Por Francisco José Casado Pérez*
Crédito de la foto (izq.) Himpar Eds. /
(der.) www.fundacioncarolina.es
La valentía del decir:
Lengua rosa afuera, gata ciega (2021),
de María Paz Guerrero**
La poesía generalmente se escribe en pasado. En su mayoría, es un medio donde ordenar los hechos y testimonios de lo ocurrido, invitan a quien está frente a las palabras a reflexionar qué representó esa situación para quien escribe; a gestionar cómo traspasar al escritor hasta volverlo parte de su vida. La poesía orienta a través de la conmoción.
Una gran diferencia entre escribir desde el dolor y sobre el dolor está en el tiempo necesario para madurar: tomar distancia entre el calor del momento y descifrar los garabatos iniciales. En palabras de Jorge Gimeno (2023, 66): “La poesía predice el pasado, historia el futuro y articula el presente.” Un momento preciso, un antes y después del acto, pero, cuando la situación difícil se presenta formalmente, dando cuenta que no necesita el instante, más bien trabaja paulatinamente, ¿cómo se puede describir? Y cuando es evidente que el destino es el olvido, ¿cómo se enfrenta el presente?, ¿cómo decir enfermedad con palabras que sí conocemos? Premisas que componen Lengua rosa afuera, gata ciega (2021) de María Paz Guerrero (Bogotá, 1982), publicado por Himpar Editores, acompañado por las ilustraciones de Sandra Restrepo.
Hace décadas que se viene concientizando a la sociedad sobre los trastornos y enfermedades crónico degenerativas. Comprender que las acciones y respuestas de los pacientes son involuntarias es lo primero que los médicos intentan explicar a los familiares; vivir con alguien enfermo involucra tener o desarrollar la paciencia, no como una consideración directa hacia el otro, sino personalmente ver más allá de sí mismos. Las enfermedades de este tipo necesitan de compañía constante y quienes decidan darla, deben estar dispuestos a cambiar su manera de ver a la persona y la enfermedad.
Hay cosas que se aglutinan y se vuelven,
por ejemplo, pidras después ladrillos y paredes
hasta llegar a casas todas esas horas
arrejuntadas con cemento que
sostienen edificios contra los
que la gata se aporrea,
ciega (Guerrero, 2021, 11)
Los cuidados que se le pueden ofrecer a un enfermo son tan sencillos como complejos: tiempo, escucha, (re)conocimiento: compañía. Recursos que bien podrían contratarse; sin embargo, cuando ni alcanza para ello, se busca la manera de solventar tal situación. Se debe cambiar todo en favor del otro, a pesar de que este no logre reconocerlo, entonces, ¿a dónde va el esfuerzo que se imprime a un monolito que ya no responde? La respuesta está más allá de la convicción y la vocación; habita donde también está la poesía.
Todo se lava a mano a escondidas tímida
de los primos
de los sobrinos
Sacas un trapo del cajón echas líquido
refriegas conta piedra nada
es que sigue viva
Tapas con cojunes manta con algo de distancia prisa
Te paras vas al baño lo retiras frotas te lo vuelves a
poner aguado blancoazul te lo quitas porque húmedo
lo vasa a secar en el secador de manos y ahora verdeagua
entra alguien y tú en calzones blancos te escondes con
bordes violetas te lo pones rápido que no se note tanto
ahora un poco calientes pero igual tibios a la vez que
mojados insisten (Ibid., p.19)
No obstante, si generalmente en poesía tasa el dolor en la pérdida, entonces, ¿cuánto valdría lo que se va perdiendo irremediablemente?
El médico nos dijo que esperáramos, que no
/era grave: por una razón
tiene treinta, o más, alguna cifra, que ya esán
-sardinas enlatadas-
que ya van
derecho al túnel, arrasados.
Nosotros teníamos afán, doctor
un mes es un órgano, o medio órgano.
¿Será el mouse será el feed
atosigado loco burbujeante
será el glúteo, serán las partes
transparentes partes, doctor?:
masajee sus mamas todas las mañanas
si mi querencia es el monte y una punta de ganado
cómo no quieres que sueñe
con el sol de los venados
todo quiste complejo es quiste pensante
sistémico
total rosa
lengua quiste gutural
nos dijeron que las mamas están sanas, aunque los
huesos ya casi,
lucero de la mañana préstame tu claridad, doctor (Ibid., p.21)
¿Cómo decir la vida?: “todo es chasquido/ la vida dura, dura” (Ibid., p.34), ¿de la enfermedad con palabras que sí conocemos?: “Hay quienes acostados aún respiran, qué cosa / y hacen pipí en la bacinilla fría/ huelen atroz, como olemos los vivos” (Ibid., p.64) Momentos que seguramente cabrían perfectamente como guion para otra versión del “Natural Blues” de Moby.
Las cosas están solas y sólidas pero hace algunas horas
que ya van siendo semanas
zúmbale lalelale
están enteleridas
las cosas están yo sí me muevo los pies
sin rastros encima
¿quién se acordará de mí? (Ibid., p.73)
La fragilidad, del cuerpo, del lenguaje, del recuerdo por canciones de salsa puertorriqueña, de las ciudades. La voz de María Paz es muchas voces que dan cuenta sobre cómo el decir, es decir, tenga sentido o no; propuesta al lector a ceder ante sus propios designios y contextos para recibir el cuerpo convaleciente fuera del tiempo. A ser paciente y volver las veces que sea necesario hasta dejar en paz ese talante. Se necesita mucho valor para decir sobre lo enfermo; a pesar de ser sinónimo, entre pena y compasión hay un silencio amplio que lecturas como Lengua rosa afuera, gata ciega dan consuelo.
Fuentes:
Gimeno, Jorge (2023) Poesía y Tao: Tratados Filosófico-poéticos, I. España: Pre-Textos.
Guerrero, María Paz (2021) Lengua rosa afuera, gata ciega. Colombia: Impar Editores.
*(Ciudad de México-México, 1990). Escritor. Arquitecto y restaurador de edificios históricos. Se desempeña como director en Escrúpulos Ed. Obtuvo el I Concurso Literario Eiruku Ediciones (Argentina, 2021) y el Premio Internacional de Poesía “Don’t read” (2021). Ha publicado en poesía Para mirar los pasos (2021) y la plaqueta Flush (2023).
**(Bogotá-Colombia, 1982). Poeta y ensayista. Licenciada en Literatura por la Universidad de los Andes (Colombia), magíster en Literatura comparada por la Universidad de la Sorbonne-Nouvelle de París (Francia) y, en la actualidad, cursa un doctorado en Teoría de la Literatura en la Universidad de Zaragoza (España). Participó en Latinale (Berlín-Alemania, 2022). Se desempeña como docente a tiempo completo para Creación Literaria en la Universidad Central de Bogotá (Colombia). Ha publicado en poesía Ranura. Antología poética (2018-2022) (2022), los poemarios Dios también es una perra (2018), Los analfabetas (2020) y Lengua rosa afuera, gata ciega (2021); y en ensayo El dolor de estar vivo en Los poemas póstumos de César Vallejo (2006).