Por Edwin Madrid
Crédito de la foto (izq.) Ed. Festina Lente /
(der.) el autor
Lo celebro y le auguro mucha poesía,
que es como desearle más y más vida
En La belleza del mundo, poesía de Eduardo Kingman Garcés* (2020), el autor menciona que aún cuando ha dibujado y escrito toda su vida, desde niño decidió ocultar sus poemas y dibujos, sin importar si tenían o no algún valor. ¿Cómo serían sus poemas de juventud o los de diez años atrás? ¿Cómo ordenaría las palabras o encabalgaría los versos? Curiosidades de lector que se quedarán en el misterio, ya que lo único cierto es que, solo tenemos esta primera colección de poemas y dibujos que su poeta y dibujante ha aceptado publicar. ¡Vaya que es una dicha para un lector de buena poesía! Por primera vez, el viejo y querido profesor de antropología, Kingman, recorre caricias, imágenes, sentidos y escribe, pero no informes. Son poemas que palpitan vida y huyen del espacio académico para regocijarse en otra mirada sobre sus mismos temas de estudio: la ciudad, los personajes, objetos, la cultura y la modernidad. Aquí en La belleza del mundo, “Cada santo busca la calidad total y cada tonto la excelencia académica”. Este es un discurso que inaugura otro, más íntimo, más profundo, más propio, que baila y canta en el sonido y el color de las palabras. Ya no interesa si escribió poesía toda su vida o no, lo que tenemos en este libro son poemas que se zafan de la gramática y se organizan en un ritmo propio con el brillo de la palabra.
Allí está el investigador hurgando en la ciudad y sus archivos, en la memoria y la familia, pero también en el lenguaje exacto, que le permite nombrar lo innombrable, aunque para ello tenga que dibujar como otra manera de seguir la escritura del poema. Poemas como pictogramas, ideogramas y otros movimientos que dan la medida exacta de la búsqueda del poeta. Me recuerdan mucho a la escritura y los movimientos de Henri Michaux, quien finalmente, también dejó unos comentarios antropológicos sobre Quito. Por allí, transita Eduardo, entre esa tensión de escritura y pintura, una simbiosis aprendida en la fuga de la academia, como si siempre hubiera querido huir y fundar un territorio propio con la poesía como único elemento de recuperación humana, de incorrección a lo establecido y de fuga a la búsqueda de lo más esencial del hombre. Este libro es una demostración de inconformidad y de ir más allá de sus límites para, con sus trazos y colores, que parecen el baile de sombras de una ciudad o de un país mágico, en el que lo tangible es imaginario y lo imaginario se vuelve realidad.
Aquí quiero, señalar que no sé lo que más me gusta: la pintura o la escritura de Kingman Garcés. Yo leo y disfruto; veo y disfruto. Esto me hace creer en La belleza del mundo o en un mundo en el que se propone la escritura a través de la pintura como si la grafía se transformara en signos, los dos son lo mismo en este libro, aunque una parte se llame: La belleza del mundo, y la otra: Poesía visual. Ya que lo que fue leído y lo que fue visto, lo uno está implícito en lo otro, de manera tal que los objetos, los paisajes, los personajes, antes de ser leídos, son un trazo; o al revés: los paisajes y objetos antes de ser trazos son leídos. El libro es uno solo, no hay dos partes. Todo palpita en el mismo ritmo.
Un ritmo poético que, como dije, se zafa de la sofocación de la investigación, del informe y se convierte en ritmo libre, que va con la vida y se regocija no solo con la palabra y su sonido, sino que se hunde en la vida y vibra con la libertad ejercida:
El verso cojo/ No molo/ El verso malo/ No amalo/ El verso rojo/ Lo arrojo/ El verso llano/ No aguanto/ Tacha/ Tacha/ Tacha/ Estaba tacha que tacha/.
Y así otros ejemplos no como simples juegos de palabras, sino como la expresión de libertad de la voz que construye el poema y que funda un nuevo territorio fuera de unos límites que lo estaban asfixiando. Por eso el amarillo, el verde, el naranja que son horizontes abiertos con los que pinta los trazos irreverentes de un niño poeta que ya es adulto con plena conciencia de que lo que escribe es él, su ser más auténtico el que se está expresando. Yo saludo este primer poemario de Eduardo, lo celebro y le auguro mucha poesía, que es como desearle más y más vida para que siga escribiendo y pintando en plena libertad.
