Paul Celan: un «tú» poético desdeñoso de tenores y de grillos

 

Vallejo & Co. presenta una entrevista de la escritora, ensayista y periodista Aleyda Quevedo Rojas al estudioso José Aníbal Campos, sobre la vida y la obra del magnífico poeta universal Paul Celan con motivo de su centenario. La misma apareció, originalmente, en la revista CASAPALABRAS de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, y hoy la reproducimos en Vallejo & Co. por la importancia de Celan y su influencia en la poesía Latinoamericana.  

 

 

Por Aleyda Quevedo Rojas

Crédito de la foto (izq.) Gisela Dischner /

(der.) José Aníbal Campos

 

 

Paul Celan: un «tú» poético desdeñoso

de tenores y de grillos

 

 

El 2020 inédito, apocalíptico y plagado del color indecible de la fragilidad de estados y sociedades frente a la pandemia del Covid-19, tiene como trasfondo el desgaste del modelo capitalista, tanto como la fuerza de la incertidumbre afectando las vidas humanas, y es justamente en ese año complejo que el mundo de las letras celebró los 100 años del nacimiento y 50 de la muerte de Paul Celan, uno de los grandes escritores de la literatura universal. 

José Aníbal Campos, germanista y traductor de origen cubano, admirador de la obra y la vida de Paul Celan, nos habla sobre algunos aspectos de su vida y de su obra, y nos aporta ideas sobre los modos de leerlo y releerlo en la actualidad. 

 

El Poeta Paul Celan

 

Entrevista

 

 

Aleyda Quevedo Rojas [AQR]: ¿Cuáles son, a tu juicio, los aportes más relevantes que Celan hizo al lenguaje poético? ¿Cuáles son los temas constantes en su obra que los lectores podemos reconocer y repensar en el contexto actual, donde nuevamente parece que la solidaridad humana agoniza?

José Aníbal Campos [JAC]: Creo que esos aportes son de muy diversa índole, pero el principal, en mi opinión, es el de una poesía que emprende a conciencia un análisis crítico del propio lenguaje, a partir del desmontaje de una lengua muy concreta: el idioma alemán. Independientemente de la belleza de imágenes que podamos encontrar en su poesía, sobre todo en una primera etapa, sería preciso ver a Celan más como a un poeta subversivo, combativo, al que las formas de la tradición (incluida la tradición de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX) ya no le resultan suficientes ni adecuadas para su desciframiento del mundo después de la mayor catástrofe política y humana del siglo pasado.

Me gusta compararlo con un niño muy aventajado y curioso, pero víctima de un trauma terrible, al que la vida le regala un inmenso puzzle de letras pulcramente armado, repleto de signos, imágenes y conceptos heredados, ya establecidos. Su curiosidad le llevó en un primer momento a intentar, con el mismo material, ciertos juegos estéticos de desmontaje y montaje de esa sopa de letras heredada. Pero tras la catástrofe (imaginemos un terremoto) el joven se ve ante un puzzle destrozado, con todas las letras en desorden, algunas incluso partidas por la mitad. De modo que emprende la labor de rearmarlo, pero es muy consciente de que ya no es posible devolverle al puzzle aquel orden originario. No quiere hacerlo así. Empieza a reconstruirlo todo, por lo tanto, con los restos, con esos fragmentos. Sin embargo, no es una misteriosa mano del destino la que lo guía, no es una iluminación mística: esa labor de reconstrucción se ve guiada por una mente con consciencia muy clara de la necesidad de denunciar un lenguaje que ya estaba obsoleto y contaminado antes del gran temblor de tierra.

