Por: Alejandro Neyra*
Crédito de la foto: Archivo MP
La poética de Xavier Abril.
«Hollywood»: cosmopolita y sensual
1. Breve introducción
La Vanguardia en el Perú fue un movimiento heterogéneo y efímero. Pocos títulos y autores sobreviven de una época oscura y difícil para la creación en el Perú. La influencia proveniente de Europa logró prender sólo en algunas mentes abiertas y dispuestas a ceder ante la tentación de nuevas formas y estilos que rompían radicalmente con los modelos clásicos.
Resulta difícil por eso analizar un movimiento a todas luces atípico. Quizás la influencia europea y todo lo que ella significaba no tenía un correlato con la sociedad peruana de esos años, o quizás era simplemente que como decía Abril “en Lima hay una cosa que siempre está de moda: que la gente escriba mal”[1], y que por eso no haya existido una verdadera corriente de vanguardia. La Vanguardia era contestataria, urbana, cosmopolita y moderna, y se desarrollaba en un ambiente crítico precisamente justo después de la culminación de la Primera Guerra Mundial. El Perú por esos años era todavía una nación en ciernes, provinciana, anticuada y traumatizada por los rezagos que dejó la guerra del guano y del salitre. Los ambientes eran distintos. Es por eso perfectamente entendible lo que señala Mariátegui en octubre de 1924:
No nos faltan poetas nuevos. Lo que nos falta más bien es nueva poesía… El futurismo, el dadaísmo, el cubismo, son en las grandes urbes un fenómeno espontáneo, un producto genuino de la vida. El estilo nuevo de la poesía es cosmopolita y urbano.(…) No es asequible por ende a un ambiente provinciano. Es una moda que no encuentra aquí los elementos necesarios para alimentarse (…)[2].
Es por eso que son pocos los poetas que se lanzan a la creación como aventura y que confían en los postulados radicales que ofrece la Vanguardia. Algunos utilizaron los nuevos métodos de creación para hundirse en el Indigenismo. Otros vieron una posibilidad cierta de creación pese a los augurios desalentadores del propio Mariátegui, para quien la Poesía de Vanguardia carecía de solemnidad y dramatismo, “aspira a ser un juego, un deporte, una pirueta, no florecerá entre nosotros”[3].
Sin embargo, actualmente muchos consideran a la Poesía Vanguardista peruana como un movimiento importante y rico que logró conquistar “un lenguaje poético contemporáneo en verso libre y en prosa, la utilización de recursos visuales así como la representación del libro como objetivación del mensaje estético”[4].
De entre los pocos poetas identificados netamente con la Vanguardia, este trabajo se centra en el análisis de uno muy representativo: Xavier Abril. Creador desde la juventud, sintió como suyo el llamado de la poesía cosmopolita y urbana que florecía en Europa. Fue el único que se atrevió a dejar todo y llenarse plenamente de esa corriente moderna y sensual que se desarrollaba al otro lado del océano. Viajó y se hizo poeta en medio del caudal de “ismos” que florecía principalmente en Francia y España, países en los que vivió.
Lamentablemente, dentro del olvido casi completo en que se ha sumido en el Perú a esta época y a sus poetas, nos ha sorprendido ingratamente el olvido aún mayor para un creador genial y singular como Abril. El que haya desarrollado su creación fuera del país no nos parece motivo suficiente para que no se hayan escrito más textos críticos y de análisis de la poesía de Abril. “Hollywood”, conjunto de cuatro poemarios publicado en 1931, contiene una riqueza excepcional, y su prosa poética es de la calidad más alta, a nuestro entender sólo comparable con la de Martín Adán en su “Casa de Cartón”. ¿Por qué entonces no encontrar por lo menos un análisis serio y completo de ese poemario? Varias respuestas nos cruzaron por la cabeza pero no hemos dado con una que nos parezca suficiente. Nuestro trabajo se plantea entonces, con las limitaciones de una bibliografía insignificante, la revaloración de un poemario que no merece quedar en el olvido.
2. La Vanguardia y el Poeta
El término Vanguardia proviene del francés Avant-Garde, movimiento que aparece en Francia en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial y que agrupa una serie de diversas posturas con relación a las manifestaciones artísticas de la época y proponen modos de creación más modernos, carentes de reglas rígidas como las que habían dominado las artes clásicas hasta ese momento. Como dice César Toro en su estudio sobre la Literatura Vanguardista en el Perú[5], la Vanguardia no significa desde luego la lucha por las novedades formales sino que ella cuestiona la lucha por encontrar la respuesta de ruptura a las tradiciones antecesoras, actitud frente a la situación crítica con la que se inicia el siglo actual. El ambiente cultural europeo se conmociona. Ya desde inicios de siglo habían aparecido nuevas propuestas artísticas que rompían los esquemas clásicos, especialmente en las artes plásticas. Como siempre, Francia ―y en especial París― irradiaba las nuevas manifestaciones culturales. Diversos movimientos aparecían tambíen en la Literatura. En 1909 Filippo Tomasso Marinetti publica en la primera página de Le Figaro su Manifiesto Futurista, algo similar harán luego Tristán Tzará con el dadaísmo y André Bretón con el surrealismo. Ultraístas y cubistas serían algunos de varios otros ismos que surgían en un ambiente propicio para el cambio. Europa luego de la Primera Guerra Mundial se encontró fragmentada, distinta. El golpe fue profundo y tuvo sus repercusiones en todos los ámbitos de la sociedad.
