La voracidad de los ídolos. 7+1 poemas de Knuts Skujenieks

 

 

Por Rafael Martín Calvo*

Crédito de la foto www.lyrikline.org

 

 

La voracidad de los ídolos.

7+1 poemas de Knuts Skujenieks

 

 

Sobre el autor

Knuts Skujenieks (Letonia, 1936-2022). Considerado como uno de los poetas letones más destacados del siglo XX. Su vida y obra estuvieron marcadas por los siete años que estuvo condenado en un campo de trabajo de Mordovia (Rusia), acusado de actividades antisoviéticas. De entre sus libros de poemas, algunos publicados tardíamente a causa de la censura, destaca Sēkla sniegā (‘Semilla en la nieve’, 1990), volumen que recoge los poemas escritos en el campo de trabajo. Su poesía ha sido traducida a varios idiomas y el mismo Skujenieks es una figura indispensable para comprender el influjo de la lírica extranjera en las letras letonas, habiendo traducido a autores tan variados como Gabriela Mistral, Walt Whitman, Federico García Lorca o Inger Christensen.

 

 

7+1 poemas de Knuts Skujenieks

 

 

Cierto tipo de palabras

 

son palabras extrañas

siervos grises con ropas remendadas

que piensan, piensan y piensan

sus pensamientos campesinos

y sin pensarlo se quedan dormidas

en pleno sermón dominical

 

son palabras famélicas, exhaustas,

palabras esclavas de la astucia y la esperanza

que dormitan en algún lugar

entre aullidos y repique de dientes

eternamente oscuras palabras

 

pero ya llegan

van llegando hoy

y mañana se multiplicarán

y pasado mañana poblarán la tierra

 

y pasado mañana poblarán la tierra

 

 

Las manos de Liu Shikun

 

No ocurrió aquí, ocurrió en China…

Jānis Rainis

 

La historia es breve.

Al pianista

le rompieron las manos.

 

Se las rompieron

en nombre de la Revolución Mundial

y del Futuro Luminoso.

 

Se dice

que para alimentar a los dioses

se requieren sacrificios.

 

Y el pianista

con las manos rotas 

es sólo leal a una cosa,

si es que un hombre puede ser leal

a la voracidad de los ídolos.

 

Y yo,

sin ser chino

ni pianista,

yo, Liu Shikun,

algo sí que sé

sobre los ídolos

y la divinidad de los ídolos.

 

 

 

6 de mayo de 1965, 7:20, 2oC

 

Doy testimonio.

Conozco la ley.

Juro decir la verdad y sólo la verdad.

 

Y la verdad es ésta:

 

Que los buenos días tienen las manos frías de un cadáver,

Que los ríos sufren de varices hinchadas,

Que la amistad se ha convertido en óxido,

Que la tierra fermenta y bulle de humores oscuros,

Que una garra rayada destroza la ley,

Que a los árboles se les niega su verde voluntad,

Que las alambradas de espinos lloran como niños azotados,

Que las palabras poéticas valen lo que unos harapos,

Que las yemas ya no saben si abrirse o pudrirse,

Que morir es más fácil que seguir en vida.

 

 

 

Confín del mundo

 

Il n’y a pas rien de commun entre moi

Et ceux qui craignent les brûlures…

Guillaume Apollinaire

 

Esta es la última barricada, cortafuegos, línea roja.

A través de ella

Ya no nos daremos la mano

Ni amigos, ni parlamentarios, ni siquiera compañeros de juerga.

 

Último día, última frase, última oportunidad.

Arderá en la frontera la palabra nosotros.

No atravesarán las llamas la palabra vosotros.

Sólo quedarán ellos.

 

Sentémonos esta tarde en nuestras maletas llenas de razones,

En las mochilas llenas de nuestro sentido del honor,

Y contemos la calderilla de nuestra vida

Para el camino de ida o el de vuelta.

 

Sentémonos aún hasta la mañana.

 

El poeta Knuts Skujenieks en su juventud

 

Gloria terrenal

 

Toma asiento aquí,

soberano,

deja afuera a tu séquito

y espera mientras te rodeamos

con un círculo de tiza roja

trazado sobre el húmedo suelo

 

En el exterior

las mil cabezas de tu ejército

saquean y braman

siéntate, soberano,

deja crecer tu barba hasta el suelo

déjala crecer

 

Siéntate, soberano,

siéntate

adivina tu fortuna en tu propia palma

todo tu reino reducido

a un tocón agusanado

 

Un palo de escoba en una mano

una boñiga seca en la otra:

siéntate, soberano,

siéntate, muchacho,

en el círculo

en el círculo

 

 

 

César Vallejo

 

Creo que moriré el jueves.

Sin que nadie diga mi nombre.

Sólo piedras mojadas. Sobre un paisaje llano.

Creo que moriré el jueves.

 

Ahí, mi tierra natal; ahí, el calor devorado por el hambre.

Creo que moriré el jueves.

Creo que moriré el jueves.

¡Oh cuervos, cuervos, cuervos, cuervos, cuervos!

