La presente es una entrevista exclusiva para Vallejo & Co, brindada por Félix Terrones*, escritor, crítico y traductor peruano, sobre la obra e influencia del escritor Sebastián Salazar Bondy y su reconocido ensayo Lima la horrible en la literatura hispanoamericana.
Lima la horrible en los ojos y pluma de Sebastián.
Entrevista a Félix Terrones
Por: Mario Pera
Crédito de la foto: Izq. Archivo Mario Pera
Der. © Félix Terrones.
1. Sebastián Salazar Bondy es, junto a Jorge Eduardo Eielson o Rodolfo Hinostroza, uno de los pocos escritores peruanos de amplio registro literario; es decir, Salazar Bondy desarrolló una voz propia tanto para su poesía como para su narrativa y dramaturgia, algo poco logrado por los escritores nacionales. ¿Cuáles crees que son los ejes centrales o los vínculos que podemos ver y que trasuntan en general su obra literaria? Si bien cada registro tiene sus particularidades, hay una temática frecuente que el autor le imprimió al conjunto de sus escritos literarios.
Sí, Sebastián Salazar Bondy es un caso particular en nuestras letras pues muy pocos escritores incursionaron en tantos géneros. A los que tú señalas, yo añadiría la crónica periodística y el cuento infantil, solo por citar ejemplos poco considerados por la crítica.
Ahora bien, pese a la diversidad de géneros y registros, pienso que no se trata de una obra desarticulada, sino todo lo contrario; es decir, me parece que se trata de una obra que avanza en espirales, alrededor de una temática y una actitud recurrentes. La temática no es otra que la de una sociedad ―la peruana, en general; la limeña, en particular― en plena metamorfosis. Dichos cambios, sociales, económicos y urbanos, de los que dio cuenta José Matos Mar en su Desborde popular y crisis del Estado, son abordados por Sebastián Salazar Bondy de manera paradójica tal y como ocurre en su ensayo emblemático Lima la horrible.
En cuanto a la actitud a la que me referí, esta no es otra que la del compromiso literario. Sebastián Salazar Bondy fue un escritor firmemente convencido de que toda práctica cultural, en países como el nuestro, debía cumplir una función política de denuncia y liberación. Hacer de otra manera, sería contribuir con la alienación colectiva.
2. Lima la horrible (1964) es, sin duda, uno de los ensayos esenciales para comprender que no existió, y en buena medida aún no existe, una adecuada transición socio-económica y política entre los estamentos sociales del Perú colonial y el Perú republicano. A 50 años de su publicación, los males que planteó Sebastián Salazar Bondy para la sociedad peruana en aquel ensayo siguen en gran medida vigentes. Pero este ensayo, que por mucho tiempo fue poco menos que proscrito en el país por lo que significaba para la clase alta y gobernante del Perú, aún continúa en el ostracismo, cuando debería ser lectura obligatoria en las escuelas del país. ¿Cuál fue y es la trascendencia de Lima la horrible no solo para la literatura, sino para una visión crítica de la sociedad y para la comprensión de la falsedad del discurso democrático y modernista de las clases altas no sólo en Perú?
Creo que el mérito de Sebastián Salazar Bondy no es tanto haber señalado que no existe esa transición de la cual hablas como haberle dado la forma de un ensayo con las características de Lima la horrible. Ya antes muchos intelectuales, como José Carlos Mariátegui o Manuel González Prada, atacaron la producción cultural limeña pues la consideraron como conservadora, si no reaccionaria. Lo original del ensayo de Sebastián Salazar Bondy va por otros rumbos. Lima la horrible, con su verbo poético que no excluye la vocación de libelo y manifiesto, cristaliza para su generación y las posteriores un lenguaje combativo que, a su manera, ha pasado al inconsciente colectivo.