En América la situación era distinta. Nuestros países no habían logrado consolidarse como verdaderas naciones. Los problemas de centralismo y atraso cultural habían permanecido, mientras que el autoritarismo proveniente de España se había trasladado ahora a los cientos de caudillos militares que surgieron a lo largo de un siglo en el que las guerras civiles y las guerras entre naciones eran cosa de todos los días. Por entonces el Perú vivía un breve lapso democrático pero pronto sufriría los excesos del caudillo civil Augusto Leguía. El ambiente cultural tampoco era muy alentador. Las modas europeas y principalmente hispanas hicieron de nuestros creadores simples copistas carentes de espíritu renovador y crítico. Pocos autores merecen la pena recordarse de esos años. Sin embargo, una nueva corriente propia había surgido por influencia del poeta nicaragüense Rubén Darío: el Modernismo. Poesía llena de lirismo y de figuras retóricas recargadas hacían a nuestros poetas locuaces instrumentistas del verbo florido. Sin embargo, algunas nuevas voces aparecían hacia inicios de la década de los 20, contaminadas con ideas y estilos importados y radicalmente distintos. Se inicia entonces una ruptura. En 1922 aparece Trilce de César Vallejo, el primer fruto completamente maduro, absolutamente contemporáneo cosechado por nuestras letras[6]. Trilce es una rebelión poética (…) la poesía peruana técnicamente vanguardista más lograda de esos años[7]. Xavier Abril tenía entonces 17 años.
Pero la pregunta seguía latente ¿Cómo podía un escritor peruano adherirse a un movimiento tan lejano en el espacio, pero sobre todo en el ambiente? Lima en los años 20 seguía siendo una ciudad tímida y provinciana, pequeña urbe que tomaba las modas de Europa pero era incapaz de digerirlas, de entenderlas. Vallejo era un predestinado y Trilce lo confirmó. Poco se sabe de los años anteriores a su creación y no se sabe a ciencia cierta cuán “contaminado” estuvo Vallejo por las ideas que lentamente cruzaban el océano para dar cuenta de nuevas manifestaciones culturales completamente exóticas. En todo caso Vallejo tuvo que partir a Europa para desarrollar una poesía que no encajaba en el ambiente nacional. ¿Y qué podía hacer un joven poeta en Lima mientras se enteraba que en París se daba toda una cruzada a favor de los nuevos estilos literarios de creación? Abril nos hubiera contestado sin titubear: viajar allá.
2.1. «Es redonda mi felicidad»[8]
El movimiento de Vanguardia se caracteriza por ser cosmopolita. En París se congregan artistas plásticos y literatos de todas partes del mundo para compartir sus ideas, para reflexionar juntos sobre el mundo y la sociedad contemporánea. La poesía deja de ser provinciana, se vuelve mundial. Sin duda, un aspecto clave que marca esta época es el optimismo que existía con relación al futuro del hombre. Se vivía la belle-epoque en una Europa que gozaba de los nuevos inventos modernos: el cinematógrafo, el avión, el automóvil, que ya eran parte de la vida común. Las distancias se acortaban, el progreso era fulminante. Los poetas lo sabían, sus obras podían ahora ser leídas en todo el mundo con mayor facilidad y eso les hacía cantar al mundo.
Abril es un poeta viajero y está seguro que su felicidad es redonda. No podía soportar el hecho de quedarse en una ciudad en la que los inventos y novedades llegaban tardíamente. El poeta, más aún, el joven, debía haber sentido el ahogo de una ciudad como Lima, pacata y anticuada, y decide marchar, conocer el mundo, darle la vuelta, explorarlo, compenetrarse con él. Fruto de ello nacerán sus Poemas Turistas. Pero antes es interesante saber que él confiesa en su autobiografía haber sido un señorito grumete de la Marina Mercante, gracias a lo cual inicia su recorrido por el mundo, aprendiendo a beber el whisky que le invitaban sus compañeros marinos, y escuchando las historias pornográficas de las mujeres del puerto. Así se va haciendo poeta: recorriendo el mundo y entre mujeres, siempre entre mujeres.
