Presentamos, en exclusiva para Vallejo & Co., poemas en edición bilingüe (español-inglés) de la argentina Judith Filc, quien se dedica actualmente a la traducción y edición de textos en Nueva York, ciudad en la que vive desde el 2002.
8 Poemas de Judith Filc
Suplicantes
Le dicen Colo tiene
24 años hace
seis que lo
busco
El filo del
metal contra el
cuello
La cabeza se
inclina bajo el
chorro de
agua bajo el
secamanos busca un
rincón donde
acomodarse
el altavoz anuncia llegadas y
salidas
Me dijeron que estuvo en
Olmos también en la
veinticinco tiene
24 años le dicen
Colo
La punta de la
mesa de
plástico
filosa
Parada frente a la
tierra
removida
ve dos
puñitos contra la
cara
Atraviesa la
cuadra de
ventanas tapiadas
entra por la
puerta del
garage:
tres pisos
oscuros
de escalera
la bolsa de
dormir sobre el
suelo de la
cocina y semillas para el
canario
Toto, las balas no se
sienten. Te juro, Toto.
¿Viste un cigarrillo cuando
traspasa un nylon? Así es,
y después algo caliente.
Nunca más, vieja,
me dijo, te prometo,
por vos y por la
nena
Las cuentas de
plástico pasan una por
una entre los
dedos son los
cinco puntos,
me dice.
El del medio es el
cana.
Alguien me despertó diciéndome
que fuera al hospital.
Cinco policías rodeaban la
cama. Uno la pateó diciéndome:
¿Es su hijo o no, señora? No, dije.
Pulsión
Cuando me terminé de
dar vuelta lo vi
desnucado
quieto
nos la tenían jurada
Me siento junto a la
ventana
corro la
cortina
el sol se te
clava en los
ojos y del
otro lado del
vidrio
no hay
nada
Todos los que se
van
vuelven
El calor invade el
cuarto
brillante de
luz
Los flashes pueden
venir en
cualquier
momento
lo ves al
Pájaro agacharse se está atando el
cordón de la
zapatilla nike
blanca
De repente como si
tropezara se
cae de
bruces contra el
barro
Me mando
enfierrado hasta las
manos y te
veo
amanecido
caminando entre el
pasto verde con un
porro en la
mano
buscando mi
nombre
Inclinarse por la
ventana
abierta hacia la
luz
asir ese momento
único en el que
sucede
todo
Dafne
Encerrado en Saint Pélagie Courbet quiso (…) representar
París vista desde las bóvedas de la prisión. Escribe a uno
de sus amigos: «La hubiera pintado en el estilo de mis marinas,
con un cielo de una profundidad inmensa, con sus movimientos,
sus casas, sus cúpulas simulando las ondas tumultuosas del océano».
G. Bachelard
Bailar sobre las
olas
bailar el goteo
tenaz contra la
loza
si estoy contenta bailo
rápido,
si estoy
triste,
despacio
bailar
la asfixia
el viento
sordo
el estallido del
metal
si estoy irritada,
de las dos formas
bailar la
luz
vacía
las grietas
el rictus
las bocas de
tormenta
la rama
deshojada
De Vida en la tierra (inédito)
10.
no, no te vas a salir con la tuya, claro, vos siempre
igual, nunca me dejás en paz, por qué no te vas un poco a
la mierda
un gorro de pintor en la cabeza jeans rotos saco
arrugado tres pasos adelante menea la
cabeza un movimiento
convulsivo dejame en paz, me entendés, dejame en paz, no
digas más pavadas
(en la recova figuras aladas dragones echando
fuego
mariposas agitadas por el viento el vendedor
pliega cartulinas de colores)
pasos rápidos y cortos patas de
pájaro los brazos laxos se
balancean
lo ve detenerse de pronto mirar a los
costados con
aprehensión y emprender su
paso cada vez más
rápido los labios en constante
movimiento
llega a la plaza elige un
banco
una paloma se posa en su hombro pecho
verde y violeta iridiscente
lo ve arrojar una
piedra en la
fuente miles de círculos se repiten
expandiéndose
(las patinetas vuelan sobre el cemento se elevan giran en
el aire caen ligeras y
aceleran)
refugio nocturno
tibieza de una tarde de sol en la
ventana
camina encorvado arrastra una
bolsa de plástico negra el
pelo ralo gris la barba le pesa el
cuerpo el frío lo penetra hasta la
médula
lo peor es el sueño interrumpido el
cuerpo rígido el
oído siempre atento y el
frío, ¿sabés?
el frío es lo peor
27.
