Por Pamela Rahn Sánchez*
Crédito de la foto www.zonanoverbal.com
Por los bordes de la ventana.
9 poemas inéditos de Pamela Rahn
La casa frente al mar
En esta casa todo se concentra alrededor de la ventana
El ruido del mar
dos sillas de madera casi podridas
un vino barato que compramos los jueves en el mercado comunal
Al amanecer
nos reunimos alrededor del vidrio
las olas chocan
frente a nuestros ojos
Pero nadie dice nada
nadie se queja
Las pocas cosas que nos quedan en casa
Ahora se amontonan en esquinas
para mantener el equilibrio
Las paredes pegajosas de sal
El piso que se viene abajo
Se camina
con los pies hacia dentro
para no desviar
de alguna forma
el peso de la casa
No queremos dejar de observar la espuma que crece bajo el sol
Cuando todo está en orden
nos sentamos a beber vino
protegidos por ese pequeño vidrio
que nos salva del ahogo
En el área, no queda nadie
nuestra casa
es la única que no han derrumbado
Nos negamos a verla caer
A perder la costumbre de ver el agua
a centímetros
cayendo en picada
A sentir como nos moja los hombros
cuando se cuela por los bordes de la ventana
En las noches aquí
no hablamos mucho
Nos miramos con desgano
Se juntan nuestras palabras
en una jarra de té caliente
Sabemos que algún día
todo acabará
Que la casa se vendrá abajo
Pero
no
decimos nada
Oímos el mar
Es suficiente.
La cólera azul
Abriéndome paso ante lo taciturno de mi plato, miraba la pared roída por donde se inundaba todo. Aun así continuaba comiendo, como si nada sucediera con mis sentidos y mis manos húmedas, titiritando de frío. Intentaba recordar ese sol que alguna vez tallé en mi memoria, pero era inútil. Todos reían absueltos, cautivos en ellos mismos, hasta el fondo de sus aguas. Las gotas de lluvia caían desde el techo e invadían todo con su ruido, como balas en el vidrio. Ahora todo estaba mojado. Caminaba por habitaciones repletas de agua, mientras las visitas dejaban el tiempo caer entre sillas y lámparas flotando a su alrededor. Observaban con detenimiento cuadros donde se dibujaban océanos, y por sus pies caminaban ranas naranja que llegaban a nuestra casa pidiendo auxilio, encontrando en nuestros ojos curiosos un refugio a su cólera azul. La hierba crecía en las patas de madera del comedor. Mientras ofrecíamos sopa y té caliente. Las ranas naranja eran cada vez más felices.
Solo en el desierto
A Otto Rahn
Mis pies son de arena. Mis manos son tinieblas que se hunden en el fondo del mar. Solicito la defunción. La quiero sostener sobre mis manos. Solicito el descubrimiento, lo quiero recorrer con mis dedos. El solsticio. La insurrección. El culto a los muertos. Me estoy volviendo loco. Transformo mis pies en lanzas. No soy más que un desobediente. No soy más que un loco que llora mucho y pretende encontrar la repetición del paraíso en una tabla de madera. No soy más que un loco que escribe que escribe que sangra otro paso otra huella. Otras formas de ganarme la libertad, el encierro. Recorro continentes. Todos me persiguen, me escupen ¡Ottoo! ¡Deja de retar al cielo! pero no quiero. Soy un gigante, parte del éxodo marino. Soy el soneto mayor do re mi fa sol SOL. Soy el sol, llevo su marca en mi pecho. Soy la noche cantándole al sol. Corro. Quiero obtenerlo todo. Soy la noche buscando la inmensidad en cada uno de ustedes.
………………..…No lo entienden No soy yo Nunca he sido yo Son ustedes
Los de la puerta final
Soy un caminante
La verdad
La búsqueda
La línea que divide al infinito
y a los latidos de un pueblo
El mundo se volverá mudo.
Me convertiré en un pájaro. Abriré las alas.
Los arboles me acompañaran: se transformaran en figuras hilos monumentos. Aquí soy: el sonido del viento. Aquí soy: la exactitud decimal de las bocas abiertas. El habitante infinito. La raíz de la existencia. Soy una revolución. La revolución de la catástrofe. El “in situ” del miedo
Lloro imaginando las pieles
incineradas por el fuego
Estoy triste
Estoy muy triste
No entiendo nada
Los divinidades que me guían, ya no me hablan. Ya no entiendo las palabras cercanas a mi.
Se me olvidó toda mi infancia. Solo recuerdo los basureros en Berlín.
Solo recuerdo la orden del capitán:
¡Encuentra la respuesta al grito!
¡Encuentra la respuesta al silencio!
En la Antártida subterránea todo era inútil todo era ilógico, el hielo comenzaba a hervir y los animales solos en el desierto yacían muertos. Era muy tarde para calcular el inicio de la última plaga.
Era muy tarde para remplazar
el color de mis ojos
por los de un esquimal.
El lenguaje
Entonces me incline sobre el lenguaje
………………………………………………….y lo enfrente con el hueso
Aparecido ante mí
como un musculo atrofiado
Un silencio encargado
…………………..de convertir navajas en pañuelos
para secarme el rostro
…………………………..….ya humedecido
…………………………..….de delirio.
