Por Miguel Lescano Tena*
Crédito de la foto archivo del autor
Lima es memoria. Sin dios que libere melancolías.
Poemas posthumanos (2022),
de José Antonio Mazzotti
La peste
Invocaron al dios de los murciélagos, lamieron
Sus paredes cavernosas, no más altivas
Que la flor que en su fondo se ilumina
Con el remar de las olas silente. En tiempos
De guerra su mirada examina los ventrículos
Vacíos. El aire se infla de aire, bomba cautiva
De un trueno tan callado que ensordece, los tranvías
Se deslizan como reptiles de niebla, sus chillidos
Se disuelven en gotas delicadas refrescando la tarde.
Una bocina de hielo se enciende de pronto. Empiezan
A morir con agujeros los recuerdo, a blanquearse la
Pared donde se escribe el nombre erguido, como un
Árbol de sombra radioactiva por los rayos
De un sol atormentado. Este descenso a los lagos
Del azogue es el tensiómetro indicando un vuelo
Rasero, una aguja muy fina que ralea el prado
Y ensarta las miradas como ágatas al horizonte.
El mundo es del color del fuego, con aromas de cuerpos
Reventando a solas. En el viento se dispersan sus
Cenizas, son el pago que a la tierra se rinde
Para calmar la asfixia de las calles grises.
I.
La poesía es una daga que lacera el alma. Un proyectil que hiere la conciencia más dúctil del pasado y del presente. La ciudad de Lima es una sucesión de caídas sobre imanes. Lo canta sucesivamente en músico Piero Bustos: Todos dan. Todos reciben. El verso es un filudo punzón. Asesinar conciencias. El ser humano desea un dios para aplacar anhelos. El escritor José Antonio Mazzotti en su poema “La ciudad sin rostro”. La peste: verso primero, escribe: “Invocaron al dios de los murciélagos”. ¿Es necesario crear un dios para no vivir a sobresaltos? Recorrer un camino sin espinas equivale a nacer con fe. Iniciar una saga de vida. Entre literatura cotidiana y cuentos de ficción. Como invocar al murciélago de la ciudad Gótica. Ser complejo. De melancolías oscuras. La escritora Laura Fernández precisa que: “Puede que Batman viva en las sombras, pero está claro que no le gusta que le hagan sombra” (113). La poesía escapa de barrancos sin un final feliz. Oscuras letras detienen una avalancha de hormigas y asesinan la ciudad. Metrópoli sitiada por policías.
II.
Las paredes de una ciudad oscura se elevan en eternas melancolías. Con rostros cubiertos por máscaras. Los versos de José Antonio Mazzotti están afilados. Listo a marcar un desacuerdo. Explotan. Es racionalidad que fluye: “Sus paredes cavernosas, no más altivas/ Que la flor que en su fondo se ilumina”. Hay una luz de sosiego en estos fantasmas de oscura luz. ¿Contraste o desacuerdo? Buscan cristalinas aguas para seguir por caminos de cemento y sal. Henri Michaux escribe que:
Inaccesible a las impregnaciones,
Gozando todos los goces,
Tocando todo como el viento,
Todo penetrándolo como el éter (89).
¿Meditar sin asesinar sueños? Las flores como versos iluminan campos invisibles de pasión.
III.
El viento desciende en miradas lineales. Perplejidades y arrebatos. Parangón de ciudades trémulas de odio y amor. El poeta Mazzotti lo sabe. Lanza bocinas en el desierto. Escribe: “Con el remar de las olas silente. En tiempos/ De guerra su mirada examina los ventrículos/ Vacíos”. Corazón de vida entre ocultas maldades. ¿Dónde nos llevan las olas? ¿Será silencio en tiempos de guerras? La sociedad presagia males. Población inconstante. Es una línea de fuego que socaba al ser humano que protesta. La idea genera otra idea. En “El verso proyectivo” Charles Olson lo describe como:
Cada una de esas líneas marca a la vez un progreso en el avance,
tanto del significado como de la respiración hacia adelante, y luego
un retroceso, sin otro progreso o movimiento de ninguna clase fuera
de la unidad de tiempo local correspondiente a la idea (13).
IV.
Por ello: “El aire se infla de aire”. El aire es vida. Como las Nubes plateados en una exposición de Andy Warhol. Objetos que se miran como androides. Donde el público juega con los globos en iracundas facetas. ¿Treta para vivir? Mazzotti sigue con su descuerdo de fuego y escribe: “De un trueno tan callado que ensordece, los tranvías/ Se deslizan como reptiles de niebla, sus chillidos”. El amor es daga hacia la nada. Poesía como grito. Que ejerce conflictos y horror. Devastando las mentes roídas por un gobierno desaliñado. El poeta protesta en una cuidad en pie de guerra. Traza un conflicto y enciende la hoguera del cambio. El poema enciende conciencias. Como escribiría Alejandra Pizarnik: “Hemos dicho palabras,/ palabras para despertar muertos,/ palabras para hacer fuego” (14). Vorágine para romper mentes cucufatas y de velar por el cambio. Buscar la verdad. Como manifestaba el anti/artista Alemán J. Beuys: entablar una revolución de las rosas. Rosas rojas de pasión. Una nueva vida para todos.