Creo que, retomando el tema de la crisis a la que te refieres en tu pregunta, todo lo que ahora nos parece insólito es el resultado de una crisis del lenguaje que data ya de un par de décadas atrás. Nunca ha habido en el mundo, probablemente, tanta cháchara como ahora ni tantos medios de hacerla pública; pero, a la vez, volvemos a estar en medio de un páramo ético, manifiesto en infinidad de timos del lenguaje, de fake, incluso de un cierto neofascismo impuesto a través de un newspeak generador de un vacío devastador. Las consecuencias, que ya empiezan a notarse, están aún por ver. Pero anuncian una catástrofe de grandes proporciones. En ese sentido, la labor emprendida por Celan debería ser una guía en el desmontaje y análisis de ese vacío actual.  

 

 

[AQR]: ¿Qué aspectos destacarías como esenciales de la infancia de Paul Celan y de su primera juventud y que marcarían el tono de su obra y horizonte espiritual de poeta?, tomando en cuenta que nació en Rumanía (hoy Ucrania), pertenecía a una minoría judía de expresión alemana, que aprende la lengua materna; además, de que sufre los golpes del nazismo y más tarde enfrenta la pena de perder a sus padres en un campo de exterminio nazi. Desde siempre tuvo una vida triste y muy compleja, pero logra sobrevivir al Holocausto y se siente culpable o traidor… 

[JAC]: De la primera infancia no se conoce tanto, pero tampoco creo que un conocimiento nuevo vaya a proporcionarnos datos sustanciales que modifiquen lo que ya sabemos. De su adolescencia y su primera juventud, en cambio, contamos con mucha más información, gracias sobre todo a los testimonios de sus coetáneos, sus compañeros de colegio, las primeras novias y los amigos de Czernovitz.

Ahora bien, creo que lo relevante de esa infancia se relaciona con la situación periférica y multicultural de su ciudad natal, que ha dado algunos de los nombres más importantes de la literatura en lengua alemana, sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX, cuando los escritores de esa región entran con fuerza en la escena de las letras alemanas. Sin embargo, te ruego me permitas una pequeña objeción: cuando uno lee esos testimonios, la imagen que nos queda no es la de un joven triste, sino todo lo contrario. Celan fue un joven alegre, gran bromista (con cierta debilidad por el retruécano, la boutade), un tipo enamoradizo y «con labia» (como se diría ahora), con varias novias, un entusiasta activista en favor de causas justas, con una mordacidad algo melancólica, pero en absoluto cínica o desencantada. De todos modos, la imagen que comentas es la más difundida, de modo que no lo tomes como una crítica personal. Es una evidencia de lo mucho que queda por hacer en castellano en lo relativo a la divulgación del material biográfico sobre Celan. Ha habido una vocación muy interesada de cierta filología a la hora difundir (o de infundir) esa imagen, porque ella, la del «poeta triste» o «atormentado» (en un último extremo «loco») es la que mejor encaja con los discursos trascendentalistas, quasi místicos, con que se ha enfocado a Celan en nuestro entorno. Y ello permite, también, su desideologización, su clasificación en el terreno ambiguo de la babosería. Es incluso la imagen todavía predominante (aunque cada vez menos) en Alemania.

El otro asunto es lo judío en Celan. En su propia persona, Celan es la encarnación de un crisol de culturas y tradiciones. El elemento judío es una de esas tradiciones. Durante mucho tiempo, sin embargo, se escamoteó ese aspecto de su obra. Más tarde, se lo ha exagerado a extremos increíbles. Esto lo ha planteado muy bien la figura más relevante en la difusión y el análisis de la obra celaniana en nuestro ámbito cultural: el poeta catalán Arnau Pons. Celan es ateo. Las interpretaciones místicas vienen a ser, por una parte, la coartada perfecta para quienes necesitan inflar sus egos con el lustre que otorga un poeta de renombre y, por otro lado, para los poderes fácticos encargados de repartir píldoras de entontecimiento como si fueran parte de una noble campaña de Salud Pública. La lapidaria máxima de Marx en su crítica a la filosofía del derecho hegeliana, «La religión es el opio del pueblo», viene bien a este caso. A mi juicio, cierta visión «desmaterializada» de la poesía celaniana, según la cual cualquier soliloquio rodeado de suspiros seria como un intento de dialogar con Dios (parodiando los poderosos versos de un auténtico poeta español), olvida siempre que ese portentoso poema de Machado también dice: «Desdeño las romanzas de los tenores huecos / y el coro de los grillos que cantan a la luna».