Se mueve cortando el
aire el cuerpo
ondea y se
desmembra
de cara al
río
Una caña sigue a
otra a lo largo del
muelle
miríadas de
peces se
retuercen en el balde
se mezclan las voces
las lenguas
la radio transmite un
partido de
fútbol
La rueda
detenida
de una vuelta al
mundo se
cierne sobre el
agua
las sillas se agitan en el
viento que golpea en la
cara
Criaturas marinas despintadas
pueblan la
calesita
Ella se sienta en el
caballo de
mar luego en la
carroza tirada por
tritones
se imagina atravesando
caminos nevados en la estepa
rusa
Las olas
golpean contra las
columnas de acero
oxidado abandonadas en la
arena
Ella ve castillos amurallados
surgiendo de la
espuma
De Resquicios, Gog y Magog, 2010
poética
“Desde que he conocido la vida sencilla de Oceanía
sólo pienso en alejarme de los hombres y de la
gloria”,
le escribió Gauguin a Schuffenecker convencido de que
Tahití significaba la paz del alma pero que,
para alcanzarla,
era necesario
dejar atrás
la pintura.
El barco atracará en la isla en la que el
aire se respira diferente. Bastará desnudarse al
sol para lograr la paz del alma. Sin embargo,
el costo es excesivo: mejor pintar la
isla.
(Inédito, 2001)
clown
A Susana Poujol
giran los cuadros de colores en el círculo de
luz
pirueta y risa
ahora camina tambaleante juega a caer
(aplausos)
de pronto es torbellino de cuadros de colores abandona la
luz se expande pero
descubre de pronto que no hay dónde caer
el escenario es infinito
EN EL SUEÑO corría hacia una
cabaña oculta entre los
árboles
Encerrado, su cuerpo se negaba a desplazarse mover el
aire generar
diferencias
En el sueño cerrar los ojos era
desaparecer y
desaparecía a voluntad
En el sueño no era necesario
volver a abrir los
ojos
De El otro lado, Vinciguerra, 1998
Nostalgia
ella sentada en su escritorio
dos pájaros
cuelgan
del cielo
unas gotas de rocío
res
ba
lan por su pelo y mojan
la alfombra
el sol brilla en el espejo
la espuma de mar
se
cue
la
por el
marco de la ventana
a veinte pisos del asfalto
De Transducciones, Botella al mar, 1985
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(Versión en inglés)
8 poems by Judith Filc
Supplicants
They call him Red he’s
24 it’s been six
years since I started
looking for him
Metal
blade
against
the neck
The head bends
under the stream of
water under the
hand drier searches for
a place
to settle
the loudspeaker announces arrivals and
departures
They told me he was in
Olmos also in the
Twenty-fifth he’s
24 they call him
Red
The sharp
corner of
the plastic
table
Standing before
the dug-up
soil
she sees
two tiny
fists against a
face
He walks through
the block full of
boarded-up windows
opens
the garage
door –
three dark
flights
of stairs
the sleeping bag
on the kitchen
floor and seeds for
the bird
Toto, you don’t feel
the bullets. I swear, Toto.
You know when a cigarette
burns through the nylon? It’s like that,
and then something warm.
No more, Mom,
he told me, I promise,
for your sake and
the kid’s
The plastic
beads move one after
the other between his
fingers that’s
the five dots,
he says
The middle one is
the cop
Someone woke me up and told me to go to
the clinic.
Five policemen surrounded
the bed. One kicked it and asked me,
Is he your son or not, madam? No, I said.