2.2. «Nací el año 1906, en Sudamérica»[9]
Abril hacia 1930, más de 60 años antes del fenómeno que hoy se denomina globalización, se sentía ciudadano del mundo. El lugar de su nacimiento es nada más que un dato biográfico, ciertamente anecdótico. No es relevante que sepamos de dónde viene, lo único que importa es su vida, sus sentimientos, su poesía. El mundo, las mujeres, lo sensual, el sexo y el verso. Nada de eso tiene patria. Abril no necesita decir que es peruano, que viene de Lima. Dato importante resulta señalar que en Hollywood se habla del Perú y de Magdalena del Mar, en ese hermoso poema Geografía en el que el poeta hace un breve recorrido por el mundo. Lima se menciona una vez y sólo para decir que ahí hay algo siempre de moda: escribir mal[10]. Probablemente un arrebato, un capricho, pero para él seguramente una gran realidad.
En realidad, Abril nació en 1905 ―de modo que no queda claro si el dato equivocado de su Autobiografía está puesto adrede o es un simple descuido―, hizo sus estudios en el Colegio Alemán (1911-1923) junto con otros jóvenes y talentosos poetas como Westphalen y Rafael de La Fuente, nuestro Martín Adán. Posteriormente fue a Madrid (1926-1927), en donde hizo dos años de estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y regresó al Perú para estudiar Ciencias Económicas en la Facultad de San Marcos (1928). Poco duró su intento por seguir una carrera, y gracias a la condición de su familia ―su hermano mayor Pablo, poeta y diplomático, tenía un puesto en España en esos años y lo protegía― regresó a Europa. Allí desarrollaría su carrera poética y se haría habitué de los círculos literarios europeos, en los que se haría amigo de Vallejo, Alberti, García Lorca, entre otros. Es de esta aventura europea que surge la mayor y más rica obra poética de Abril, quien posteriormente dejó a un lado la creación para dedicarse a la labor crítica (sus estudios sobre Vallejo, Eguren y Mallarmé son buenos ejemplos) y profesional. En 1937 regresaría ahuyentado por los fantasmas de la guerra civil española y viviría en Lima diez años, para luego marchar a Buenos Aires y Montevideo, en donde vivió hasta el final de sus días, el 1 de enero de 1990, desempeñando el cargo de agregado cultural de la Embajada Peruana.
En todo caso, como bien dice el estudioso Giuseppe D’Angelo en su Due studi di poeti peruviani, el hecho que él haya nacido en Lima el 4 de noviembre de 1905 es un hecho casi accidental ya que él hubiera podido ver la luz en cualquier lugar del mundo, tanto como él ha sentido el deseo de pertenecer, humana y culturalmente, al mundo[11].
2.3. Espero tener un Picasso y un Chirico[12]
Abril no es un poeta en Nueva York, es un poeta en el mundo, perdido y encontrado. Pero también es un poeta de su época, moderna, alocada, dura. La suya es una época de vanguardia, de adelanto. Por eso espera tener un Picasso y un Chirico y no espera nada de la Venus de Milo, a quien deja en el burdel del Louvre[13]. Abril había encontrado en París ―y en general en sus viajes― su propio mundo, el real y novedoso del sobrerrealismo (preferimos la utilización de este término al de surrealismo que no traduce correctamente el significado francés de surrealisme). Renegaba de los clásicos. Su ímpetu juvenil no creía en cánones ni en reglas, para él no había límites, la creación y la poesía no puede imponer, acoge toda forma sensible y sentida de invención. ¿Adónde iba a ir a parar el poeta? Quizás a Hollywood, al de Los Ángeles, o a su propio libro, publicado en 1931.
3. La obra poética de Xavier Abril
Como señala Monguió[14], Abril fue el representante de la poesía superrealista y el exponente de las teorías del superrealismo en la revista Amauta. Ya había elaborado algunos primeros trabajos y publicado poemas en esa y otras revistas (como su Poema surrealiste en la misma Amauta) pero no es hasta su primera obra en que encontramos al poeta completamente identificado con las ideas sobrerrealistas. En 1931 aparece Hollywood, conjunto de 4 poemarios ―en realidad escritos en una exquisita prosa poética―, subtitulado como Relatos Contemporáneos. Abril escribe en Europa y en América, en África, siempre en viaje, no pertenece a ningún lugar, es de todos. Se había iniciado con lecturas de Cendrars, Eluard, Tzará y Mallarmé, y tuvo una relación continua con Bretón, Cocteau y Jacob. Mejor influencia y ambiente no pudo encontrar para sus inquietudes literarias.
Hollywood es un libro completamente sobrerrealista, en el que el poeta
trata de lo imprevisible e inflexible, de lo inesperado, de la poesía en la frescura del venero originario, de el hondo anímico donde se conservan los primitivos recuerdos que ponen temblor de dicha en la voz (…) siguiendo el método surrealista, ha sido en gran parte escrito, es decir siguiendo la línea que va “del sueño a la creación”, el más exigente y absorvente(sic) método.[15]
Luego vendrían Difícil Trabajo (1935) y Descubrimiento del Alba (1937). El primero es un poemario también de excelente calidad y claramente influenciado por el sobrerrealismo, mientras que en el segundo el poeta retorna a la poesía clásica, se concilia con la métrica tradicional, a la que sin embargo añade mayor frescura y esa sensación onírica que estará siempre presente en su poesía, y que se ha autoimpuesto como ese difícil trabajo, que es rescatar las imágenes propias del sueño a la poesía misma. Posteriormente escribiría La rosa escrita[16], poemario que según el propio Abril fue escrito hacia 1937 pero que se publicaría recién en 1996, seis años después de la muerte del poeta.
