Texto por Antonio Sánchez Carnicero
Traducción del ucraniano al español por
Alina Vrabiy, Khrystyna Rachiy y
Antonio Sánchez Carnicero
Crédito de la foto Ed. La Tortuga Búlgara
Poesía actual de Ucrania.
11 poetas contemporáneos (2024)
Los poemas de la presente antología de poesía actual ucraniana unen el dolor de la guerra con la resiliencia y fuerza vital del ser humano en los momentos más oscuros. Ucrania, pedazo a pedazo y en su totalidad, se percibe como una nación herida, donde el desarraigo y la muerte son el leitmotiv, pero donde también brotan la esperanza, el amor y la resistencia. También son temas recurrentes el paisaje ucraniano y la memoria, ambos refugios emocionales ante el sentimiento de pérdida.
Los autores que tejen este libro transforman el sufrimiento en arte y presentan la dualidad de la vida, la belleza en lo cotidiano y la lucha por preservar la identidad. La guerra no silencia la creatividad, sino que la refuerza, dando voz a aquellos que continúan buscando la libertad.
Para el lector hispanohablante esta obra posee una gran trascendencia al ofrecer, por vez primera, una profunda y emotiva visión de la Ucrania actual. En su conjunto estos poemas crean un puente cultural que fomenta empatía y comprensión, visibiliza la lucha de Ucrania y celebra la vida que persiste a pesar de todo.
Selección de poemas
Lesyk Panasiuk
Prometeo
Ayer vi una foto de un soldado ruso muerto
con dos vibradores robados en las manos
los sujetaba como si fueran dos relevos,
cual antorchas olímpicas,
en las que en lugar de la llama ardía una alegría
que no llegó ni a la frontera no llegó a brillar
en todo su esplendor ni en Vorkutá ni en Múrmansk
no la llegaron a ver sus paisanos
no pudieron ser testigos de tal hazaña
Pero nunca nos han faltado prometeos rusos
solo que antes robaban la historia y el arte
de Ucrania y todo lo demás
no hace falta que os lo cuente
ahora nos han usurpado hasta la alegría
Sería consciente el soldadito de la magnitud de su heroicidad
esperaría que en su honor se erigiera un monumento
y que pusieran su nombre a unos caramelos
o a un nuevo sistema de misiles rusos
Dos vibradores
algo por lo que vale la pena luchar
algo por lo que vale la pena morir
quizás pensara eso
Iya Kiva
llevar diciendo ocho años: en mi casa hay una guerra
para por fin aceptar que mi casa es la guerra
su tren avanza lento de este a oeste
en su interior la muerte porta vida
la noche desciende con convulsiones de flores marchitas
y reposa en nuestras bocas como dientes podridos por el silencio
ahora nuestro idioma es el chat de voluntarios y refugiados
donde las sirenas alzan su canto a Odiseo
ahora nuestra memoria es una vyshyvanka manchada por la libertad
y su largo recorrer los corazones
13.03.2022
Oleh Kotsarev
¿Un avión o un helicóptero?
se desató una controversia
sobre qué era lo que hacía tanto ruido en el cielo
como el descuidado
viejo jardín detrás de la casa
de la plaza del mercado
-¿un avión o un helicóptero?
-¡un helicóptero!
-no, ¡un avión!
-no, ¡un helicóptero!
-¡un avión!
-¡un helicóptero!
y entonces
para evitar obsesiones innecesarias
el helicóptero se asomó por la ventana
resolviendo la controversia
ahora podemos salir
con calma al parque
y distinguir
estorninos y mirlos
Julia Stakhivska
Cuando el enemigo se presenta en tu casa,
sabe que no es suya.
¿En cuántos espejos se habrá quedado su reflejo?
Mientras subo por una antigua escalera al pico de la montaña,
en cuya iglesia se erige el altar de las dos guerras mundiales,
y en torno a mí los viñedos se tiñen de sangre –
ya le han dado un buen trago a la tercera.