En Celan hay siempre un importante «Tú» enfrente, desdeñoso de tenores y de grillos. Y ese es tanto el lector a quien apela como, en una primera instancia, la profunda confrontación del poeta consigo mismo y con lo que dice. Los elementos, precisamente, que más echo de menos en mucha de la poesía que leo actualmente.      

 

(De izq. a der.) Famosa foto de la lectura en Niendorf: Reinhard Federmann (con gafas), Milo Dor, Ingeborg Bachmann y Paul Celan.

 

[AQR]: En 1948 se instala en Francia. ¿Cuáles serían para ti los hallazgos más importantes que Celan, el poeta, descubre en París? ¿Qué personalidades artísticas conoce y qué eventos influencian en su vida y obra? En París conoce a su esposa y también a su amante. ¿La imposibilidad de vivir su amor a plenitud con su amante poeta, contribuye al agudizamiento de sus etapas depresivas?

[JAC]: Estoy leyendo ahora, precisamente, un excelente estudio sobre la primera década de Celan en París. Se titula El «hogar incómodo» de Paul Celan, y ha sido escrito por el importante catedrático de Germánicas en la Universidad de Iaşi, Andrei Corbea-Hoisie. (Es, por cierto, en esa Universidad rumana donde se viene realizando una labor que data ya de muchos años, muy relevante en la recuperación del legado literario en lengua alemana y procedente de esa región, especialmente de la Bucovina, la región natal de Celan. Una evidencia de esa relevancia es poder corroborar ahora, con placer, cómo la nueva bibliografía publicada en Alemania sobre Celan a raíz de este centenario no puede ya eludir esos estudios de los germanistas rumanos. Es algo que me toca de cerca también por otro autor de Czernovitz en cuya obra me he especializado: Gregor von Rezzori.)

Lo crucial aquí es que Celan es un poeta de habla alemana en un contexto francés. Los primeros años son duros, se trata de un periodo de mucha soledad en un entorno donde carece de interlocutores literarios. Sus principales contactos intelectuales siguen estando en Rumanía o en Viena (de hecho, la mayor parte de la correspondencia de esos años es muy fluida con la capital austriaca). Aunque pronto va a conocer a su futura esposa, se halla todavía en una relación afectiva tumultuosa con dos mujeres que ha conocido en Viena, Ingeborg Bachmann (supongo que es la amante a la que te refieres, porque la ristra de amantes de Celan es tan larga como una ristra de ajos en una granja de la Bucovina) y Erica Lillegg-Jené. Y no hay que olvidar que París es también una especie de proyección ideal de su juventud, porque fue su primer gran encuentro con Occidente, su viaje iniciático fuera de Rumanía, a finales de los 30.

Hay, por otra parte, un rechazo instintivo a fijar su residencia en un país de habla alemana, una animadversión que es resultado del nazismo y del antisemitismo todavía latente (en algunos casos desfachatados, sin complejos) en esos territorios de habla alemana. París es también el lugar donde entra en contacto con una pareja de escritores que tendrán una importancia fatídica en su historia posterior: Yvan Goll y su mujer, Claire Goll, que protagonizaría más tarde una de las intrigas más infamantes de la historia de la literatura: las acusaciones de plagio en su contra. En mi opinión, lo más importante de esa etapa parisina, intelectualmente hablando, es el contacto con poetas franceses que Celan traducirá al alemán. La labor de traducción que despliega Celan desde su base en París es impresionante. Y esto es un aspecto importante, porque nos habla de un poeta no sólo obsesionado con su persona y su propia obra, sino un escritor consciente de la importancia de la traducción en el enriquecimiento de un diálogo literario universal.  

