Por: Fabrício Marques
Traducción: Renato Sandoval Bacigalupo
Crédito de la foto: Joao Marcos Rosa
UM DEPOIMENTO
Poesía-Zelig
En Zelig (1983), Woody Allen presenta un “documental ficticio” en el que el protagonista asume características (acento, etnia, profesión) de determinada persona o grupo al que se aproxima. Para Robert Stam y Ella Shoat, este personaje-camaleón “termina siendo una metáfora de la propia intertextualidad, en la medida en que el filme, de la misma forma que su protagonista, asume la coloración de sus textos interlocutorios.” Mi poesía es una especie de Zelig, que se apropia de “palabras ajenas”, usadas con otra intención, y les da una nueva orientación irónica. Esta especificidad puede ser sintetizada en el verso de un poema, “Fotografías”, en que invierto un verso conocido: “Sujétense / El otro soy yo.”
El poeta Ricardo Aleixo (2000) observó en esta poética, en el intento de decir en nombre de un “tercero”, de un “sujeto-nadie”, una “vivencia serena e irónica, autoirónica, de un ejercicio de “disolución del ego” mediante la poesía: al final, quien habla al lector y, en consecuencia, de dónde es que ninguna “identidad” habla?
Las muchas voces que componen la voz del autor no lo despersonalizan; y el autor, paradójicamente, crea su identidad de la “reunión de pedazos”, de esta escritura fragmentaria.
De sampler en sampler, mi poesía es un redoble de palabras en el oído de la memoria. Pero sin pétalos.
La poesía me robará la muerte.
24 poemas de Fabrício Marques
Siente mi pulso
He aquí que proyecto un poema
sobre el abismo blanco
de la página alarmada.
Al primer descuido
y con mi rebeldía,
yace y vuelve, germen
que adquiere vida propia.
Con poderes para regirme
ordena que yo vaya
por la salvaje selva
de los textos y sentidos.
Y, antes de irme,
con amor me
mira, y dice, como diría
mi padre: mantente firme.
El mar
frente a las galeras
y ya como sueño
el viejo mira el mar
con arrugas de marfil
con los recuerdos
removidos por los barrenderos
otros llevados por las mareas
yendo de parís a pará
el viejo abate
lo que recuerda
y el mar se abate
en esta noche gris.
Neruda se encuentra con Lorca
De mí huían pájaros
a las cuatro de la tarde.
Pájaros tranquilos,
pájaros lentos
de mí huían,
pero
dejando en mi pecho sus alas.
A las cuatro de la tarde sin viento.
Quedando tarde
Me estoy quedando tarde. Y el tiempo
va escardando antes de tiempo
arrugas de cansancio y lucidez.
Con aire de melancolía
(me estoy quedando tarde)
recorre el rostro una sonrisa.
Las horas se gastan, se marchitan
como cuando la vida arde
-oh albor- en la piel, sin aviso.
Tambor
Todo
se inicia
con un son
un estampido
que quiebra
un domingo
de plomo
en el mundo
eco de trompeta
fondo sin
asombro
vislumbre
de sombra
en la penumbra
por sí ya
abumbrosa
todo empieza
todo sucumbe
con un son
de tambor
o texto truncado
El texto que va
o el texto
que va
aquí
escrito
no es mío
ninguna
línea
trazada
al infinito
palabra
alguna
me pertenece
desconfía
de todo
puede ser
que sea
disfraz
disfrazado
de desastre
o
plagio
que se despide
de la sombra
y va
en dirección
opuesta
Mañana
mañana
tan
magnífica
que
la
chica
de
ojos
castaños
ignoraría
si
surgiera
el
apocalipsis
de
entre
las
magnolias
Encantamiento por la samba
la poesía está con todo
y no está prosa
la poesía
no tiene prisa
no tiene plazo
no tiene glosa
la poesía
está en ramas
está en rosa
rima petrosa
texto velludo
escritura porosa
quién
de pronto
mantiene
encendida
la brasa
y vibrando
la brisa
de la historia
prima
por ser
vaciada
de
proeza
y gloria
la poesía
está en todo
y no es prosa.
Educación de los sentidos
ahí vienes tú
entre estruendos
y gemidos
llamando
al habla
manos que tocan
lo que podría haber sido
y ojos que dicen
“soy todo oídos”.