Es curioso que su labor creadora se haya detenido aquí y que desde entonces Abril se dedicara más a su labor crítica, en la que sin duda también supo destacar (baste revisar sus Estudios sobre Vallejo y Mallarmé[17]). Quizás el ocaso de las corrientes vanguardistas le cortó la vena inspiradora, quizás se sintió satisfecho, o quizás agotado, nunca lo sabremos. Sin embargo, sus tres poemarios de juventud sobran para considerarlo como uno de los poetas de vanguardia más importantes y como un gran creador. Como el mismo dice:
Vivo, pienso y escribo. No todo escritor vive para pensar; la mayoría piensa para vivir. Como no soy un puritano ni un inhibido seminarista, amo gozo y deliro. Demás(sic) está decir que sufro, si todo lo vital concurre en mi destino.[18]
La poesía fue su vida, y así hay que recordarlo, porque POESÍA ES A CONDICIÓN DE OLVIDO y porque para él
la poesía es una dificultad que se vence a fuerza de perforarse el hueso íntimo, de quemarse diariamente la sangre, incluso de perderse uno mismo más allá de toda intención y de todo límite(…) La Poesía es un duelo a muerte que se realiza sin que nosotros podamos resistirnos, al contrario, nos gana y enajena. Esta es su virtud. No hay zonas neutrales para la terrible experiencia que significa. Todo el ser le pertenece. En la medida que nos devora, salvamos en pura imagen lo perdido. Salimos ilesos de sus furias. No puede haber engaño: su temblor espásmase en la muerte[19].
Por último, es importante también señalar que la vuelta de Abril al clasicismo fue un acto completamente declarado. Quizás fue justamente ese retorno a las formas clásicas y ruptura con el vanguardismo hizo que se alejara de la creación. El mismo Abril señalará que
el vanguardismo intentó inútilmente desviarnos del cauce de nuestra tradición, estropeando nuestra lengua con galicismos de taberna y café (…) Pero entiéndase bien: la superación del vanguardismo no supone el retorno a fórmulas rígidas y secas del clasicismo como lo entienden los académicos. Significa, por el contrario, la existencia de un clasicismo determinado por valores contemporáneos[20].
4. Hollywood: cosmopolita y sensual
Hollywood es un poemario escrito casi en su totalidad en prosa, sin reglas limitativas. Nos encontramos con una serie de poemas ―o mejor, relatos― aparentemente sin ilación pero que en el fondo descubren puntos comunes; a nuestro entender básicamente dos: el cosmopolitismo y la sensualidad (que incluye la visión del poeta de las mujeres y de la propia sexualidad).
Son cuatro los poemarios que forman Hollywood:
- Prosas para una Dama de Europa (París, 1927)
- Poemas Turistas (América y Europa, 1926-1927)
- Bulevar (Madrid,1926)
- Pequeña Estética (1923-1926)
Sin duda los dos primeros grupos de poemas son los más maduros y elaborados. Bulevar y sobre todo Pequeña Estética son esbozos juveniles de una poesía moderna y exultante de vida. A medida que uno avanza en la lectura del libro se va encontrando con ideas más vagas y ensayos de poesías. Resulta curioso que Abril haya distribuido de una manera tan extraña su poemario, pero no llama la atención si pensamos en que el poeta hace una regresión, una especie de introspección con el propio libro, un acercamiento a sus miradas más vagas, a sus ideas más confusas, un viaje de la realidad de las mujeres y de sus viajes a las primeras ideas que lo agobiaban, un regreso al sueño. De este modo Hollywood podría representar un viaje a la infancia, un retorno al sueño juvenil más íntimo desde una madurez más confiada y segura.
4.1. Autobiografía o Invención
Cabe destacar también que el poemario tiene una gran Introducción que nos muestra al poeta en toda su dimensión. Además de una cita de Baudelaire, el maestro de la poesía moderna, aparece en primer lugar un poema (en verso, uno de los escasos ejemplos que nos ofrece este libro) titulado A Betsa, que nos hace pensar desde ya en la importancia que la mujer va a tener en la obra. A continuación tenemos una Notice (recordemos que 5 metros de poemas también incluye uno) de referencia al cine, en la cual aclara el propósito del libro y el origen del título, señalando esa frase ya antes citada: los viajes modernos han de llevar a Hollywood (a Los Ángeles o a mi libro) para ver la pura imagen del mundo, la originaria imagen del mundo. Desde este momento el poeta se revela como creador de imágenes del mundo y se aprovecha del nombre de la meca del cine (en ciernes y apenas adquiriendo toda su importancia) para mostrarse como poeta, que a semejanza del cinematógrafo, es capaz de enseñarnos visualmente las imágenes del mundo, mundo real y mundo onírico, clave de la literatura sobrerrealista.
