Por Laura Nieves*
Crédito de la foto archivo de la autora
La voz de las abejas.
3 poemas de Laura Nieves
Ayer una abeja voló hacia tu oído
Quizás quería contarte un secreto de gigantes
o un extraño volar sobre una línea Hartmann
En su cuerpo de luz llevaba un filtro
Un hermoso polen de la extraña creación del éter
Pero el oído de los hombres no entiende la voz de las abejas
Ese perfecto murmullo de la naturaleza infinita.
Las vacas pastan tranquilas en el campo
Saciadas se acuestan sobre la yerba
Apacibles son sus cuerpos
y hermosos sus cuernos de media luna
Estiran sus patas
Frotan su pelaje con sus lenguas rosadas
La inocencia resalta en sus ojos
No conocen del mañana
Solo pastan
se lamen
duermen
Es hermosa su inocencia
y la pureza de su instinto
que solo se conforma con vivir
Pero el hombre no se contenta con mirarlas
Quiere su piel
su carne
Destruye
se apodera de sus vidas inocentes y puras.
Himno a Deméter, diosa de la cosecha
Se cuenta en el Himno a Deméter
que cuando Perséfone, su hija
recogía flores con las muchachas de Océano
vio una flor brillante de narciso
olorosa
suave al tacto como su vientre plano y juvenil
que tanto observó el amante codicioso
Al estirarse la muchacha para tomar la flor en sus manos
la tierra se abrió
Salió de ella el dios del inframundo con su carro tirado por caballos infernales
Raptó a la muchacha
Perséfone gritó
temblaron las montañas
Su madre escuchó sus gritos de virgen aterrada
Corrió a buscarla pero fue tarde
Su tío se la llevó al inframundo para hacerla su mujer
Aquella flor de narciso solo fue un anzuelo para atraer a la inocente
Una flor brillante de olor profundo como el deseo
o el sexo del amante
Pero Deméter exigió la devolución de la hija
con la amenaza de no hacer brotar ningún fruto de la tierra
Los dioses temerosos la escucharon
Intervinieron con Hades y llegaron a un acuerdo
Permitieron a Deméter tener a su hija
por seis meses en el año
y los otros seis meses estaría con el marido en el infierno
Nada sabía hasta entonces Perséfone del amor
Así también un día a mí me raptó el amor a un país lejano
Mi madre lloró casi todas las tardes
Con sus ojos a manera de linternas me buscaba en cada sueño o recuerdo
Yo también la extrañaba y lloraba, recordándola
Me culpaba y lo culpaba a Él
Ojalá mi madre hubiese sido una diosa como Deméter
para lograr con amenazas y sus dones celestiales
tenerme junto a ella durante largo tiempo
Pero ella es una mortal como yo
y solo estamos destinadas a vernos cada ciertos años
¡Ay madre, tú y yo no somos como Deméter y Perséfone!
*(Ecuador, 1984). Poeta. Reside en Suiza. Es magíster en Formación e Investigación Literaria y Teatral en el Contexto Europeo por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) con Centro Asociado en Berna. Dirige el proyecto cultural Poetas en Suiza para promover la Literatura escrita en español. Ha publicado en poesía Animales de Luz (2018), El macho de los 4 vientos (2019) y El olor de la canela (2022).