El poeta Javier Sologuren

Lampos: Algunas cartas de Javier Sologuren a Reynaldo Jiménez (II Parte)

Para Vallejo & Co. es un honor y un privilegio poder mostrar al público algunas cartas, que conforman parte de la correspondencia personal, que intercambiaron los poetas, ensayistas, editores y traductores Javier Sologuren y Reynaldo Jiménez.

En este tránsito epistolar, realizado entre marzo de 1981 y octubre de 1992, podemos leer las respuestas del reconocido editor de La Rama Florida, al joven poeta. Su ánimo de guía y enseñanza, así como de difusión de la poesía en distintos ámbitos. Sin duda se trata de documentos de valor para entender, a cabalidad, la labor cultural que realizó el poeta Sologuren no sólo en el ámbito peruano, sino en el hispanoamericano.

La presente muestra, se dará en dos entregas conformadas, cada una, por seis cartas de Javier Sologuren.

 

 

Por Javier Sologuren*

Nota, selección y transcripción por Reynaldo Jiménez

Crédito de la foto Herman Schwarz Ocampo

 

 

Lampos: Algunas cartas de Javier Sologuren

a Reynaldo Jiménez (II Parte)

 

 

Este manojo de cartas escritas por Javier Sologuren (JS), siempre a mano y con ese miniado caligráfico tan suyo, enviadas desde Lima y Tokio a Buenos Aires entre 1981 y 1992, da cuenta, aun en su brevedad, no sólo de algunos aspectos de la intensa actividad creadora en la que el poeta, ensayista, traductor y editor de revistas culturales se hallaba involucrado, sino, también y sobre todo, de su congruente generosidad, en este caso enfocada en la sostenida conversación con un autor novel, a quien, tal era por cierto habitual en Javier, integraba horizontalmente a su propio campo de acción, bien abriendo espacios de publicación, bien brindando su experiencia y conocimiento.

Su paciencia en aquel intercambio, junto a lo conversado en los múltiples encuentros personales durante sucesivos veranos limeños (en Chaclacayo, en Surco, en San Bartolo[1]), signará favorablemente mi vocación. Casi todas mis primeras publicaciones se las debo enteramente, así como el contacto primero y la amistad después con algunos otros poetas, no menos admirados e influyentes: revistas y autores puntuales que aparecen, sin falta, mencionados en estas misivas. Y aunque es posible que todavía puedan emerger, de entre mis desordenados papeles, algunas cartas más, otras se han perdido (además de las extraviadas por el entonces precario correo argentino). De hecho, no logro recordar sino de manera borrosa mis propios envíos y sólo a partir de estos siempre puntuales y atentos comentarios de Javier.

Valga pues esta transcripción como homenaje al amigo mayor y entrañable que tanto asistiera y estimulara mis corazonadas o tempranos balbuceos poéticos.

 

 

Espistolario

 

Lima, 10 de julio de 1982

 

Querido Reynaldo:

Pese a que acostumbro mantener, no sin esfuerzo, al día mi correspondencia, esta vez, lamentablemente, se ha atrasado muchísimo. Ya comprenderás que esto se debe a problemas que exigen solución inmediata, y absorben.

He recibido tu carta del 11 de junio con la selección de “Seis poetas argentinos”. Gracias por el envío. Sin embargo, me interesa publicar tu ensayo “Eielson y el poema como tensión”.[1] Debes tener razón en cuanto a que la primera parte es indispensable para el entendimiento de todo lo que sigue. No sé si es pedirte demasiado (aunque todo esfuerzo de síntesis, me parece, es provechoso) reducirlo, cuando más, a unas diez páginas. Tengo gran interés en darlo a conocer en Cielo abierto, ahora más aún, pues Jorge me ha enviado uno de sus poemas de “Habitación en Roma” que no incluyó en ese libro por considerarlo “algo distinto y violento”, siendo uno de sus mejores textos.

Me dices que incluyes, en tu última carta, la versión definitiva de en el pecho del domingo, pero no creo haberla recibido. Tal vez se te haya quedado encarpetada. Aún no he recibido Tatuajes.

Cielo abierto ha pasado a ser trimestral, y su presupuesto ha quedado reducido a casi la mitad, debido a razones de austeridad, pues la patrocina una empresa minera y los precios de la plata se van a pique. Por suerte, continúa. Está por salir (y ya lo recibirás) el nº20 dedicado, en parte, a Jorge.

