Por Carmen Rotger Ordóñez*
Crédito de la foto Borja Moreno Martínez
Memoria de una madre.
Sobre el cortometraje Adara,
de Borja Moreno Martínez
La memoria es una parte consustancial de la personalidad humana: permite que la historia individual se traduzca en gestos, manías, formas de amar y de odiar, y provoca la deriva de las elecciones íntimas. La memoria, a fin de cuentas, es una herramienta crucial para la construcción ―o destrucción― de una vida.
Sin embargo, cuando desaparece la memoria, pero no la vida, esta última debe reformularse por completo. Es esta contradicción la que inspiró el largometraje Siempre Alice, dirigida por R. Glatzer y W. Westmoreland en 2014, y también la que se plantea en el guion del cortometraje Adara, de Borja Moreno Martínez**.
El autor sitúa a su protagonista en un hogar, entre tres hombres que insisten en que tienen una relación familiar con ella. Dicen ser sus dos hijos y su marido, planteando si podemos entender la maternidad como una cuestión puramente biológica. Del mismo modo ¿se puede mantener una relación amorosa con una persona a la que no se conoce? Pienso aquí en la película 50 primeras citas, dirigida por P. Segal en 2004, un clásico moderno de las comedias románticas, que podría ser perfectamente la cara cómica de la misma moneda en la que se acuña este corto.
Pero en Adara, en lugar de remitir el conflicto a una esfera puramente íntima, se coloca a la familia, como institución, como centro del problema. ¿Pierden los vínculos de sangre su fuerza determinante como obligación social si desaparece el vínculo histórico?
En el último fragmento del texto, la madre de la familia se habla a sí misma a través de una pantalla, desde un vídeo grabado un tiempo atrás:
“Sólo confía en ellos, confía en mí, en ti. Sé fuerte y no tengas miedo, pues estás con ellos.”
Es en la reiteración del ellos de este fragmento donde reside el mayor interés de esta obra. Después de desconfiar de los tres personajes masculinos mientras le incorporan calmantes a la comida, se fuerza a reconocer una ligazón, considerando, probablemente, que es la única forma en la que puede asegurar la supervivencia de su cuerpo.
Este drama familiar, enmarcado dentro del género de thriller psicológico, ahonda en el sentido de las relaciones familiares, narrando, con la elegancia del largometraje La habitación (dirigida por L. Abrahamson en 2015, basada en la novela Room, de la irlandesa Emma Donoghue) un día en la vida de Adara.
Fragmento del cortometraje Adara
1. Esc. Interior. Habitación Matrimonial. Día.
ADARA (52) aparece acostada en la cama, durmiendo, con el pelo en la cara. Aún no se ha despertado, pero podemos percibir por su posición al dormir que es una mujer rígida y decidida. La habitación, en penumbra, deja entrever una estancia sin espejos ni fotografías, poco personalizada. ADARA, golpeada como por un huracán, abre los ojos y se despierta sobresaltada. Se yergue sobre su costado. Piensa unos segundos y se levanta del colchón. Lentamente, comienza a caminar y sale por la puerta, dirigiéndose a la parte baja de la casa, desde donde escucha voces.
2. Esc. Interior. Comedor. Día.
En el comedor de la casa hay tres hombres: ALFREDO (52), que se encuentra sentado en una silla enfrente del sofá; ALOIS (19), a su izquierda; y AUGUSTO (25), al otro lado de ambos, a la derecha. Los tres hombres disponen de un llamativo atractivo, son morenos y de parecido razonable. Tras la puerta, que se encuentra entornada, está ADARA escuchando la conversación ya empezada de estos tres individuos.
ALFREDO
¿Qué tal la dejasteis anoche?
AUGUSTO
Creo que bien, pero cada vez le hacen menos efecto los calmantes.
Palmares Guion Cortometraje:
Publicado en el IV Concurso de guiones Carboneras Literarias (Almería, 2017).
Ganador del I Concurso literario de guion de cortometraje Letra D’KMBIO (Cuba, 2017).
Preseleccionado en el I Concurso de guion del Festival de Cine de Vera (Vera, 2019).
*(Palma de Mallorca-España, 1996). Narradora y dramaturga. Licenciada en Derecho y Relaciones Internacionales. Ha obtenido premios en el Certamen Florencio Segura y fue finalista en el certamen Festeen organizado en la Comunidad de Madrid (relato, 2015). Ha escrito y dirigido varias piezas de teatro corto, una de las cuales (Aquí nos pagan bien) ha sido adaptada a cortometraje. Recientemente, ha ingresado en la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores para el desarrollo de un proyecto de novela.