Si un autor apunta a ser leído y discutido, Sebastián Salazar Bondy, al menos con su título, se ha introducido en el imaginario colectivo, el cual lo recuerda cada cierto tiempo de una u otra forma. Otra cosa es la tergiversación que se ha efectuado a partir de una lectura ignorante o tendenciosa del título. Sebastián Salazar Bondy no califica de “horrible” a Lima desde un punto de vista estético (“horrible” como contrapuesto a “bonito” o al limeñísimo “lindo”) sino más bien desde una postura ética, moral. La ciudad es horrible porque su producción cultural ―novelas, cuentos, poemas, entre otros― enfatiza un vínculo colonial que es a la vez guetto y prisión. Guetto porque las clases dominantes se enclaustran en él, so pretexto de refrendar valores inmemoriales, en una prisión porque al hacerlo encierran en el silencio a las clases populares.
En el estricto ámbito de la literatura señalemos que plantea una visión de la ciudad capital que amplifica desde el ensayo la que en ficción plantearon Mario Vargas Llosa con La ciudad y los perros (1962) y Julio Ramón Ribeyro con Los gallinazos sin plumas (1955). Estamos en un momento en el que las grandes ciudades latinoamericana viven un cambio frenético, consecuencia de una modernidad que se inicia y radicaliza; por lo tanto, la literatura busca ponerse a la hora, escuchar lo que ocurre en las ciudades, de pronto convertidas en tugurizados centros urbanos.
¿Qué le añade el gesto de Sebastián Salazar Bondy? Le añade el hecho de escribir desde el ensayo lo cual permite una reflexión acerca de la identidad y lo que se nos ha querido, de manera tramposa, hacer pasar como tal. Recuerda el inicio del ensayo cuando hace alusión al cementerio indígena de Huallamarca con el objetivo de mostrar que la civilización existía desde mucho antes de la llegada de los españoles. En ese sentido, y siguiendo la idea elaborada en filigrana por Salazar Bondy, hacemos mal en reivindicar un linaje hispánico cuando el elemento indio ya estaba aquí, en Lima, desde siempre.
3. En relación a la pregunta anterior, ¿por qué aún hoy existe ese “veto” a la lectura de Lima la horrible? 50 años después de publicado, ¿aún molesta a los limeños el ver su reflejo tan bien delineado en el espejo que describió Salazar Bondy?
No sé si trata de veto o más bien de desinterés. No olvides que vivimos en un país en el que la gente no lee, en el que la literatura nunca ha tenido un lugar preponderante que le permita influir en la discusión social. Cuando hablas de veto, además, supones que existe un grupo que conscientemente busca censurar al ensayo, pues en él se vehiculan ideas que considera peligrosas. Creo que ocurre algo más sutil y, por lo tanto, más difícil de identificar.
Desde el momento en el que gente como Enrique Chirinos Soto reaccionó contra el ensayo porque, de manera muy simplona, consideraba que Lima no era horrible sino linda, ocurrió algo muy singular. Me refiero a la lectura con la cual se ha consagrado al ensayo a lo largo de las décadas. Tengo la impresión de que el ensayo ingresó a nuestra memoria colectiva no tanto por lo que dice, el espejo delineado del cual tan bien hablas, como por lo que sugiere en el título. En un periodo como el actual, en el que a todo precio se nos quiere vender la imagen de una ciudad capital cosmopolita, abierta al mundo, casi desarrollada, si no recuerda las expresiones de Alan García, un título como “Lima la horrible” sigue haciendo daño pues va a contracorriente del deseo general.