Impulse
When I finished turning I
saw him
neck broken
Still
They had it in for us
I sit by the
window
I draw
the blind
the sun sticks
into your
eyes and on
the other side of
the glass
there is
nothing
Everyone who
leaves
comes back
The heat invades
the room
shining with
light
The flashbacks can
come
anytime
you see
Pájaro bending
tying his
white
Nike
All at once as if
he’d stumbled he
falls
face down
on the mud
I go in balls out
packing steel
and I
see you
dawned
walking on the green
grass with a
joint in your
hand
looking for
my name
Bend over
the window
open to
the light
grasp that single
moment when
everything
happens
Daphne
When Gustave Courbet was confined in the Saint Pélagie prison, he wanted to paint a view of Paris, as seen from the top floor of the prison. In a letter to a friend, Courbet wrote that he was planning to paint it «the way I do my marines: with an immensely deep sky, and all its movements, all its houses and domes, imitating the tumultuous waves of the ocean.»
G. Bachelard
Dance over the
waves
dance the persistent
drip against the
porcelain
when I’m happy I dance
fast,
when I’m sad I dance
slow
dance
suffocation
the dull
wind
the crashing
metal
when I’m upset,
both
dance
the empty
light
the cracks
the grimace
the manhole
covers
the naked
branch
From Vida en la tierra (unpublished)
10.
no, you can’t get away with it, of course, you’ll
never change, you won’t leave me alone, why don’t you
go fuck yourself
a painter’s hat torn jeans wrinkled
jacket three steps forward shakes his
head a convulsive
movement leave me alone, got it, alone, stop
blabbering
(in the arcade winged figures dragons spitting
fire
butterflies moving in the wind the vendor folding
colored paper)
short fast steps bird
legs slack arms
swinging
she sees him stop
suddenly
looking both ways in
fear walk faster and
faster his lips constantly
moving
he reaches the park chooses a
bench
a pigeon perches on his
shoulder its chest
iridescent green
and purple
she watches him throw a
stone in
the fountain thousands of
radiating
circles
(skateboards fly on the cement rise turn in
the air fall lightly and
take speed)
night shelter
the warmth of a sunny
afternoon on the
window
his shoulders stooped
he pulls a black plastic
bag his gray hair thinning his body
drags him down he’s cold
to the bones
the worst thing of all is the fitful
sleep the stiff
body the ear alert
and the cold,
you know?
the cold is the worst
27.
She moves cutting the
air her body
sways and
dismembers
facing the
river
One rod after
the other along the
pier
myriad
fish twisting
in the bucket
voices
languages mingle
the radio broadcasts a
soccer match
The still
Ferris
Wheel
looms over
the water
the chairs shake in the
wind that slaps against
her face
Chipped sea creatures
populate the
carousel
She sits on
the seahorse
then on the
carriage pulled by
tritons
she pictures herself crossing
snowy roads in the Russian
steppes
The waves
beat against the rusty
steel columns
abandoned in
the sand
She sees walled castles
emerging from the
surf
From Resquicios, Gog y Magog, 2010
poetics
“Ever since I experienced the simple life of Oceania
I can think of one thing only:
living far away from
other people, far away from glory,»
wrote Gauguin to Schuffenecker, convinced that
Tahiti meant peace for the soul but
to reach it
one must leave painting
behind.
The boat will dock in the island where the air
breathes differently. Lying naked in the sand will
suffice to find peace for the soul. Yet the cost
is too high;
better paint the island.
(Unpublished, 2001)
clown
to Susana Poujol
the colored squares spin
in the circle of
light
pirouette and laugh
now he stumbles plays at falling
(applause)
suddenly he’s a whirl of colored squares abandons
light expands but
suddenly realizes there’s nowhere to
fall
the stage is endless
IN THE DREAM she ran toward a
hidden cabin amid the
trees
Confined, her body refused to shift move the
air generate
difference
In the dream closing one’s eyes meant
vanishing and
she vanished at will
In the dream one didn’t need
to reopen
one’s eyes
From El otro lado, Vinciguerra, 1998
Nostalgia
she, seated at her desk
two birds
hanging
from the sky
some drops of dew
sl
i
ding from her skin
wet the carpet
the sun shines
in the class
sea-foam
is
see
ping
through the
frame of the window
up twenty stories
from pavement
From Transducciones, Botella al mar, 1985. Translated by Jim Hicks