se tratase) se aprecia en esta obra. Una brújula contra el silencio. Aire amortiguado acomodándose al vacío.
Los interrogantes que el texto nos depara, son una posibilidad secreta en la entrega; retroceder para adelante, porque el amor ha rasgado a la pasión y el correlato humano (con sus aciertos y desaciertos) nos acorrala; se defiende como loba en celo y alumbra en la palabra el palco de sus convicciones. Y hay otra vida más allá de las palabras.
Intimidad y potencia hilvanan el secreto; lo hermético florece entre las contradicciones de la estridencia cotidiana. Amuebla con sonidos y movimientos la memoria detenida. Bienvenidos a la obra de Gema Palacios.
Treinta y seis mujeres: Libro dividido en 3 partes, (Palabras-palma de la mano / Labios precipicio / Ojos horizonte) donde podemos encontrar un jugoso aprendizaje de poetas que han marcado su derrotero, como la poeta rusa Marina Tsvietáieva, Alejandra Pizarnik, Luisa Castro, Julieta Valero etc.
5 +1 poemas de Treinta y seis mujeres (2016)
VI
Mil y una noches latiendo en la sombra:
que
be
ban
los cier
vos
de es
te
manantial.
XI
A Roberto Bolaño
Leer es la grieta
leer es la herida
pero fue el amor quien me hizo envejecer.
V. Y la soledad es no poder decirla
Presiento que ha de llegar el instante
en que la soledad desborde mis manos
tome asiento en mi hombro
y me invite a cruzar el puente
-ese que se cruza con los ojos cerrados-
Entonces me deslizaré hacia un lugar pequeño
lejos de las paredes que sepultan la vida
y desoiré la palabra del hombre
su voz terrible
su sexo terrible
y me haré cáscara de nuevo
Y la soledad es no poder decirla
no poder resistir dos soledades
No saldré de mí sino para estar sola
No diré nada que no me robe el aliento
Cuando llegue el instante volveré a gritar.
Canción de la mujer sin edad
A todas las mujeres que han sido silenciadas
a lo largo de la Historia.
Las mujeres de platos en los labios
cruzan la carretera por el lado de la sombra
Sus cuerpos sin fecha no atienden
a las preguntas mudas de los conductores
toman el asfalto cuando cruje el día
y retienen en sus iris las últimas luces
No esperan a nadie salvo a sí mismas
no se encogen no se acobardan
no hacen del frío su lenguaje
hace tiempo abandonaron el asombro
los aluviones de deseo la risa y la derrota
Las mujeres de platos en los labios
escarban la tierra hasta hallar sus raíces
y besarlas
contemplan la montaña
su enclave solemne
arábigo
su patria mustia de animal con grietas
No necesitan recordar las vocales de sus apellidos
porque nunca supieron de apellidos
Las mujeres de platos en los labios
retienen la silueta de sus hijas vivas
y lloran serenas con los ojos muy abiertos.
Autorretrato
Así he vivido yo
con una vaga prudencia de caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.
(Luis Rosales)
Soy mujer y habito una piel áspera
Las cosas me miran desde un lugar llamado abandono
Raspo inconmovible los espacios en blanco los signos
las interrogaciones
Yo querría atravesar el silencio con las uñas que me faltan
Es posible dejar de amar los detalles de los nombres
es absurdo dejarse amar por un resplandor de invierno
Voy a trazar un gesto cerrar las cortinas morir un poco.
Juramento
Treinta y seis mujeres salvajes
tiñen mis piernas tañen mis goznes
Yo no tengo autor.
*(Perú, 1952). Estudió Psicología Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y se inició en la poesía a finales de los años 60. Miembro histórico del Movimiento Hora Zero. Viajó a Europa en 1977. Colaboró con la Editorial Banda de Moebius durante su estancia en Madrid. Vive actualmente en Barcelona. Ejerció como lector de la Editorial Planeta y lo dejó por salud mental. Ha trabajado largo tiempo como bibliotecario del Instituto de Estudios Norteamericanos. Actualmente está abocado a tiempo completo en su labor poética y plástica, además colabora como crítico literario para diversos medios de información de España y Latinoamérica. Da clases de iniciación al arte culinario y tiene una exposición permanente en su Factoría√-1. Ha publicado en poesía El tratante (1995), Hebras de Malasaña (1998), Monasterio de palabras (2009), Fusión (2010), Tálamo y Escalpelo (2013), Sin ambages (2015), entre otros.