La presente nota, presentada por Vallejo & Co., presenta el prólogo que las traductoras Jèssica Pujol Duran y Macarena Urzúa Opazo hicieron para la publicación del volumen La revolución de las esferas celestes (2022), del poeta Sean Bonney* (1969-2019).
Texto, selección y traducción de poemas
del inglés al español por Jèssica Pujol Duran**
y Macarena Urzúa Opazo
Crédito de la foto (izq.) Ed. Pez Espiral /
(der.) www.robertsheppard.blogspot.com
Sobre La revolución de las esferas celestes (2022),
de Sean Bonney
Nota de las traductoras
En julio de 2020 nos fue asignado un fondo de “Apoyo a la Traducción” del Fondo del Libro y la Lectura para realizar una traducción necesaria, e incluso urgente, a nuestro juicio, del poeta británico Sean Bonney (1969-2019). De su poesía, críticos de la talla de William Rowe han dicho que “es la más vital y necesaria de nuestra época”.[1] Desde su fallecimiento, en noviembre de 2019, se han publicado varios artículos y dosieres dedicados a presentar, revelar, resumir, analizar y sobre todo celebrar su obra, una obra que desde su origen ha estado siempre ligada con la política. Como dice David Grundy, en un extenso estudio de su trayectoria bio-bibliográfica, para Bonney “lo político y lo poético eran inseparables”.[2]
Este libro, La revolución de las esferas celestes, reúne una amplia selección de su poesía. Entre la infinidad de posibilidades de presentar una selección de una obra tan vasta como la de Bonney, decidimos ceñirnos a traducir secuencias completas. Queríamos que quedara muy claro de dónde proviene cada secuencia, cada poema. Por eso, no entendemos este libro como una selección de fragmentos, sino más bien como un álbum de distintos momentos de la vida y obra de Bonney, empezando por sus poemas donde creemos que su poesía y política se desenvuelven de forma innovadora, como en Happiness: Poems After Rimbaud (2011). No es nuestra intención dejar de lado su obra más temprana, o importantes trabajos que incorporan una dimensión más visual y experimental, como Baudelaire in English (2008) o Document (2009). Sin embargo, esas visualidades más bien viscerales, que dan cuenta del momento de producción y, por lo tanto, de una inmediatez intraducible, nos presentaban obvias dificultades a la hora de emprender la tarea de traducir, y, por otra parte, creemos que el poeta Hugo García Manríquez, en Sean Bonney. El lenguaje de las barricadas (Matadero Editorial, 2021), ya logró una insuperable transcreación en su selección de estas primeras publicaciones.
El 2011 también es un año especial para una de las traductoras de este libro, Jèssica Pujol, puesto que fue el año que conoció a Sean Bonney y el principio de una tierna amistad. Happiness es un libro escrito desde la resistencia al gobierno de coalición entre los Tories y los Demócratas Liberales de 2010. De esa coalición resultaron los recortes a la educación, cuando los estudiantes vieron triplicados los precios de sus carreras universitarias. Esa fue una de las medidas de una serie de reformas económicas y sociales del plan de austeridad de David Cameron en respuesta a la crisis del 2009. En un correo, explica Grundy, Bonney escribió: “El punto crucial de mi libro Happiness es la transformación de la violencia internalizada en violencia social, hasta el punto en que sus voces pueden rechazar su victimización y reclamar cierto grado de fuerza social”.
El libro Happiness termina con una “Carta sobre poética”, un documento clave para entender la obra de Bonney y su influencia rimbaudiana —también fue en una carta a su profesor Georges Izambard, que Rimbaud escribió su famoso Je est un autre: “Quiero ser poeta y trabajo para hacerme vidente… Se trata de llegar a lo desconocido por el desorden de todos los sentidos… Yo es otro”. Para Bonney, el lenguaje es el último sentido. En su carta, cuando señala la necesidad de “crear una comunicación nueva en todos los niveles de la práctica, desde la más simple hasta la más compleja”, nos advierte que deberíamos entender el lenguaje como “el principal encargado de los sentidos sociales” y, por tanto, para lograr esa nueva comunicación, “tenemos que trastocarlo”. Como señala la poeta Alison Croggon, la poesía de Rimbaud representa la “redefinición ejemplar de la subjetividad que inauguró una nueva fase de la modernidad”, donde el “otro” hacía referencia al “yo asocial liberado a través de su programa de ‘desorden de los sentidos’”.