En Aclaración y Esperanza Abril da por no escrito el libro, mejor dicho: acaba de morir. En cierto modo el público es su autor responsable. El poeta se reconoce como mero presentador de imágenes, las mismas que deben ser descubiertas y reconstruidas por el lector, por el público que también participa de la creación de la poesía, concepto también sumamente importante para el sobrerrealismo.
Posteriormente el autor incluye su Autobiografía o Invención y finalmente una Postbiografía o constatación presente, con las que se muestra tal como es, con sus ideas y vivencias, permitiendo el acercamiento del público al autor, o como él dice, con un documento (que) ilustrará a mis lectoras ―las lectoras siempre quieren conocer al autor― del curso de mi vida erótica. Aquí nuevamente la aparición de las mujeres ―en este caso las lectoras y chismosas― nos da la idea de lo que puede ser el poemario más adelante, pero más importante todavía resulta ver las confesiones del poeta, para quien la vida sigue siendo un continuado film del sueño. El Hollywood del sueño.
Por otro lado, resulta inesperado encontrarse con confesiones sobre el modo de creación de Abril, quien señala que su poesía se ha iniciado en la calle e incluso revela que su método ha sido el de la especulación psíquica. De esta manera preparé ―sin quererlo― lo que después sería una sorpresa para mí mismo: la locura (…) Yo he traído a la poesía sudamericana el surmenage, la taquicardia, el temblor, el pathos, el ‘terror al espacio’. Modo de crear un estilo personal pero también de presentarse deseosamente diferente a los demás. Porque a Abril, como no, tampoco le faltan esas poses y frases egocentristas, fanfarronas, que como a muchos creadores de Vanguardia (Hidalgo es el extremo en el caso de la Vanguardia peruana) les da un aire misterioso y seductor, que al parecer Abril supo explotar con las mujeres.
Pero el poeta revela incluso su filiación socialista y su simpatía con Mariátegui y la revolución, porque mi vida y mis esperanzas son el proletariado y se confiesa incluso desde lo más íntimo de su ser al decir que no soy triste ni alegre. Una verdadera arte poética, pues, esta Autobiografía que nos permite descubrir más de Xavier Abril que un simple detalle biográfico. El poeta es humano y se muestra como uno más a sus lectores, inspirado y osado pero hombre al fin, con sus penas y alegrías, con sus creencias personales, con sus ideas, con su propia vida que se transforma en poesía.
4.2. Prosas para una dama de Europa: Lily y todas ellas
Este poemario ―utilizaremos en adelante este término para cada grupo de relatos poéticos― escrito en París en 1927 incluye dos historias. La primera en el Film contemporáneo[21] que narra la historia de un suceso de oficina entre secretarias, una de las cuales, Marta, es vista y sentida como sucia por las demás por haber ensuciado el piso con la sangre de su menstruación. Aparece sólo una figura masculina ―el Jefe― y miss Erika, retrato de una alemana gruesa y dura, asexuada como el propio poeta la describe. Historia breve que muestra el lado sexual y brutal de las mujeres en un ambiente en que ellas solas aparecen como protagonistas principales, proyectando una imagen cruda, muy distinta a la que encontraremos posteriormente cuando nos presente el poeta a Lily.
La Presentación de Lily y el Eclipse de Lily constituyen ―a nuestro entender― los textos más elaborados y bellos de este poemario. Sin duda la historia real del poeta que descubre el amor con una joven cocotte pero buena, ingenua, rosa es sumamente sensual, y nos descubre una imagen definida de las mujeres en Abril como objetos sexuales llenos de ternura y sentimientos incomprensibles, perfectas para el goce inmediato, para el placer erótico irresponsable y descuidado. Es así como reconoce Abril a esta jovencita de 24 años, un completo encanto con su arruga sensual en su sonrisa. Y es así como también la imagina a los sesenta años, en un eclipse en el que Lily, amante de un inglés, viaja a la selva amazónica y copula con un animalillo exótico para descubrir el secreto de la juventud femenina. La mujer que sirve para el sexo, para el goce y a los sesenta necesita descubrir una forma de juventud que le permita seguir satisfaciendo a los hombres. Una imagen poco halagadora de las mujeres que se irá repitiendo, en algunas ocasiones de manera mucho más cruda aún, a lo largo de Hollywood.
Lily es pues, la imagen de la mujer fácil y sensual, pequeño animal perfecto para el sexo despreocupado. Sin duda Abril escribe este relato basado en una historia real que lo une a él -joven (22 años), poeta sudamericano, aunque eso no importe mucho- con una mujer práctica y poco sensible, pero tierna y adorable. Lily es ella y la mujer que se inventa para su futuro, pero siempre es sensual y bella, capaz de corromper al propio Papa quien se ve obligado a excomulgarla en ese futuro inventado ―o quizás incluso soñado― que Abril le escribe.
