Por Denise Griffith*
Poemas por Vanesa Almada Noguerón**
Crédito de la foto la autora
Sobre Los demás (inédito, 2019),
de Vanesa Almada Noguerón
Los poemas de Los demás tienen la particularidad de ir desde lo colectivo a lo individual y de lo individual a lo colectivo. Claro que cada experiencia es personal, pero a la vez existe un desdoblamiento y una consciencia de que, como dijo Rimbaud, «yo es otro». Encontramos sillones vacíos de dos cuerpos, cajas vacías, bichos en busca de agua estancada. El énfasis está en lo que falta, en la carencia. Pero siempre vendrán a salvarnos de la soledad, por muy desconocidxs que seamos. Hay un trayecto en común que puede ser de dos personas o más: como es sabido, el conocimiento y el lenguaje forman nexos comunicativos y en este poemario queda en evidencia. Lamentablemente, el cuerpo es un envase con fecha de caducidad, con «toda su imperfección orgánica» y la putrefacción de los hongos. En este sentido es una cápsula que encierra. Sin embargo, cuando unx permanece aislado durante un largo periodo de tiempo, acaba por volcarse.
El aislamiento no es el caso de Vanesa Almada Noguerón como escritora, que se nota va tejiendo con paciencia un entramado. Por un lado, La ciudad y sus departamentos, Big brother, San Junípero. Por el otro, las piedras, los árboles y las ramas, los yuyos. Da la impresión de que la autora vivió mucho y que es capaz de habitar multiplicidad de cuerpos. Una buena escritora no es aquella que se queda entre sus cuatro paredes o caja escribiendo hasta quedar demente, sino aquella que sale a investigar, a vivir. Acá queda claro que hubo un recorrido. Vanesa tiene la impronta de pintura húmeda y a la vez puede mancharte, pero no del color que sobra, sino de ese color que nunca alcanza. Son versos actuales que no dejan aisladx a quien los lee.
Esta es una poesía imaginativa: son versos que podrían haber sido escritos por Susana Thénon. Pero de haber sido Thénon, no tendríamos el gusto de estar publicando a una autora con mucho aún por hacer. Los poemas de Vanesa Almada Noguerón tienen una cadencia especial, que los vuelve pegadizos y potentes. Diseñados meticulosamente para leer varias veces. Además, se conserva cierto misterio para que quien lo lee haga lo suyo y lo haga suyo. En esta serie de poemas se condensa toda una cuestión filosófica muy amplia.
Los demás es un poemario que conlleva el peligro de reconocerse en la otredad.
Lxs invitamos a ser parte por un momento de este universo único.
3 poemas de Los demás (inédito, 2019),
de Vanesa Almada Noguerón
exit
en este sueño siempre hay un pájaro que me deconstruye
me arrastra con su porción de canto
a un caos nuevo
a un muro encefálico no verbal no mítico
ensangrentado de otros muros
de otros bloques de muros ciegos
envenenados o envueltos en el espanto
escribo;
en este sueño no alcanza el lenguaje porque las señas
––igual que los llantos––
pueden durar muchos años
escribo con los pedazos que van dejando
las palabras de otros;
busco el ovillo del hilo que va a salvarme del monstruo
busco el monstruo que sigue asesinando el fondo del costurero
/escribo/
en este sueño de caos tóxico
/escribo pero no alcanza/
(escribo
mientras un pájaro
canta)
locutorio
la cabina es el cuerpo
brevemente suspendido
puesto a certificar
fracciones ruidosas
de mensajes harto aleatorios
brevemente insustanciales
lengua y habla
forman cercos confusos de entendimiento
resulta agotador pretender reencontrarse
en una cápsula de diálogo
tan primitiva
la cabina es el cuerpo
brevemente expuesto
la metáfora tardía del hashtag
supuso una fragilidad imperdonable
dentro de los cánones preestablecidos
de la comunicación
(las mutaciones del artefacto
pasaron ––brevemente–– a ser
las equivalencias
de las vacantes conversacionales)
hubiera resultado agotador
pretender reencontrarnos
en una cápsula de diálogo
tan inconsistente
untitled
otra de las cosas
que puede aspirar a hacer el ratón
en la trampa
es perpetuarse en su tejido imberbe de recuerdos
aferrarse a la evocación forzosa de un momento por defecto demasiado anterior a éste
y asirse así de fragmentos
de pretéritos inmóviles cuasi involuntarios
deliberadamente acomodados en fila
como a la espera de la medalla o de la condena
soy hija de esa parte de la historia
soy hija de una madre privativa de la inexistencia
soy hija de un padre espectador y de un sillón vacío de dos cuerpos
me tomo el tiempo para dividir mentalmente en cuadrados perfectos
todos los muebles de la casa
me tomo el tiempo para descubrir la idiosincrasia fáctica de los estantes más altos
compruebo la complejidad irracional del proceso y enuncio
hablo en el lenguaje de las portadas de los libros absurdamente perturbadoras
hablo en el lenguaje arriesgado del hipocampo de acrílico con vocación de meteorólogo
no encuentro un solo indicio
del big brother que vigila
la pajarera del hámster
soy hija de una bandera harapienta hecha con huesos y corazones de criaturas imaginarias
soy hija de otro sueño que quedó afuera del inventario
soy hija de la mujer que me habita pero que busca
en la habitación más próxima
un gesto de niña
caminar todo el paseo sin pisar raya
perpetuarse en un recuerdo / (por defecto
demasiado anterior a éste)
asirse de fragmentos
acomodarse en la fila
esperar ––con rigurosa y hasta ridícula impaciencia–– la medalla
o la condena
*(Buenos Aires-Argentina, 1993). Escritora y editora. Trabajó en la librería el Ateneo Grand Splendid y, en la actualidad, se desempeña como editora en Liberoamérica. A la par, hace crítica de teatro en GEOteatral. Contacto: griffith.denise.03@gmail.com
Ha publicado el poemario Antojos de desorden y participó de la antología El gran libro de los perros.