Sobre «Lapo tencia» (2021), de Guillermo Valdizán

 

El presente texto fue leído por su autora durante la presentación del poemario Lapo Tencia (2021), de Guillemo Valdizán, el pasado 12 de marzo de 2022.

 

 

Por Alexandra Hibbett*

Crédito de la foto (izq.) Ed. Vallejo & Co. /

(der.) Bereniz Tello

 

 

Sobre Lapo tencia (2021),

de Guillermo Valdizán

 

 

Este es un poemario sobre la esperanza en nuestros tiempos. Es decir, sobre la potencia pese a todo. Sobre el potencial de la caída. El mundo que nos presenta es posapocalíptico; es el nuestro. Hay pandemia. Hay posconflicto, desaparecidos. Hay Lima. Hay represión policial brutal. La religión oficial ha sido vaciada de espíritu trascendente. Todo, o casi todo, se media por el capital, el mercado, el trabajo precario. Está en juego no solo la vida sino lo humano; lo inhumano se ha normalizado. El consumismo es el sentido común; la búsqueda es solo de placeres fáciles, individualistas; la aspiración de cada uno se ha vuelto apagar su consciencia, para sobrevivir.

Sin embargo, este no es un poemario pesimista. Aquí hay aún esperanza, que los versos hacen ritmo e imagen, como para contagiarnos. Esta esperanza es fruto de un esfuerzo real, no de un automatismo infundado. Parte de reconocer la situación posapocalíptica en que vivimos y, dentro de ella, lo que hay de deseo. Deseo que surge desde el sufrimiento social real para apuntar hacia otro momento, otra lógica, otra manera de vivir en común. En este sentido, es utópico. Es un poemario que sabe perfectamente dónde estamos —hay referencias muy concretas, a las protestas de noviembre 2020, a la pandemia, a las recientes elecciones—, pero que siente que hay aquí también rutas hacia otro lugar, que trabaja por revelar.

 

Presentación del poemario «Lapo Tencia» (2021), de Guillermo Valdizán.
(De izq. a der.) Bruno Pólack, Alexandra Hibbett y Guillermo Valdizán.
Lima, marzo 2022. Crédito de la foto Bereniz Tello

 

Deseo es una buena palabra para la esperanza del poemario porque tiene a la vez de espiritual y de erótico, corporal: “Nuestros cuerpos terrestres, al menos descuido, hechos movimiento universal”. Es un deseo que se vive como juego, como humor, como sexo, como amor: “Un amor obra contra el tiempo”, dice el último verso del poemario. Es un deseo que se manifiesta como una pasión, una rebeldía irreverente, como protesta, como calle, como cultura popular. La cultura popular que aparece aquí no es pura, incorrupta, sino una plenamente parte del mundo caído, del capital, pero no se reduce a su lógica: por ejemplo, un código QR nos lleva a YouTube, donde encontramos una canción de Chiquito la Rosa sobre la figura histórica chimbotana, el Loco Moncada. Por otro lado, pese a la falsa religión vaciada, este deseo es de una trascendencia que sea a la vez material, del aquí y del ahora: “Dices que no, pero amas esta crucifixión con vista al mar”, reza otro verso. Por último, no es simplemente un deseo individual; no es la esperanza última, mínima, de seguir viviendo o de ser felices mientras podamos. Es un deseo social, colectivo, convocante, que apunta hacia lo aún inimaginable, “a nombre de todos los vicios, de todos los corazones que se arrastran, dentro de mi corazón”.

Un símbolo de esto es la imagen de la electricidad, con la que juega todo el poemario. La electricidad como mercancía, propia del mundo material y cotidiano, vinculada con las lógicas de acumulación de capital y explotación laboral. Pero la electricidad, también, como energía, como potencial, como peligro para lo existente y posibilidad para el futuro. Hay, dice un verso, “un montón de energía tras el recibo de luz”.

 

 

Lo que da fuerza a este deseo es que no se le representa simplemente, sino que el lenguaje poético lo crea y encarna. La operación poética de Valdizán se alimenta de la cultura popular, de su humor, para jugar con las palabras, como se hace en cierto habla de la calle. Lapo tencia. Este poemario encuentra esperanza en las posibilidades de jugar con los discursos, lógicas y producciones existentes. Jugar de manera irreverente y blasfema con el discurso religioso, el discurso político y el discurso publicitario. La poesía se vuelve entonces un espacio o herramienta donde este deseo, esta esperanza puede darse forma, crecer y contagiar: “testar la luz hasta existir acá/ en lapo tencia”.

 

El poeta Guillermo Valdizán en la presentación de su libro «Lapo Tencia» (2021).
Lima, marzo de 2022.
Crédito de la foto: Bereniz Tello

 

El lenguaje de Valdizán no es difícil, es amable, el humor contagia, la tristeza también. Pero no es por eso un poemario simple de leer, porque está constantemente haciendo extraña nuestra relación con las palabras, haciéndonos pausar, repensar, releer. Un mecanismo poético básico en este libro es descomponer algunas palabras en morfemas, como el mismo título: La potencia se vuelve Lapo tencia. El primer poema se llama “Tenta”, que evoca tentación, tentativa, atentado… Otros ejemplos son tangible, “tan gible”; dices no, “dic es no”; preparando, “pre parando”; estamos hechos, “esta mos hechos”… Los morfemas, las sub partes de las palabras, se emancipan y comienzan a funcionar de maneras distintas a cuando estaban fijados a la palabra. Así, al descomponer la palabra, se liberan sentidos ocultos en ella, o se cambia radicalmente el significado de la palabra original, o se le revela una ambigüedad constitutiva. Se vuelve graciosa, también; causa gracia lo inesperado de ver una conocida palabra transformada. Por otra parte, empodera, abre al libre juego: nos invita a apropiarnos del lenguaje, a ser libres usuarios de él. Por último, hace que nos fijemos en el sentido de cada sílaba, y por lo mismo hace trabar el ritmo natural de la lectura. Y en este trabazón, lo que haces es pensar. El lector de este poemario es animado, con humor y gracia, a pensar, a desnaturalizarse, a desaprender, a imaginar.

 

 

 

 

 

*(Perú). Investigadora y ensayista. PhD Birkbeck por University of London (Reino Unido) y MST por University of Oxford (Reino Unido). En la actualidad, es profesora asociada del departamento de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Sus investigaciones indagan en la política del arte, con especial interés en el arte y la cultura de la memoria en el Perú, el género testimonial, y la narrativa peruana contemporánea. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran The political blockages of peruvian memory cinema (peruvian cinema of the twenty first century (2020), Estrategias para una política pública de memoria: el lugar de la memoria, la tolerancia y la inclusión social en Perú (con Denise Ledgard, revista Clepsidra, 2020) y La problemática centralidad de la víctima en la memoria cultural peruana (en Pasados contemporáneos, 2019).

 

 

 

**(Perú). Poeta. Artista visual por la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú y sociólogo por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú), con estudios de maestría en Antropología Visual por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Gestante cultural, militante del Movimiento Nuevo Perú y del Movimiento de Cultura Viva Comunitaria, miembro de la iniciativa ciudadana “Más Cultura Más Perú”. Ha publicado en poesía Plazos Traicioneros (2018) y Lapo Tencia (2021).

 

 

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