La siguiente muestra que hoy presenta Vallejo & Co., fue revisada por el autor, a quien le sorprendió alegremente reencontrarse con algunos poemas que había redactado antes de los años ochenta, y que más tarde fueron reunidos en su primer libro, Ora serrata retinae (Feltrinelli, 1980).
Por Valerio Magrelli*
Traducción de Roberto Bernal
Crédito de la foto www.tbqvoices.com
No conozco aquello que escribo.
7 poemas de Valerio Magrelli
II. Sunt lacrimae rerum
Es especialmente en el llanto
que el animal manifiesta
su presencia
Se parece al agua
que sofoca los incendios.
A veces es lo contrario ― cauterio.
Cuando el dolor se acumula,
entonces sirve el fuego contra el agua.
Y el llanto es esto:
cicatriz, marca ardiente, humo
que sale de la piel para ocultar
(¿por cuánto?) la herida.
III. Ego humus
De vez en cuando me llama mi amigo enfermo.
Más bien debo decir “un” amigo enfermo,
ya que no es el único.
Pero él es distinto de los demás,
es “mi amigo enfermo”.
¿Desde cuándo lo conozco? No tengo idea.
Es un poeta, y a menudo hemos leído juntos.
¿Desde cuándo? ¿Veinte años atrás?
Pongamos unos treinta ― media vida.
Y él, mientras tanto, convaleciente,
comenzó a llamarme de vez en cuando.
Le respondo siempre, en todas partes.
Me detengo a escucharlo largamente;
me detengo a escucharme por largo tiempo.
Si él está enfermo, ¿qué soy yo?
¿Por qué me acorrala?
¿Para recordarme que también yo estoy enfermo?
No como tú, pero casi, mi
dulce sombra deforme.
No conozco
No conozco
aquello que escribo,
de hecho escribo
precisamente porque lo ignoro.
Y un acto sutil,
es la frontera
que confunde a la presa y al cazador.
Aquí llegan a coincidir
el objeto que busco y la motivación
de esa búsqueda.
Para mí la razón
de la escritura
es siempre la escritura
de la razón.
Soy lo que falta
Soy lo que falta
del mundo en el que vivo,
aquel que de entre todos
jamás encontraré.
Girando sobre mí mismo, ahora coincido
con lo que me ha sido arrebatado.
Soy mi eclipse
la condena y la melancolía
el objeto geométrico
del que por siempre tendré que prescindir.
Asedio del visible ― Fuerza del invisible
Invisible e invencible
es el molde que llevo dentro de mí,
molde del mundo grabado por mí en el espacio
y que me hace estar en el mundo
únicamente en la forma del molde.
¿Dónde está la libertad si la melancolía
recoge sus nubes sin ningún motivo?
Estoy aquí y padezco su lento tránsito
sólo esperando
a la sombra de mí mismo.
Deslizo la pluma
hacia las caderas de la página,
y en silencio se recoge la escritura.
Esta hoja tiene los límites exactos
de un estado africano, en la cual dispongo
la formación paralela de las dunas.
Ahora dibujo
mientras relato lo
que el bosquejo va diciendo.
Es como si una nube
lograra tener
la forma de una nube.
Estoy aquí sin paisajes
Estoy aquí sin paisajes,
peras, manzanas, estaciones, cielo, nada,
sólo superficies, un campo
construido de artificios. Pero ya desde niño,
para jugar, ponía una manta
en la habitación, sobre montones de papel,
y era un panorama,
un cementerio de montañas.
De todo eso queda algo,
en este momento, que escribo en la cama
y creo la tierra.
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(poemas en su idioma original, italiano)
Io non conosco quello di cui scrivo.
7 poesie di Valerio Magrelli
II. Sunt lacrimae rerum
È specialmente nel pianto
che l’anima manifesta
la sua presenza
Somiglia all’acqua
che spegne gli incendi.
Invece è l’opposto – cauterio.
Quando il dolore tracima,
allora,contro l’acqua, serve fuoco.
E il pianto è questo:
merca, marchio rovente, fumo
che sale dalla pelle a sigillare
(per quanto?) la ferita.
III. Ego humus
Ogni tanto mi telefona il mio amico malato.
Dovrei dire piuttosto “un” mio amico malato,
visto che non è il solo.
Ma lui è diverso dagli altri,
è “il mio amico malato”.
Da quanto lo conosco? Non ne ho idea.
È un poeta, e abbiamo letto spesso insieme.
Quando? Venti anni fa?
Facciamo pure trenta – mezza vita.
E lui, nel frattempo, ammalatosi,
ha cominciato a chiamarmi, ogni tanto.
Rispondo sempre, ovunque.
Resto a sentirlo a lungo;
resto a sentirmi a lungo.
Se lui è malato, io che cosa sono?
Perché mi cerchi?
Per ricordarmi che anch’io sono malato?
Non come te, ma quasi, dolce
mia ombra sfregiata.
Io non conosco
Io non conosco
quello di cui scrivo,
ne scrivo anzi
proprio perché lo ignoro.
È un atto delicato,
è il limitare
che confonde la preda e il cacciatore.
Qui arrivano a coincidere
l’oggetto che cerco e la causa
di questo ricercare.
Per me la ragione
della scrittura
è sempre scrittura
della ragione.
Io sono ciò che manca
Io sono ciò che manca
dal mondo in cui vivo,
colui che tra tutti
non incontrerò mai.
Ruotando su me stesso ora coincido
con ciò che mi è sottratto.
Io sono la mia eclissi
la contumacia e la malinconia
l’oggetto geometrico
di cui per sempre dovrò fare a meno.
Assedio del visibile – forza dell’invisibile
Invisibile e invincibile
è lo stampo che porto dentro me,
stampo del mondo impresso a me nel mondoe che mi fa essere al mondo
soltanto nella forma dello stampo.
Dov’è la libertà, se la malinconia
raccoglie le sue nuvole senza nessun perché?
Sto qui e subisco il loro lento transito
solo aspettando
all’ombra di me stesso.
Scivola la penna
verso l’inguine della pagina,
e in silenzio si raccoglie la scrittura.
Questo foglio ha i confini geometrici
di uno stato africano, in cui dispongo
i filari paralleli delle dune.
Ormai sto disegnando
mentre racconto ciò
che raccontando si profila.
È come se una nube
arrivasse ad avere
forma di nube.
Qui sto senza paesaggio
Qui sto senza paesaggio,
pere, mele, stagioni, cielo, niente,
soltanto supellettili, una campagna
fatta ad artificio. Ma già da piccolo
per gioco stendevo una coperta
nella stanza, sopra mucchi di carta,
ed era un panorama,
una salma di monti.
Di tutto ciò qualcosa resta,
adesso, che scrivo a letto,
che io faccio la terra.