Por Corina Oproae*
Crédito de la foto Teresa Wennberg
No hay ninguna lengua que sea tuya.
11 poemas de Corina Oproae
Letanía del miedo V.
te despiertas en medio de la noche y lloras sueños que todavía habitan dentro de nombres ahora olvidados. no necesitas ya borrar los rastros. las lágrimas ahora se te han secado. te levantas y andas en silencio dentro de tantos sueños hasta alcanzar la sombra del árbol de la vida y tocar las raíces del árbol del saber. pero no intentas entender lo que es vivido. te estiras a soñar los sueños viejos de nombres que alguna vez lo fueron todo y ahora son tan solo destellos del pasado. la vida va y viene y queda en la memoria aquel rumor de nombres que fueron tu alegría. no duele el recuerdo. ya solo duele un nombre que nunca apaga el sueño donde la vida se vive a sí misma, un nombre donde el duelo mastica la ausencia. y sabes que es tu nombre.
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Letanía del miedo VI.
conjura la lluvia y deja que mariposas blancas se asusten y se resguarden detrás de tus ojos. no olvides deshojar margaritas mientras todo lo dejas atrás. no corras para atrapar los pétalos. el viento ya tiene sus atribuciones. cuando te hayas alejado lo suficiente, arranca los velos que cubren espejos a cada paso y busca solamente aquel donde el alma escribe versos con cenizas de amores pasados. mira anhelante, como si estuvieras a punto de descifrar el mundo, aunque tengas la certeza de que olvidarás el misterio nada más acabar de leer esos versos.
antes vacío vacío después
Letanía del miedo VII.
eres el que mira mientras la vida pasa, el que habita el espacio que surge entre vivir y contemplar. mirar es colocarte en el punto preciso desde el cual la vida te convierte en espectador. pero no finjas. no te basta con ser el que mira. a escondidas atrapas sueños que dejan volar los que tan solo viven, sueños que a su vez, anhelan ser palabra. los atrapas letra a letra y llenas tu espacio de vidas ajenas que contemplas mientras escribes con tinta que mana de tu mirada y de tu interior y recuperas tu esencia cuando te detienes y te maravillas ante aquellas vidas que la mirada atenta recuerda nítidamente haber vivido.
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(de Mil y una muertes)
entre árboles y silencios
Solamente camino
entre árboles y silencios
nunca fuerzo el encuentro
con las palabras
aguardo
— diapasón
que da el tono
a la sinfonía del mundo
soy el imán
que las atrae
a la harmonía me rindo
aunque cada día anhelo
romper estruendosamente
los cristales de la quietud
para seguir andando
en el camino de la esencia.
acacia y amapola
Las acacias no me hablan del dolor.
Al contemplarlas olvido el mal.
Si vuelvo la vista
hacia la montaña altiva
me asaltan las amapolas
encarnadas en el verde.
Persisten en la retina
—vestigios precisos del dolor
que desde este punto del universo
nada más se intuye.
Así el poema
—acacia y amapola.
(de Intermitencias)
3.
fue ahí
en los brazos abiertos
de la montaña
donde recordé la muerte
por primera vez
aún diviso
el valle eterno
que se abría a mis pies
como una boca sedienta
como un útero reverenciado
sumido en tu silencio
único muerto
que siempre caminas
a mis espaldas
en este sueño
ya no se oyen tus pasos
la muerte es la vida, padre
y todas las células de mi cuerpo
viven incrustadas
en esa temprana eternidad
7.
hay ciervos en mi sueño
sus ojos
guardianes del miedo
rastrean los bosques extraviados
dentro de mis pupilas
hablan
todas las lenguas
que alguna vez he sabido
y yo los entiendo
y me regocijo
cuando el caos se me hace cosmos
desde dónde amar
desde un lugar de aire y luz
que solo existe en la memoria
desde una infancia imaginada
que palpita dentro de este sueño
como el movimiento inalcanzable de una estrella
las palabras
duermen en mi garganta
un sueño superfluo
desde dónde escribir
desde aquel verso incierto
que al leer dejé de serme ajena
desde antes de cualquier comienzo
sin comienzo
porque jamás tuve un primer amor
porque jamás escribí un primer verso
(de Temprana Eternidad)
Et surten erugues dins la boca. S’alimenten de tot allò que voldries dir i et quedes muda. Sense neguit, però, intueixes que aviat se t’eixugarà la saliva i aixecaran el vol les papallones blanques de la llengua-mare.
***
Te nacen orugas en la boca. Se alimentan de todo aquello que quisieras decir y te quedas muda. Impasible intuyes que pronto se te secará la saliva y echarán a volar las mariposas blancas de la lengua-madre.
Entre la llengua i tu hi ha una membrana de la mida de la pell d’una taronja borda. I penses que si el món i el temps anessin a l’inrevés, potser la pell de taronja s’aniria encongint i es tornaria flor. Pètals blancs entre la llengua i tu. Una olor difusa tan sols. Per ja no ser(-te) estrangera.
***
Entre la lengua y tú hay una membrana de la medida de la piel de una naranja silvestre. Y piensas que, si el mundo y el tiempo fuesen hacia atrás, tal vez la piel de la naranja se iría encogiendo y se volvería flor. Pétalos blancos entre la lengua y tú. Una fragancia difusa tan solo. Para dejar de ser(te) extranjera.
Sempre que t’asseus a escriure el poema, et tremola la mà. És la resistència que hi ha en tu i que es tensa com una corda que s’oposa a la teva necessitat i al teu desig. Saps que no és només teva, que sense aquesta tremolor, el poema mai no esclataria en el cor de ningú.
***
Cada vez que te sientas a escribir el poema, te tiembla la mano. Es la resistencia que hay en ti y que se tensa como una cuerda que se opone a tu necesidad y a tu deseo. Sabes que no es solo tuya, que sin este temblor, el poema nunca explotaría en el corazón de nadie.
Ja no hi ha cap llengua que sigui teva. Et mous a les palpentes entre una i altra, per camins ja apresos. Ets el lladre que torna a robar a la mateixa casa. Sempre et deixes alguna cosa que penses que et cal. Sempre trobes raons per tornar-hi.
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Ya no hay ninguna lengua que sea tuya. Te mueves a tientas entre una y otra, por caminos ya aprendidos. Eres el ladrón que vuelve a robar a la misma casa. Siempre olvidas algo que te hace falta. Y siempre encuentras razones para volver.
(de La mà que tremola/La mano que tiembla,
versiones al español de la autora)
*(Transilvania-Rumania). Poeta y traductora. Reside en Cataluña desde 1998. Escribe en español y en catalán. Ha traducido autores como Lucian Blaga, Gellu Naum, Marin Sorescu, Ana Blandiana, Ioan Es. Pop y Mary Oliver. Ha publicado en poesía Mil y una muertes (2016), Intermitencias (2018) y Temprana Eternidad (2019), mantiene inédito Desde dónde amar; en catalán ha publicado La mà que tremola/ La mano que tiembla (2020), libro de reflexión poética sobre el hecho de escribir en una lengua que no es la lengua materna.