Por: Rafael Soler
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13 poemas de Rafael Soler
Mujer con un panal al fondo
Cada abeja en su bondad extrema
escribe con el canto un apego a sus alas
para alzarse y comprender la dimensión del aire
como hace el náufrago al engullir voluntarioso
el agua que separa sus bronquios de las algas
toda abeja madruga si es el caso
listas para el hambre las antenas
palpitante el élitro converso
atenta siempre a su labor cosechadora
su frágil equilibrio ponderado
su lugar en ese pánfilo azul
que llaman horizonte y somos todos
pero esta mujer sobresaliente
atento el rímel a disfrazar su angustia
que dice ser hogaza partitura postre cereal
argumento de un duelo con pistolas
esta mujer que tuvo lo que tiene
la matemática
la joven del violín
apuradora de versos con ginebra
imprevisible entonces al son de una bachata
pasea por su rostro el dedo anular del desamparo
evoca desprovista
la imposible ternura del pezón en retirada
los aledaños benignos de un vientre devorador y astuto
la brújula que sus pasos empuñaban para evitar el norte
y ahora tirita en su final
en busca del enjambre que unos llaman vida
y los desesperados portal de la misericordia
porque
todo dedo admonitorio
todo escrutinio supuestamente inofensivo
toda invectiva amenaza pústula
sacramental divorcio
cualquier afirmación solemne
exclusión en apariencia maliciosa
augurio semblanza devastación urgente
caben en un cucurucho blanco
toda flagelación en su disculpa
toda muerte en su envés
toda paz en su derrota
y todo abrazo pendiente en la palabra nunca.
Escorzo de anciano a la intemperie
A buen precio el medio kilo de honesta zanahoria
su huella ignominiosa dejando en los baberos
la renuncia de sabores cumplidos con la edad
textura por ejemplo de nísperos y vino
paladar de frambuesa en la terraza
titubeante oblea
postre fatal
más barato todavía
el olor a detergente en el pasillo
renqueante su fragancia entumecida
funcionario y cumplidor cuando enmascara
fumarolas de orín bullendo en los pañales
y dos por uno atento tienes
el tacto sudoroso de la felpa
que hacendosa en tus rodillas viaja
de saldo
cliente aventajado
un ruido con asma silencioso en tu sordera
tan distinto a mi música de piano
y gratis
completamente gratis
un martes buscando en las esquelas
y una sonda amable a tu nariz prendida
te mataría amor por haberte suicidado.
Reservado, por favor, el derecho de admisión
Perdurarán a tu pesar los balbucidos
suburbio circular de la memoria
los que hicieron del estiércol su lugar común
los hacedores del engaño
los amanuenses del silencio
los que a víscera completa prometieron
compartir contigo las trincheras
y patizambos a otros se abrazaron
los cocineros del hambre
los esquivos
los que nunca faltaron a una cita
los que siempre buscaron una excusa
y aquel diminuto sinvergüenza
que contaba hasta diez y éramos cuatro
desafiantes llegan para ocupar un sitio
legítimos y audaces con su vasija rota
y traen
en su descenso último
en su bien llevada alegoría de lo efímero
un musitado amago de perdón
una disculpa en ciernes
una caries que enturbia su sonrisa
prietos de carne
así a tu pesar los balbucidos.
¡Lávate las manos!
Atento a sus cachorros numerados
padre hablaba de lacónicos sucesos
la caída del dólar por ejemplo
y el enigma pendiente de la luna de Mercurio
más alta que nosotros en su tristeza crónica
escanciando con vino y gaseosa
noticias prescindibles
apocalípticos desmanes de la fiebre
la aflicción que causa siempre lo perdido
escuchaba el reloj con su campana
escuchaba madre en la sopera
escuchaba el hule bajo el lino
a tenedor alzado
enumeraba las bondades del potasio
el pasado sustantivo de las truchas
los cinco punto cardinales que nacían en el sur
y su papada arzobispal
su labio de acero clausurado
marcaban para todos la distancia
camaradas de andén
pintábamos entonces de vainilla
la pregunta que nunca hicimos entre todos
por si acaso
discutía el reloj con su campana
suspiraba madre en la sopera
nuestra voz bien tapada con el hule bajo el lino.