V.
Los días caminan a pasos cuadrados. Por la ciudad de máscaras y corrupción. La poesía arde en sucesos. Configura formas que nos reflejan. Somos las imágenes que representamos. Encantos y desencantos. Percepción de oráculos. Caen gotas de lluvia una vez más. Líquido esencial que no existe. Es un fantasma de protesta. Fantasías por la cual luchar hasta la muerte. En el devenir entre norte y sur, Mazzotti manifiesta que: “Una bocina de hielo se enciende de pronto”. Son gritos desesperados de gentes que abandonan sus casas. Protestan sucesivamente sobre sus muertos. Compatriotas que gritan y gritan. Nadie los escucha, sólo este poema en pie de guerra. Atrocidades que ejerce el gobierno sobre su la población.
VI.
El poeta José Antonio Mazzotti quiere herir ladrillos en una cripta perdida en el cono norte. Donde las luces son perfectas. Se reúne para hablar del arte y las clases sociales. Como los ojos de un gato en una noche perdida. Por ello, Mazzotti desde campos magnéticos manifiesta: “Árbol de sombra radioactiva por los rayos”. Nuevamente el sonido y la desconfianza deambulan por esta ciudad de miedo. Ojos explotan una ves más. Versos que arden. En su Manifiesto Poético, Dylan Thomas escribe: “me importaban las formas sonoras que sus nombres y las palabras que describían sus acciones creaba en mis oídos; me importaban los colores que las palabras arrojaban a mis ojos” (1). El poema “La peste”, primer verso socaba miradas. Oculta pasiones e invita a protestar por el bien. Estructurar luces en el camino.
VII.
El equilibrio se inicia: “Y ensarta las miradas como ágatas al horizonte”. ¿Mirar es un lenguaje? ¿Imaginar es una bomba de tiempo? Explotan minerales a cada momento en nuestra memoria. Como dulce de papel en trémulas ciudades suicidas. La poesía crea un pensamiento de disconformidad. La imaginación es un arma magnífica para evadir promesas. Renato Descartes lo define: “Como nuestros sentidos nos engañan a veces, supone que ninguna cosa era en realidad tal como los sentidos nos la hacen imaginar” (45). Imaginar es luchar contra falsas promesas de políticos. La verdad e imaginar cambios es un tesoro por descubrir.
VIII.
El mundo se extingue entre enfermedades y guerras. Destellantes luces irradian la oscuridad. Por ello: “El mundo es de color del fuego”. El Impresionismo sucumbió ante la realidad. Luz procaz. La realidad eran puntos de vista dependiendo de el lugar y de sus cavernas. De variados horarios. La realidad eran sucesos de luces. Esta peste es macabra. Los versos del Mazzotti dejan espacios para revelarse. Es lucha eterna contra alienígenas apostados en palacio de gobierno. La poesía en conocimiento. Cambio para el bien. En todo caso: “Para calmar la asfixia de las calles grises”.
Referentes:
Fernández, Laura. En “Batman desde la periferia”. Edición y selección a cargo de Laura Fernández, Enric Cucurella y Ana S. Pareja. Barcelona: ALPHA DECAY. 2013.
Michaux, Henri. En “Corriente alterna”. Por Octavio Paz. México: Siglo XXI Editores. 1986.
Olson, Charles. Ensayo breve publicado por Olson en la revista Poetry New york, Nº 3, 1950.
Pizarnik, Alejandra. La extracción de la piedra de locura. Otros poemas. Madrid: Visor Libros. 2º edición. 2007.
Olson, Charles. Recuperado de:
https://www.academia.edu/8320597/Verso_Proyectivo_de_Charles_Olson_Traducci%C3%B3n_introducci%C3%B3n_y_notas
Descartes, Renato. Discurso del metodo. Argentina: Emlacomex. 1978
*(Lima-Perú, 1963). Poeta y artista plástico. Desarrolla e interacciona las disciplinas de las artes visuales y la literatura con el objetivo de crear una obra de arte autónoma. Magíster en Escritura creativa por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Codirige desde el 2000, junto a la artista Liliana Avalos, el Taller de Grabado Cono Norte. Como artista plástico ha realizado 25 exposiciones individuales en ciudades como Nueva York, Buenos Aires, París, Boston, Ottawa, Madrid, Barcelona y Lima. Ha publicado en poesía Ilusión caja de poesía (2018), Disonante. Texto & imagen (2017), La música dibuja el cielo (2011), Sonrisa negra (2002) y Lima sobre Lima (1987).