Cuando el enemigo se presenta en tu casa,
se lleva algo,
La cosa es que a su hija
le quedará pequeño el vestido de otra,
y a su mujer le provocarán desazón los pendientes.
De la nada se puede llevar mucho, menos la libertad.
Junto a la gran roca de la ira
aprieto una piedrecita en la mano.
Cuando el enemigo se presenta en tu casa,
vive como si fuera su último día,
pues ha firmado un pacto con el que se da a la bebida.
Con qué ligereza surca el cielo el ala de la golondrina,
con qué destreza crea algo de la nada a cada momento.
Llevaba tiempo sin ver golondrinas.
Ellas me dieron este don.
2022
Anna Malihon
Lo más complicado es aprender a hablar de nuevo
cuando te han arrancado la lengua de cuajo
letra por letra
tirando de un hilo
como cuando de niño te arrancaban los dientes de leche
Apareces con la boca llena de silencio rojo
ante centenares de micrófonos de todo el mundo,
pero no todos te escuchan,
en eso consiste la nueva poesía
Nuestros libros antibalas cubren las ventanas
y los siguientes libros defenderán las fronteras
Un silencio abismal
engendra un pájaro
que escupe gérmenes
de significados superfluos
Dispersos por mundos de aquí y de allí
nos aferramos a un vínculo de linaje
humanitario
con los dientes de la poesía
Ihor Mitrov
M a r i u p o l . t e a t r o d r a m á t i c o
estaba con mi amada armando
un enorme puzle del globo terráqueo
y de repente – la guerra
ahora no estamos para puzles
luego lo acabamos
pero que ninguna
pieza azul
se pierda
bajo los escombros
09.03.2022
Halyna Kruk
¿Puedo dar dos pasos más o quedarme aquí? por encima
de cuerpos desperdigados con posturas forzadas, por encima
de la herrumbre de un coche calcinado y abierto a balazos,
tan grandes como para acabar con alguien en concreto.
El mundo no va a entender el despilfarro de recursos artísticos.
La inexistencia de un motivo lógico, acláramelo,
y me preguntas por qué os están matando
Tiene que haber algún motivo, alguna razón.
Así no se tejen los relatos de los libros.
Al observar desde lejos, siempre hay
margen para parar a tiempo, pero
no te acerques hasta donde todo se vea con excesiva claridad –
una mano femenina bien arreglada con una uña rota poco estética,
el zapatito de un niño
entre el resto de cosas de un apartamento.
La literatura servía para convencernos
de que el zapatito abandonado está separado de su pie,
que una uña rota no es un problema tan grande.
Si paras a tiempo, no te acerques a mirar.
Distancia de seguridad, barrera que todavía puede volverse
un banal relato inventado, fruto prohibido de la imaginación,
cargado de catastrofismo.
La literatura ya no es una vía de escape,
sólo una vía alternativa, que no conduce a ninguna parte.
Subes al tren y te das cuenta de que no valdrá de nada, ¿sí?
Algún día abriréis esa vía,
en caso de extrema necesidad, eliminaréis
las restricciones de tráfico de esta vía prohibida,
os permitiréis ver.
En un mundo donde la literatura no sirve para matar,
ni para ajustar cuentas,
ni para recordar,
ni recordarlo todo al detalle,
cuando no quieres ver todo esto
que aparece en las noticias bajo los escombros,
que queda inmortalizado en una imagen.
Esa literatura no sirve para nada, ¿entiendes?
El zapatito de un niño que salió volando por los aires,
mezclándose con fragmentos de vidrio y hormigón, una mano
femenina con una uña rota sobresaliendo entre escombros,
no han pixelado lo que queda del cuerpo,
un libro infantil en el que centras tu atención,
para no ver todo lo demás,
para no imaginarte todo lo demás,
lo que había entre el libro y la mano,
entre el momento de una mañana de sábado en familia
y el siguiente fotograma.
