Vallejo & Co. presenta esta interesante entrevista a la galardonada narradora española, Cristina Cerrada, quien participará en la Semana Internacional de Las Letras en Español – Benengeli 2023, organizada por el Instituto Cervantes, y que se realizará entre el 12 y el 16 de junio próximo en cinco ciudades (Sidney, Manila, Tokio, Bruselas, Toulouse, Mánchester, Tánger y Los Angeles) de los cinco continentes y que será reproducido por diversos medios de comunicación e instituciones en ciudades como Buenos Aires, Lima, La Paz, Bogotá, Caracas, San Juan de Puerto Rico, San José de Costa Rica, Ciudad de Panamá, Las Palmas de Gran Canaria y Madrid.
Desde Vallejo & Co. Los invitamos a participar en tan importante evento.
Por Mario Pera
Crédito de la foto (izq.) Benengeli 2023 /
(der.) www.elespanol.com
No hay ninguna épica en mi literatura, al menos, no intencionada.
Entrevista a Cristina Cerrada*
Mario Pera [MP]: Cristina, quisiera comenzar recordando tu génesis literaria. ¿Cómo te relacionas en un inicio con la literatura? ¿Algún contexto en tu infancia o alguna figura te llevó a la misma? ¿Cómo fue ese paso a no sólo leer sino a escribir?
Cristina Cerrada [CC]: Siempre he escrito, desde niña. No, por supuesto, fue siempre con la intención de elaborar ficciones. Al principio fue mi forma de explicarme, el mundo, las cosas, los libros, a mí misma y a los demás.
[MP]: Si bien estudiaste Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la universidad, tu interés profesional primigenio fue la Sociología. ¿Cómo repercute esta faceta profesional como socióloga en tu obra literaria? ¿El haber estudiado las relaciones y el comportamiento de la sociedad humana, y de algunos grupos en especial, te permite entregar novelas más trabajadas en ese aspecto, el delinear más precisamente las características identitarias o psicológicas de tus personajes o poder describir más verosímilmente las historias que narras?
[CC]: Vivimos en comunidades, intrínsecamente unidos unos a otros. Sin el otro, (el Otro) la identidad no se puede conformar. Sin los otros somos criaturas salvajes e indefensas condenadas a morir. Solo porque los otros nos recuerdan, nos conservan, es que permanecemos inmortales de al algún modo.
Al comenzar a interesarme por mí misma, por lo que me hacía sufrir y gozar, “el otro”, el individual y el societario, estaban en el origen. Al interesarme por el mundo, al estudiarlo y buscarlo en los libros, allí estaba. ¿Cómo, pues, no traerlos al imaginario de mi propia ficción?
[MP]: Como autora has hurgado en las relaciones de pareja como temática de tu obra. Los retos que suponen las mismas, la ruptura, el fracaso, la falta de compromiso, lo socialmente aceptado, las imposiciones y pérdida de individualidad que uno cede al vivir en pareja, todo lo que juega como ingredientes en los que profundizas para ofrecernos una visión no edulcorada y sí bastante realista de las relaciones de pareja y familias y su interacción en la actualidad. Representas lo que debe estar dispuesto a dejar el sujeto para vivir en una relación, así como lo insípida y anodina que se puede llegar a sentirse la vida por esas renuncias. ¿Hemos idealizado tanto las relaciones de pareja que, al no corresponder con lo vivido en lo cotidiano, nos frustramos y renunciamos para seguir o rompemos en un último intento por retomar las ambiciones propias?
[CC]: Ciertamente, en una o varias dimensiones, sí, las hemos idealizado. Por un lado, debido quizás a la influencia cultural que la Ilustración y el Romanticismo ejercieron en el imaginario colectivo por medio de la literatura novelesca (pensemos en las novelas de entonces como en las redes, series y videojuegos de hoy) hemos sobredimensionado un par de aspectos y olvidados otros tantos de las relaciones de pareja, familiares y humanas en general. El cristianismo, tan demodé hoy en día, encumbró el amor y lo colocó en la cúspide de la interacción antropológica, otorgándole no solo el poder de conciliar y cohesionar, por medio del perdón, sino la facultad de situar al individuo en el centro del universo, al ponerlo en conexión directa con Dios y con el Otro. Al identificarlo con Dios y con el Otro. Al hacer de ellos, el mismo. Situando el foco de las relaciones humanas en el rendimiento, el beneficio y el valor, el Amor pierde todo el sentido como cemento que integra la colectividad.
[MP]: En tu trilogía Europa, tratas temas de mucha actualidad en el continente europeo como la migración, la guerra, tráfico de personas, la situación de la mujer, la violencia. Tus personajes son femeninos, las historias las narras desde ese punto de vista, algo no muy común en la literatura por varios motivos. ¿Fue una decisión deliberada expresar tu obra con personajes femeninos? No hay paridad en tanto novelas o cuentos que abordan estos temas narrados por personajes masculinos y femeninos, suelen ser mucho más los primeros. “La construcción del personaje femenino es una tarea espinosa e ingrata”, has mencionado. ¿Consideras que la visión femenina de un contexto incluye muchos más aspectos a tener en cuenta al narrar una historia, la “enriquece”, o nos la muestra desde otras perspectivas al personaje arquetípico?
