Por: Maurizio Medo
Poemas: Rosa Granda
Crédito de la foto: Ed. Perro de ambiente
Sobre Torschlusspanik (2016) + 3 poemas,
de Rosa Granda
Torschlusspanik (2016) de Rosa Granda aparece ante nosotros como una sucesión de espacios prosados —los mismos que, por su movimiento, podrían ser denominados como “planos”— en los cuales se urde un tejido utilizando con habilidad ciertos elementos lingüísticos propios del mundo cinematográfico con otros provenientes de la filosofía, del discurso científico y el psicoanálisis, para condensarse en un discurso que es capaz de hacernos ver lo que sucede.
En Torschlusspanik las palabras —felizmente— desobedecen los parámetros tradicionales dictados por los géneros. En ellos, lo importante es la acción de la imagen. No a través del relato en sí. Más bien maximizando las posibilidades de los fragmentos que lo componen, los cuales acontecen (pero, en este caso particular, respondiendo a un orden ya premeditado) de tal forma que parecen orquestarse entre sí. Tal como nos lo plantea Rosa Granda en Torschlusspanik, el fragmento no aparece solamente como eso que quedó —de lo que fue arrebatado por el olvido. De pronto su naturaleza se transforma y aparece también como un preanuncio de lo que irá a ocurrir.
No hablamos de una búsqueda febril por estructurar la hipotiposis. Sí de un arte de la sutileza expresiva donde las cosas ocurren, aunque, a veces, solo sepamos reconocerlo a través de sus huellas.
Torschlusspanik es un cuaderno de ensayos, permítanme llamarlo así, que orea, felizmente, nuestra escritura, despejándola de las nieblas fantasmales de la tradición, tal para situarse afuera, en nuevo ámbito.
Bonus Track: 3 poemas
Y.
Una imagen tan pequeña, despiertan ondulaciones sintónicas, una palpitación, saltos sucesivos a una realidad minúscula.
El ave, el nido, el canto del ave en la habitación, el tono azul que van tomando los objetos.
/Lo que debe permanecer velado en su mente se expone errante por los pasillos del ambiente/
Instintivamente te has acercado, plegándote y extendiéndote como un acordeón.
Reflejos (hipotéticos), sonetos académicos, finales nebulosos, en poco tiempo lo reconoces, y pues, quién iba a compadecerte.
EL MUNDO HUMANO DEL FUTURO
Estoy empezando a verlos. Piensan las mismas cosas que yo.
Sus sueños (no) están contenidos por la risa
Puedo imaginar que conspiran
¿Puedo imaginar que conspiran?
En las horas más cuerdas – 4:30 am. – la vida es enormemente extraña
De verdad tenía ganas de hablar contigo, me quedé con el zen (de mentira) y estoy bastante harta de que no existas.
PS: Mis intenciones de vivir son serias
PS 2: Dejé unas pistas para que te sea sencillo encontrarme
[“I” is typing…]3
3. El tonto del futuro
0
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Eso pensé. El punto crítico no era ni su negativa (por su pura gana de ser negativa) ni mi identidad virtual (independiente de cualquier propiedad). El punto era – pero la frase tal cual no la recuerdo – que empezábamos a reconocernos o a ser solamente algo para ellos.
No me sorprendió en absoluto su excesivo interés, las frases las construimos juntos.
[Nos levantamos
del vacío arquitectónico
también juntos]
Le pedí que se callara, “es que cuando comienzas…”
Estamos perfectamente organizados dijo.
Avanzamos unos cuantos pasos por la ruta habitual y empezó a olerme el cabello. La ciudad se levantaba a nuestros pies, era como lo había descrito.
[Vista panorámica – S1 reconoce a S2]
Supongamos que pertenecemos a otra especie. Entonces sería posible.
Sí. Es posible.