 

 

[AQR]: ¿Cuéntanos más de esas etapas depresivas y de las crisis emocionales fuertes que agobiaron a nuestro poeta hasta llevarlo a recluirse en clínicas especializadas? 

[JAC]: Mientras no haya acceso a las historias clínicas de Celan en sus distintas estadías en centros psiquiátricos (y creo que el acceso debería estar bloqueado por mucho tiempo, ya que hay en ellas asuntos que seguramente afectan a la vida privada de personas todavía vivas), sobre esto sólo se puede especular. De lo que a estas alturas no tengo duda alguna es del grado en que los tejemanejes del casi siempre repugnante mundillo literario (rodeado de cierto halo de santidad, de entorno que sólo se ocupa de asuntos nobles y elevados, pero que sobre todo en épocas de flagrante decadencia como la nuestra es de los sitios más corruptos que uno pueda imaginar) contribuyeron a acelerar el proceso de deterioro mental de un ser hipersensible y muy consecuente en relación con sus principios, tanto estéticos como políticos y vitales.

Las acusaciones de plagio por parte de Claire Goll (instrumentalizadas de manera innoble por otros sectores de ese mundillo: por envidias, por animadversión o por una voluntad claramente política de desactivar a Celan o de minar su credibilidad) fueron un factor determinante. A la vez, el deterioro de una mente sensible sometida a un estrés extremo, arrastró a Celan a ciertas situaciones en las que confundió a amigos con enemigos, y viceversa. (Las cartas ofrecen evidencias importantes de esto que afirmo.) Emitió juicios rotundos e injustos contra autores que estaban esencialmente de su lado, por ejemplo, contra Heinrich Böll. Y creo que un hombre radicalmente honesto como Celan, en sus momentos de lucidez, tiene que haber visto muy bien esos excesos. De hecho, en la reciente correspondencia publicada se consigna un día en que escribe unas cinco cartas de disculpa a diferentes escritores que creía haber agraviado, entre ellos Böll y Enzensberger. Todo esto contribuyó a agravar su estado psíquico.        

 

Documento de identidad de Celan en Viena con constancia de su llegada el 17 de diciembre

 

[AQR]: ¿Cómo fueron los meses que Celan vivió en Viena? ¿A qué personalidades conoció que influenciaron su obra, qué obras desarrolló?

[JAC]: De este asunto se ocuparán varias iniciativas en las que participo este año de aniversarios celanianos. En septiembre coordinaré un número especial sobre el tema, y en noviembre aparecerá mi libro, del cual he ofrecido algunas breves muestras en una serie publicada en Vallejo & Co. con el título de Memoriosa encrucijada de amapolas.

El material existente sobre esto es abundante en alemán, pero está, en su mayor parte, disperso. Hay que salir a rastrearlo. Las biografías o los ensayos biográficos, salvo una rara excepción, se han ocupado de esos seis meses de un modo desproporcionadamente desdeñoso en relación con su importancia. En el aspecto simbólico y material relacionado con su carrera como escritor, es en Viena donde aparece publicada por primera vez en alemán una extensa serie de sus poemas (en el número de febrero de 1948 de la revista de vanguardia PLAN). ¡17 poemas en total! Una cantidad nada despreciable para una revista de muy pocas páginas. En Viena se publica el primer poemario, hoy toda una rareza bibliográfica, La arena de las urnas, luego impugnado por Celan debido a su elevado número de erratas. De aquí parten los impulsos decisivos para su reconocimiento posterior en Alemania. Es su amigo Milo Dor el que escribe una apremiante y decisiva carta a Hans Werner Richter, figura líder del Grupo 47, para que invite a Celan a la reunión del grupo en 1952, en Niendorf (Alemania). De esa lectura en Niendorf saldrá Celan con el contrato de su futuro libro Amapola y memoria. Aquí conoce a Ingeborg Bachmann, e inicia una relación conflictiva, pero fundamental para la obra y la vida de ambos.