Interesante resulta también apreciar esa oposición mujer sensual-Papa (representante supremo de la religión católica, de lo tradicional) que aparecerá también luego en el poema a la belleza morena de Josefina Baker. Curioso porque un hombre aparentemente sin prejuicios se burla de la concepción arcaica de considerar a las mujeres como encarnación del mal, pero las limita también a ser meros instrumentos de goce, encerrándose en una contradicción que finalmente muestra al poeta incapaz de otorgarle un lugar distinto del medieval que considera a las mujeres como animales inferiores. Más adelante ahondaremos en estas apreciaciones.
4.3. Poemas Turistas
Es aquí donde Xavier Abril plasma todas sus ideas sobre el mundo y la sensualidad. Se trata de 35 poemas-relatos (el número no nos queda claro pues hay poemas sin títulos y otros que se confunden en varios relatos conexos). Que descubren no sólo los viajes reales e imaginarios del poeta, sino sobre todo, una visión crítica y ácida de la sociedad, de su mundo y claro, como no, de las mujeres. Así tenemos por ejemplo el Manifiesto Polar, referencia clara a los Manifiestos futuristas, dadaístas y surrealistas existentes, en el que el poeta llega a proponer una cultura polar con su feminidad y su deseo y reconoce haber franqueado el mundo por el sexo económico, frase esta última que más que figura se nos ocurre termina por ser una verdad incuestionable en la vida de Abril.
Más adelante asistimos a un viaje alucinante y vertiginoso por un Poema turista del mar Atlántico en el que el poeta descubre el sexo de una negra en Jamaica, por Harrogate donde está Georgette, una mujer para la tierra, para la vida nocturna de la ciudad, por Ivette, Odette y Suzanne; viaje por países y mujeres, recorridos de pieles y sexos, de puertos y paisajes, viaje sensual y maravilloso por la playa de Baty y por el Brasil, por el Africa salvaje, por Cuba, por la piel morena de la cantante norteamericana Josefina Baker quien escandalizó París ―y en donde se nos ofrecen imágenes bellísimas sobre una mujer que es la luna de Africa. La noche de Africa. El calor de Africa y tiene cosas con el Papa hasta recibir en el año 2940 el reconocimiento con su canonización―, viaje por todo el mundo a través de su Geografía ―recorrido extraordinario desde Inglaterra hasta Kioto, pasando por Indochina, Argentina, Sengal y Europa Central―, por la propia Lily cuya gracia de su sexo hace feliz al poeta.
Abril descubre finalmente que las caderas demuestran la habilidad de las mujeres y que la piel de esas tierras las he gozado en las cocottes cosmopolitas de Europa, que llevan en sus cuerpos verdaderos países, mares, cielos y montañas. El poeta no sólo descubre el sexo y los paisajes, descubre la poesía en cada una de ellas, en cada ciudad y en cada mujer. Nuevamente la visión obtusa de la mujer como simple fetiche sexual puede resultar cuestionable para un hombre moderno como pretende proclamarse el poeta, pero parece descubrir una realidad más profunda que precisaremos más adelante.
4.4. Bulevar
Este poemario escrito en Madrid en 1926 revela algunas ideas que aparecen mejor logradas en los Poemas Turistas pero contiene también algunos temas que preferimos precisar.
En primer lugar, nos encontramos nuevamente con las referencias a las mujeres que aprenden a ser cocottes ―la visión de la mujer no cambia― pero también asistimos a la revelación de una pérdida de conocimiento por parte del poeta en su Apunte para una crónica bastante lejana de este apunte ―en la que además aparece también Lily, esa diabla de Lily― y a su propia muerte, única y singular, a la que el poeta sólo comenta que ningún testigo estuvo en el momento, único momento de mi muerte. Muerte obviamente no real pero sí significativa si tenemos en cuenta que el poeta fallece pero describe su propio deceso y lo califica, señalando incluso una fecha (25 de marzo), al igual que Vallejo anunció la suya para un día lluvioso del que ya tenía el recuerdo. Juego común al sobrerrealismo que entiende la muerte como la figura de un renacimiento, de una nueva forma vital que debe aproximarse al camino creativo para descubrir todo aquello que la vida impide ver.
Por último el relato de un pequeño Jean, infante que es acosado por su tía Paulina ―católica por supuesto―, del mismo modo que los jóvenes poetas son acosados por aquéllos fantasmas tradicionales o clásicos. En este caso nos aventuramos a señalar la existencia de una doble lectura, la directa del abuso de una tía sobre su sobrino ―imagen ésta presente también en otros textos debido a que la tía es imagen de mujer madura y provocativa― pero también la lectura del abuso de lo antiguo, de lo clásico, sobre lo moderno. Quizás la presión de lo sectores tradicionales sobre los vanguardistas, interpretación ésta que no nos aventuraríamos a considerar como meditada por parte de Abril quien usualmente prefiere trabajar las imágenes más que las dobles lecturas.