Gerardo, Mónica —su mujer— y Carlos Javier, su hijito, viajaron el 14 del pte. a Suecia donde piensan radicarse. Acá las cosas no son nada fáciles; frustrantes, sí.

A Claudio lo operarán el 4 el próximo mes. Es para unirle el colon, pues creo haberte dicho que le hicieron colostomía.

Ricardo Silva-Santisteban me encarga sus saludos. Te va a enviar sus libros.

Salúdame cordialmente a Violeta. Con un abrazo

Javier

 

Carlos Germán Belli y su gran amigo, el poeta, editor y traductor Javier Sologuren.
Carlos Germán Belli y su gran amigo, el poeta, editor y traductor Javier Sologuren.

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Lima, 30 de enero de 1985

2 de febrero

 

Querido Reynaldo,

Lamento muy de veras la involuntaria amputación de tu poema. Aún no sé cómo puede haberse producido, pues pongo todo cuidado en la correcta edición de la revista. Comprendo tu desazón y te pido sinceras disculpas. Tu carta la recibí el 28 de diciembre y el nº30 de Cielo ya estaba en circulación. Si no has perdido confianza en la publicación te agradecería me envíes otro poema para darlo en el nº32 (pues el 31 se halla en prensa). Una vez hechas las correcciones a “La hebra en el velo de Maya” remítemelo ya que mi propósito era publicarlo pronto.[2]

Recibí tu libro y el de Violeta, así como revistas y otros libros más. Gracias por todo, y en especial por el poema me dedicas. Pienso que en Eléctrico… y Cercando…[3] hay una hermandad y, por ello mismo, son diferentes. A juzgar por lo que conozco de Las miniaturas, en esta colección hay una apertura hacia lo discursivo, aunque siempre con esas finas estocadas a la realidad, y siempre exigiendo una lectura (varias lecturas) atenta, en diapasón.

El martes 29 de enero falleció Martín Adán de un infarto. Para mí fue una desconcertante sorpresa, pues las últimas noticias que tenía de él eran muy positivas.

“Lienzo”, según me dicen, estaba lista para su impresión, pero han surgido dificultades de última hora. Sin embargo, Alfonso Cisneros está bregando para sacarla pronto.

La mezquina paga del profesor jubilado me obliga a hacerme de algunos “cachuelos” para sobrevivir. Por suerte, si bien me toman bastante tiempo, no dejan de ser de mi agrado.

Tanto para ti como para Violeta, mis buenos deseos de un 1985 pleno de realizaciones. Un fuerte abrazo

Javier

 

***

 

 

Lima, 10 de abril de 1985

 

Querido Reynaldo:

Tu carta del 14 de febrero la recibí el 5 de marzo, pues hubo huelga de correos que duró tres semanas largas. Gracias por el envío de tus poemas, los de Violeta y Hugo Padeletti. Me gustan. Irán en un próximo número de C.A. (el 33), pues el 31 está por aparecer y el 32 ya compuesto y listo para ser diagramado.

Creo haberte contado que tengo un buen número de traducciones inéditas que pueden integrar una segunda serie de Las uvas.[4] Dime si les interesa su publicación. En todo caso, les deseo suerte con los planes de Trocadero. Y más aún con el de tu antología, por tantos esfuerzos —casi siempre mal comprendidos— como exige. Me parece lo mejor, a fin de que puedas contar suficientes textos, que te dirijas a los propios poetas (Xavier Abril: Julio Herrera y Obes 1166 – 6º -Dpto. 14, Montevideo; Jorge Eielson: ahora en Cerdeña, Via Veneto 13, Barisardo (Nuovo); Carlos Germán Belli, Las Palomas, 330, Urb. Jardín, Lima); por mi parte, procuraré enviarte textos de Enrique Peña.[5]

Me tienes más atareado que nunca, pues debo viajar a México el 6 de mayo a recibir el “Premio Rafael Heliodoro Valle” que me han otorgado, de allá seguiré a los EE.UU. y luego viajaré a Suecia a visitar a mis hijos. Estaré acá de vuelta en el curso de la segunda quincena de junio. Pero antes de partir debo dejar en la imprenta para su impresión el Nº32 a fin de que circule a fines de junio o comienzos de julio, y una serie de diversos trabajos más, que no pueden quedar pendientes.