Yo tengo dos lecturas de esto. Primero, me genera entusiasmo saber que un título combativo se ha convertido casi en una espina clavada en la inflada autoestima limeña (lo que demuestra que, mal que bien, sabemos que nuestra ciudad no es tan hermosa como pretendemos). Después, me apena saber que el ensayo es casi víctima de su título, el cual impide de entrada una lectura menos pasional. Si la gente se acercara a Lima la horrible sin ese prejuicio fundado en una mala, por no decir tendenciosa, comprensión del título, descrubriría un ensayo coherente en su malestar, sin contar con la manera en que desmonta lo que tan bien denomina la “arcadia colonial”. Recordemos, en ese sentido, las palabras del mismo Salazar Bondy cuando dice de su ensayo lo siguiente: “Este libro se debe a Lima. Lima hizo a su autor e hizo su aflicción por ella. (…) Y como sólo el implacable deseo de posesión clama por el conocimiento desnudo y esencial, debe ser por sobre todo considerado obra del amor que es poesía y vida. No soporta, por eso, ninguna simulación y más bien lo anima el coraje de la clarividencia, aquel que permite mirar cara a cara el horror y denunciarlo”.
4. Debemos recordar que Lima la horrible se publicó en primera edición en México; luego en el Perú y en Cuba. En años sucesivos se publicaron cuatro ediciones más en México y una en el Perú; y hasta hace pocos años, cinco ediciones más en Chile y una de este 2014 en Perú. Se trata de una obra capital para el Perú pero que, curiosamente, ha sido publicada tres veces más fuera del país que dentro. Es un ensayo que trata temas intrínsecamente peruanos, y más aún limeños, pero que creo a la vez toca las fibras más sensibles de las sociedades que fueron parte de la Colonia española. ¿En qué manera se manifiesta esa “universalidad” de Lima la horrible en su constante relectura e influencia en la propia visión de otros países de hispanoamericana?
Desde su publicación en México, Lima la horrible ha sido un ensayo que ha generado enorme interés a nivel latinoamericano. A las ediciones que mencionas yo añadiría la que preparé hace algunos años para la Biblioteca Ayacucho de Venezuela, y que espero ver publicada pronto. Todos conocemos el carácter y la vocación latinoamericanistas de la colección Ayacucho; por lo tanto, la publicación de Lima la horrible y otros textos en dicha colección no haría más que refrendar su consagración continental.
Mira, podría decirte que esa “universalidad” de la cual hablas es consecuencia del profundo carácter latinoamericano del texto. En otras palabras, del hecho de que en la misma época las diversas capitales latinoamericanas hayan vivido el mismo fenómeno. Guardando las distancias, podríamos decir que Lima la horrible es para el ensayo latinoamericano lo que La región más transparente lo es para la novela de la misma área lingüística y cultural.
Ahora bien, creo que hay algo más. Me parece que es el único ensayo que, en su registro, se muestra tan radical a la hora de atacar los remanentes coloniales. Si bien hay algunos cortocircuitos en el planteamiento y la perspectiva, por ejemplo la completa falta de sensibilidad de Salazar Bondy con respecto a lo popular, esto no invalida en nada la manera tan sistemática con la cual ataca la producción cultural. Música, poesía, pintura y otras prácticas culturales son abordadas con el mismo prisma para revelar, con una lucidez novedosa por lírica, cuán enajenantes son.
Además, es necesario añadir el componente universal de su retórica cuando hace alusión y se vale de mitos como el de Medusa y, de manera subrepticia, Perseo. Ese componente mítico le da al ensayo un aliento que trasciende, como es evidente, lo estrictamente limeño y nacional.
5. Como periodista, Sebastián Salazar Bondy fue un redactor multifacético y un crítico literario y artístico como pocos. Fue un gran poeta, con composiciones como Cuaderno de la persona oscura (1946), Los ojos del pródigo (1951) o El tacto de la araña (Poemas póstumos 1960-1965); y un gran narrador en Náufragos y sobrevivientes (1954), Pobre gente de París (1958) o Alférez Arce, teniente Arce, capitán Arce (1969); sin embargo, se le recuerda casi siempre sólo por el ensayo Lima la horrible. ¿A qué puede deberse ello?