Pero hay otro aspecto sociológico poco atendido: no sólo es el territorio de habla alemana en cuyo suelo Celan pasa mas tiempo, sino que es la Viena de la derrota del nazismo, de la hipocresía en relación con la complicidad de los austriacos con Hitler; la Viena, además, de los comienzos de la Guerra Fría, donde las deportaciones de los soviéticos son pan de cada día y llenan los titulares de la prensa. Todo ello marca de un modo profundo la vida, la visión y la obra posterior de Celan.         

 

 

[AQR]: Háblanos del primer poemario de Paul Celan Amapola y memoria. ¿Qué características destacas que luego serán parte de la voz poderosa de Celan, palpable en cerca de 800 poemas que conforman su obra lírica? ¿La impronta del surrealismo es lo esencial, pero no lo único?

[JAC]: Podría verse Amapola y memoria como el poemario «más vienés» de Paul Celan, de ahí que escogiera una variación de su título para mi libro. Es el libro bisagra entre la tradición y la nueva etapa de desmontaje crítico de esa tradición. Es el más conocido y difundido en nuestra lengua, tal vez porque es el que está más impregnado todavía de cierto lirismo con resonancias de Rilke, por ejemplo, pero también de cierta etapa de experimentación con recursos de la vanguardia histórica, como el surrealismo. Contiene, asimismo, algunos de sus poemas más eróticos (con unos cuantos dedicados explícita o implícitamente a Ingeborg Bachmann, incluido el texto del que sale el título, «Corona»). Contiene una buena parte de los poemas en los que se maneja un explícito contraste entre civilización y barbarie (lo cual lo convierte en una especie de espejo poético de esa Viena que lo acoge por primera vez en territorio de habla alemana y, por extensión, de la propia Alemania).      

 

Portada del último número de la revista «Plan» con los poemas de Paul Celan

 

[AQR]: Paul Celan es un poeta misterioso y complejo. Gran parte de su obra dialoga con la filosofía. Ese sentimiento existencial de lo absurdo y la incomunicación así como la imposibilidad del amor, ¿crees que lo convierten en un poeta absolutamente vigente en este tiempo de absurdos y de falsas comunicaciones que no superan las pantallas o espejos negros de la virtualidad?

[JAC]: Es cierto que la obra de Celan se va volviendo, con el tiempo, cada vez más hermética. Pero ello no tiene nada que ver con una mística del lenguaje o con una visión místico-filosófica de la historia. Ese hermetismo es muchas veces humor, dardo envenenado y cifrado, disposición precisa de unos cristales rotos que cortan o disparan rayos de luz en varias direcciones. En los textos de su etapa final encontramos mucho juego metaliterario, intertextual, pero no por mero y veleidoso juego poético, ni por pose neo-vanguardista ni provinciana «parvulariedad» experimental, sino con un profundo sentido político. Ello está también muy presente en la correspondencia con la intelectualidad alemana. (Un ejemplo notable es una frase que escribe en una carta nunca enviada a Theodor W. Adorno en la que le dice: «Etwas ist faul im Staate D-Mark, que, con tal de mantener la referencia explícita a Hamlet, yo traduzco libremente como «Algo está podrido en el Estado del Dinar-Marco», porque hace alusión a la moneda alemana del milagro económico, el marco o D-Mark).

Otro poema muy notable de la última etapa, «Port Bou, ¿alemán?» es un desmontaje (casi de relojero) de ciertas bases del pensamiento marxista (o «progre») alemán. Por eso estoy bien de acuerdo con la apropiación que Arnau Pons hace de una exhortación que Celan envía en una carta a su biógrafo Israel Chalfen. Cuando este último le pide al poeta una interpretación de uno de sus poemas, Celan le responde que lea, que los lea una y otra vez sin parar, que la comprensión vendrá a resultas de esa lectura continua. Pero también soy partidario de leer esa obra, con igual intensidad, a la luz de las fuentes, del material biográfico. En castellano no se ha agotado aún ese tema. Han sido filósofos o filólogos los que se han ocupado de Celan a nivel académico, y muchísimos poetas y aficionados a las letras, pero que desconocen o conocen poco el alemán y los contextos en los que se desenvolvió Celan.