Bonney no abandona esta tendencia epistolar en Letters Against the Firmament (2015). Este volumen representa su catapulta a editoriales más grandes, ya que hasta ese momento había estado publicando en editoriales de prestigio, pero pequeñas, alternativas, muchas veces en formato plaquette. Estas cartas, de las cuales presentamos la secuencia titulada “Tres cartas”, están fechadas en agosto 2011, fecha de los disturbios de Londres. Las cartas son: “Carta sobre disturbios y dudas”, “Carta contra los espectros” y “Carta sobre el silencio”. Las cartas, así como las secuencias “Lamentaciones” y “Corpus Hermeticum” incluidas en nuestra selección del libro Letters Against the Firmament, fueron escritas en respuesta al asesinato de Mark Duggan por parte de la policía en el barrio londinense de Tottenham. En este libro, como apunta Grundy, “la resistencia al capital se ha convertido —de forma imposible— en una resistencia a toda la esfera celeste: es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.
De ahí que decidiéramos tomar parte del nombre “Corpus Hermeticum: Sobre la revolución de las esferas celestes” como título para nuestra selección traducida, que aparece como libro en Santiago gracias a la editorial Libros del Pez Espiral. Parte de esta secuencia, que en su blog Bonney titula de otra forma, como “ACAB: Canción de cuna”, fue traducida anteriormente en Chile por el colectivo de traductores Frank Ocean —llamados así porque conectan con las letras del rapero Frank Ocean. Durante el Estallido social del 18O de 2019, este colectivo se dedicó a seleccionar textos que tuvieran que ver con política y la revolución; luego los tradujeron y editaron con diseños creados por ellos mismos, con variada tipografía e imágenes.
Finalmente, los imprimieron como pósteres y los distribuyeron y pegaron por las calles de Santiago centro, en los alrededores de Plaza Dignidad, contribuyendo al peso prismático y configurándose asimismo como un palimpsesto de la resistencia a la policía y la opresión militar tan presentes durante el alzamiento y la revuelta. El poema de Bonney es una adaptación de una versión de un poema de Miguel James titulado “Against the Police” [Contra la policía]. Su “fuck the pólice”, según Grundy, ganó mucha popularidad en Inglaterra porque convoca un momento de camaradería grupal, de “formación colectiva a través de la definición negativa” —una combinación de “odio y angustia” que conectó con el sentimiento colectivo contra los carabineros durante el Estallido social en Chile, puesto que el poema de Bonney traducía el sentimiento de injusticia experimentado durante esos meses.
Noten que “fuck the pólice” lo tradujimos por “pacos culiaos”. Es un refrán demótico y local, sacado de Los Ángeles y trasplantado a Tottenham (Londres) por Bonney, pero difícil de traducir fuera de la cultura anglosajona. Los Frank Ocean también decidieron traducirlo como “pacos culiaos” porque en Chile “paco” es como se conocen ciertos carabineros (los nacionales, militarizados). Nosotras preservamos esta versión porque creemos que es inmejorable y guarda estrecha relación con el sentido del original. De hecho, estuvimos indagando y nos dimos cuenta de que p’aku es una palabra del quechua que significa “rubio” o “castaño claro” y hace referencia a los ponchos que vestían los policías antiguamente en Santiago, aunque también se puede escuchar un eco de la diferencia racial. En España, “paco” también significa policía, pero hace referencia a los francotiradores de la Guerra Civil; parece que proviene del sonido que hacía la escopeta cuando disparaba —una onomatopeya. Igualmente, francotirador proviene del francés, “el que dispara libremente”; en otras palabras, un tirador que no pertenece a la unión militar. En España, seguramente lo habríamos traducido como “puta policía”, en vez de “paco culiao”. Con esto es importante reflexionar sobre dos puntos: que “ACAB: Canción de cuna” se vuelve un interruptor, una voz colectiva, revolucionaria y comunal que reúne la emoción de un grupo contra la policía o los pacos, el aparato del estado que está “fucked”, “culiao” o lo que sea. Y que, a modo general, la decisión de utilizar un español chileno, pero no chilenizado, a lo largo del libro, tiene sentido por el hecho de que el libro parte de Chile, donde vivimos nosotras, sus traductoras, actualmente.
