Por Patricia Crespo Alcalá*
Crédito de la foto (izq.) Ed. La tortuga búlgara /
(der.) www.latortugabulgara.com/kiril-vassilev
La poesía como resistencia a la muerte
Martin Heidegger afirmaba que “somos seres para la muerte”, la muerte es el destino que aguarda a la vida, mientras tanto, todo es una larga sucesión de instantes que nos conducen a ese fin. Procesión (Ed. La tortuga búlgara, 2024) de Kíril Vasílev**, con traducción del búlgaro de Marco Vidal González, ofrece la palabra poética para mostrar la hendidura por la que la vida refulge y huye. Una larga procesión de muertes transitan estos poemas, donde no sólo las causas como la vejez o la enfermedad, sino también los espacios que las acogen en su cotidianidad como la cárcel, un hospital o un campo de concentración dan forma a lo informe. El acontecer de la muerte es contemplado por los vivos desde el extrañamiento, desde unos rituales aprendidos y monótonos que desanudan de temor a ese umbral ignoto, así como desde la necesidad de saberse al otro lado de la orilla, en un bosque de árboles resplandecientes que nos recuerdan que aún no.
La premisa desde la que Kíril Vasílev afronta este topos literario es desde la descarnada mirada que no dulcifica ni esconde la realidad hacia la que todos caminamos, incluyendo aquella que desde la fe, desde la religión se pueda otorgar para calmar el misterio. Transforma la afirmación de Nietzsche de “Dios ha muerto” en un presente, “Dios está muerto”, nada hay más allá, no hay creencias que nos salven del abismo ante el que la muerte nos sostiene. Así pues, ese mundo religioso actúa, en la segunda parte del poemario, como un telón de fondo que no condiciona su devenir.
Esta voz poética, rotunda y cruda, aborda sin pudor y con honestidad, como el frío que cobija en la morgue un cuerpo, como la oscuridad eterna y profunda de una tumba, la epifánica mortalidad. No hay lamentos ni llantos de plañideras, no hay dolor ni tristeza, sólo turbadoras imágenes asaltándonos: “como vaho de res sacrificada/ floreciendo lento/ en el aire helado”. Un mundo en descomposición, cuya podredumbre se extiende interrogándonos, desvanece los límites de lo real para una indomable muerte.
Los versos de Procesión desvisten a la muerte de temor o dolor o destino teleológico. En todo está la muerte. Este poemario es un memento mori en el que, como en un espejo, nos reflejamos y, al tiempo, un carpe diem silencioso, la vida continúa. Sólo la poesía resiste a la muerte.
5 poemas de Procesión (2024),
de Kíril Vasílev
Sembrador
Vi estrellas sumergirse en la noche
para tirar de las manos a álamos sin brazos
Vi cómo penetrábamos con cuidado
entre las palpitantes branquias del deseo
Vi que hablábamos diferentes idiomas
pero nos acostamos en la orilla de la misma manera
No nos atrevimos a preguntar por qué estamos aquí
ni cómo seguir cuando nos fuéremos
Una mano pródiga con gesto seco arroja
simientes desconocidas en los surcos de nuestra muerte
Lluvia de verano
Oscurecimiento repentino al medio día
truenos y lluvia
efímera e impotente para humedecer la tierra
intempestivo sobresalto
y abrir de puertas en la casa enmohecida
sombras pesadas y fibrosas de la memoria
como rebanadas de pan crudo
por fin la culpa que no duele
al espacio liberado para quejarse
de lo muerto sobre lo que florecemos y maduramos
que no se alejen los sonidos sin sentido del día
abrimos los ojos como si fuéremos a ver
y comprender
sabiendo que no hay nada que entender
pero en estos instantes
los rostros iluminados de los íntegros
con labios y ojos embarrados
y gravedad sin hipocresía
están bastante cerca
y eso es suficiente
Hogareño
El día después de ver
cómo el mundo fermenta como un pan
y una mano invisible lo rompe y reparte
paseo lento por la arboleda del parque
entre pinos desvaneciéndose en lo oscuro
sé que no puedo ayudarles
sólo me detengo un instante y les asiento
todos volvemos solos a casa
para aprender a morir
Hoja del maíz
Pienso en la hoja del maíz
con su punta plegada
pienso en el instante de equilibrio
previo
pienso en la fuerza y en la gravedad
en la lenta pugna ascendente
de la vida
pienso en la tierra las raíces
en la molienda de millares de años del suelo
que trepa callado por el tallo
hasta alcanzar esta hoja
veo la procesión
hombros y espaldas de los nadies
hundiéndose lento en el polvo
y veo la tierra moliéndolos
con sus animales e ídolos
su sueño se incorpora al sueño
de la sima de la tierra
y entiesa la caña del maíz
cada célula custodia una partícula de la promesa
de ese sueño
miro cegado
inimaginables árboles del tamaño de urbes
braceando con sus ramas postradas hasta el fondo
donde mana ese mismo sueño
allá en la sima
de la nada nacen los vientos
y trepan por las raíces
alisando piedras y rostros
antes de plasmarle forma
a la vida
pienso en la hoja del maíz
pienso en los muertos abrazados
que se uparon hasta el instante
en el que su punta se dobló
pienso sobre todo en el instante antes
seguía aún la brecha subiendo
y sólo una pareja de muertos abrazados
osaron pisar más allá
el mismo cielo