4.5. Pequeña estética
En este conjunto de poemas encontramos algunas creaciones del poeta realizadas entre los años de 1923 a 1926. Si bien es cierto la calidad de la prosa poética no es la misma en esta parte del libro, ya encontramos algunos esbozos de lo que posteriormente evolucionará hasta llegar al gran nivel que exhibe Abril sobre todo en Poemas Turistas y en su Prosas para una dama de Europa.
Sin duda son remarcables sobre todo la aproximación que el poeta hace de su propia persona en Nacimiento del nombre ―Lo que con algunos versos que me gustan me pasa con mi nombre : que los repito siempre Xavier Abril-Xavier Abril― y la aparición de su primer Film y de un Stadium en el que el poeta trae imágenes boxísticas y de fútbol ―interesantes sobre todo porque el deporte competitivo es un elemento importante de nuestra modernidad― así como algunas menciones a su maestro y amigo José María Eguren y a otros artistas como Poe, Joyce, Chaplin y Man Ray, todos ellos desde la literatura, el cine o la fotografía, creadores modernos que sin duda demuestran el acercamiento temprano de Abril a las nuevas corrientes de pensamiento y creación, que le permitirían evolucionar hasta convertirse en el gran poeta que hoy analizamos.
5. El mundo, el poeta y las mujeres
Ya a lo largo de nuestro trabajo hemos analizado los puntos más saltantes de la poesía de Xavier Abril. Nuestro propósito en este Capítulo es simplemente ahondar en algunas concepciones e ideas de mundo ―categorías e incluso prejuicios― que el poeta maneja y descubre con su poesía, y que sin duda utilizó también en su vida real. Baste para ello señalar lo que uno de sus compañeros y amigos, Percy Gibson, dijo de él: Podría decirse que Xavier Abril elabora su poesía como expresión de una vida. Nada, en efecto, expresa más fehacientemente la actitud de Xavier Abril: siente la vida como su propia poesía[22].
Abril se sabe un poeta moderno, urbano y cosmopolita. Para él la felicidad no está en un lugar sino en los viajes, en el recorrido sobre la redondez del mundo, un mundo suyo, de sus mujeres y sobre todo de su poesía. Eso se expresa claramente en sus poemas relatados, inquietos y con diversos escenarios. Siempre el poeta y las mujeres (muchas veces Lily por ejemplo) pero cada vez un paisaje distinto, una mirada diferente que permite al lector viajar imaginariamente con el poeta.
Si hay algo que le queda claro a Abril, es que la poesía es del mundo, no acepta nunca la poesía provinciana, no es suya, no forma parte de su universo. Y así se muestran sus paisajes y sus fenómenos. Como señala Giuseppe D’Angelo, el verdadero poeta considera tales fenómenos (cielo, luz, aire, montañas) como universales, y ese es uno de los aspectos más positivos de la poesía de Xavier Abril)[23]. El poeta no habla nunca de su patria, no la añora, por el contrario su contacto con el mundo moderno y las vanguardias lo llevó a liberarse de la influencia paisajista y folclórica que aflige tanta parte de la literatura hispanoamericana[24].
Sin duda no estamos frente a un poeta peruano. El mundo de Abril es muy ancho, y las influencias que la Vanguardia y sobre todo el sobrerrealismo le ofrecieron, fueron tomadas del centro mismo del movimiento, una París y en general una Europa cosmopolita, abierta a todas las formas de expresión venidas de todo el mundo. Por eso es que Abril no muestra siquiera asomos de simpatizar con esa vanguardia de filiación indigenista que se asentó en el país. Curioso, porque esas corrientes se desarrollaron en el Perú a raíz de los nuevos discursos planteados en gran medida por Mariátegui, de quien Abril se confiesa entusiasta seguidor. Sin embargo, esta reconocida influencia no se tradujo en su estilo de creación, propio y urbano, obviamente más cercano al discurso europeo que al nacional-indigenista.
5.1. Las mujeres de Abril: sexo sin imaginación
Ya también habíamos hablado de las varias mujeres que aparecen en la obra de Abril, pero en esta oportunidad veremos muy sucintamente la imagen global de la mujer en el poeta para encontrarnos con algunas sorpresas que a primera vista no se pueden apreciar.
En primer lugar, debemos hablar de las cocottes, de todas ellas de quienes Abril confiesa haber aprendido a reconocer como mundos que recorrer en sus pieles y sexos. Perfecta coincidencia entre la visión del mundo y de las mujeres. Ellas son de todos, son cosmopolitas, son espacios para el sexo fácil, inescrupuloso, sensual. No merecen atención mayor que se le otorga a una cocotte, quien cambia favores por dinero o cuando menos por abrigos (junto a las vitrinas de modas, las mujeres aprenden a ser cocottes). Lily es una de ellas, aunque tierna y linda, y con un sexo gracioso que hace feliz al poeta. ¿Estaba enamorado Abril de ella? Difícil asegurarlo. En todo caso es cierto que el poeta no se contenta con una sino que necesita explorar como quien explora el mundo, exactamente como quien mira y goza paisajes, para eso están las mujeres, para recorrerlas gozando en ellas.