Este año promete en ese sentido. Estamos en junio y han salido ya en Alemania varios libros fundamentales. También allí son ahora los historiadores de la literatura los que empiezan a ocuparse con mayor ahínco de la obra celaniana y de su contextualización. Yo, en cambio, no veo a Celan como un poeta de la incomunicación, sino más bien como un poeta que, por razones ajenas a él, fracasó en su afán de comunicabilidad. Pero en su empeño por dialogar consigo mismo críticamente, en su anhelo de un «tú que lea y lea sin parar hasta lograr el entendimiento», hay un potencial crítico para las barbaries, las mentiras y la decadencia de todas las épocas. En realidad, necesitaríamos con urgencia una nueva edición completa (y crítica, comentada) de toda la obra, hecha, a ser posible, por un equipo interdisciplinar.          

 

 

[AQR]: Celan se suicida a los 49 años en París, arrojándose al río Sena el 20 de abril de 1970. Su personalidad fascinante y dramática, atormentada y sombría que termina en suicidio, ¿crees que es uno de los imanes que atrajo a diversos escritores para que lo convirtieran en personaje literario de varias obras? Háblanos de los escritores que han incorporado a Paul Celan como personaje. 

[JAC]: En parte sí. El suicidio (también por esa perversidad de los podridos mundillos artísticos de deshonrar o ningunear en vida y honrar cuando el homenajeado ya no puede hablar ni defenderse) potenció la divulgación de su obra y contribuyó a la creación de un mito que Celan nunca buscó mientras vivió. Pero su personalidad compleja atrajo la atención de otros escritores mucho antes de su suicidio, antes de sus conflictos con el mundillo literario alemán y de su deterioro psíquico. Pasa a ser personaje de novela incluso en una etapa de optimismo, de cierta confianza en el futuro.

Un crítico rumano, Ovid S. Crohmălniceanu, cuenta que Celan hizo su aparición en la escena literaria de Bucarest como un beau ténébreux, la variante francesa de nuestro Bel-Tenebros. Una figura a la vez luminosa y oscura, que incita a la pasión y, por momentos, se sume en terroríficos abismos, que seduce y al mismo tiempo espanta. Marie-Luise Kaschnitz lo convierte en personaje de un relato, La partida, a raíz de conocerlo personalmente en un encuentro de escritores celebrado cerca de París en 1948. Hans Weigel, que mantenía una relación afectiva con la Bachmann cuando Celan la conoce en la primavera de 1948, opta por la deshonrosa venganza de macho herido al incorporarlo como personaje en su novela Sinfonía inconclusa (1951). Milo Dor y Reinhardt Federmann, dos amigos, trazan rasgos entrañables de su personalidad en el thriller Zona internacional (1953).

Luego hay otra serie de escritores que lo usan como personaje. Elfriede Jelinek le abre un espacio para que declame fragmentos de su Conversación en la montaña (texto en prosa de Celan) en la pieza teatral En los Alpes. Valdría la pena estudiar, además, la infinidad de obras musicales inspiradas en su poesía. Recientemente han dado a conocer en Austria una película magnífica: Los soñados, basada en la conflictiva relación epistolar entre Celan y Bachmann.   

 

 

 

 

 

*(La Habana-Cuba, 1965). Traductor, germanista, ensayista. Ha traducido a varios autores de lengua alemana. Desde hace más de un década centró su labor en la obra de autores como Gregor von Rezzori y Peter Stamm, a los que continúa traduciendo y divulgando, pero en los últimos años ha enfocado cada vez más su interés en autores contemporáneos de Suiza, Austria y Alemania, y en autores y autoras olvidadas del periodo comprendido entre 1919 y 1933. En noviembre verá la luz su libro Memoriosa encrucijada de amapolas. Los meses vieneses de Paul Celan. 1947-1948.   

 

 

 

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