Vallejo & Co., exhibe en esta semana homenaje a Blanca Varela una hoja tipeada y corregida por ella misma, en la que la poeta cómo conoció y qué sintió al leer, por vez primera, al poeta César Vallejo. El documento ha sido recuperado y forma parte del Archivo Blanca Varela, a quienes les agradecemos por la cortesía de cedernos la imagen y transcripción del texto.
Por: Blanca Varela
Crédito de la foto: Izq. Archivo Mario Pera/
Der. Vicente de Syszlo
La primera vez que Blanca Varela
oyó hablar de César Vallejo
La primera vez que oí hablar de Vallejo, siendo aún muy joven, fue a alguien muy cercano, pariente o amigo de familia, no lo sé, que citaba —siempre a las horas de comida— burlonamente la siguiente línea: «los alegres tiroliros de los cubiertos». Cuando encontré ese verso en TRILCE, esa frase me pertenecía, y no en el contexto del crítico de marras ni del propio Vallejo. Esos cubiertos eran míos y sus tiroliros también. Pero mi primera lectura juvenil y seria de Vallejo fue más tarde, tal vez en la universidad. Me turbó, me hizo casi llorar, me dio risa, y me quedó sonando en la cabeza y en el corazón para siempre. Lo que sí supe desde el primer momento, entre la oscuridad y el deslumbramiento de esa poesía, es que todo joven poeta debía huir momentáneamente de él. Era demasiado. Pero quiero permitirme hablar aquí también de mi última lectura de Vallejo hace pocos meses: me turbó, me hizo casi llorar, me dio risa y sigue, como siempre, sonando en mi cabeza y en mi corazón.