En el 2015, Bonney se trasladó a Berlín para hacer un estudio postdoctoral sobre la poeta beatnik Diane di Prima, una de sus influencias más notables. Durante este periodo escribió su último libro, Our Death (2019). De este libro hemos seleccionado dos secuencias: “A Riot is a Haunt” y “Still: 7 Devotions”. De Our Death, William Rowe escribe: “los poemas van desde expresiones de un intenso duelo a gritos de dolor… Pero también incluyen un cuerpo que es sacudido por el amor… junto a un odio hacia la gente responsable de lo que el capital le está haciendo al mundo”.[3] Las primeras cartas, señala Grundy, van dirigidas al poeta académico, liberal burgués, cuyo compromiso real es puesto a prueba en tiempos de crisis política. Por ello el destinatario es un “tú” que, aunque distante, es un compañero, un amigo, un camarada. “Carta sobre el lenguaje” termina así: “Espero que no te importe que no te haya dicho nada en tanto tiempo. No estamos del todo indefensos. Todavía no hemos sido consumidos por el fuego”.[4]
Sí, como señalamos al comienzo, citando a William Rowe, esta poesía se configura como la escritura más vital en el idioma de hoy, nos parece que esto es muy claro al leer un texto en prosa como “Carta contra el lenguaje”. En esta carta se cita el concepto de “lo inefable”, a partir de un extracto de la epístola de San Pablo a los corintios: “oyó cosas inefables que al hombre no le es dado expresar”. A Bonney no le interesa el tipo de poesía experimental que se muestra “cómodamente opaca”, sino que debiera haber una búsqueda del lenguaje —a partir de lo que Pasolini vía San Pablo llamó “lo inefable”. Este componente de lo inefable, para Bonney, está tomado por los nombres del poder y por las sílabas prohibidas de quienes se sitúan tras la toma de decisiones: “En uno de los últimos ensayos que escribió, Pasolini dejó bastante claro lo que podrían implicar esas ‘cosas inefables’, cosas que no se nos son dadas a expresar. Son los nombres. ‘Sé los nombres’, escribió en ese ensayo publicado en 1974. Los nombres de los que se sientan en distintos comités”. Lo inefable está lejos de lo místico, y más cerca del encuentro frontal con ese lenguaje de los nombres, al que no podemos acceder porque está inserto en el poder, hallándose cooptado por éste. De manera que la búsqueda de otro lenguaje deviene acción, escritura vital que pasa por ese desorden de los sentidos. Este “oír lo inefable”, se configura como un intento por traducir esas sílabas prohibidas, es decir, la anti-opacidad, esa lengua de las cosas inefables, pero que esta poesía, sin embargo, se esfuerza por articular. Creemos que nuestra labor es un intento por entrar en esos nombres, mirarlos, sacudirlos, incomodarlos y saber que nuestro trabajo se sitúa en un espacio “entre medio” donde el lenguaje es incómodo y no opaco: ahí se sitúan estas versiones de los poemas de Bonney, en un intento por alejarse de aquel sentido místico de lo inefable fuera de la iluminación y de la opacidad.
Como en Happiness, donde se advierte la necesidad de crear una nueva comunicación, y también en el poema “ACAB: Canción de cuna”, donde la canción para dormir a los niños provoca todo lo contrario, un despertar comunal, Bonney está siempre tratando de dislocar y reordenar el lenguaje, el último sentido, para identificar el orden pre-impuesto de la sociedad policial y al mismo tiempo mantener las inscripciones de los otros. Estas inscripciones no las leemos como una apropiación, sino como una desapropiación, en el sentido que propone Cristina Rivera Garza, cuando, planteando un momento postconceptual de la poesía, razona que “las estrategias de desapropiación se mueven hacia lo propio y hacia lo ajeno en tanto ajeno, rechazando necesariamente el regreso a la circulación de la autoría y el capital, pero manteniendo las inscripciones del otro y de los otros en el proceso textual”.[5] La poesía de Bonney se sitúa en este momento, nos lleva e invita a releer poéticas, textos históricos y constelaciones o coros de referencias, de autores, de voces que aluden no a una, sino a varias revueltas y revoluciones sin renunciar a lo propio. Aimé Césaire, Louis Auguste Blanqui, Amiri Baraka, Pasolini, Rimbaud, Baudelaire, Katherina Gougou, pero también Bonney, sus camaradas, su barrio, su lengua. Así estas inscripciones y poética coral es combinada con el habla cotidiana, incluso callejera, a partir de cuya oralidad compone un ritmo, una poética, una estética y política que aquí hemos intentado mantener lo más fiel posible con nuestra traducción o versiones de estas combinaciones posibles.[6]
Agradecimientos a Frances Kruk, Mel Bonney, William Rowe, Richard Parker, Daniel Madrid, Pablo Fante y Carlos Soto Román por su apoyo, sugerencias, comentarios y paciencia infinita.
