Por Consuelo Núñez
Crédito de la foto (izq.) www.migliaro.lamula.pe /
(der.) Ed. Sol Negro
Sobre Noema (2021),
de Marina Irkalla
Vamos a revisar tres poemas con interés metadiscursivo desde el enfoque de la semiótica del discurso, entendiendo que esta lectura se basa no solo en lo superficial que trae el texto sino en lo que se capta a profundidad significativa del poema.
Verticalidad
«En el gran salto trazo geometrías con la lengua».
La poeta nos cuenta que se abre hacia espacios reconocibles, inicia una narración constatando a modo de pistas o huellas por un camino rodeado de elementos que toma de la naturaleza, veamos:
«paladar que golpea la superficie de la piedra
la precipitación en el pulmón del aire».
Si bien este o estos espacios se configuran en bloques de granito como un reto que nos presenta, también nos indica que no le es desconocida esta tarea en el devenir. Cito:
«Junto a ella
Aprendo a talar el tejido de este precipicio».
Junto a la poesía, aquí su objeto, nos dice del verbo talar donde se une a la tarea dicha de no solo golpear, sino que conlleva una trama que alienta, pero también le significa un riesgo, acaso algo que no cabe en su poética.
Y lo confirma en el siguiente verso:
«Como si se tratara de un bosque».
Alude aquí de nuevo a una forma o parte de una estructura, de conjunto, cual patrones de un fino tejido:
«Que me abandonara descolgado y lateral
en un firmamento de cartílagos».
Vuelve a confirmar:
«Donde las arañas día a día bordan
La materia del silencio
Rediseñándolo
Con fibras o desechos de humanidad».
De nuevo describe líneas o trazos geométricos como en el primer verso.
«Tarde
Me despierto en el sopor
Doblo las ramas con los puños
Miro hacia abajo
Los granos de cuarzo son infinitos»
Fin del poema.
Como hemos descrito, la poesía de Marina nos induce a pensar en una impecable lógica descriptiva, el saber o los saberes que le permiten tomar posición, en este caso de una visitación y punto de vista Vertical como lo pinta el título en la que tanto la que escribe como él o la lectora confluyen en la misma mirada poética.
De manera elaborada nos ha introducido en un universo que ella va descubriendo, diríase de salto en salto, mas no por asalto, sino es una meditada apertura a su propia introspección que nos traslada para sí. En otras palabras, podríamos decir que desnuda y devela ante sí en íntima contemplación que comparte.
La reflexión que estos versos muestran, salta también a la vista. Puesto que se trata de asistir, como dijimos antes, a la misma mirada. Entonces la comprensión se enriquece más allá del objeto o de los elementos citados, nos está alcanzando una visión que no necesariamente calza con lo que creemos conocer como poesía, sino más bien como si fuera una ciencia exacta que matemáticamente pudiera dimensionarse. De ahí, creemos modestamente, que se trata el título propuesto del libro o del poemario: Noema. La negación del Poema es aquí planteada muy clara, con una estrategia para llegar al sí del poema. Este No en lugar de “Po” y este No junto a «ema», Noema también nos sitúa en un rescate en devenir, propio como ajeno, y de salto, para parafrasear su primer verso, nos interpela en la Poesía. La Poeta va no para negar el poema sino para rescate de la verdad, Marina va tras la verdad del Poema, esa es su verdadera consigna y también su logro o conquista y no habla de otra cosa.
Por ello confirma al cierre del poema, con el verso que dice:
«Los granos de cuarzo son infinitos», aludiendo a un lenguaje propio de la matemática y los números infinitos, pero con interés de desanudar su lenguaje poético.
Poema: Epicentro
«De pronto, por donde se rasgan
Las costuras del mundo
cierro los ojos y veo una piedra
rodar
a su epicentro
Ahora que he andado todos los caminos
y ninguno ha sido un acierto,
Este reino se abre y se despeja
Una gruta invisible
La piedra cae al fondo
resuena
y me aproximo a tientas
en la oscuridad de la escritura
donde las palabras se engendran
Y se extienden lisas
Y arrugadas».
La poeta aquí asiste a un alumbramiento en el doble sentido al que esta palabra apunta.
Cito:
«De pronto por donde se rasgan/
Las costuras del mundo».
Es la voz poética que nace y que lleva en su cosmovisión a «su epicentro»
O adonde reconoce que después de un recorrido:
«ninguno ha sido un acierto».
Así que avanza a prueba y error. Este reino dice, está en una constante apertura.
Observamos más acá de esa gruta invisible en los tiempos que favorece a la Poeta, partera en el poema porque puede ver y oír más allá y lo confirman los versos:
«La piedra cae al fondo;
Resuena».
La poeta descubre ante nuestra vista que la visión acaso está limitada por el mismo alumbramiento como un movimiento espasmódico que le aproxima a la entrada y le alcanza a ver apenas que ese fondo o no lugar es allí, cito:
«Donde las palabras se engendran».
Y brotan:
«Y se extienden lisas
Y arrugadas».
Poema: Travesía
De nuevo, nos traslada a su visión y nos habla de su recorrido, la idea esta vez es ir «lentamente desciendo por un camino».
De entrada, nos remite a su manera, va despacio, como mencionamos antes en el poema «Verticalidad».
Y confirma antes del cierre del poema:
«como un oleaje lento
Y solo entonces te busco».
Aquí la estructura del poema le permite conjugar de nuevo con los elementos naturales y levantar o marcar, en discurso, a modo de alzar un plano topográfico:
«donde la velocidad ha parido una crisálida».
Afín a la belleza que describe en pos de alzar su propia voz poética. Así confirma:
«Y se ha quedado atrapada
en una de sus ranuras».
Las ranuras aluden aquí a lo inasible y permanente que, a la vez, tiene la poesía.
En los siguientes versos describe la forma, la métrica, que le permiten obrar o llegar de un tiempo a otro en poesía, y confirma el campo sobre el cual levanta su lugar:
«Nada sino este campo pleno».
Como la llanura con que observa al levantar el punto de vista. Y nos lleva a su encuentro, alude a un vuelo, feliz y gozo abundante.
«No ceso de escrutar
Cada fisura de la roca
Cada medida de rama».
Cierra y confirma el poema:
«de mariposas blancas
que recojo como flores abandonadas
por otros caminantes».
*(Piura-Perú, 1988). Viajera, Amante de las mariposas y de las ciencias exactas como la criptozoología. Estudió Literatura peruana e hispanoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Javier Heraud (2014) y una Mención Honrosa en el Premio Copé de Poesía (2018). Ha publicado en poesía Memorias Del Rayo (2016) y Noema (2021).