Porque, como ya lo dije, con Lima la horrible, creo que más de manera inconsciente que otra cosa, Sebastián Salazar Bondy tocó una de las fibras más sensibles de nuestra intimidad colectiva. Él fue quien de manera directa y hasta violenta atacó cierta complacencia criolla que quería hacer pasar Lima por, como se dice en un pasaje, un oasis, “una metrópoli incierta, risueña, civilizadísima, aunque aislada del mundo”. Todo propósito similar que llega después se remite, de manera directa o no, al gesto primigenio del autor de Lima la horrible.
6. Como dramaturgo, Sebastián Salazar Bondy ganó dos veces el Premio Nacional de Teatro. ¿Cuál ha sido el aporte de SSB para la dramaturgia nacional?
Mira, para serte honesto conozco mal la dramaturgia peruana, sus referentes y su historia. Lo que te puedo decir es que, en el ámbito de la dramaturgia, Sebastián Salazar Bondy, lo mismo que en su poesía que de intimista se fue haciendo cada vez más social, muestra una evolución. Lo cual nos coloca frente a un escritor que nunca dejó de explorar ni renovarse sin que esto signifique que abandone sus inquietudes medulares, a las que aludí hace un rato. Esto lo ves en piezas teatrales como “No hay isla feliz”, “Dos viejas van por la calle” y, desde luego, “Amor gran laberinto” o esas piezas que llamó “Juguetes”.
De todas sus obras dramáticas quiero rescatar “El Rabdomante” porque es su canto de cisne, porque tiene de Beckett y de Jarry, pero antes que nada porque tiene una capacidad metafórica extraordinaria que trasciende la simple denuncia de un estado de cosas. “El Rabdomante” es acaso el testimonio literario de Sebastián Salazar Bondy pues en él muestra, no sé hasta qué punto de manera voluntaria, su concepción del escritor y su lugar en sociedades como la nuestra.
El escritor, para Sebastián Salazar Bondy, lo mismo que el Rabdomante, es aquel que yendo contra el interés de los poderosos muestra lo verdaderamente vital al pueblo sin esperar algo a cambio, sino más bien lo contrario. Cuando, hacia el final, el pueblo lincha al Rabdomante, se emblematiza el carácter impetuoso de todo levantamiento o revolución que no se detiene en identificar y reconocer a quien los sacó de la desgracia.
7. Salazar Bondy tenía un sexto sentido para descubrir el talento en los artistas. Desde muy joven impulsó a varios a continuar en sus búsquedas literarias o plásticas como a Mario Vargas Llosa, a Fernando de Szyszlo, a Blanca Varela o a Jorge Eduardo Eielson. Algo que le reconocen ellos, sus amigos, es haber sido siempre un incansable promotor cultural, literario en esencia, y haber sido siempre muy desprendido y generoso. ¿Cuál es la trascendencia de la figura de Salazar Bondy como animador del medio cultural y artístico peruano de mediados del siglo XX?
Incluso en eso Sebastián Salazar Bondy era un tipo único. En un medio literario patético como el peruano, puesto que en él son más grandes los egos que la literatura, sin contar con los celos entre los diversos actores culturales, Salazar Bondy promovió a los jóvenes, se encontró con ellos, les ayudó a publicar.
Además, desde sus tribunas periodísticas, dio la hora en cuanto a comentarios y críticas de arte. A él le debemos una antología de poesía contemporánea, también varios textos dedicados al arte prehispánico, sin contar con una de las primeras reflexiones fundamentadas y orientadas a la discusión ciudadana, pues fueron publicadas en periódicos de amplia divulgación, acerca de la singularidad del arte abstracto.
En resumidas cuentas, Sebastián Salazar Bondy fue un actor de primer orden por su enorme cultura ―no olvidemos su interés voraz por lo europeo y lo latinoamericano― y también por los puentes que tendió entre los diversos países, así como su infatigable necesidad de escribir sus ideas, lo cual le permitió ganarse un nombre entre los letrados pero también entre los ciudadanos de a pie.
