Por Inês Campos Duarte*
Traducción por Agustín Arosteguy
Curador de la muestra Fabrício Marques
Crédito de la foto la autora
Otra lengua recoge el polvo.
13+1 poemas de Inês Campos Duarte
Estallido
antes del camino de velas encendidas
y de tus cabellos desdoblados
antes de erguirme en cuerdas para tocar
los dedos del origen
antes de la lluvia que raleó las heridas después del fin
alguien no desarmó la bomba
cuando comenzamos a sonreír y mis cabellos eran los tuyos
cuando conmemorábamos el nuevo mundo
con banderolas en la plaza y niños sin sótanos
te busqué en la base del puente
tus ojos contaban nuestra historia
y el detonador entre los dientes
El llamado de la manzana
¿cómo no mirar para atrás y
resistir al llamado de la manzana?
¿cómo no colocar una silla cerca del armario
y un banco encima de la silla
al alcance del secreto?
¿cómo no buscar
el fondo, la savia
de los aros de princesa
y las circunferencias perfectas de la noche?
Después del Charlestón
lo que te partió
después del Charlestón, del hotel en Casablanca
de las noches extendidas
lo que te partió
y no cargó mis ancas ahora errantes
lo que te partió la fiebre, la carne
el corte de la carne, el resto serenado
si el resto eres tu debajo de la piedra
cortando la vena
del desierto
lo que te partió
antes del otoño de la palabra
diluida en la saliva
del soplo postrero
del hilo de la retina
intento desbastar la tierra
recoger tu nombre entre
el canto bereber y los labios pegados
dejo que otras manos limpien
mis partes, me amarren frente
a la nada de las dunas rojas
solo el recuerdo de tu grito tragado
la tierra aún entre las uñas
y una piedra recogida del fondo del espacio
ahora ocupado por tus huesos
insiste en las grietas el cuerpo
preso en alguna carpa de una ciudad escondida
en la tela negra del olvido
sería la piedra que recogí de ti
deforme, porosa
sin tallo o patas
sáquenme la cuerda de los pies (no grité)
extiéndanme el abismo (no pedí)
soy yo el abismo
y el desconocido me desnuda en una cuenca de plata
reserva para mis espacios la raridad del agua
no quiero tu mano despertando mi cuerpo
quiero la mortaja que tejí
no desaté el nudo
estoy junto a los huesos
que enterré en la boca del desierto
¿dónde la piedra que cargaba se tumbó?
otra lengua recoge el polvo
de mis dedos soplando en mis oídos
el día de la partida
Elección
con la cabeza y el deseo en mi falda
me entregó el buqué y las espinas de la elección
yo, después, en el muelle
no me volteé
él, después, contó hasta cien
a la espera de mis ojos ―
tiró cara y cruz y guardó su vida
Jorobas
quedé en el tren que no pasó
en el verbo que escapó por la piel
el cielo redujo los espacios y enseñé
los dientes atrás del burka
tragué la llave que cargaba en el pescuezo
ningún pensamiento después de su soplo
monté el bicho en el silencio de las jorobas
la maldición de ratearse
¿dónde fue que no masticamos la sal?
¿en qué lengua lloraban su nombre empedrado?
Veletas
Satie me lleva para la casa de los cortinados
donde sus ojos huían de los míos
y el silencio en palafitos
mientras la fiebre tragaba el piso de tierra
el pozo de nuestra sed
tú pones tus ojos en mí
que soy otra
y el deseo nace con cuatro patas
construyo veletas coloridas
tu recoges agua de la fuente con el bambú verde
y la mansedumbre de un bote sin remos
pero el cólera desconfía, invade tus cavidades
retira de vos cada líquido
y tus ojos inundan el espacio mayor
s/título
comienzo esta carta en el lecho
del río retornado
después de la desaparición del mundo
con nuestro hijo en los brazos
y su aliento
recogido
en las líneas de la mano
escribo en el cuero del tiempo vivido
en el río de ahora casi un no río
dejo que sus lenguas laven el dolor
escurrido por los dedos
mientras el niño bebe de la leche
que un día fuimos
Botas de goma
no le importaba
con el vestido almidonado
¿fue bordado en Francia?