 

Pandas de chiquillos recorren el mundo:

en sus burdas camisas, las cenizas de sus padres.

Creo que moriré el jueves.

 

 

¡Ah, esperanza, qué débil es tu aroma!

Creo que moriré el jueves.

Precisamente el jueves…

 

 

Al acompañamiento de una guitarra

 

Empieza el llanto

de la guitarra…

F. García Lorca

 

Seguimos siendo árboles,

carentes de pies,

pesadas nuestras bocas,

negras nuestras manos.

 

Lentas nos sobrevuelan

serpientes de nubes,

serpientes rojas,

serpientes rojas,

serpientes rojas.

 

Callan aún los huesos

bajo túmulos de ceniza,

no despierta aún

el murciélago

bocabajo en el pecho.

 

¿Sabemos acaso

por dónde sale el sol?

 

El viento afloja sus garras.

Callan aún los huesos.

El viento yergue su testuz,

callan aún los huesos.

El viento se dilata, se lanza

y no regresa.

 

Muy poquito a poco,

susurrando primero,

luego caminando, luego corriendo,

y amenazando

y llorando

y venerando

y aproximándose

y partiéndose en mil pedazos,

se abre de par en par

la guitarra desnuda.

 

¿Conocemos acaso

ese hilo de cobre

que por nuestra frente

desliza la guitarra?

 

Nosotros

no

existimos

ya,

 

pero ya existiremos.

 

 

 

Desde la zona de hospitales (V)

 

el tiempo nos enseña

 

ahora siento la tierra rotando

siento el pelo de la tierra girando

sus mechones cayéndome sobre los ojos

desde navidad hasta san juan

y cuando el cuco cesa su llamado

siento la tierra rechinando sus dientes

sus dientes cayendo sobre mi corazón

siento el gemido de los dientes de la tierra

la destrucción de los dientes de la tierra

desde san juan hasta navidad   

cuando el cielo palidece desconfiado

el tiempo nos enseña

que la tierra aún está enferma

 

sólo una corazonada persiste

como una polea de pozo con voz gélida

con sangre helada

pero que aún funciona

el tiempo nos enseña

y girando a la contra

tira por tierra la desesperación de la tierra

y su sumisión la entierra bajo el frio de la nieve

 

yo soy yo

y la tierra me acuna en su entraña

el tiempo nos enseña

 

y no hay final  

 

 

 

————————————————————————————————————————————-

(poemas en su idioma original, letón)

 

 

Pret badīgu elku.

7+1 poemas de Knuts Skujenieks

 

 

Par kādu leksikas slāni

 

tie ir savādi vārdi

aplāpīti un pelēki klaušinieki

kuri domā domā domā

savu zemnieka domu

un neizdomājuši aizmieg

svētdien sprediķa vidū

 

nostrādinātie pusbada vārdi

vergu viltības un cerības vārdi

kuri snauž kaut kur vidū

starp kaukšanu un zobu trīcēšanu

mūžīgās tumsas vārdi

 

bet viņi nāk

viņi nāk šodien

un rīt viņi savairosies

un parīt viņi piepildīs zemi

 

un parīt viņi piepildīs zemi

 

El poeta Knuts Skujenieks

 

Lu Ši-Kaņa rokas

 

Te tas nebij, taj bij Ķinā…

J. Rainis

 

Stāsts ir īss.

Pianistam

Salauza rokas.

 

Salauza

pasaules Revolūcijas

un Gaišās Nākotnes vārdā.

 

Saka,

ja dieviem griboties ēst,

esot vajadzīgs upuris.

 

Un pianistam

salauztas rokas

ir vienīgā lojalitāte,

ja vispār cilvēks var būt kaut cik lojāls

pret badīgu elku.

 

Kaut arī es neesmu

ne ķinietis,

un ne pianists,

Lu Ši-Kan,

es šo to zinu

par elkiem

un elku dievību.

 

 

 

 1965.gada 6. maijs, pulksten 7.20, t +2°C

 

Es liecinu.

Es zinu likumu.

Es solos sacīt tikai patiesību.

 

Un tā ir patiesība:

 

Ka labrītam ir līķa aukstas rokas,

Ka upes sapampušām dzīslām mokās,

Ka draudzība ir pārvērtusies rūsā,

Ka zeme rūgst un melniem sviedriem kūsā,

Ka raibā ķēpā noplūk likumība,

Ka liegta kokiem viņu zaļā griba,

Ka dzeloņstieples raud kā bērni pērti,

Ka dzejas vārdi vecu skrandu vērti,

Ka pumpurs nezin vairs, vai plaukt vai pūt,

Ka mirt ir vieglāk nekā dzīvam būt.

 

 

 

Pasaules malā

 

Man nav nekā kopīga

Ar tiem, kas baidās no apdegumiem . . .

Gijoms Apolinērs

 

Šī ir pēdējā barikāde, uguns līnija, sarkanā svītra,

Pāri tai

Mēs vairs nesadosimies rokās.

Ne draugi, ne parlamentārieši, pat ne pudelesbrāļi.

 

Pēdējā diena, pēdējais teikums, pēdējā šanse.

