Por Reginald Dwayne Betts*
Traducción del inglés al español por Juan Carlos Villavicencio**
Crédito de la foto www.muralarts.org
Polinizado por pájaros.
3+1 poemas de Reginald Dwayne Betts
Para ti: antófago, amante de las flores
Para ti: antófago, amante de las flores,
rosas verdes, crisantemos, lirios: retrofilia,
filomatemático, filocalia, sarcófilo — todo este amor,
por el pasado, la belleza, el conocimiento, la carne; este es
el catálogo & el mostrador: filaletista, negrófilo, neófilo.
Un negro camina por la calle, marca el ritmo de Newport
contra una pared de ladrillos & te mira fijamente. Amar
eso: nictofilia, litófilo. Estar entre las piedras,
entre la oscuridad. Somos una casa de vidrio. Putero,
filotécnico. ¿Por qué no adorar a las mujeres mundanas?
Amo eso — una habitación en la esquina, lo que sea ahí no está,
todo el desastre que guardas en secreto. Paleófilo,
ornitófilo: tú, anticuario, polinizado por pájaros.
Todo una forma de soñar con verdes pétalos de rosas en la cama que amas;
petrófilo, estigmatofilia: vive cerca de rocas, tatúa dolor;
para ti topofilia: ¿qué lugar amas? Todas estas palabras
por amor (por ti), todas estas formas de decir cree
en la sinfilia, para decir déjennos vivir cerca los unos de los otros.
Volviendo
Si regreso, todo comenzará con una pistola,
la oscuridad una máscara que nunca se oculta
lo suficiente. Me tomaré lo último de mi trago
tan rápido que me voy a ahogar y toseré.
Si regreso, el pasado que pretendo
que me defina — no explica la vieja
sensación familiar de grilletes que capturan
el sueño de mi mano & me acompañan
más allá de la Mason Dixon.
Me recordaré a mí mismo que la primera vez
que viajé al Sur fue para ir a la cárcel.
Mi legado estará en mi cabeza
traqueteando en un sedán de cuatro puertas
con suspensión ajustable. Me dirigiré
de regreso donde el tiempo entierra
los tiempos de los hombres. Mi retorno
me llevará a través de un estado lleno
de ciudades con nombres de prisiones
& cada ayer mío se convertirá
en agua que me terminará ahogando. Si regreso,
mis hijos podrán olvidar mi nombre: preso,
convicto, prisionero, recluso, criminal –
todos esos fallarán. & no habrá
palabra para esto en lo que me he convertido.
Cuando pienso en Tamir Rice mientras conduzco…
en el asiento trasero mis hijos ríen y pelean,
ni cerca de la edad de Tamir, que era acorde a su
complexión & cadencia, & ya había sido advertido
de las pistolas de juguete, aunque mi retórica
no trata del miedo, sino del desagrado –de cómo
las armas me han perseguido desde la primera vez que agarré
una pistola; pienso en Tamir, parpadeo dos veces
& enfrento la escasez de mi llanto, cómo
una pérdida forja la geometría que nos confunde.
Así suena la miseria: mis niños
jugando en el asiento trasero yuxtapuestos al
asesinato de un niño de doce años
en mi cabeza. Mi lengua se pega al techo,
mi mano derecha ya ha olvidado.
Esto no debería ser el ladrillo & la mezcla
de EE.UU.: un niño asesinado, & la violencia
que puede amenazar la risa en mi asiento trasero.
Soy un padre negro llevando a sus hijos negros
a la escuela & la muerte de un chico Negro cabalga
con una escopeta como si esto pudiera ser un cortejo fúnebre,
la muerte una cosa silenciosa sin mencionar en el aire,
aunque el asesinato de Tamir debe ser más que
una advertencia sobre la insensatez & la justicia
abandonada & el fantasma del terror blanco & por lo mismo
es que odio todo esto, las protestas & las contraprotestas,
los abogados de los Derechos Civiles que acosan
los cuerpos de los asesinados, esta danza nuestra
que reduce la humanidad a la dicotomía
del velo. Una mente puede abandonar la cordura. Pero
lo mío no es un colador & no hay elixir.