y las nubes nada buscaban
sino ser las nubes de aquel cielo
apuntado fugaz por la hoja de maíz
antes de plegarse
Deslumbramiento en Durrës
1
Mar enfangado sin destellos
no hay olas
aunque hay viento
que levanta las viseras de las gorras
y azota la ropa en los balcones
muchachos en el muelle lanzan sus cañas
siguiendo con su mirada la curva
que describe la lágrima de plomo
antes de que caiga en el barro
me gusta esta hora
cuando la luz sigue aquí
pero el fuego pasó
las cosas han quedado en paz
no están obligadas a transformarse
déjame fingir
que la violencia disminuye
esta noche al menos
————————————————————————————————
(poemas en su idioma original, búlgaro)
Сеячът
Видях как звездите се гмуркат в нощта
за да изтеглят за ръка безръките тополи
Видях как се провираме внимателно
между пулсиращите хриле на желанието
Видях че говорим на различни езици
но лежим по един и същи начин на брега
Не посмяхме да питаме защо сме тук
нито как ще продължим когато си тръгнем
Една щедра ръка с отривист жест хвърляше
непознати семена в браздите на смъртта ни
Летен дъжд
Внезапното притъмняване по обед
гръмотевиците и дъждът
краткотраен и безсилен да напои земята
ненавременното стъписване
и отварянето на вратите в мухлясалия дом
жилавите тежки сенки на паметта
като филии глетав хляб
най-сетне вината от която не боли
освободеното пространство за оплакване
на мъртвото над което цъфтим и узряваме
нека безсмислените звуци на деня не се отдалечават
отваряме очи като че ли ще видим
и ще разберем
знаейки че няма нищо за разбиране
но в такива мигове
осветените лица на неотстъпните
с кални устни и очи
и нелицемерна сериозност
са съвсем наблизо
и това стига
Домашно
Ден след като видях
как светът бухва като хляб
и невидима ръка го чупи и раздава
вървя бавно по алеята в парка
сред боровете заглъхващи в мрака
знам че не мога да им помогна
само спирам за миг и кимвам с глава
всеки сам се прибира у дома
да се учи как се умира
Листото на царевицата
Мисля за листото на царевицата
с огънат връх
мисля за мига на равновесието
преди това
мисля за силата и тежестта
за бавното напредване нагоре
на живота
мисля за пръстта и корените
за милиардите години смлени в пръстта
които се изкачват безшумно по стъблото
докато стигнат до това листо
аз гледам шествието
раменете и гърбовете на безименните
затъващи бавно в пръстта
и виждам как пръстта ги смила
заедно с домашните животни и идолите им
техният сън се добавя към съня
на бездънната земя
и набъбва в стъблото на царевицата
всяка клетка пази частица от обещанието
на този сън
аз гледам с ослепени очи
немислимите дървета с големина на градове
гребящи с рухналите си клони към дъното
към извора на същия сън
някъде там на дъното
ветровете се раждат от нищото
и започват да се изкачват към корените
да оглаждат камъните и лицата
преди да предадат формата им
на живота
мисля за листото на царевицата
мисля за прегърнатите мъртви
които са се изкачвали по него до мига
когато върхът се е огънал
най-вече мисля за мига преди това
когато все още пътят е продължавал нагоре
и една единствена двойка прегърнати мъртви
е стъпила вече отвъд
и небето е било същото
и облаците по него не са търсили нищо друго
освен да бъдат облаците на това небе
посочено за кратко от листото на царевицата
преди да се огъне
Слънчев удар в Дуръс
1
Кално море без отблясъци
няма вълни
макар че има вятър
който обръща козирките на шапките
и развява прането по балконите
момчетата на кея замахват с въдиците си
следвайки с поглед дъгата
която оловната сълза описва
преди да капне в калта
обичам този час
когато светлината е още тук
но огънят го няма
нещата са оставени на мира
не са принудени да се преобразяват
нека се излъжа
че насилието е стихнало
поне тази вечер
*(España). Poeta y dramaturga. Licenciada en Filología Clásica por la Universitat de Valencia (España). Ha publicado diversos artículos y libros sobre la pervivencia de la mitología clásica en la literatura. Es colaboradora del programa de radio “Mar de Muses” y coorganizó los encuentros poéticos “Lavadero poético” (2019), “Plaza poética” (2020) y, en la actualidad, es responsable y coorganizadora del Festival Poético “Villa de las palabras” (2021, 2022 y 2023) en Puertomingalvo (Teruel-España). Su poesía ha participado en la exposición “Paraula poder” en el CCC de Arte Contemporáneo (Valencia, 2019) y en la exposición colectiva “13×13. 13 Rosas” (2020). Como dramaturga, es coautora, la obra teatral Antígona o la tragedia de Creonte (Univ. de Valencia, 1999). Ha publicado en poesía Erosgrafías (2018), Cantos de la desesperanza (2020) y Manifiesto de Incertidumbre (2022).
**(Bulgaria, 1971). Poeta y crítico de arte búlgaro. Doctor en Teoría e Historia de la Cultura por la Universidad de Sofía (Bulgaria). Entre los años 2016 y 2019 dirigió la columna sobre arte en el periódico Кultura. Ha trabajado como maestro, periodista, librero y conservador de museo. En la actualidad, enseña Historia de la Cultura Moderna en la Universidad de Sofía (Bulgaria). Ha publicado en poesía Tres poemas (2004), Las hojas ausentes (2010), Provincias (2015) y La marcha (2021).