Jèssica Pujol Duran
Macarena Urzúa Opazo
7+1 poemas de La revolución de las esferas celestes (2022),
de Sean Bonney
De Happiness: Poems After Rimbaud (Londres: Unkant Publishing, 2011)
Felicidad: poemas después de Rimbaud
primero de mayo. el alfabeto era un sistema de chantaje
complaciente, soslayaría nuestros sentidos regulados
«oigo ahora el estruendo de otras alas, Hermana»
algún rollo sobre la inmanencia de las vocales etc
(a) una leche social ofensivamente saludable
(e) entendió el tirar como un enjambre de
conformidad. era
(i) lo que estaba ahí encerrado era. cháchara, moscas etc
(o) un régimen estricto de reformas estructurales y
(u) bueno, objetivos, neutralidad. un circuito cerrado
de números abstractos
y nosotros, encerrados afuera. el alfabeto, en el fondo,
no era nuestro
en todo caso, sus cáscaras mitológicas, sus octavas
desmenuzadas y
espectros, nada / la conversación una jerarquía del
eclipse (como en un universo, infinitamente comprimido)
a nuestros deseos les falta densidad y llama social
«nuestro silencio es poderoso»
«las voces que hoy estrangulas»
por la mayor parte ellos te han explicado tu mundo
ellos inventaron colores para las vocales –
(u) glifos y daño. entendidos simplemente como en
(e) simplemente / esferas públicas o piedras
(o) químicos y piedras
(i) banquetes del hambre, simplemente como en, piedras
(a) piedras
«qué más da», mientras recolectábamos bayas
bello como un secuestro / «nuestros superiores»
oh paraíso. aquí hay una pequeña puerta.
(azul) «el ultimátum se expande por»
(verde) «suponemos que la decisión de no»
(rojo) «idioteces magnéticas, en su mayoría»
(blanco) «nuestros anos son distintos»
(negro) «aislamiento en estado puro»
ansiosamente sus rostros, no estaban ahí
era una especie de cielo, pedazos de cielo
viento helado. pasajeros y tripulación
––––––––––––––––– aquí en el centro del mundo
oficial, están haciendo una gráfica de todos nuestros
pensamientos secretos. Lo saben todo de nuestras
ciudades, nuestro pegamento arrendado
(a) la fusión de capital transnacional con el poder
político reaccionario
(e) militarización arbitraria
(i) una movilización racista contra los chivos
expiatorios de turno
(o) la fosa espectral de la opinión pública
(u) una ideología fanática basada en la hipocresía y el
sentimiento
Es todo tan exótico, una renovación de la violencia
sectaria: como tiranos de circo, son salvajes y
tiernos / como imanes sentimentales, ocuparán
nuestro territorio por solo un segundo, o tal vez por
meses, tal vez para siempre.
Trafalgar Square es carne sólida. Perros.