¿Estamos destinados a ser perseguidos por la tentación
de convertir todo –lo que vemos– en
un sepulcro & hacer un hogar de la serie de células
que tantos hermanos ya llaman su propia tumba?
Historia de sangre
Todo lo que te abandona es recordado de maneras distintas.
Tan preciso como puede ser el idioma inglés, con palabras
como penúltimo y perseverante, no hay una exacta
combinación de sonidos que describan sólo esa partida.
Una vez, bebiendo y fumando con amigotes, uno preguntó
si hubiera anhelado un padre. Si hubiera dicho querido,
lo habría desestimado de la forma en que los más jóvenes
desestiman todo: un gesto de desdén, sarcasmo, un golpe fuerte en
el estómago, risa. Pero dijo anhelar. & en un lugar distinto podría
haber llorado. Dijo, una vez mi padre vivió con nosotros & luego
no lo hizo & eso me cagó tanto que no pensé en su partida
hasta que sostuve a mi primer hijo en los brazos & sólo
ahora hablo de esto. Un hombre que bebía Whisky & Wild
Irish Rose como agua me dijo una vez & a algunos amigos
que no hay palabra para padre de donde él viene, no miente
lo sabemos: Ahí la palabra padre es la palabra para oír.
Los caños que hicimos circular nos permitieron parar la lengua.
Aunque no tanto. Pero, ¿y si el viejo supiera
algo? & si no tienes padre, no pones los puntos sobre
las íes. Años después, mi padre me dijo, muchacho, ¿por qué tu
primogénito no tiene nuestro nombre, como si no supiera,
Algunas cosas hacen de tu vida una oración que los Dioses
ciertamente van a responder.
—————————————————————————————————————-
(poemas en su idioma original, inglés)
Pollinated by birds.
3+1 poems by Reginald Dwayne Betts
For you: anthophilous, lover of flowers
For you: anthophilous, lover of flowers,
green roses, chrysanthemums, lilies: retrophilia,
philocaly, philomath, sarcophilous—all this love,
of the past, of beauty, of knowledge, of flesh; this is
catalogue & counter: philalethist, negrophile, neophile.
A negro man walks down the street, taps Newport
out against a brick wall & stares at you. Love
that: lygophilia, lithophilous. Be amongst stones,
amongst darkness. We are glass house. Philopornist,
philotechnical. Why not worship the demimonde?
Love that — a corner room, whatever is not there,
all the clutter you keep secret. Palaeophile,
ornithophilous: you, antiquarian, pollinated by birds.
All this a way to dream green rose petals on the bed you love;
petrophilous, stigmatophilia: live near rocks, tattoo hurt;
for you topophilia: what place do you love? All these words
for love (for you), all these ways to say believe
in symphily, to say let us live near each other.
Going back
If I return, it’ll start with a pistol,
the dark a mask that never hides
enough. I’ll pour the last of my drink
down so fast, I’ll choke & cough.
If I return, the past that I pretend
defines me — won’t explain the old
familiar feeling of cuffs that capture
my hand’s ambition & escort
me past the Mason Dixon.
I’ll remind myself that the first time
I travelled south was to go to prison.
My legacy will be in my head,
rattling around in a four-door sedan
with jackleg suspension. I’ll be
headed back to where time buries
the times of men. My return will
carry me through an entire state
of cities named after prisons.
& my yesterdays will become
the water that drowns. If I return,
my sons may forget my name: inmate,
convict, prisoner, jailbird, felon —
will all fail. & there will be
no word for this thing I’ve become.