La imagen que el poeta tiene de las mujeres parece brutalmente machista. Para él los hombres han evolucionado hasta ser modernos. Las mujeres, nada. Son de un sexo sin imaginación. El sexo de la mujer es típicamente decorativo. Y sin embargo, las considera necesarias y a algunas llega a idolatrarlas, como a Josefina Baker, a quien dedica un poema verdaderamente hermoso, que pasaremos a revisar posteriormente.
Por un lado, entonces, aparece la visión de la mujer completamente tradicional, aquella en la que el sexo de la virgen es flor, aquella mujer tierna y cariñosa que conmueve al poeta, pero por otro está esa mujer en las que son las caderas (las que) demuestran la habilidad de las mujeres. ¿Sirven sólo para el sexo intenso? Ya antes habíamos visto que el poeta confiesa recorrer el mundo por el sexo económico y goza del sexo turista, efímero y sensual, pero siempre placentero. Esas son sus mujeres, sin diferencias, todas iguales como al final son iguales los paisajes y los lugares. Sin embargo, algunas mujeres aparecen recordadas, a veces simplemente por su sexo, a veces por una sonrisa, a veces por simpatía. Entonces encontramos la verdadera cara del poeta, amante y soñador. Y es que si Abril dice cosas aparentemente duras de las mujeres, es porque para él el sexo es algo casi sagrado, una sublimación de orden artístico en el que las mujeres resultan indispensables aunque piensen con las caderas. Porque no podemos olvidar tampoco que Abril dice: ¡Pobres las monjas, que nunca han sido mujeres!. Ellas, negadas al goce no son mujeres y por lo tanto no pueden hacer hombres.
5.2. Josefina Baker
Ella es la luna del Africa. La noche de Africa. El calor de Africa.
¿Existe el amor? Quizás sí diría Abril, pero completaría seguramente diciendo que si no existe, por lo menos queda el sexo (y las mujeres).
Bibliografía
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Von Westphalen, E. A. (1931). La poesía de Xavier Abril. Difícil Trabajo.
[1] Abril, X. (1931). Hollywood. Madrid, España: Ulises.
[2] Nota tomada de Monguió, L. (1954). Poesía postmodernista peruana. México D.F., México: FCE. P.68
[3] Id.
[4] González Vigil, R. (Agosto de 1979). La poesía peruana en los años 20. Revista de la Universidad Católica (5).
[5] Toro Montalvo, C. (1993). Literatura Vanguardista en el Perú. Biblioteca de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
[6] González Vigil, R. Op. Cit.
[7] Monguió, L. Op. Cit. Pp. 69-70.
[8] Abril, X. Hollywood, «Poema del Mundo y de la Felicidad (Poemas Turistas)».
[9] Abril, X. Hollywood, «Autobiografía o invención».
[10] Ver nota 5.
[11] D’Angelo, G. (setiembre-octubre y noviembre-diciembre de 1965). Due studi di poeti peruviani: Xavier Abril y José María Eguren. La Lingue straniere, año XV (5-6). Ejemplar ubicado en la Sala de Investigaciones de la Biblioteca Nacional y traducido libremente por el autor.
[12] Ver nota 9.
[13] Ídem.
[14] Monguió, L. Op. Cit., p.159.
[15] Von Westphalen, E. A. (1931). La poesía de Xavier Abril. Difícil Trabajo.
[16] Abril, X. (1996). La Rosa Escrita. Lima, Perú: Pontificia Universidad Católica del Perú.
[17] Abril, X. (1960). Dos Estudios: Vallejo y Mallarmé y Vigencia de Vallejo. Buenos Aires, Argentina: Cuadernos del Sur.
[18] Abril, X. (1937). Descubrimiento del Alba. Buenos Aires, Argentina: Front.
[19] Ídem.
[20] Nota en la Introducción hecha por Sandro Chiri a La Rosa Escrita, de Xavier Abril, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1996. Se trata de una frase del poeta para la primera edición de Confín del tiempo y de la rosa (1948) de Gustavo Valcárcel.
[21] Queda claro que este poemario fue el que inspiró el título del libro y sirvió de base para que el poeta desarrollara sus ideas iniciales sobre su visión de mundo y la poética personal que se incluye como introducción del libro.
[22] Gibson, P. (1951). Martín Adan, José María Eguren y Xavier Abril. Revista Fanal (8). Lima, Perú: U.N.M.S.M. P.11.
[23] Ibid. P.10.
[24] D’Angelo, G. Loc. Cit.