Me alegra ver que no sólo proyectas sino que estás en pleno trabajo. Te deseo la mejor suerte.

Aquí concluyo esta rápida carta, pues deseo que te llegue pronto.

Muchos saludos para los tuyos. Te abraza

Javier

 

Carta 2 de Javier Sologuren a Reynaldo Jiménez.
Carta 2 de Javier Sologuren a Reynaldo Jiménez.

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Lima, 3 de mayo de 1986

 

Querido Reynaldo:

Ciertamente, me dio mucho gusto recibir tus afectuosas líneas y enterarme por ellas de que tienes trabajos llevados felizmente a cabo y proyectos (¡benditos sean!) estimulantes.

Bello título el de la selección de poesía peruana en la que —me dices, me alegra, y te lo agradezco— hay algo mío. ¿Cuándo aparecerá Las miniaturas? “Cielo abierto” se cerró, tal vez definitivamente, con el nº32. Castromin, la empresa editora, atraviesa por una crisis económica y se ha impuesto una política de austeridad que, claro, empieza por lo cultural…

Kozer[6] me dice que “Enlace” va muy mal; el nº7-8 saldrá en octubre “y luego, Dios dirá”. Leí en dos páginas esos dos poemas —muy dinámicos, angustiosos— de tus Miniaturas.

El Fondo de Cultura Económica acaba de publicar los poemas de Blanca Varela: Canto villano. Viajaré a Europa el próximo mes.

Armando Rojas es actualmente Agregado Cultural en París. Tiene muchos proyectos, pero las arcas están vacías.

Recibo, con alguna frecuencia, libros de poemas de gente joven de Buenos Aires. ¿Cómo agradecerles?

Me dio mucho gusto saber que Manuel estuvo allá. Aún no lo he llamado. Y me alegra, por cierto, lo que me cuentas sobre la su buena recepción de mis Folios.

Parece —¡al fin! — que El amor y los cuerpos saldrá pronto. Ojalá lleguen ejemplares a Buenos Aires. Como sabes, lo edita Premià de Fernando Tola.

En sobre aparte, te voy a enviar Cinco amantes apasionadas de Ihara Saikaku en cuya traducción del japonés colaboré en Tokio en 1981.

Dime, por favor, qué novedades sobre literatura, arte, pensamiento japonés, se hallan en las librerías de allá.

Me olvidaba contarte que Alfonso Cisneros ha reanudado la publicación de “Lienzo”.

Nada más por el momento. Cordiales recuerdos a Violeta. Un fuerte abrazo

Javier

 

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Lima, 22 de diciembre de 1986

 

Querido Reynaldo:

Recibí, con el agrado de siempre, tu carta del mes pasado. Por favor no te preocupes por esos libros, no tengo urgencia de ellos.

Espero que ya se haya resuelto el problema de la publicación de la antología peruana que has preparado. Acá, la aparición de Canto villano se ha recibido con un enorme elogio, cosa que hace años Blanca se merecía. Me hablas de Armando Rojas. Falleció este año, víctima de un tumor cerebral, cuando se hallaba en lo mejor de su actividad poética, intelectual, docente. Le rendimos en “Kuntur” (que espero hayas recibido) un homenaje.[7] Ahora Michèle, su compañera, se encuentra en Lima. Armando fue no solo un poeta excelente, un magnífico amigo.

Me alegra saberlos entregados a la creación, a la expresión de las vías poéticas. Les deseo mucha suerte.

En casa tenemos enfermos. Mi suegra, Ilia.[8] Pero tengo que darte una buena noticia. Se me ha otorgado una beca de residencia en París por cuatro meses a partir de abril del año entrante, para traducir una obra literaria francesa al español. Como tal vez sepas, aunque he estado varias veces en París, siempre ha sido por semanas o días. Esta beca me va a permitir, espero, integrarme un poco a la vida de esta ciudad.

No dejes de enviarme los textos prometidos para “Kuntur”. Su número 2 —muy atrasado— saldría en estos días.

Para ti y Violeta, felices fiestas y un año pleno de realizaciones. Un fuerte abrazo

Javier

 

El poeta y editor Reynaldo Jiménez.
El poeta y editor Reynaldo Jiménez. Crédito de la foto: Herman Schwarz Ocampo, Buenos Aires, 1982.