[CC]: No, no creo que incluya muchos más aspectos a tener en cuenta, pero supongo que entre aquellos aspectos que la visión de un personaje aporta al relato, hay que tener en cuenta aquellos que lo definen en el relato, que lo hacen particularmente real y singular. El género puede ser uno de esos aspectos, pero como puede serlo en otros relatos ser rico o pertenecer a la clase trabajadora, y en otros ser católico o musulmán, y en otros ser europeo o de cualquier otra identidad cultural. En mis tres novelas de las que hablas el personaje era femenino, pero no hay que ver en ello la finalidad o el origen de ninguna tesis, sino un rasgo más.
[MP]: Si bien tu obra es de ficción, tiene muchos elementos tomados de la realidad, la historia, lo que sucede en el día a día en el mundo, y en específico en Europa. La situación política, las identidades en conflicto, el empobrecimiento económico, ético y psicológico de diferentes poblaciones europeas. Hurgas en la condición humana del europeo en la actualidad. ¿Parte de tu intención con tu obra literaria es dar pistas o ideas a los lectores para entender (intentar hacerlo) o conocer lo que se vive, conflictos, miseria, guerra, discriminación en la Europa actual? ¿La socióloga Cerrada utiliza la ficción para mostrarnos con gran credibilidad cómo son las interacciones de los europeos a través de su novelística y sensibilizarnos ante los diferentes contextos que se viven en estos tiempos?
[CC]: No sé hasta qué punto la socióloga emplea a la novelista, o la novelista emplea a la socióloga. La escritura es para mí un modo de expresión: ideas, sentimientos, intenciones. Pero también es un modo de estar en el mundo, de dar, de devolver al otro parte de lo que yo recibo, a través de la contemplación de lo que el mundo contiene, de la belleza que contiene la Naturaleza, y el arte, la creación en su totalidad. Un modo de estar en el mundo, en cualquier caso que, como dije, supone la comunión y el amor al Otro.
[MP]: En relación a lo anterior, parte de tu narrativa ocupa como elementos la violencia, el silencio de las víctimas, el terror al que muchas personas son sometidas en Europa desde muchos flancos. Narras diversos aspectos de una Europa desolada que, sin embargo, se intenta mostrar al mundo a sí misma como el epítome de “lo civilizado” o “lo humanitario”, podríamos pensar que como autora nos das una visión desesperanzada del mundo y su devenir; no obstante, no todas tus historias acaban mal, nos das algunas esperanzas. ¿Hay una falsa ética en los gobiernos de Europa respecto de todos estos problemas? ¿Existe la posibilidad de un final si no feliz al menos no tan cruel para todo lo que estamos viviendo?
[CC]: En Europa nos hemos fabricado un discurso muy prolijo, exhaustivo, que abarca casi todos los aspectos de la vida, y nos hemos acostumbrado a él. Tanto nos hemos acostumbrado que a menudo lo confundimos con la realidad. Un discurso sobre la ética no es ser buenos. Un discurso sobre la conveniencia de la integración social, nos es portarnos como debemos con el extraño, el diferente, el extranjero o el acogido. Un discurso sobre las políticas de cooperación, de inclusión, de amparo, no es lo mismo que cooperar, incluir o amparar. Nos hemos acostumbrado a escondernos detrás de las palabras. Humanidad. Cultura. Violencia. Destino, no son meros conceptos, designan realidades complejas, y no simples, macizas o sencillamente encarnadas en Instituciones. La Humanidad es la suma agregada de individuos, no solo coexistentes a lo largo de la geografía, ahora, sino también en el tiempo. Cultura es la forma en que se enseña a un niño a dirigirse a un mayor. La violencia se puede ejercer de muchas maneras, algunas no conscientes, adquiridas y que no dejan trazas. Al usarlas como objetos cuyo contenido se olvidó, al olvidarnos de su valor performativo, de su poder para “hacerse carne”, las palabras dejan de tener vigencia, poder. Se devalúan y, por lo tanto, acaban perdiendo su sentido.
[MP]: Un tema alrededor del que gira mucha de la narrativa, es la épica del fracaso, la “romantización” de las frustraciones de las personas. ¿Cuál es o cuáles son las épicas en tu obra, si consideras que las hay?
