Por: Sylvia Georgina Estrada
“El poema me dice lo que nunca sabré / lo que guarda entre su fin y su principio”, dice uno de los versos escritos por Nuno Júdice. Y si bien las preguntas, la búsqueda de las sensaciones y versos, forman parte de los escritos del autor considerado el poeta más influyente de Portugal, para él lo más importante es que el poeta logre “contaminar” a sus lectores.
Premio de Poesía Reina Sofia 2013, traductor y editor de revistas literarias, Júdice comenta que Fernando Pessoa tuvo una notable influencia en su escritura, al ayudarlo a encontrar a las voces de su mundo poético, pues, como señala en otra de sus obras, Poesía, existe una voz que “Estuvo aquí – aquí dentro/ de nosotros, como si siempre aquí/ hubiese estado: y no la/ oímos, como si no nos/ hablase desde siempre,/ aquí, dentro de nosotros”.
El autor de Tú, a Quien Llamo Amor y protagonista del Primer Encuentro Internacional de Poesía Manuel Acuña, recuerda el influjo que tuvo en su vida Fernando Pessoa, en especial su heterónimo Álvaro de Campos, el futurista, el experto en “Arrancar del alma los pedazos precisos” (Apostilla, 1928). Además, el escritor comparte cuáles son los autores hispanoamericanos que estima y cómo es su labor como traductor.
-Su primera obra la publicó muy joven (Noção do Poema en 1972), entonces su encuentro providencia con la poesía ocurrió pronto…
“La poesía es algo natural en nuestra cultura, en nuestra formación. Se oía mucha poesía en la radio, en programas de televisión, también en los libros de escuela, por eso la poesía entra de una forma natural en la educación de los portugueses”.
-Además está Fernando Pessoa, el principal referente que tenemos de la poesía portuguesa…
“Sí, para mí Pessoa fue muy importante. Empecé a leerlo adolescente, sobre todo Campos, su heterónimo futurista, modernista y cambió mi manera de escribir. Yo seguía formas muy académicas, muy del siglo 19 y con Pessoa descubrí el verso libre, el escrito más cotidiano con palabras más sencillas y fui encontrando mi camino, hasta que empecé a publicar a finales de los años 60.
-En su poesía encontramos una preocupación por el lenguaje. Pienso en Octavio Paz, que afirmaba que la poesía revoluciona el lenguaje…
“Sí, porque también para mi generación fue muy importante la teoría literaria, la lingüística y pensar lo que es la palabra, lo que es escribir y sobre todo, a partir de mi relación con Pessoa, saber quién es el ser que está en el poema, y que no es necesariamente el poeta. Por eso muchos poemas son a veces teóricos, otras veces son una forma de diálogo en el que participan las voces que están dentro de mí, pero que vienen de otros sitios. Todo eso forma parte de mi poesía y de mi trabajo”.
-¿Cuáles son sus obsesiones poéticas, sobre qué necesita escribir, además de esta cuestión estética de las letras? También en su obra hay algo intimista, en donde las emociones tienen un papel importante…
“Cuando escribo lo que más me preocupa es la lógica que el texto va creando y al inicio muchas veces no sé lo que seguirá, pero hay algo que empieza a adquirir una forma, y el poema nace naturalmente a partir de ese momento. Por otro lado, lo que es importante para mí es que el poema transmita algo y esa comunicación, ese diálogo es un aspecto fundamental.
“No me gusta mucho la poesía apenas formal, donde se ve el ‘artesanato’ poético, pero en la que no hay sentimiento, no hay emoción. Para mí es necesario también que la poesía permita que el lector sea contaminado por esa experiencia que el poema transmite”.
-Pessoa tuvo una fuerte influencia en su trabajo poético, y no sólo en la cuestión literaria, pues usted dirigió la Casa de Poesía de Fernando Pessoa, difundiendo su obra…
“Para mi generación Pessoa no era aún el gran poeta que hoy es reconocido. Estábamos en el tiempo de la dictadura y una parte de la obra de Pessoa era recuperada por ese régimen, la parte más patriótica, con ese tipo de mensajes. Por lo tanto, había un Pessoa que nos gustaba, pero existía un Pessoa, el de Campos, el de Alberto Caeiro, el de los heterónimos, que eran más anticonvencionales, más revolucionarios; el otro Pessoa no nos interesaba tanto.
“Con el tiempo eso fue cambiando, claro, y hoy Pessoa es importante en todos sus componentes, pero también ese tiempo fue un tiempo de descubrimiento de Pessoa, pues no toda su obra era accesible, era necesario ir a bibliotecas, leer la parte más teórica del Pessoa crítico, del Pessoa introspectivo. Esa fue la convivencia con Pessoa, que hoy no tienen los jóvenes, para ellos Pessoa es un clásico, es un poeta del cotidiano, de la actualidad”.
-Nosotros recuperamos su poesía a través de las traducciones al castellano, un trabajo que usted entiende muy bien, pues se ha dedicado a traducir a poetas como Emily Dickinson…
“En la traducción siempre se pierde la música de la lengua, y eso es una parte muy importante de toda poesía, pero para mí también la poesía tiene que decir algo, y cuando se traduce esa parte sí pasa. El mundo interior del poeta y su imagen del mundo, todo eso no se pierde cuando se traduce. Por tanto, la traducción logra que parte de esa poesía pueda pasar, otra no, pero es también muy bueno leer lo que pasa”.
-Como dice, una parte de la poesía pasa a través de las traducciones, de tal suerte que varios hemos tenido acceso a su obra, que se ha difundido aún más gracias al Premio Reina Sofía que recibió este año y que nos acerca a la obra portuguesa, que si bien se clasifica como iberoamericana, de pronto está algo alejada de los lectores…
“Sí, (Portugal) es un espacio que finalmente tiene la misma cultura, la misma experiencia, una historia también muy próxima, pero muchas veces estamos alejados. Portugal está distante de España por razones políticas, por miedo de ese grande vecino, pero hoy con la unión de Europa eso ya ha pasado y por eso también hoy las dos culturas, las dos literaturas, están más próximas y contactan mejor y también con América Latina.
“Para mí lo que fue más importante en mi formación, en mi experiencia de lector, fueron muchos poetas de América Latina, empezando con Borges, Octavio Paz, Álvaro Mutis o Pablo Neruda, que traducí hace poco, y muchos otros. Fue un descubrimiento también por el imaginario que no es europeo y descubrir ese mundo fue fascinante en los años 60, 70”.
-Este tipo de encuentros justo reúne esta variedad de voces poéticas, y que además comparten con el público la capacidad que tiene la poesía de, tal vez, traducir los sentimientos que no podían explicarse a sí mismos…
“Estos encuentros son muy importantes para que los poetas se encuentren, y muchas veces nos permiten hacer descubrimientos de poetas que no conocíamos, oírlos nos permite encontrar a esas voces que son familiares. Por otro lado, para mí la poesía no es solamente el texto impreso, creo que la poesía sólo encuentra su plenitud cuando la oímos y cuando sentimos, al mismo tiempo, esa emoción, pero también la música de las palabras”.
Nuno Júdice nació en Mexilhoeira Grande, Portimão (Portugal), en 1949. Ha editado 12 libros de poesía, seis de ficción, y varios volúmenes de ensayo. Fue el primer poeta portugués en ser editado en Francia por la prestigiosa editorial Gallimard. En 1973 ganó el Premio Neruda y en 1995, el gran Premio de Poesía de la Asociación de Escritores Portugueses. En 2013, obtuvo el 22 Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.