no quería
el blanco no quería
el lazo
iría con botas de goma
lista para las tempestades
andaría en la incertidumbre del lodo
aún que el vestido se deshiciese
aún que las tías gritasen su nombre
agarraría chicos y velocípedos
sus lazos como garras
enraizada por las botas de goma lilas
y por la apuesta hecha
¡sí! también podría
¡sí! era la terquedad
que la vestía
Nombre
el comienzo es esto: agujeros
en los dedos
en las células
en el cuerpo
el ojo invade
el espacio
la línea
aguja fina
el contorno
en punto flojo
cobra la firmeza de la mano
demanda un nombre antes
antes una mirada
agarro el círculo
en el vientre –
la certeza es solamente del hilo
Ficción
en el tiempo pasado
el pan del domingo era el trigo
o el cuerpo
y San Bartolomé se refugió
con el terror en su noche
en aquel tiempo casi inventado
la duda se desviaba en los dobladillos
embutidos en la piel
en el tiempo masculino
cada animal de la casa cumplía su papel
atento al puñal desenvainado
s/título
el canto enloqueció los cuadriles
él se derramó para el humus
huyendo del talón paterno
sin memoria del tiempo tamizado
mientras la madre servía el caldo de los días
¿cómo sentarse al lado de su sonido marino
y comer sopa con tenedores?
Desalojo
entonces reuní mis bagatelas:
– 5 amenazas
– 30 hojas de esperas
– 2 pies descalzos
– 1 diente de leche
– 3 miedos guardados en cajones
apropiados
– 2 nostalgias coloradas
– alguna frase
cortada
(¿dónde guardar tanto grito?)
mis mariposas: solté
mi jardín: dejé para el próximo inquilino
Inventario
procuro las sandalias de mi abuela
en corredores de ariadne
evito el sótano y sus castigos
la obligación de comer berenjena
encuentro su precioso cuaderno de recetas
la secreta preparación de la delicia de ciruelas
pregunto qué es mío
mío de verdad
de aquellos pegados
El arte de la pesca
tiempo de poda
de las ramas
de las palabras sueltas
de las disculpas
tiempo de espera
y resistencia delante
de la sequedad de las cosas
de la gente
la necesidad de
silencio para la pesca
de soltar los pequeños
y de lanzar el anzuelo
un poco más distante
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(poemas en su idioma original, portugués)
Outra língua recolhe a poeira.
13+1 poemas de Inês Campos Duarte
Estalo
antes do caminho de velas acesas
e de seus cabelos desdobrados
antes de me erguer em cordas para tocar
os dedos da origem
antes da chuva que raleou as feridas depois do fim
alguém não desarmou a bomba
quando começamos a sorrir e meus cabelos eram os seus
quando comemorávamos o novo mundo
com bandeirolas na praça e crianças sem porões
te busquei na base da ponte
seus olhos contavam nossa história
e o detonador entre os dentes
O chamado da maçã
como não olhar para trás e
resistir ao chamado da maçã?
como não colocar uma cadeira perto do armário
e um banco em cima da cadeira
ao alcance do segredo?
como não buscar
o fundo, a seiva
dos brincos de princesa
e as circunferências perfeitas da noite?
Depois do Charleston
o que te partiu
depois do Charleston, do hotel em Casablanca
das noites estendidas
o que te partiu
e não carregou minhas ancas agora errantes
o que te partiu a febre, a carne
o corte da carne, o resto serenado
se o resto é você debaixo da pedra
cortando a veia
do deserto
o que te partiu
antes do outono da palavra
diluída na saliva
do sopro derradeiro
do fio da retina
tento desbastar a terra
recolher seu nome entre
o canto berbere e os lábios colados
deixo que outras mãos limpem
minhas partes, me amarrem frente
ao nada de dunas vermelhas
só a lembrança do teu grito engolido
a terra ainda entre as unhas
e uma pedra recolhida do fundo do espaço
agora ocupado pelos teus ossos
insiste nas frestas o corpo
preso em alguma tenda de uma cidade escondida
no tecido negro do esquecimento
seria a pedra que recolhi de você
disforme, porosa
sem caule ou patas
tirem-me a corda dos pés (não gritei)
estendam-me o abismo (não pedi)
sou eu o abismo
e o estranho me despe em uma bacia de prata
reserva para meus espaços a raridade da água
não quero sua mão acordando meu corpo
quero a mortalha que teci
não desate o nó
estou junto aos ossos
que enterrei na boca do deserto
onde a pedra que carregava tombou?