Quito abril del 2022
5+1 poemas de La belleza del mundo (2020),
de Eduardo Kingman Garcés
Objetos de la memoria
Objetos de la memoria
Todos pequeños
Cachivaches
No lugares
Si secretos
Objetos de misterio
Simples objetos
Tocados por la vida
Tocados por la muerte
Siempre propios
Siempre mágicos
Siempre ajenos
Objetos de la memoria
Todos pequeños
Piedras
Botones
Penas
Penas
Objetos tan amados
Juguetes de latón
Postales
Esbozos de poemas
Risas
Risas
A veces penas
Objetos guardados
Caseros
Atesorados por amor
Otros por miedo
Luego olvidados
Objetos que alguien arroja de pronto
Sin saberlo Cosas viejas
El árbol
Soñé en un árbol que tenía muchos ojos
Que tenía sus ojos vacíos
Un árbol florido con los ojos vacíos
Desperté soñando que soñaba
Que no tenía ojos
Que tenía hojas y cuencas vacías
La noche era una gran bocanada de aire
Pero no lograba alcanzarme
De noche escribían mis ojos vacíos
La noche escribía en mi noche vacíos
Lo hacía en esa libreta
Que terminó perdiéndose
En el mar de libretas
La noche surcaba por el infinito
En esa noche reinaba el silencio
Otras noches estuve despierto
Y el viento soplaba en mis pies
Y en mis ramas
Inventario
en el supuesto de que falte la butaca
de que no esté la mesa y se ausente la cuchara
todos llevan un gran vacío en sus cuerpos de madera
estos son los objetos asignados
de usos abiertos
los objetos largamente ocupados
en el supuesto de que no esté el escalón
de que falte el zapato
todos llevan un gran vacío en sus cuerpos de latón
estos son los objetos asignados
de usos oscuros y claros
los objetos olvidados
en el supuesto de que falte el balaustre
que desaparezca la polea
todos llevan un gran vacío en sus cuerpos de alquitrán.
Remembranzas profundas
(soles)
(soles)
(soles)
infinitud de soles alineados y fijos
capas superficiales
y capas profundas
(piedras-raíces y piedras errantes)
(agüeros y piedras)
objetos de uso diario colocados en tiempos distintos
(por azar) (por prisa) (por sólo descuido)
soles
en la multiplicación de los cielos
en cada ojo
(en los ojos abiertos y los ojos vacíos)
y la gente cansada subiendo
(y bajando)
con bultos
(con sus cuerpos pesados)
con sus niños en brazos
(y el calor sofocante)
frescura de estancias ocultas
por las que corren (subterráneas)
colocadas en capas
remembranzas vacías
(soles) (soles) (soles)
en la noche profunda
remembranzas vacías
El orden maquínico
1
Percibo ¿Qué percibo?
Antes de pensar Para poder hacerlo
2
¿Qué percibo?
Máquinas de engranaje.
Bestias conectadas a las máquinas
entre ellas conectadas.
De aquí al infinito
De aquí al infinito
3
(Des-gracia:
perder la gracia
Ser des-graciado
Tener la gracia y perderla)
(Confundir la gracia con la algarabía
Confundirla
con el no sufrimiento)
Percibo ¿Qué percibo?
No percibo
No pienso
Aun cuando percibo
no pienso
Aun cuando pienso
no percibo
(Somos seres pensantes
Somos seres sintientes)
4
Tiempos brutales
en los que el sufrimiento no nos hace sabios
en los que el amor desaparece
Se embota
5
Dislocado amor
tierno amor
infinito amor
umbral
entre tu y yo
Infinito amor
Lanzados al vacío
Viajo
viajas
trenzados en infinito amor
6
Máquinas de obrar y máquinas de pensamiento
Las máquinas de tracción
sustituyen a las máquinas simples
Los emprendimientos en red
sustituyen a las máquinas de tracción
Toda la tracción animal y humana
desbocada
Toda la conexión maquínica
desbocada
Máquinas ilusorias
Máquinas fabricando ilusión
7
Y ahora les pido:
¿Podrán llevarse los desechos Al menos los desechos?
Todas las conexiones
los tubos que de manera tramposa han colocado
los engranajes que conectan los cuerpos con las máquinas
y los avanzados y sutiles invenciones
que incorporan pensamientos complejos
y lo que llaman almas
al orden maquínico
Primera juventud
“Te traspasan
Te incrustan
Te cosen alma-cuerpo
Con aguja de costal”
Primera juventud
De ahí proviene esta imagen fuerte (la copio)
Continúa…
“No sienten lo pesado que te han hecho el mundo”
(El alma como un sayo, como un costal
Atravesado por una aguja gruesa)
“Te incrustan
Te cosen alma-cuerpo
No sienten lo pesado que te han hecho el mundo”
El alma como un sayo: como una camisa: algo que llevas o te ves obligado a llevar
Que es tuyo y no lo es
Que ha sido cosido al cuerpo
*Tiene una maestría en Antropología andina y un doctorado en Antropología Urbana. Forma parte del Departamento de Antropología, historia y humanidades de la Facultad de Ciencias Sociales (FLACSO, Ecuador). Ha escrito numerosos artículos e investigaciones sobre estos temas, así como también libros. La belleza del mundo es su primer poemario.