National Geographic
Al encuentro del cofre que atesora
indefensas termitas con el glande a la intemperie
bobaliconas crías retozando en la madera
zascandiles abuelos desdentados
un ejército de hormigas siempre se detiene
por esperar el alba y sus confines
cada una con su terrible pinza
su bolsa y su entrecejo
en cambio tú
que te levantas tarde
que nunca descuelgas el teléfono si llamo
tú
con tu sombrero sucio
tu boca de martini y tu mechero inquieto
cuando te aburres pasas
prematuro distante soberano
abriendo sin permiso el escote de mi cama.
Una derrota compartida es siempre la mitad de una victoria
Por separar mis piernas baobab
a menos veinte llegas
con tu aliento amoniacal
y tu culebra verde
a menos cuarto
tu decir oleaginoso
varón estricto que por mirarme explora
a menos diez
mi rendición de hembra
y a las en punto dos comas suspensivas
dos cuerpos que dóciles se entregan
antigua soledad sin cauce
yuxtaposición del tedio.
Donde de nuevo nace todo
Hay labios que no navegan nunca
y hacen del beso su frustración primera
labios tardíos de algas coronados
con la conciencia limpia para surcar el hielo
echando a los amantes por la borda
y hay labios de universal dominio y pleitesía
labios tijera así desdén para otras bocas
que hacen del carmín un estandarte
labios caimán
que besando culminan una historia
y por besados recuperan su decir bibliotecario
labios vudú amor como los tuyos
enteramente ciegos
de muda voz y mano laxa
para abolir al teutón que llevo dentro.
No hables jamás de tu naufragio
Remas parejo a tu vecino
el de la barba impía
mueves las piernas te atragantas
escuchas a quien pide regresar
y hacerse arena
desordenado por el viento
buscas la proa
y un santo sordo te acompaña
escupido también a la deriva
en este bar estricto
no sirven el trago que te gusta
y si la luz dice que tiembla
es porque tiembla
pero tuyo es el lamparón de la moqueta
tuyo el desdén de sus butacas
tuyo el madero de cristal al que te aferras
lobo de noche
por alcanzar la costa.
Ahora que empieza el horario de visitas
A la mala de dios
tu barbotar concéntrico de espuma
y esta libertad presa de pánico
al filo de una sábana que envuelve
la severa tos del marcapasos
eres
una edición extraordinaria
con pólvora en la boca
una barbilla paradójica
un diente de leche en su elegancia
un corazón perplejo
cuando inclinas tu testuz como quien huele un guiso
y escéptico repites la fe mueve montañas
repítelo la fe mueve montañas
repítelo la fe mueve montañas
repítelo la fe mueve montañas.
Estrenando el pantalón de las cenizas
Atusa el llanto bautismal
tose gime repite nunca veces nunca
y dale al dedo su capilla
al melancólico una tregua
al tronante maleficio de tu estampa
el perdón que necesita
pues de tu frente auditiva
de tu andar parsimonioso
de tus buenas a primeras
y tus segundas por si acaso
de tus aprietos orgullosos
tu columbrada voz y tu desgracia
apenas quedará
un ojo de polvo sin vidrieras.
Todo sucede siempre entre los párpados
Y puedo jurar que voy de frente
de esqueleto muscular lombriz y caja
los dedos infinitos en su costumbre tácita
no es el dolor de este gramófono
cantando bajo palio
somático el desdén de mi chaleco
ni el contar por semanas para morir por unidades
ni el intensivo tórax con su alambique a cuestas
de frente voy doblado
de frente aferro el pomo
de frente acudo al fuego.
Camino en dos horas auswitz de tu urna
Advierte cómo el humo amansa tu cerviz
y en su falso vuelo inmóvil
en su alarmante quietud definitiva
descalza el metacarpo
ritual del labio seco
honra fúnebre así para tus brazos
salmo final que no termina y glosa
cartílago crujiente
y este apocamiento a picotazos
molusco ya perpetuo
danza fatal
canción aglutinante.
Entre mis sábanas de piedra no te espero
Hubiera preferido un final con manteles desplegados
Fellini por ejemplo y un río haciendo de frontera
por pedir y poco pido
que un golpe de viento me derribara un hombro
y caer al fin honestamente
al encuentro de la tierra feraz
entero el labio y haciendo las hormigas comisura
un fin como se ve
de los que bien merecen
una historia contada al salir entre murmullos
el cuello del abrigo levantado las butacas tibias
cada pie al encuentro de su lunes
y John Fitzgerald Kennedy
la voz de Marilyn en blanco y negro.