outra língua recolhe a poeira
dos meus dedos soprando em meus ouvidos
o dia da partida
Escolha
com a cabeça e o desejo no meu colo
entregou-me o buquê e os espinhos da escolha
eu, depois, no cais
não me virei
ele, depois, contou até cem
à espera dos meus olhos ―
jogou cara e coroa e guardou sua vida
Corcovas
fiquei no trem que não passou
no verbo que escapou pela pele
o céu reduziu os espaços e arreganhei
os dentes atrás da burca
engoli a chave que carregava no pescoço
nenhum pensamento depois do seu sopro
montei o bicho no silêncio das corcovas
a maldição do muro saltado
onde foi que não mastigamos o sal?
em que língua choravam seu nome empedrado?
Cata-ventos
Satie me carrega para a casa dos cortinados
onde seus olhos fugiam dos meus
e o silêncio em palafitas
enquanto a febre engolia o chão batido
o poço da nossa sede
você põe seus olhos em mim
que sou outra
e o desejo nasce com quatro patas
construo cata-ventos coloridos
você recolhe água da fonte com o bambu verde
e a mansidão de um barco sem remos
mas o cólera desconfia, invade suas narinas
retira de você cada líquido
e seus olhos inundam o espaço maior
s/título
começo esta carta no leito
do rio retornado
depois do desaparecimento do mundo
com nosso filho nos braços
e seu hálito
recolhido
nas linhas da mão
escrevo no couro do tempo vivido
no rio de agora quase um não rio
deixo suas línguas lavarem a dor
escorrida pelos dedos
enquanto a criança bebe do leite
que um dia fomos
Galochas
não se importava
com o vestido engomado
foi bordado em França?
não queria
o branco não queria
o laço
iria com galochas
pronta para as tempestades
andaria na incerteza do lodo
ainda que o vestido se desmanchasse
ainda que as tias gritassem seu nome
seguraria meninos e velocípedes
seus laços como garras
enraizada por galochas lilases
e pela aposta feita
sim! também podia
sim! era a teimosia
que a vestia
Nome
o começo é isto: furos
nos dedos
nas células
no corpo
o olho invade
o espaço
a linha
agulha fina
o contorno
em ponto frouxo
cobra a firmeza da mão
demanda um nome antes
antes uma mirada
seguro o círculo
no ventre –
a certeza é somente do fio
Ficção
no tempo passado
o pão do domingo era o trigo
ou o corpo
e São Bartolomeu se refugiou
com o terror na sua noite
naquele tempo quase inventado
a dúvida se esgueirava nas bainhas
embutidas na pele
no tempo masculino
cada animal da casa cumpria seu papel
atento ao punhal desembainhado
s/título
o canto enlouqueceu os quadris
ele se derramou para o húmus
fugindo do calcanhar paterno
sem memória do tempo peneirado
enquanto a mãe servia o caldo dos dias
como sentar ao lado do seu som marinho
e comer sopa com garfos?
Despejo
então reuni minhas quinquilharias:
– 5 ameaças
– 30 folhas de esperas
– 2 pés descalços
– 1 dente de leite
– 3 medos guardados em gavetas
apropriadas
– 2 saudades vermelhas
– alguma frase
cortada
(onde guardar tanto grito?)
minhas borboletas: soltei
meu jardim: deixei para o próximo inquilino
Inventário
procuro as sandálias de minha avó
em corredores de Ariadne
evito o porão e seus castigos
a obrigação de comer berinjela
encontro seu precioso caderno de receitas
a secreta preparação da delícia de ameixas
pergunto o que é meu
meu mesmo
daqueles grudados
A arte da pesca
tempo de poda
dos galhos
das palavras soltas
das desculpas
tempo de espera
e resistência diante
da secura das coisas
das gentes
a necessidade de
silêncio para a pesca
de soltar os pequenos
e de lançar o anzol
um pouco mais distante
*(Belo Horizonte-Brasil). Poeta y abogada. Ha publicado en poesia Geografia particular (2017) y Roca (2019).
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*(Belo Horizonte-Brasil). É poeta y advogada. Ha publicado en poesia Geografia particular (2017) y Roca (2019).