De Letters Against the Firmament (2015)
TRES CARTAS: AGOSTO 2011
Carta sobre el silencio
Se hace difícil hablar de poemas en estas circunstancias. Londres es una cuchilla, se ha instalado una calma enardecida, estamos atrapados en sus límites. He estado trabajando en un ensayo sobre Amiri Baraka, intentando explicar la idea de que si le das vuelta a la imagen surrealista —definida por Aimé Césaire como «un medio para alcanzar lo infinito»— si le das vuelta, lo que vas a encontrar es esa frase de Baraka: «las palabras mágicas son contra la pared, hijo de puta». Esto va muy lento —difícil concentrarse con todas las redadas policiacas, las palizas punitivas, los fuegos de las represalias. Sería demasiado decir que la geometría de la ciudad ha cambiado, pero está al borde de un colapso salvaje. Ha crecido en dimensiones, ciertas cosas son imposibles de reconocer, otras son demasiado nítidas. Quisiera saber más de matemáticas, o de álgebra, para poder explicarte exactamente lo que quiero decir. En cambio, te daré una pequeña tesis sobre la naturaleza del ritmo –(1) Le golpearon la cabeza contra el suelo y le estaban dando puñetazos. (2) Ya estaba esposado y había sido retenido cuando lo vi. (3) Él gritaba, «Ayúdame, ayúdame». (4) No era coherente. (5) Fui a hablar con su mamá. (6) No podía ni siquiera pararse luego de que lo golpearan con lumas. (7) Tocaron a su puerta tres horas después y le dijeron «su hijo ha muerto». No recuerdo dónde leí eso exactamente. Estoy seguro de que no fue en una revista literaria, pero supongo que estarás de acuerdo en que resume un sistema métrico bastante convencional. La poesía se transforma dialécticamente en la voz de la multitud —René Ménil hizo esa afirmación en 1944 o por ahí. Pero qué pasa si eso no es cierto. Qué pasa si lo único que puede hacer es transformarse en interminables golpes de lumas —de hecho, esto es lo que sucede en la poesía oficial, ya sea Kenny Goldsmith o, bueno, cualquiera. Sus aullidos conformistas llegan más lejos, en verdad, mientras que, a su vez, los golpes de la policía se transforman en un silencio denso y espantoso en el que vivimos dentro, provocando un cerrar de ojos inmediato, respiración dificultosa, nariz moquillenta y tos. Porque, créeme, la violencia policial es el contenido de todo arte oficialmente aprobado. No podría ser de otra manera, arraigado como está en el sistema de puertas de nuestra cultura. En su momento, Larry Neal describió las protestas como el proceso de apropiarse, de tomar control de nuestra historia colectiva. Esta semana empecé a pensar que nuestra versión de esta, nuestra historia, había sido capturada y la retenían en el centro de la ciudad como una fuerza de gravedad negativa que nos deja fuera, pero mantiene sus sistemas en orden. Obviamente, estaba equivocado. No es nuestra historia la que almacenaron ahí: es una pura bala, como el verdadero contenido de la idea colectiva bajo la que tenemos que vivir. Incrustaron esa idea en el centro del rostro de Mark Duggan —o Dale Burns, o Jacob Michael, o Philip Hulmes. Cientos de rostros invisibles. Y todos esos rostros han explotado. Etcétera. En fin, esta es la última carta que recibirás de mi parte, sé que has arrendado una pieza justo en el centro de esas balas oficiales. Por eso que tienes que pasarte tanto tiempo mirándote fijamente al espejo, hablando sin parar sobre la prosodia. No hay prosodia, solo hay una herida raspada: vivimos en su interior como ratones disecados, fosilizados. Dados vuelta, atormentados hasta volvernos irreconocibles. Es tan difícil pensar en poemas ahora mismo. Me largo de aquí. Nuestros cuchillazos no fueron autoinfligidos.
30 de agosto de 2011
De LAMENTACIONES
cuando nuestra ira era más feroz
la precisión de la belleza
la alegría del mundo entero
pan remojado desde su oscuridad
los enemigos apretaron sus bocas sobre nosotros
nos ha llegado una trampa
no hay nadie que nos consuele
De la música encarcelada, los insultados y
verdaderamente miserables.
De los nombres de los responsables de las recientes
masacres.
Sobre la numerología del canto de los pájaros
Sobre disturbios reemplazados por el canto de los pájaros
Nuestros perseguidores más veloces que las águilas
Nos persiguieron en las montañas. Nos acecharon en la selva.
Y nuestras vocales colectivas zumbando como
drones.
Lo invisible, sea lo que sea.
Como si no se cerniera sobre nosotros.
No se anunciara con fuego azul.
La ley es una boca.
Glosolalia.
estos bloques y ciudades
estas llanuras desérticas
estos atractivos cielos
ardientes, qué son
qué se ha olvidado
en estos barrios marginales
estos parques y leyendas
sólidos, brillantes, ocultos
extraños y distantes
fantasmas, nuestros fantasmas austeros
pasa el alma de tu cuerpo como agua
agua hirviendo que escalda para siempre
Respira, la ley, y canta en el interior de los que protege,
y ellos son como flores, castos y tranquilos como el
cristal.
Nos mira a nosotros, la música de la ley, y sus dedos,
nos hacen un punteo, como si fuéramos cuerdas, doradas,
y somos sus canciones, los habitantes de la ley.