8. En buena medida Sebastián Salazar Bondy fue quien articuló e hizo posible la reunión y el acercamiento amical (que propiciaría una retroalimentación) entre los escritores mayores de esa época como José María Arguedas, Emilio Adolfo Westphalen, Xavier Abril o César Moro, con algunos escritores que eran más jóvenes y recién se iniciaban como Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Fernando de Szyszlo, Blanca Varela, etc. ¿Cuán importante fue el aporte de Sebastián Salazar Bondy en el forjamiento de una visión artística generacional para la llamada Generación del 50?
Lo que te pueda decir va a estar mediatizado por las décadas que nos separan de todo ello. Por lo tanto, consideraré la figura de Sebastián Salazar Bondy como la de alguien que se desprende del panorama general de dicha Generación, más preocupada por la narrativa y el verso, mediante el ensayo Lima la horrible.
Asimismo, me parece que, visto desde ahora, su ascendiente es innegable pues fue uno de los primeros escritores peruanos en alcanzar una dimensión transnacional. Así anticipó, por ejemplo, a Mario Vargas Llosa. Como murió relativamente joven, cuando más publicaba, en la cima de su maduración intelectual, no podremos nunca saber qué habría ocurrido con él ni con su obra. La única patinada suya que recuerdo es la de la Mesa redonda dedicada a José María Arguedas, cuando le achacó al autor de Los ríos profundos, desde una pobre perspectiva mimetista, representar mal la realidad nacional.
Dicho esto, creo que si lo consideramos desde el punto de vista de la Generación del 50 y lo que planteaba, podemos entender sus postulados en función de un cambio de paradigma de representación que se desplaza del campo a la ciudad.
9. Para finalizar, ¿algo más que desees agregar sobre esta figura capital de las letras hispanoamericanas?
Sí. Me gustaría, más allá de recordar la actualidad de su obra, subrayar que “Lima la horrible” es un ensayo muy bien escrito. Parece obvio, pero a veces tengo la sensación de que lo olvidamos para privilegiar el componente social o político. En “Lima la horrible”, para referirme a su libro más célebre, Sebastián Salazar Bondy es, en partes iguales, ciudadano, intelectual y escritor. Es un ensayo que dialoga con una rica tradición letrada que va de las crónicas de indias hasta los relatos de viaje, que la utiliza para hacerla discutir, polemizar entre ella de manera muy persuasiva. Al mismo tiempo, es un libro lleno de imágenes intensas, bellas, reveladoras. Creo que es uno de los mejores ensayos que ha podido dar la literatura hispanoamericana, al mismo nivel de “El laberinto de la soledad” o “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”; por lo tanto, su lectura no es sólo un deber sino también un placer estético e intelectual.
*Félix Terrones (Lima, 1980). Escritor, crítico y traductor peruano. Doctor en estudios hispanoamericanos por la Université Michel de Montaigne – Bordeaux III (Francia) donde se graduó con una tesis dedicada a los prostíbulos en la novela latinoamericana. Ha publicado dos novelas cortas bajo el título A media luz (PUCP, 2002), la novela El silencio de la memoria (Mundo Ajeno, 2008) y el libro de microrrelatos El viento en tu cara (Nazarí, 2014). Asimismo, en formato electrónico, ha publicado el libro de cuentos Cenizas y ciudades (Sub-urbano ediciones, 2014). Editor y antologador de la obra de Sebastián Salazar Bondy para la Biblioteca Ayacucho (2014). Ha traducido la novela Conquistadors de Eric Vuillard, de próxima publicación. Vive y trabaja en la ciudad de Tours (Francia). Enlaces para sus bitácoras de microrrelatos: El viento en tu cara (http://felixterrones.wordpress.com/), Pequeño tratado de escritores de aquí y de allá (http://tratadodeescritores.wordpress.com/).