Por Francisco Alvim*
Curador de la muestra Fabrício Marques
Crédito de la foto www.levaumcasaquinho.blogspot.pe
La turbia brisa. 13 poemas de Francisco Alvim
Dos de la tarde
Bajo un cielo azul, azul
saliendo de la facultad
las sirenas sueñan
la iglesia y lo acueducto pasan por la ventana
son casi las dos
Salvar el pellejo
Se agota la hora
y me anticipo
en alientos extremos
Aquel trabajo
fondeando en la tarde
(tal vez evadirme
en nudos que desaten
o en el paisaje:)
giran catavientos
y hojas de diario
vuelan de las ventanas
de ómnibus veloces
(traducción de Laura Cerrato y Elina Montes)
Escena íntima
El olor dulzón
de laguna sumergida
refluye en el vítreo orgasmo
que brota del azulejo
Pozo donde se ahogaran
intolerables deseos
(verdes hojas irónicas
desde el tragaluz observan)
Afuera un bello destino
anochece lo real
Alguien sueña con oro
sentado en el inodoro
(traducción de Maria Lucia Verdi, con colaboración de Amalia Sato)
Conversación de Alice con Humpy Dumpty
– La cuestión es saber
si una palabra puede significar tantas cosas
– Non, la cuestión es saber
quién manda
(traducción de Laura Cerrato y Elina Montes)
¿Quieres ver?
Escucha
(traducción de Fernando Pérez)
Pero
es limpita
(traducción de Maria Lucia Verdi, con colaboración de Amalia Sato)
Factotum
Nada peor
que deberle un favor a alguien
Mira Virgilio
a mi usted no me debe nada
sólo su pierna y
(traducción de Roberto Schwarz)
Hospitalidad
Si tu país es así –
tan bueno –
¿por qué no vuelves?
(traducción de Fernando Pérez)
¿Recuerdas?
El tipo que fue torturado y que no lo ocultaba
El que no lo fue y decía que lo había sido
El que lo había sido y lo negaba
El que lo fue y lo ocultaba
(traducción de Rodolfo Mata y Regina Crespo)
La mano que escribe
El tronco desnudo
se tuerce y grita
en la flora oblicua
El aire respira
la turbia brisa
En la carne oscura
el dolor que irrumpe
Látigo y nalga
un cuerpo ciego
emparedado
en la propia historia
Aquí ahora
tantas miradas
presas en el lirio
de la picota
Hace eco vivo
el mediodía
el oro falso
de la vida falsa
Heces y meos
Sudor y sangre
Carne tan nuestra
La mano apócrifa
(traducción de Maria Lucia Verdi, con colaboración de Amalia Sato)
Los días pasan
¿Te acuerdas del agua esa verde
donde los dos se tiraban
y todos miraban?
Tu piel sudaba
en el agua
Tu mirada negra
Ahogaba
La vida era tanta –
desrecordaba
(traducción de Fernando Pérez)
Elefante
El aire de tu carne, aire oscuro
anochece piedra y viento.
Corre lo enorme dentro de tu cuerpo
el aire externo
de cielos atropellados. El firmamento,
incendio de pilastras,
no está fuera — se arruina dentro.
Reverbera en el escudo el brillo mate
del túrgido ariete
con el que distancia y tiempo enfureces.
Tu pisar blando, danzarín
ennoblece los vientres fríos,
femeninos.
A tu alrededor todo canta.
Todo desconoce
(traducción de Antonio Maura)
En un atrio
Pasan nubes
La mirada non percibe el barullo de los astros
(traducción de Laura Cerrato y Elina Montes)
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(poemas en su versión original, portugués)
A dúbia aragem. 13 poemas do Francisco Alvim
Duas da tarde
Debaixo de um céu azul, azul
saindo da faculdade
soam sirenes
a igreja e o aqueduto passam na janela
são quase duas horas
Salvar a pele
Dessora a hora
e me antecipo
em arfares extremes
Aquele trabalho
ancorando na tarde
(talvez evadir-me
em nós que desatem
ou na paisagem:)
rolam cataventos
e folhas de jornais
voam das janelas
de ônibus velozes
Cena intima
O cheiro adocicado
de laguna submersa
reflui no vítreo orgasmos
que surde do azulejo
Poço onde se afogaram
revoltantes desejos
(verdes folhas irônicas
do basculante observam)
Fora um belo destino
anoitece o real
Alguém sonha dinheiro
trancado no banheiro
Conversa de Alice com Humpty Dumpty
– A questão é saber
se uma palavra pode significar tantas coisas
– Não, a questão é saber
quem manda
Quer ver?
Escuta
Mas
é limpinha
Factótum
Pior coisa
é dever um favor a alguém
Olha Virgílio
a mim você não deve nada não
Só a sua perna e
Hospitalidade
Se seu país é assim –
tão bom –
porque não volta?
Lembra?
O sujeito que foi torturado e que não escondia
O que não foi e dizia que tinha sido
O que tinha sido e que negava
O que foi e que escondia
A mão que escreve
O corpo nu
contorce e grita
na flora oblíqua
O ar respira
a dúbia aragem
Na carne escura
a dor que surde
Aqui agora
tantos olhares
presos no lírio
do pelourinho
Látego e nádega
Um corpo cego
emparedado
na própria história
Ecoa vivo
o meio-dia
o ouro falso
da vida falsa
Fezes e mijo
Suor e sangue
Carne tão nossa
A mão apócrifa
Os dias passam
Lembra daquela água verde
onde os dois mergulhavam
e todos olhavam?
Tua pele suava
na agua
Teu olhar preto
Afogava
A vida era tanta –
deslembrava
Elefante
O ar de tua carne, ar escuro
anoitece pedra e vento.
Corre o enorme dentro de teu corpo
o ar externo
de céus atropelados. O firmamento,
incêndio de pilastras,
não está fora – rui por dentro.
Reverbera no escudo o brilho baço
do túrgido aríete
com que distância e tempo enfureces.
Teu pisar macio, dançarino,
enobrece os ventres frios
femininos.
A tua volta tudo canta.
Tudo desconhece.
Num adro
Nuvens passam
O olhar não percebe o barulho dos astros