[CC]: No hay ninguna épica en mi literatura, al menos, no intencionada. No hay ningún héroe. No hay singladura y, frecuentemente, el viaje es interior. Sin embargo, la Historia nos demuestra que el relativismo cultural no es solo un axioma, una postura que se adopta ante el objeto analizado, y si es cierto que los géneros literarios existen, también lo es que existen y dejan de existir en la medida en que la lectura que hacen de ellos las edades de los hombres les otorga carta de naturaleza. Hoy en día se suele identificar lo épico con aquello que exhibe cierto grado de grandeza, de solemnidad, con algo de lo que se hace exaltación. En ese sentido, mis relatos carecen por completo de ello. No veo grandeza en el sufrimiento y el dolor, en la guerra, la pobreza o la maldad. No creo en el poder redentor de su exhibición pública o privada. Por el contrario, creo que los escritores, a través de la Literatura, a través de su capacidad catártica, podemos y debemos hacer sentir “por el otro” al lector. Inducirle, en la medida humilde de nuestras posibilidades, al amor, al perdón y a la celebración de la vida.
[MP]: Eres profesora de escritura creativa y participaste con un ensayo en El arquero inmóvil sobre el proceso de creación en una obra breve. ¿Cuál es el proceso para la escritura de tus obras a grandes rasgos? ¿Inicias creando la temática, delineas los acontecimientos y características base de tus personajes y luego nutres todo mientras vas escribiendo el cuento o novela; o prefieres lanzarte a escribir de modo torrencial y luego depuras, corriges, agregas o eliminas?
[CC]: No siempre procedo igual. A veces la necesidad de escribir surge, como algo fisiológico, y entonces cualquier excusa basta. Un relato, un inicio desechado, una noticia en un periódico, una frase escuchada al azar, un recuerdo. Otras veces, el propósito es más consciente y racional, articulado, procede de la necesidad de decir algo concreto, de exponerlo, de crear un artefacto ex profeso, de modo que la idea adquiera la forma adecuada. Igualmente, tanto en un caso como en otro, o en otro, o entro… el proceso creativo se ve enseguida encerrado en su propia singularidad, y acaba tomando las riendas de la pura actividad creativa: se precipita hacia un sentido de manera más o menos diferente a anteriores experiencias, pero siempre acompañado de incertidumbre y desafío. De sorpresa y de curación.
[MP]: Desde tu experiencia actual y conocimientos como escritora, mirando hacia atrás en tu carrera literaria, ¿qué consejos le darías a la joven estudiante de literatura Cristina Cerrada, que comienza a escribir y a tomar la literatura como una carrera profesional y práctica constante?
[CC]: Ningún consejo. A menudo intento escucharla a ella, a aquella principiante naif, ingenua, que comenzaba a escribir libre de prejuicios, de presiones de mercado, ignorante del papel poderoso de la mediación y su, a veces, sofocante y angustiosa presencia, al margen de la “profesionalización”. Qué valiente es la ingenuidad, qué osada y qué fuerte.
[MP]: Has recibido varios premios importantes por tu obra narrativa, tanto en cuento como en novela. En un mundo en el que el arte parece estar cada vez más infravalorado, incluyendo la literatura por cierto, ¿qué significan los premios para una obra y para un autor? Más allá del reconocimiento público, el “validación” de lo que uno escribe o el dinero recibido, ¿aportan algo al escritor, a su vocación, a su obra? Pues visto desde el ángulo opuesto, el nunca haber recibido un premio genera mucha frustración a no pocos escritores.
[CC]: Los premios son un gran estímulo, en efecto, cuando son limpios y desinteresados. Impulsan al escritor, lo alientan a confiar en su voz, en sí mismo, lo invisten de autoridad, lo legitiman y lo sancionan como “artista” más allá de valores mediáticos o mercantilistas, utilitarios o de uso. Esos premios sí, son buenos.
[MP]: Para terminar, Cristina, este año está prevista tu participación en la Semana Internacional de las Letras en Español, Benengeli 2023. Sin duda es un evento importante, ¿qué expectativas tienes para tu participación? ¿Crees que es trascendental la realización de eventos como este para la difusión de literatura, el idioma y los autores?
[CC]: Me gustaría pensar que sí, y es por eso que participo. Es un honor y un orgullo que quieran contar conmigo, y lo agradezco.
*(Madrid-España, 1970). Narradora. Socióloga por la UNED (España) y licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Complutense de Madrid (España), en donde luego se doctoró en Estudios Literarios. Obtuvo el XIII Premio de relatos Pedro de Atarrabía (2001), el VII Premio de relatos NH (2003), el IV Premio de Narrativa Casa de América (2003), el II Premio de Narrativa Cajamadrid (2003), el X Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla (2005), el XIV Premio de Novela Lengua de Trapo (2008) y el XLI Premio Internacional de novela corta Ciudad de Barbastro (2010). Se desempeña como docente de Escritura creativa y colabora en diversos medios culturales de prensa. Ha publicado en cuento Noctámbulos (2003) y Compañía (2004); en novela Calor de hogar, S.A. (2005), Alianzas duraderas (2007), La mujer calva (2008), Cenicienta en Pensilvania (2010), Cosmorama (2015), Europa (2017), Hindenburg (2020) y La maestra de Stalin (2022); en el libro colectivo 666 (2014); y en El arquero inmóvil con el ensayo sobre el proceso de creación de una obra breve titulado “Anatomía de Caín” (2010).