When i think of Tamir Rice while driving
in the backseat, my sons laugh & tussle,
far from Tamir’s age, adorned with his
complexion & cadence, & already warned
about toy pistols, though my rhetoric
ain’t about fear, but dislike –about
how guns have haunted me since I first gripped
a pistol; I think of Tamir, twice-blink
& confront my weeping’s inadequacy, how
some loss invents the geometry that baffles.
This is how misery sounds: my boys
playing in the backseat juxtaposed against
a twelve-year-old’s murder playing
in my head. My tongue cleaves to the roof,
my right hand has forgotten.
This should not be the brick & mortar
of America: a murdered child, & the violence
that may stalk the laughter in my backseat.
I am a black father driving his black sons
to school & the death of a Black boy rides
shotgun as if this could be a funeral procession,
the death a silent thing in the air unmentioned,
But Tamir’s murder must be more than
warning about recklessness & abandoned
justice & white terror’s ghost & this is
why I hate it all, the protests & their counters,
the Civil Rights attorneys that stalk
the bodies of the murdered, this dance of ours
that reduces humanity to the dichotomy
of the veil. A mind may abandon sanity. But
mine is no sieve & there is no elixir.
Are we bound to be haunted by the temptation
to turn everything — we see — into
a grave & make home the series of cells
that so many brothers already call their tomb?
Blood History
The things that abandon you get remembered different.
As precise as the English language can be, with words
like penultimate and perseverate, there is not an exact
combination of sounds that describe only that leaving.
Once, drinking and smoking with buddies, a friend asks
If I’d longed for a father. Had he said wanted,
I would have dismissed him in the way that youngins
dismiss it all: a shrug, sarcasm, a sharp jab to the stomach,
laughter. But he said longing. & in a different place, I might
have wept. Said, once, my father lived with us & then he
didn’t & it fucked me up so bad I didn’t think about
his leaving until I held my first son in my arms & only
now speak on it. A man who drank Whiskey & Wild
Irish Rose like water once told me & some friends
that there is no word for father where he comes from,
not lie we know it: There the word father is the word for listen.
The blunts we passed around let us abandon our tongues.
Not that much though. But what if the old head knew
something? & if you have no father, you can’t see
straight. Years later, my father says to me, boy, why your first
born ain’t got our name, as if he ain’t know, Some things tur
your life into a prayer that the Gods will certainly answer.
*(Maryland-EE.UU., 1980). Poeta, profesor y abogado. Es magíster en Bellas Artes en Escritura Creativa por Warren Wilson College (EE.UU.), doctor en Jurisprudencia por Yale (EE.UU.) y en la actualidad cursa un PHd en Derecho en la misma Yale. A los 16 años cometió un robo de auto a mano armada, siendo procesado como adulto, cumplió una sentencia de ocho años en prisión, en donde terminó la escuela secundaria y empezó a leer y escribir poesía. Al salir de la cárcel, fundó un club de lectura para niños afroamericanos en la librería Karibu Books y, luego, fue profesor de poesía en Washington DC (EE.UU.) y, en 2013, enseñó en el programa de escritura en Emerson College (EE.UU.). Obtuvo el Premio Beatrice Hawley (poesía, 2009), la beca Open Society Foundation (2010) y la Beca Guggenheim (2016). Ha publicado en poesía Cerca de Burn y Burden: colección de poemas (2010), Shaid lee su propia palma (2010), Bastardos de la era Reagan (2015) y Delincuente: poemas (2019).
**(Puerto Montt-Chile, 1976). Poeta, traductor y editor de Descontexto. Editor de antologías de Jorge Teillier y, junto a Carlos Almonte, de antologías de varios poetas chilenos y latinoamericanos. Traductor de Trakl, Eliot, Pessoa, Clapés, Teasdale y Rothenberg, entre otros. Ha publicado los poemarios The Hours (2012), Breaking Glass (con Carlos Almonte, 2013), Oscuros Ríos (2018), Visiones de María Magdalena (2020) y del texto dramático Antígona en el espejo (2021).