Por Daniel Arella
Crédito de la foto LP5 Ed.
Sobre El campo envolvente (2021),
de Jèssica Pujol Duran
En el libro de la poeta y traductora Jèssica Pujol Duran (Barcelona, 1982), El campo envolvente (2021), la asediante espectralidad del signo convoca marismas, temblores, erupciones que asaltan probabilidades de desdecir más que probabilidades de significar, puesto que la significación siempre es postergada por el rastro de escombros luminiscentes. El filósofo francés Jacques Derrida siempre nos aclaró a lo largo de toda su obra filosófica, desde aquella célebre conferencia en la Universidad de Johns Hopkins, que se tituló “La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas” el 21 de octubre de 1966, que el texto no es un campo homogéneo, es decir, que no podemos acceder a él directamente, sino de manera envolvente, como reza el título del poemario, que activa “la nueva sintaxis”, aquella interpretada porque se silencia, se normaliza y se excluye:
El campo aumentaba
envolvente como la impresión
de lo nombrado
almacenaba los ángulos muertos
jugaba a otro tiempo del verbo.
El poeta argentino, Reynaldo Jiménez, en el prólogo del libro, alcanza el núcleo del despliegue de su poética, cuando la aborda desde su “Paraconnotante contradecir”, trama textual que dilata la trampa de su propia persecución para significar. La búsqueda de una significación emparentada a la dislocación de las mismas propiedades del lenguaje:
La cuestión es que los significados nos asfixian
con hilos dorados del mercado
nos mueven
a contratar otra idea del paraíso.
Esto se comprueba con la creación de palabras unidas, corporeidad de la búsqueda de significación desde adentro, en la grieta, con la oscuridad que busca “la definición de reflujo en una pantalla/ queaglutina y caduca/ como tú”(p. 18). La unión de dos o más palabras —espalda con la frente— reconstruyen nuevas palabras que se convierten en islas, territorios de resistencia ante la fuerza opresora del sistema, cuya intención es escindir, separar y aislar los componentes que ya disgregados, se aglutinan:
“quemanlalengua”
“queteempuja
“elalcancedela”
“sistemaeztropeado”
“quedefine”
“lenguacanta”
“dentrodelcentro/ ventanasenventa”
Palabras-archipiélago —por su conjunción en islas—- denuncian esta coyuntura que amenaza borrar las fronteras críticas de los significados instituidos. Apocalipsis sostén de la materia textual que colinda con los dígitos y el aluvión entre proyecciones que sólo brotan de los poros de los pixeles de la pantalla. Arquitectura en ruinas, esquirla del verbo que tensiona en lo fragmentario-inmanente, lo inorgánico de lo virtual y lo hormonal del cuerpo, fronteriza opacidad que traduce lo in-nombrable, no sólo para un replanteamiento del balbuceo dadá en la cúspide de la deconstrucción derridiana, sino con la intención de devolver a la poesía sus facultades transgresoras de pensar la vida en el vértigo de su ocultamiento. Así nos lo hace saber Pujol Duran, cuando nos dice que “Las cavidades receptivas son anteriores/ a la formulación del canto”.
El discurrir existencial de la poesía de El campo envolvente, opera entre la ventana de su habitación y el pensamiento residual sobre las capacidades receptivas del lenguaje. La crítica actúa —no ya desde una propuesta discursiva— sino desde el insondable silencio que como mar por debajo del lenguaje se eleva dejando algunas palabras dispersas, flotando, sobrevivientes, otorgando la imagen satelital de un archipiélago, así como sucede en los acercamientos pixelados de google.maps, dentro del cuadrilátero de la pantalla, un límite reducido como la ventana —hacia afuera— es testigo del día y —hacia adentro— de los pliegues de las arrugas de las horas. De allí la obsesión de unir las palabras, de salvarlas de su intemperie, de su aislamiento y pérdida de significado a causa del desgaste que el sistema proporciona en relación al lenguaje con la invasión de la tecnología y su bombardeo de publicidad, moda, mercado y noticia:
en el escenario reversible
la guerra
sin poder ni convencimiento
la guerra
sacude al cuerpo
((rictus que
descamina procesos de realidad
(((imágenes que se expresan solas
funcionan solas
como en Al Jazeera o la CNN
Residual receptividad que logra implosionar las redes alienantes de lo telemático en nuestro presente histórico. Mirada del procedimiento fenomenológico en el recorrido de las aristas virtuales que asfixian los correlatos, que someten la estructura de lo condicionado a una desestabilización, haciendo resurgir aquello que silencia, que oculta y borra de la trama de lo textual. La pantalla es el gran mandala de las contradicciones que germinan en un lenguaje trastocado por un afán deconstructivo que se afianza en “una concentración de riqueza de intensidades lumínicas”. Escisión esquiza del polo de enunciación que desplaza la virtualidad de una realidad histórica violenta de las noticias que asolan el mundo, y por otro lado, la sensibilidad residual del individuo que todavía alcanza en imponer su crítica desde la poesía.
Mérida, 06.05.2021
*(Barcelona-España, 1982). Poeta, traductora e investigadora. En la actualidad, se desempeña como lectora en la Universidad de Santiago de Chile. Ha traducido a poetas como Joan Brossa, Lisa Robertson, Elvira Hernández y Stephen Watts. Dirige la revista de poesía latinoamericana en traducción Alba Londres (www.albalondres.com). Ha publicado diversas plaquettes de poesía en inglés Now Worry (2012), Every Bit of Light (2012) y Mare (2018); dos poemarios en catalán El país pintat (2015) y ninó (2019); dos en castellano traducidos al inglés por William Rowe Entrar es tan difícil salir (2016) y El campo envolvente (2021).
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*(Barcelona-Espanya, 1982). Poeta, traductora i investigadora. Actualment treballa de Lectora a la Universitat de Santiago de Xile. Escriu i tradueix en català, anglès i castellà. Ha traduït poetes com Joan Brossa, Lisa Robertson, Elvira Hernández i Stephen Watts. Dirigeix la revista de poesia llatinoamericana en traducció Alba Londres (www.albalondres.com). Ha publicat diverses plaquettes de poesia en anglès, Now Worry (2012), Every Bit of Light (2012) i Mare (2018); dos llibres en català El país pintat (2015) i ninó (2019); i dos en castellà, Entrar es tan difícil salir (2016), amb traduccions a l’anglès de William Rowe, i El campo envolvente (2021).