Y no tenemos punto de apoyo, y tropezamos, hacia
atrás y más atrás, hora tras hora, como estrellas o edificios
que se derrumban, al abismo, de sus corazones,
los herederos de la ley, y cantamos allí, inimaginables,
en el hielo de nuestro silencio, cayendo.
Y sus almas fluirán como meado por las calles de la
gran ciudad.
Digamos que nos han encerrado en piedra en blanco. Te
despiertas, abres los ojos, es sencillo: nos han consumido
como sangre y agua, y nuestro lenguaje; te despiertas,
sibilantes y sintaxis un chorro de lejía y conceptos.
Piénsalo bien: el enemigo es no-material, nosotros no.
Digamos que nos han asfixiado con azúcar negro.
Pregunta quiénes son estos guardianes de las rebeliones
de antaño, insiste en que realmente sucedieron, no
somos para nada imaginarios. Te despiertas, abres los
ojos: hay una frontera que nos separa, a los encomiables,
los muertos in-merecidos. No publiques milagros.
De Our Death (2019)
Todavía: 7 devociones
32/ sobre las amenazas de bomba
Había, en lo profundo de este llamado mundo, algo que
no tenía precio. El oro no lo podía comprar, la iglesia no lo
podía cantar, nadie podía entenderlo. Apareció sin más
en medio de la vida, y no tenía otro significado que el de
su existencia. Lo odiamos por un tiempo, como hacen
todos, y luego, de pronto ya no podíamos ver otra cosa.
Todavía no lo entendemos. Lo que era. Por qué importaba,
y cuál es la naturaleza de las piedras que quedaron
ahora que se ha ido. Pero sobre todo no podemos
entender la rabia con la que lo desgarrábamos, tanto odio contra
un amor tan imposible, y tan hermosamente roto.
Fue una bala reemplazó toda la historia. No podíamos
reconocernos en ella, con todas sus fechas comprimidas
en una falange de ruido inmaterial. Y luego nos
encendimos, quedamos permanentemente manchados.
Siempre habíamos pensado que serían las ciudades
las que caerían, pero qué equivocados estábamos,
transformados mientras dormíamos en un alfabeto
reordenado como un disco de tiempo craneal.
Se asignaron las letras. Calendarios y cirugía. Vocales
y nubes negras. Varios bastardos de la realeza. Gimen y
chillan en los barrios bajos de la ciudad.
_________________________
[1] William Rowe, “Sean Bonney (1969–2019)”. Jacket 2. 18 de enero de 2020. (La traducción de todas las citas es nuestra).
[2] David Grundy, “Sean Bonney’s Life Work”. The Poetry Foundation. 9 de marzo de 2020.
[3] Ver artículo de David Grundy.
[4] Ver “Carta contra el lenguaje” en la sección Nuestra muerte.
[5] Cristina Rivera Garza, Los muertos indóciles, p. 31.
[6] Para los que quieran expandir sobre su obra, pueden visitar el blog de Sean Bonney, Abandoned Buildings [Edificios abandonados].
*(Brighton-Inglaterra, 1969 – Berlín-Alemania, 2019). Poeta. Residió desde el 2015 en Berlín (Alemania), en donde se desempeñó como investigador postdoctoral en el Instituto John F. Kennedy de la Freie Universität. Estuvo casado con la poeta Frances Kruk. Sobre su obra el crítico literario William Rowe escribió: “Emergiendo de los disturbios y protestas en el Reino Unido del 2010-2012, su pensamiento lucha con la dificultad extrema de la acción revolucionaria en un momento de cooptación universal de la resistencia al capitalismo”. Publicó en poesía Our Death (2019), Letters Against The Firmament (2016), The Commons (2011), Baudelaire In English (2007), Blade Pitch Control Unit (2005), Happiness: Poems After Rimbaud (2011), entre otros.
**(Barcelona-España, 1982). Poeta, traductora e investigadora. En la actualidad, se desempeña como lectora en la Universidad de Santiago de Chile. Ha traducido a poetas como Joan Brossa, Lisa Robertson, Elvira Hernández y Stephen Watts. Dirige la Revista de Poesía Latinoamericana en traducción Alba Londres (www.albalondres.com). Ha publicado diversas plaquettes de poesía en inglés Now Worry (2012), Every Bit Of Light (2012) y Mare (2018); dos poemarios en catalán El País Pintat (2015) y Ninó (2019); dos en castellano traducidos al inglés por William Rowe Entrar es tan difícil salir (2016) y El campo envolvente (2021).