Uz robežas sadegs vārds mēs.

Cauri ugunij netiks vārds jūs.

Paliks vienīgi viņi.

 

Šovakar pasēdēsim uz mūsu saprāta čemodāniem,

Uz mūsu goda jūtu mugursomām

Un saskaitīsim mūsu mūža sīknaudu

Turp—vai atpakaļceļam.

 

Pasēdēsim līdz rītam.

 

 

Tā pasaules godība

 

Ķēniņ

apsēdies šeit

atstāj ārpusē savu svītu

un pagaidi kamēr tev apvelk

uz valganās zemes

apli ar sarkanu krītu

 

Ārpusē

laupa un bļaustās

tava tūkstošgalvainā karadraudze

sēdi ķēniņ

audzē bārdu līdz zemei

audzē

 

Sēdi ķēniņ

sēdi

zīlē nākotni pats savā delnā

visa tava valstība sarukusi

vienā tārpainā celmā

Slotas kāts vienā rokā

zirgābols otrā rokā

sēdi ķēniņ

sēdi zēniņ

lokā

lokā

 

 

 

Sēsars Vaļjeho

 

Man liekas, ka es miršu ceturtdien.

Un mani nenosauks nekādā vārdā.

Vien slapji akmeņi. Pārs gludu skatu.

Man liekas, ka es miršu ceturtdien.

Tur—dzimtene, tur—bada izēsts karstums.

Man liekas, ka es miršu ceturtdien.

Man liekas, ka es miršu ceturtdien.

O, kraukļi, kraukļi, kraukļi, kraukļi, kraukļi!

Pa visu pasauli iet mazu zēnu bari,

Nes rupjos kreklos savu tēvu pelnus.

Man liekas, ka es miršu ceturtdien.

Ai, cerība, cik tava smarža vārga!

Man liekas, ka es miršu ceturtdien.

Un tieši ceturtdien . . .

 

 

 

Ģitāras pavadījumā

 

Sākas ģitāras raudas . . .

F. Garsija Lorka

 

Mēs vēl esam koki,

mūsu mutes smagas,

mūsu rokas melnas,

un kāju mums nav.

 

Pār galvām gausi

mākoņu čūskas,

sarkanas čūskas,

sarkanas čūskas,

sarkanas čūkstas

lien.

 

Vēl klusē kauli

zem pīšļu grēdām,

vēl krūtīs sikspārnis

galvu lejup,

vēl nepamodies.

 

Vai mēs to zinām,

kur saule lec?

 

Vējš atlaiž nagus.

Vēl klusē kauli.

Vējš izslej kumbru,

vēl klusē kauli.

Vējš izstiepjas, lec

un neatgriežas.

 

Mazpamazītēm,

sākumā čukstus,

Tad soļiem, tad skriešus

un draudēdama,

un raudādama,

un pielūgdama,

un pielīzdama,

un sadrupdama gabalu gabalos

kaila ģitāra

veras vaļā.

 

Vai mēs to zinām,

to vara diegu,

ko ģitāra velk

caur mūsu pierēm?

 

Mēs

jau

vairs

neesam,

 

bet mēs jau būsim.

 

El poeta Knuts Skujenieks

 

No slimnīcas zonas (V)

 

laiks iemāca

 

es tagad jūtu zemes griešanos

es jūtu zemes matu griešanos

un sprogas šīs uz manām acīm krīt

no ziemsvētkiem līdz jāņiem

un tad kad pārstāj kūkot dzeguze

es jūtu zemes zobu griešanos

un zobi šie uz manu sirdi krīt

es jūtu zemes zobu gremšanos

es jūtu zemes zobu graušanos

no jāņiem līdz pat ziemsvētkiem

kad debesis sāk aizdomīgi balot

laiks iemāca

ka zeme vēl ir slima

 

un tikai kāda iepriekšnojauta

kā akas rats ar aizsaldētu balsi

ar aukstām dzīslām

bet strādā

laiks iemāca

un jauta pretī griež

un zemes izmisumu zemē sviež

un zemes pieglaudību norok sniegā vēsā

 

es esmu es

bet zeme mani savā lokā nēsā

laiks iemāca

 

un gala nav

 

 

 

 

 

*(Córdoba-España, 1978). Poeta y traductor. Licenciado en Traducción e interpretación por la Universidad de Granada (España) y doctor en Lingüística contrastiva por la Universidad de Ventspils (Letonia). Reside desde 2010 en Letonia. Se desempeña como profesor en la Universidad de Ventspils con actividades de creación y traducción literaria. Colabora con el centro Latvian Literature en la difusión de poesía y narrativa letona, habiendo publicado, recientemente, la traducción de la novela de Nora Ikstena Leche Materna (2021). Además de publicaciones académicas, ha publicado en poesía de repente, mineral (2003) y Rudimentos para un espacio interior (2021).

 

 

Vallejo & Co. | Revista Cultural - POESÍA - FOTOGRAFÍA - NARRATIVA - CINE - MÚSICA - TEATRO - ARTES - PLÁSTICAS - CREACIÓN - CAJÓN DE SASTRE