Por: Karen Villeda
“¡Diótima, dichoso ser! / Alma sublime por quien mi corazón / repuesto de la angustia de vivir / se promete la juventud eterna de los dioses. / ¡Nuestro cielo durará! / Antes ya de verse, nuestras almas, / ligadas por sus insondables honduras, / se había reconocido.”
Hölderlin:
En El Banquete de Platón, el diálogo entre Socrátes y Diótima nos revela que sabemos que: “la idea de ‘creación’ (poíesis) es algo múltiple, pues en realidad toda causa que haga pasar cualquier cosa del no ser al ser es creación, de suerte que también los trabajos realizados en todas las artes son creaciones y los artífices de éstas son todos creadores (poietaí)”.
La poesía se transmitía de oído en oído antes de que existieran los primeros signos gráficos de representación. Se cuenta que, cuando la diosa madre se unía con el padre de los dioses y de los hombres, el pueblo devoto aguardaba a que apareciera la pareja mostrando una espiga. Esta era la antesala de una enérgica declamación: “¡La reina Brimo[1] ha parido un muchacho Brimo sagrado!”. Así la palabra era liberada y se hacía la Historia en el Primer Recital del Mundo.
La poesía sonora, conocida también como poesía fonética, retoma la milenaria idea de basarse principalmente en los recursos sonoros de la lengua para crear. El famoso “Poema fónico mudo 1924” de Man Ray tiene su antecedente en el poema caso desconocido “La canción nocturna del pez” de Christian Morgenstern (1871–1914), compuesto únicamente de dos signos métricos:
“La canción nocturna del pez” y “Poema fónico mudo 1924”
¿Cómo se puede leer una escritura cuasiprimitiva? ¿Es, en realidad, una imagen o continúan siendo palabras? ¿Se suprime el lenguaje o simplemente muda de forma? Esta flexibilidad se materializa en poemas como “Das große LaLuLa” de Christian Morgenstern (https://www.youtube.com/watch?v=S9jLCRa3m0A) y “Kikakoku!” de Paul Scheerbart (1863–1915) poemas que dan cuenta de palabras imaginadas y hasta borborigmos.
“Kikakoku!” de Paul Scheerbart
El sinsentido lingüístico también inspiró lenguajes propios como la “lingua romana” de Stefan George, quien en 1914 escribió “Rosa Gelba” cuya (im)perfección lingüística es considerable: “En la atmosfera calida tremulante de odores / En la luz argentea de un diffalaz / Ella respira circundundida de un gelbo fulgor / Envelata tot en una seta gelba”.
En La declamación dinámica y sinóptica, Filippo Tommaso Marinetti (1876–1944) concibe al declamador como “un inventor y un creador infatigable durante su declamación”, que procura imitar el todo de una palabra, desde su parte compleja como el aspecto onomatopéyico. Las palabras en libertad son el final del poeta soso, que solamente mueve el cuerpo de la cintura para abajo, en particular una pierna que balancea con el propósito de calmar sus nervios en el recital tradicional.
“Zang Tumb Tumb” es una obra de Marinetti que conjuga la poesía concreta y la poesía sonora al inspirarse en la batalla de Adrianópolis en 1912, en la que el poeta se enlista como un soldado futurista. Un disparo suena como “tumb-tumb” y un bombardeo es así:
‘1 2 3 4 5 segundos asedio pistolas se reparten el silencio al unísono tam-tuuumb ecos repentinos todos los ecos se apoderan rápidamente dispersando losa los vientos infinitas hacia el diablo
‘En el centro éstos tam-tuuumb aplanaron 50 kilómetros cuadrados salto 2-6-8 estallidos clubes golpes fiestas baterías de tiro rápido. Violencia ferocidad regularidad juego pendular fatalidad
‘…estos pesos espesan el silencio olores moleculares torbellinos cadenas redes y canales de analogías concurrencias y sincronismos para mis amigos Futuristas poetas pintores y músicos Zang-tumb-tumb-Zang-Zang-tuuumb tatatatatatatata picpacpampacpacpicpampampac uuuuuuuuuuuuuuu
ZANG-TUMB
TUMB-TUMB
TUUUUUM”[2].
Aquí pueden a escuchar Marinetti y su “Zang Tumb Tumb”: https://www.youtube.com/watch?v=u1Yld7wGWEI
“Zang Tumb Tumb” de Marinetti
Tristan Tzara (1896-1963) y los dadaístas exploraron los poemas simultáneos, con dos o más voces. Incluso hay acotaciones en poemas que combinan varios idiomas como “L´amirall cherche une maison à louer” (“El almirante busca una casa para alquilar”) para dramatizar el acto de la lectura en el Cabaret Voltaire. Mientras un lector intermedio canta en inglés, otro lector vocifera en alemán y un lector más modula su voz para hablar en francés.
En el libro de memorias Courrier Dadá de Raoul Hausmann (1886 – 1971) advierte que “el paso decisivo para introducir en el terreno literario el irracionalismo más absoluto fue dado por el advenimiento del poema fonético”. Kurt Schwitters (1887 –1948) reformula el movimiento dadá con la revista Mertz: el poema es un collage y toda letra tiene un potencial sonoro. Para él, “un poema es el ritmo de los sonidos”. La sonoridad (y plasticidad) de un poema se refleja en obras como “Anna Blume”, una parodia del amor ampliamente publicitada en Hannover.
Facsímil de una página de “Anna Blume” en español.
La “Sonate In Urlauten” (“Sonata en Sonidos Primitivos”) de 1932 de Schwitters es un poema sonoro en cuatro movimientos, cuyo lirismo puro es sorprendente (al igual que la capacidad pulmonar del artista): https://www.youtube.com/watch?v=etsX7x5Oo0c.
En la narrativa, hay diversos ejemplos de poesía sonora que vale la pena rescatar porque abren espacios ilimitados para el placer estético. En el onceavo episodio de Ulises, James Joyce explora y explota la musicalidad del lenguaje para fascinarnos con un canto de sirenas que nos aleja de la ruta lineal de lectura:
Final del capítulo titulado “Las sirenas” de Ulises de James Joyce
La poesía, entonces, crea siempre un nuevo lenguaje porque la oralidad, en su sentido lato, nos permite coincidir en tiempo y en espacio para ser cómplices de un mundo renovado. Cuando escuché recitar a Raúl Zurita con su característica pasión en 2007, el poeta nos dijo al terminar que “si desaparece la poesía, desaparece el mundo”. Con justa razón.
*Poeta mexicana interesada en la relación de la poesía con medios digitales y arte interactivo. Su página web es www.poetronica.net. Ha publicado Dodo, Babia y Tesauro. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven «Elías Nandino» 2013, el más importante de su país para poetas menores de 30 años.