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Lima, 16 de octubre de 1992

 

Querido Reynaldo:

Grata sorpresa el recibo de tus noticias y de los libros. Estamos vivos, cierto. Cuánto pensamiento poético, cuánto asedio, cuándo desvelo en tu Ruido incidental/El té (el ruido se convierte en poema, el té es la sombra de Oriente). Y un nuevo libro —un libro nuevo, según me dices, por aparecer. Fe de vida, como Guillén lo concibió.

Este año no nos ha tratado nada bien, a Ilia mi mujer y a mí. Amagos de enfermedad grave a ella, por suerte ya desvanecidos. Lo mío, una larga bronquitis y diuversos achaques.

En la actual inseguridad y violencia reinantes, nos tocó algo. En el atentado terrorista contra un vecino canal de TV, casi todos los vidrios de cada fueron destrozados y puertas y ventanas desquiciadas; nosotros —también por suerte— indemnes.

Pasando a asuntos de otro signo. He seguido escribiendo. Los poemas de 1990-91 los recogí en un librito (Un trino en la ventana vacía) que veré cómo hacerte llegar. Por otra parte, la Universidad Católica va a publicar un libro más —El rumor del origen—, una antología general de la literatura japonesa.

Nada más por el momento, recordado Reynaldo, salvo mis saludos cordiales a Violeta (a quien le agradezco La reclusión en libertad poética)[9] y un fuerte abrazo de parte mía.

Javier

 

P.S.- Todo un acierto el finísimo librito —tan japonés— de Shin’ichi Hisamatsu.[10]

 

 

 

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[1] El mencionado ensayo, afortunadamente inédito, fue finalmente destruido por mí.

[2] El mencionado texto sería finalmente publicado en la revista peruana Lienzo.

[3] Eléctrico y despojo y Cercando el cuerpo son los títulos de sendos libros de poemas publicados durante 1984, respectivamente, por RJ y VL, con los que inauguraríamos nuestro sello editorial Trocadero.

[4] Referencia a la compilación de traducciones poética de JS, Las uvas del racimo.

[5] La primera edición de la antología de poesía peruana El libro de unos sonidos será por Último Reino, Bs. As., 1988, mientras que la segunda, ampliada y reprologada, con nuestro propio sello, tsé-tsé, Bs. As., 2005.

[6] José Kozer, el poeta cubano, por entonces codirigía la revista Enlace.

[7] Kuntur es otra revista que, después de Cielo abierto, dirigió durante algún tiempo JS.

[8] Ilia Bolaños fue la segunda esposa de JS.

[9] La reclusión es el segundo y último de libro de poesía publicado hasta ahora por VL.

[10] Siete características del arte zen, de Shin’inchi Hisamatsu, en traducción de Mirta Rosenberg fue el primer título de la colección Labio, editada artesanalmente en Buenos Aires por RJ, VL y Gabriela Giusti.

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1921 – Lima-Perú, 2004). Poeta, editor, traductor, ensayista. Licenciado en Letras y Humanidades por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú), con posgrado en el Colegio de México y en la Universidad de Lovaina (Bélgica). Doctor en Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Luego residiría por largo tiempo en Suecia. De regreso en el Perú, se desempeñó como catedrático universitario y editor de la reconocida editorial La Rama Florida, que publicó a varios de los más importantes poetas peruanos y extranjeros. Fue miembro de la Academia Peruana de la Lengua y codirector de varias revistas literarias como Creación & Crítica o Cielo Abierto. Por su obra, obtuvo el Premio Nacional de Poesía del Perú (1960), el Premio Internacional de Literatura Rafael Heliodoro Valle (México, 1983), las Palmas y medalla cívica de la Municipalidad de Lima (1986) y el Premio Internacional de Poesía J. A. Pérez Bonalde (Caracas, 1995). Publicó en poesía El morador (1944), Detenimientos (1947), Dédalo dormido (1949), Otoño, endechas (1959), Estancias (1960; 1961), Recinto (1967), Jaikus escritos en un amanecer de otoño (1986), Retornelo (1986), Vida Continua. Obra poética (1939-1989) (última edición, 1989), Un trino en la ventana vacía (1992, 1993, 1998), Hojas del herbolario (1992), La poesía contemporánea del Perú (en colaboración con Jorge E. Eielson y Sebastián Salazar Bondy, 1947), Antología general de la literatura peruana (1981), entre otros.

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