Era ingenua no sabía que la lentitud
era el idioma en el que realmente se puede observar
………………………………………………………………la luz
………………………………………………..…e n t r e l a s c o s a s
Y me apuré
anestesiada por la música
sin saber
que mis manos
serían pisadas
como tornillos
por la valentía
de todo
lo enfermo.
El verdadero ángel
La estampida
era recorrer los lugares
en donde no hubo nada
saltar sobre lo que creías lleno
El lugar
era aquel en donde lo encontraba
e insistía en perseguir un tiempo
que lo había tomado todo
hasta dejarme sin aire
La razón era una clase de libertad
entretenida en la locura
dispuesta para mí
por él
para socorrer la música azul
que me oprimía
El verdadero ángel
era aquel que se arrastraba sobre su sombra
y me permitía verlo con claridad una vez más
cubriéndolo todo con sus alas rotas
vivo
infectado
como siempre
de amor.
Los abrazos
Es necesario suponer
que los abrazos
dan calor
pero
aprietan tanto
el cuerpo
que no dejan respirar
Son un poco como ese olor fétido
el cual te recuerda algo bueno
El delirio es apenas una huella
Las cosas se pudren
pero solo para que re-nazcan otras nuevas
En el espesor
de lo blanco
esta la niebla
Matar este dolor
es como matar a un ciervo
sagrado y tierno
me ayuda a sobrevivir en el frío.
Elogio a la oscuridad
a C.R
Ahora tengo un sonido
con que nombrar
la ausencia
Algunas cuerdas
tocan un blues
una melodía
que alguna vez
creíste mía
“ella es Pamela Zue
y le gusta bailar”
Me queda esta noción de extrañeza
El liquido de nuestra luz esparcido
———————————————————por todos
lados.
no puedo evitar
alguna mueca
cuando pienso
en ti
Es la sonrisa del verbo
No hablar sobre ti
es ocultar todo lo que ahora soy
Ante el dolor
solo me queda afrontar
con valentía
un nuevo amor
de ojos claros
que dilata
la caricia
que busca aplacar
la sed
con más sed
No sabe que aun te lloro
y parpadeo
ante toda tu electricidad
pero se que los niños eléctricos
se apagan
cuando los enchufes
apuntan fatalmente a felicidad
Queda la sonrisa
que genera la corriente
Cuando
el ultimo suspiro
vuelve a ser vida
un futuro construido
en alguna otra dimensión
acechando
con
ternura
lobuna
este
horror
incesante
la puerta a medio abrir
encandilándolo todo
con su golpe de luz
Y mi silueta
en medio de la calle
buscando
con rapidez
aquella seguridad que da la sombra.
El poste
a C.K
Las calles
sorben el asfalto
El vacío cae
———————encima nuestro
………………………………………………..como una vocal traslucida
Tu cara dislocada sobre la mía
oculta en este espacio reducido
al que me aprieto con ahínco
……………………Y que ahora sabes tan tuyo.
Si nuestra querencia fuera el monte
se que nuestras bocas se derretirían
mirando el sol de los venados
Me dices
con algo de vergüenza
que podrías llorar con la ternura
de este momento
Y sé con certeza que devoraras mis manos junto a las tuyas
Intuyendo mi dolor
bajo la lluvia
Mis lágrimas serían
esas gotas
espesas
que miramos
en la ventana de tu carro
Correríamos
como luceros
en alguna calle
nuestra boca abierta
derramaría saliva
ante el galope de los caballos
Encontraríamos
en la luz parpadeante
de un poste averiado
el refugio
perfecto
para
nuestra
noche
mientras el viejo continua su tonada.
El salar de Uyuni
a C.R
Todos los días son sueños, nuestra ternura se va quebrando en la oscuridad. Los te amo radicales como acróbatas contenidos, en caída libre. La misma sed a b s o l u t a sin poder tomar una gota de agua. Vigilia desenfrenada en vasos quietos. En mi imaginación, aparecen otros amantes. Ninguno de ellos se parece a ti (casi siempre lloro). Algunos días hablamos de encontrarnos en el Salar de Uyuni. Cada vez siento mas miedo de mi reflejo. En cambio tu deseas mirar de frente para saber que lugares limpiar. (Sin embargo nos descubrimos). La locura se dibuja en las hojas que rozaron tus dedos. Confundo la muerte con tu camisa de flores y los cuervos me rodean con la certeza de algo que va muriendo. Un perro sin pelo y 7 gatos siameses. La promesa de un nido. libros libros libros (una gran cama) sagrada sagradamente el mundo en la cicatriz de tu mano derecha. Te escondes (espero encontrarte) te olvido. Siempre una puerta me lleva al Salar. La gran llanura de espejos. Multitudes paradas improvisan su brillo. Todos tiemblan ante el cristal, hechos sombra uno – contra – otro. Acostado casi soberbiamente sobre tu reflejo, me miras. Te has visto tanto que has roto el hielo templado. Comienzas a reír y llenas de sangre nuestro silencio.