Vallejo & Co. vuelve a reproducir el pequeño homenaje que los poetas Roger Santiváñez y Victoria Guerrero organizaron para conmemorar el centenario del movimiento Colónida, con la gesta de COLÓNIDA 100. Se trató de un homenaje, pero también de un espacio y momento de reflexión sobre las diferentes disputas y críticas que pudo tener el movimiento respecto a su principal fundador, Abraham Valdelomar (quien murió a los 31 años), y quien fue una figura bastante conocida en su época tanto por sus escritos como por su excentricidad. Cabe mencionar que también conformaban el grupo personalidades como Pablo Abril de Vivero (hermano del poeta Xavier Abril y padre del pintor Francisco Abril), Federico More (poeta y periodista), Percy Gibson (poeta y padre de la fundadora de la revista Caretas, Doris Gibson), Alfredo González Prada (escritor, diplomático e hijo del no menos célebre Manuel González Prada) y, como colaborador, el insigne José Carlos Mariátegui, entre varios otros.
Por Victoria Guerrero y
Roger Santiváñez
Crédito de la foto (Izq.) Archivo BNP /
(der.) Archivo MP
MANIFIESTO COLÓNIDA 100
CELEBRAMOS el centenario de Colónida porque fue el primer movimiento literario subversivo de nuestro país en el siglo XX. Fue el primer llamado contra la retórica de la antigua oligarquía. Propuso una renovación basada en la frescura de la joven creación. Promovió la expresión de la provincia y dio un paso fundacional para la consideración del escritor y el artista como un intelectual con pleno derecho a la libertad del pensamiento y a la originalidad estética.
CELEBRAMOS Colónida 100 porque todavía estamos en el parque Neptuno al crepúsculo bajo el oro de los frondosos ficus y las flores lilas de los jacarandás y ante los bellos despojos de una desaparecida magnificencia nacional. Porque aún escudriñamos medrosos las avenidas y clavamos la mirada en un rosal perdido entre humildes arbustos.
CELEBRAMOS Colónida 100 porque Sor Obscena todavía nos evoca la dulce mirada de los ángeles en los frescos de las capillas de nuestra infancia. Y simpatizamos con su piedad para con todos los males de este mundo. Amamos su silueta esbelta, la imponderable belleza de su cuerpo lineal, el amor suavísimo de sus ojos húmedos; poema de santidad.
CELEBRAMOS Colónida 100 porque nunca terminaremos de agradecerle el servicio que nos ha prestado. Antes de Valdelomar, jamás se ocupó el público con mayor vehemencia, ni se discutió tanto ni se atacó y defendió tanto a escritor alguno. Sólo Valdelomar comprendió que un escritor necesita –ante todo- un público que se interese por él y un mercado para sus obras.
CELEBRAMOS Colónida 100 porque solo Valdelomar se tendía sobre la yerba –afueras de Lima- en la huerta del Potao con la cabeza recostada en el regazo de su amor, circundado por una corte de muchachas con parasol y muchachos en sarita. Porque –para él– Dios es la Belleza. En su pensamiento: todo lo que nuestros sentidos perciben y todo lo que la intuición adivina, es bello y tiene un pedazo de Dios. El grito del artista.
CELEBRAMOS Colónida 100 porque estamos con Valdelomar en la calle Capón del Barrio Chino, aspirando la sustancia preciosa, dorada, ambarina y su aroma delicioso por el agujerito de una larga pipa. La pipa de la paz. Y también en su modesta casa a media cuadra de la Quina Divizza –en Ica– donde vio la luz primera.
CELBRAMOS Colónida 100 porque como Valdelomar somos panteístas. Nos ha formado el espíritu la contemplación de encendidos crepúsculos y noches consteladas por el raro florilegio de las estrellas.
Finalmente, celebramos Colónida 100 y a Abraham Valdelomar porque –sin él– no seríamos NADA ni NADIE.
Collingswood / Lima-Freetown / Julio de 2016
Victoria Guerrero / Roger Santiváñez