Sobre el poema “Disección”, de Ivonne M. Bernuy

 

Texto y dibujos por Miguel Lescano*

Crédito de la foto Miguel Lescano

 

 

Habitaciones. Espejos quebrados y silencio.

En el poema “Disección”

de Ivonne M. Bernuy

 

 

Disección

 

Un averno de hormigas invade mis lamentos

asomo en los descuidos de sus límites

mi sombra enfurecida

 

La inercia anestesia los acentos

el tono de esta voz

 

Inhalo feroz un segundo

Acaricio mi vientre proscrito 

 

Obra 
los espejos

Y
 
A
B
R
O

la línea media de este abdomen

para mostrar

A TU DESIDIA SIN PAZ

mis entrañas

mis miserias

la aorta que se bifurca en el vértice

que despierta la pelvis

Aparece lo incierto

vuelve tu silencio

Cruzo el lunar de mi rodilla izquierda

lo recuesto sobre mi rodilla derecha

 

Observo partir al tiempo

 

Dibujo de Miguel Lescano

 

I

El poema “Disección” de Ivonne M. Bernuy es una operación desmedida del tiempo. Una gran silla de piedra inca. Un mirar de espejos sin reflejo. Búsquedas de quebrantos. Es la muerte del Aleph dentro de otro Aleph. Tiempo sobre tiempo.

Mirar en la eternidad enfermedades incurables. Aquelarre de insectos que se despliegan por devenires de ansiedad. Escribe Bernuy: “Un averno de hormigas invade mis lamentos/ asomo en los descuidos de sus límites/ mi sombra enfurecida”. La poeta protesta. Laceraciones de vida en un hospital infernal. Vivir para curar las mentes destrozadas por improperios de la ciudad Gótica de Lima. Conflictos iniciados por políticos invisibles de espantos. Alienígenas postrados en palacio de gobierno. Dictando controversias y malestares. Infierno que arde en las manos de la poeta.

¿División del tiempo? O ¿División de género? Bernuy empuña su arma y diseca cuerpos postrados. Jorge Luis Borges mira esos parajes de inconformidad y comenta: “los espejos y la cúpula son abominables, porque multiplican el mundo de los hombres” (14). Imperfectos hombres, que a través de la historia sólo han creado guerras de hormigas. Heridas que doblegan, pero no irritan. La poeta mira el horizonte destellando al Amaru. Se revela y se viste de blanco. Salvar al mundo de la pandemia generalizada es su límite.

 

 

II

El ser humano camina lento. A arrastras. A + B = habitación. Humano incapaz de mirar a su prójimo. Pero la música salva. Apu que doblega su estancia. La poeta/médico ausculta con su aparato electrónico corazones quebrados. Música quebrada. La canción Espejo quebrado de la agrupación VOZ PROPIA dice: “ves la sangre emanando desde el aire/ escuchas gritas, no es la fiesta de tu sábado…/ Por fin oscurece, crees que podrás dormir/ ves el espejo no podrás maquillarte” (tema 5). En la segunda estrofa del poema «Disección» de Bernuy,  el mundo colapsa. Es un edificio poético. Se cree que se bien bajo. Pero No. Está bien estructurado con cemento y aceros. Equilibra sus paredes como silla de rocas. La poeta escribe: “La inercia anestesia los acentos/ el tono de esta voz”. Grito de desacuerdo. Mujer en blanco y negro.  Se revela y explota. Es un disparo que marca y niega.  Pone orden al caos. Incapacidad de amar. Bifurcación mental.

 

Dibujo de Miguel Lescano

 

III

En la tercera estrofa del poema “Disección”, el tiempo se fragmenta en ilusiones. Configura en líneas: “Inhalo feroz un segundo/ Acaricio mi vientre proscrito”. Oquedad donde se vierten los espejos. ¿Espacio vacío? La poeta divaga por habitaciones blancas. Corazón que late raudo. Respiración de vida.

Bernuy ama la vida. Aunque está en desacuerdo de: muertes, atropellos, impunidad para políticos ladrones. Inhumano dolor. División del tiempo como acertijo. El ser expulsada de ella misma. Como diría John Berger: “Nunca se ha establecido la relación entre lo que vemos y lo que sabemos” (13). La poeta camina en silencio por bares del jirón Kilka. Mira a su patria en nocturnas corrupciones. La habitación es un espejo de miradas que explota.

 

 

IV

El poema “Disección” describe al ser humano con falta de interés ante la vida. Como golpe de finales. Con dolor olvidado.  Sociedad en extinción. Bernuy, en este caso como médico, corta la naturaleza del tiempo. Escribe: “la línea media de este abdomen/ para mostrar/ A TU DESIDIA SIN PAZ”. Guerra interior de pasiones sin fin.  Línea que divide y marca cambios. Fe.  

 

 

 

V

La pandemia y otras enfermedades acaban con la humanidad. Siglo XXI. ¿Humano fragmentado? ¿Ser marchito? Una vez más, el miedo invade el mundo. Las guerras destrozan mentes y sonrisas. Bernuy precisa: “mis entrañas/ mis miserias/ la aorta que se bifurca en el vértice/ que despierta la pelvis/ Aparece lo incierto/ vuelve tu silencio”. Desde el fondo de lo corpóreo la podredumbre acecha. La sangre desciende. Los versos se hacen intrincados. Con malestar. Como vampiros que desean rojos brebajes. Charles Baudelaire lo gritaba en calles oscuras: “Tú, que, como una cuchillada,/ Entraste en mi doliente corazón;/ Que, en tromba, como un rebaño/ De demonios, ornada y loca” (47). El caos se avecina como un ferrocarril a punto de colapsar. Repetir su atroz sonido. Música de guerra y de muerte. Bernuy divide el tiempo en habitaciones. En detritus de espejos. Desasidos por el tiempo o por el hombre. El silencio explota.

 

Dibujo de Miguel Lescano

 

VI

El tiempo se divide en espejos quebrados. Canción sin sonrisas. La poeta Bernuy garabatea su rodilla, sus tobillos y rompe sus dedos.  Fractura su sentir. Entra en oquedades temporales. En emergencia clínica. ¿Destruye el pasado? ¿Construye un futuro? Martín Heidegger lo define como que: “La destrucción no quiere sepultar el pasado en la nada; tiene una mira positiva: su función negativa resulta indirecta y tácita” (33). En el poema “Disección” de Ivonne M. Bernuy el tiempo explota en silencio. Finaliza con la mirada en el espejo. Dice en un susurro: “Observo partir el tiempo”.

 

 

 

 

 

Referentes:

Bernuy, Ivonne M. Disección. Lima: Editorial Apogeo. 2020.

Borges, Jorge Luis. Ficciones. España: Planeta De Agostini. 2000.

Voz Propia. No puedo irme. Lima: Estudios Amigos. 1988.

Berger, John. Modos de ver. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. 2012.

Baudelaire, Charles. Las flores del mal. Barcelona: Ediciones Orbis. 1982.

Heidegger, Martín. El ser y el tiempo. México D. F.: Fondo de Cultura Económica. 1974.

 

 

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