Por Miguel Ángel Lescano
Crédito de la foto (izq.) el autor /
(der.) Ed. Desplegar
Sobre Plazos traicioneros (2018),
de Guillermo Valdizán
I.
El libro Plazos traicioneros de Guillermo Valdizán en un libro arte. Minimalista. No tiene nada. No indica nada. No está numerado. Está editado en una caja de forma cuadrada. Dentro están los textos impresos en hojas sueltas. En la tapa tiene el título y en la contratapa dice: Desplegar. Eso es todo. Son como canciones sin música. El misterio me embarga.
[Miguel Ángel Lescano]: ¿Por qué la ausencia de datos en tu libro?
[Guillermo Valdizán]: No tiene datos porque, en realidad, es una plaqueta. Koko Polar me ayudó a elaborarla y le pusimos el sello de su empresa de juguetes Desplegar.
[MAL]: Plazos traicioneros, en la forma de objeto, ¿es un libro minimalista?
[GV]: Definitivamente, es un libro minimalista. Tanto en su elaboración como en su resultado.
II.
Dice Oquendo de Amat en su libro 5 metros de poesía: “abra el libro como quien pela una fruta”. (Sin numeración). El libro Plazos traicioneros se abre al infinito. Como pelar planetas. Como espejos donde mira Borges. Hay que indagar el camino ignorado. El final es inasible. En la segunda hoja del libro de Valdizán, hay un epígrafe de Luis Marquetti que dice: “Si tu dios es mi dios para qué son esos plazos traicioneros”. (Sin numeración). Un viento recorre cielos infinitos. Enfría mi espacio y me deja trémulo. ¿Será dios que lanza palabras en frascos de vidrio? ¿Se iniciará una esperanza de vida?
[MAL]: ¿Valdizán crees en Dios o en un ser superior?
[GV]: Creo en una fuerza que revitaliza el mundo. Las materias y los entusiasmos de todo lo viviente. Creo que esa concepción se aleja de lo que occidentalmente se entiende por “dios”, pero que desde otras concepciones se relaciona con “trascendencia”, no del sujeto sino de la vida.
El libro de Valdizán vuela por la cuidad de Lima. Recorre la biblioteca. Luego de caminar una eternidad regresa a la misma estación de donde partió. Los ojos. En otra hoja que vuela de tanto en tanto, hay un texto de Alexandra Hibbett. La primera línea dice: “Este poemario nos enfrenta a una crisis que no es solo del lenguaje, sino también de la fe y del amor”. (Sin numeración). Hay que dislocar el lenguaje nos enseñan nuestros maestros. El lenguaje cotidiano y conversacional de Valdizán se explaya como olas de mar. Habla de la pena vivencial. De mundos donde la briza estremece. Deshace miradas. Escribe en otra de sus hojas invisibles: “tus ojos abrazan/ la luz derramada”. (Sin numeración). ¿Valdizán busca un amor o el amor lo busca? Es mensaje sutil de vida para evadir los miedos. Busca la paz para todos.
III.
En un nuevo verso Valdizán dice: “Anuncie aquí”. (Sin numeración). Presenta este verso a un poeta moderno ya formado. Se entrega con ironía procaz a la parsimonia citadina de la vida. Se divierte seriamente en su cometido. No olvidemos que Valdizán es sociólogo. Por eso sus versos miran críticamente. Flexionan. Deshace parábolas. Afila cuchillos para poner orden en el sistema. Se prepara para asesinar fantasmas que caminan por la avenida Grau en el centro de esta Lima gótica. De peligros en cada esquina. Y escribe: “ventilador de cuchillos”. (Sin numeración). Valdizán ironiza el campo visual. Escribe arte. Enfunda sus armas blancas como un X-men y se mezcla en la congestión del Mercado Central. Tiene que salvar vidas en peligros.
[MAL]: Valdizán, tu libro Plazos traicioneros me recuerda a 5 metros de poemas, de Oquendo de Amat. Tiene además las hojas como el viento. ¿Se deshacen en la mirada?
[GV]: Las hojas sueltas partieron por un tema muy práctico. No encontraba un orden estable en los poemas. Por otro lado, tampoco sentía que todos los poemas se llevaran bien entre sí o que debían sentirse siempre parte de una unidad (poemario). Por eso decidí por las hojas sueltas. Sin embargo, luego he visto que eso le ha dado la posibilidad de mutar y que cada quien pueda personalizar un orden.
IV.
