Sobre «Cérvix» (2024), de Jessica Freudenthal Ovando

 

Vallejo & Co. presenta dos comentarios sobre Cérvix (2024), de Jessica Freudenthal Ovando, libro ganador del Premio Franz Tamayo (2022).

 

 

Por Jessica Freudenthal Ovando*

Crédito de la foto (izq.) Ed. 3600 /

(der.) archivo del autor

 

 

Sobre Cérvix (2024),

de Jessica Freudenthal Ovando

 

 

El uso que Jessica Freudenthal hace de la fragmentación, los márgenes flotantes y el espacio en blanco dan a los poemas de Cervix una cualidad desgarrada, presurizada, algo entre un hechizo y un jadeo. Su poesía, siempre urgente, es insistentemente consciente de lo que de lo que está en peligro en nuestras vidas ―personal, política y éticamente―, incluso aunque en la experiencia visceral, en el conocimiento intuitivo del cuerpo. Freudenthal mantiene el pulso de nuestro tiempo. Como ella misma escribe, “Este es el futuro./ Aquí y ahora”.

 

Forrest Gander

 

 

Este libro son muchos libros a la vez, pero en todos late un terror idéntico: la conciencia de que lo monstruoso nos habita; es nuestra familia, nuestro hogar. No conocemos otra casa que el miedo. Lo femenino es una violencia que desde el principio de los tiempos se repite (la intimidad, el amor, la maternidad, los cuidados: los territorios a los que históricamente las mujeres fuimos apartadas también son, como señaló Lagarde, espacios de cautiverio). La familia es eso torcido que se va repitiendo a lo largo del tiempo y no conoce afuera. La familia es el lenguaje que masticamos y nos mastica, lo que parimos y nos pare, aquello que alimentamos y de lo que nos alimentamos a la vez. Hay algo siniestro en la boca del bebé (boca que se aferra al pecho que le da de mamar, boca que grita en mitad de la noche). Hay algo siniestro que casi nunca se dice y que este libro busca desesperadamente pronunciar, porque el espanto crece en el hueco de lo impensado y sólo retrocede en el lenguaje. Freudenthal construye este poemario híbrido, fragmentario, proteico; este poemario monstruoso que crece irregular y se desborda mezclando el cine de terror y la ciencia ficción con la reflexión metapoética, la búsqueda de una genealogía literaria, la historia familiar, la autoetnografía,  Este poemario terrible y luminoso se inscribe en lo que Showalter llamó el gótico femenino para reflexionar desde una perspectiva feminista sobre la maternidad y la escritura como espacios complejos y paradójicos en los que se cruzan, indistinguibles, la opresión, la libertad, el dolor, la belleza, la imaginación, el miedo. Porque escribir consiste en crear un monstruo más grande que nosotras, un engendro capaz de estrangularnos al que, sin embargo, acariciamos. Porque el espanto en que vivimos es al tiempo aquello que nos salva. Porque quienes más miedo dan no tienen miedo.

 

Olalla Castro H.

 

 

 

 

 

*(Madrid-España, 1978). Escritora, artista, mediadora de la lectura, ludotecaria. Ha participado en festivales y encuentros literarios. Produce artículos y ensayos, colabora con diversas publicaciones. A través de la poesía y la literatura colabora con artistas transdisciplinares y proyectos educativos. Obtuvo el Premio Franz Tamayo (2022) y una mención honorífica en el Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal. En la actualidad, facilita talleres de poesía para niños, jóvenes y adultos. Ha creado la Ludoteca de palabras, con el objetivo de acercar la escritura creativa y la lectura de forma lúdica y simple para todos. Ha publicado la antología Cambio Climático: panorama de la joven poesía boliviana (con B. Chávez y JCR. Quiroga, 2009); en poesía Hardware (2004), Demo (2010, 2011 y 2020), El filo de las hojas (2015) y Cérvix (); y en poesía para niños la colección Patapata de diez libros ilustrados de autores bolivianos como Luis Lucsik, Eduardo Mitre, Yolanda Bedregal y Matilde Casazola; y Mirarte: los cinco trucos del arte (con Luciana Molina).

 

 

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