Si te acercas demasiado, te atravesará la varilla
del grito ahogado de un moribundo
«no quiero morir».
Literatura para poder vivir con este grito en los oídos,
con esta mano y este zapatito, sabiendo
qué había tras ellos en la versión no pixelada de la realidad,
no suavizada por la inteligencia artificial.
Para esto ha servido siempre la literatura.
Yuliya Musakovska
Cada noticia de muerte,
destino truncado
hogar destruido,
es como un agujero en el cuerpo
sellado de inmediato con un parche de metal.
Pronto no quedará en él
ni un solo rincón con vida.
Leñador de hierro,
androide infernal,
máquina perfecta.
Pétrea concha llena de rabia y dolor.
No hay arma más aterradora en el mundo,
mecanismo más poderoso.
No hay adversario
más peligroso.
Silencio, corazón mío
cállate,
detente,
ahora no es el momento.
16.03.2022
Iryna Shuvalova
Cual perro repantigado no entiendo la muerte
no alcanzo a comprender
no logro ver
con mi sesera canina
que aquí haya una persona
pues tan solo han quedado su ropa y zapatos
la suela izquierda está algo más desgastada por dentro
el borde rasgado del bolsillo del abrigo está cosido con una mano
que de repente ha olvidado cómo se cose
escribe coge un cuchillo y un tenedor acaricia
la cabeza de su hijo tamborilea con impaciencia
y dónde uno vuelve a aprender todo esto
en el bolso hay tickets de tintorería y cafetería
se le han desparramado unas migas
galletas compradas al salir del trabajo
de qué sirven estos vestigios de nuestra existencia si
nuestra ausencia
se cerrará para siempre tras nuestro paso
como las puertas de un vagón de metro en las que
se queda enganchado el filo de nuestra chaqueta favorita
a veces pensamos en voz alta
miramos atónitos sin parpadear
a los agujeros negros que quedan en el cuerpo
de nuestro tiempo, de nuestro país y yo
desde la insignificante altura de mi hocico
canino de mi corazón canino
lo único en lo que puedo pensar
es que no te vayas
arrastra las migas de la mesa con la mano
riega el cactus mientras ladras iracundo en un atasco
estornuda en la manga rehúye el albaricoque verde
ama el invierno por encima del verano
no hace falta nada más que
películas fotografías festivales grandes novelas
al carajo las fotos y las novelas
lo que cuenta es existir
Andrii Golosko
en las cumbres hay señales
grandes rocas musgo y agua
y ni una persona
si te fijas un buen rato
hasta que te empiece a doler
la capacidad de entender
la complejidad de la vida comenzará
a desvanecerse poco a poco
resulta gracioso
arriesgarse en todo momento
pero también es motivo de alegría
es como vivir el momento
y poder
ver el fuego
desde todos lados
Olena Stepanenko
Voces de vivos, voces de muertos
toda tú eres muro y memoria plena e indestructible
lacerada con nombres de vivos muertos no nacidos
en la morada de tu voz anidan con ternura
nunca más estarán solos ni serán de nadie
pese al dolor diario del dolor por la pérdida del ciego dolor blanco
(su ser te cubre todos los días)
todos los días renaces a su invocación:
¡Hermana, ven a ver esto!
Ahí tienes a la serpiente del sol enroscada
bronceándose en las ruinas de tu casa
y ahí la camisa de tu cuerpo bordada a balazos
Hermana, hermana…
arrancas las raíces, pones
en el bolsillo de tu hijo, el tractorcito y las ovejitas de peluche,
que se secaban en la planta de arriba (mientras existía, digo, existe)
caminas por el aire sujetándote solo a la voz
millones de hermanas que ven y oyen todos los días están
a las puertas de la vida, sujetando a la muerte con una cadena
tu mano está entre ellas
invisible e inflexible
tu voz
tu trabajo:
Hermana, camina por el aire
no hay nada
que no puedas enfrentar