El artista contemporáneo Guillermo Valdizán con su experiencia de vida y ejercicios visuales ofrece un panorama rico en imágenes en sus versos. Sus poéticas son un mundo de amor. El ser humano prima. Este poema es uno de los mejorares logrados: “a falta de cielo/ sobran pájaros/ las ventanas de emergencia/ nunca sobreviven/ cuando dios madruga quién ayuda/ la eternidad/ es una cachetada en bucle/ lo único que necesitamos/ nos espía. (Sin numeración). Una ventana de emergencia ilumina los paraderos donde la gente espera. Donde gentes se aglomeran. Se infectan con el virus más letal que la humanidad ha dado en el 2020. Se preparan para lo peor. ¡Oh, Dios mío sálvanos!
[MAL]: Poeta Valdizán, ¿se podría decir que Plazos traicioneros es un libro experimental o de arte?
[GV]: No creo que sea un libro experimental. Lo veo como una plaqueta minimalista. Más cercana a una recopilación de letras de canciones que no encontraron música (no por su musicalidad sino por su esfuerzopor sintetizar al máximo imágenes).
V.
¿El poeta busca el amor o el amor lo ha encontrado en el desierto meditabundo? Es la fe que invita a Valdizán a deslizarse por la ciudad enloquecida por el caos y la pandemia mortal. El amor finaliza como finalizará este infierno maligno que es el mundo actual. Escribe en otro de sus versos perdidos en memorias: “y mi amor es un hecho/ consumando”. (Sin numeración). Paisaje trémulo de dudas. El amor ha finalizado. Pero ha sobrevivido y está sentado en un fondo amarillo.
[MAL]: ¿El lenguaje que usas en tu libro es cotidiano, hablas de la naturaleza y del amor entre otras cosas?
[GV]: No domino la literatura sino el lenguaje visual. Por ahí que el libro tiene más de visualidad que de literatura, creo, al menos por ser el lenguaje que más manejo.
Garabatearlo todo. Manchas de pintura chorrean en jardines magentas. Jackson Pollock se toma una cerveza y sube a su auto, desea llegar rápido al centro de Lima.
VI.
El arte describe historias. La magia es color. Aparece y desaparece en nuestra percepción. Crea nuevos paradigmas. Nuestra imaginación describe y escribe. Como pintar un paisaje minimalista. Historia sin paisaje. William Turner se esfuma en sus mares invisibles. En sus paisajes metafísicos. Sencillamente escribir. Narrar es otra forma de pintar. Nathalie Heinich lo afirma cuando dice: “Puede decirse que el arte contemporáneo se ha convertido, esencialmente, en un arte de “contar”: un arte de la narración, o incluso de leyenda…”(96). El poeta-artista Valdizán se ha convertido en el dios que no cree. Tiene su divino camino que sufrir y recorrer. Quiere crear bombas literarias. Como Julio Cortázar cuando intentaba escribir Rayuela y deseaba condensar todo el mundo en libro sin tiempos. Valdizán ironiza cuando afirma: “para hablarte/ he de creer ciegamente en supersticiones”. (Sin numeración). El poeta-artista se convierte por voluntad propia en un chamán amarillo.
[MAL]: Eres artista visual de formación. ¿Qué color te gusta?
[GV]: Rojo en horarios de oficina. Púrpura en días hábiles. Turquesa en los feriados.
Referencias
Valdizán, Guillermo. Plazos traicioneros. Lima: Desplegar Editor. 2018.
Oquendo de Amat, Carlos. 5 metros de poemas. Lima: Universidad Ricardo Palma Editorial. 2007.
Heinich, Nathalie. El paradigma del arte contemporáneo. Madrid: Casimiro Libros. 2017.
*(Perú). Poeta y gestor cultural. Licenciado en sociología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú), así como artista visual por la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú. En la actualidad está en proceso de presentar su tesis en la Maestría de Antropología Visual (Pontificia Universidad Católica del Perú). Fue coordinador del Programa Cultura Viva Comunitaria de la Municipalidad de Lima (2012 – 2014), coordinador de Actividades Culturales del Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (2015) y Director de Promoción Cultural de la ENSABAP (2015 – 2017). Se desempeña como docente de Posgrado Internacional de Políticas Culturales de Base Comunitaria. Como artista visual ha expuesto Sensacional Impacto I (Casa Museo José Carlos Mariátegui, 2005), Sensacional Impacto II (Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2007) e Iconoclasismo (Alianza Francesa – Miraflores, 2012); y ha publicado en poesía Plazos traicioneros (2018).