Cruzeiro 2 x 1 Atlético
Pensaba
en mi hija
en la dulce luz
de la mañana
en que
la pelota
golpeó
el travesaño
perdí
la ocasión
de empatar
en los descuentos
la hinchada
no entiende
tantas cosas
que suceden
en el tiro
del vistazo
de un instante
de segundo
Autorretrato empañado
Veinte años tengo
y las heridas
expuestas en diseño
En carne viva
la vida me llama:
cuando escucho, vengo
Entre objetos que me acogen
Y todo aquello que en el día
escapa a los ojos
en el sueño retengo
En este ingenio
mi fuerza
empeño,
como el moribundo que se rehúsa a partir
Admirable párpado del día
Admirable párpado del día
extraño al poeta que
insomne, se escabulle bajo
la fina lluvia de melancolía
a perseguir palabras
como perlas
incrustadas en la piel,
en el mármol, en la pupila
y no percibe la estatutaria
dispuesta en la plaza
de cuya proa parten
imágenes vacías
Admirable parpado del día
trémulo y claro
al acecho espera
-diluida
en su abrir-y-cerrar-
una alegría
intocada por manos humanas
Cómo ellos mueren
Por alguna extraña razón, la expresión “muerte de un poeta”
siempre suena más concreta que “vida de un poeta”. Tal vez
porque tanto “vida” como “poeta” sean palabras casi
sinónimas por tan positivamente vagas. De otro lado, “muerte”
-incluso en tanto palabra- es casi tan definida como la propia
producción del poeta, o sea, el poema, cuyo rasgo principal es el postrer verso.
La obra de arte, consista en lo que consista, discurre
siempre hacia el final, que define su forma y le niega la resurrección.
Después del verso final de un poema ya no sucede nada,
solo la crítica literaria. Así, siempre que leemos a un poeta,
participamos de su muerte,
o de la muerte de su obra.
Joseph Brodsky, a propósito de Ossip Mandelstam
Al final de la Segunda Guerra
Vicente Huidobro entró con las tropas aliadas a Berlín.
Años después, a consecuencia de sus heridas de guerra,
sufre un derrame cerebral y muere.
De acuerdo a sus deseos es enterrado en una colina frente al mar.
Su hija escribe en el epitafio:
“Aquí yace el poeta Vicente Huidobro.
Abrid esta tumba.
-Al fondo se ve el mar.”
*
Rilke un día cogió rosas
para una joven egipcia
y se hirió la mano
por accidente
con una espina.
La herida agravó la leucemia que venía sufriendo.
Al final de la agonía
no quiso más sedantes.
Él mismo dejó escrito el epitafio:
“Oh Rosa, pura contradicción…”
*
El sacerdote Gerard Manley Hopkins
quemó un día toda su producción poética.
Siete años después rompió sus votos de renuncia a la poesía.
No resistió al tifus.
y dijo sus últimas palabras:
“Soy feliz. Soy tan feliz.”
*
Problemas cardíacos se llevaron a Marianne Moore,
la de los ojos azules.
Ezra Pound encomendó una misa en su memoria
durante la que pudo leer los versos de What are years:
“Eso es mortalidad,
eso es eternidad.”
*
Para Dylan Thomas la poesía era
aquello que lo hace reír, llorar o aullar,
aquello que arruga las uñas de su pie,
lo que lo lleva a desear eso,
o aquello,
o nada.
Él desembarcó en Nueva York.
Al subir al ómnibus que lo llevaría al aeropuerto,
dirige su pulgar hacia abajo como para decir que las cosas no van bien.
Días después, un colapso.
El poeta se desmaya y es llevado a su casa.
Al día siguiente, despierta y dice que tiene que salir para tomarse un trago.
Media hora después vuelve y
dice: “Acabo de toma 18 whiskies puros; creo que un récord.”
Una mañana entra en coma.
*
Ezra Pound
primero fue acusado de traición por el tribunal del distrito de Columbia.
Se entregó en Génova a militares norteamericanos.
Estuvo seis meses preso en una jaula para animales.
Después fue considerado legalmente insano
y estuvo doce años internado.
Liberado, va a Italia,
rumbo a ángeles sombríos e inquisidores.
En su lápida solo está escrito:
“Ezra Pound”
*
El comerciante Cesário Verde,
ya profundamente debilitado,
sin ánimo escribe a un amigo:
“¿Me curo? Sí, tal vez. ¿Pero cómo quedo yo?
Una piltrafa, un remedo, un canasto roto,
me entra la lluvia, me entra el viento en el cuerpo destartalado.”
Tiempo después, su hermano, en la cabecera de la cama, le pregunta:
“¿Quieres alguna cosa?”
“No quiero nada. Déjame dormir.”
Y esas son las últimas palabras del hombre de negocios.
*
Esenin
se ahorcó
luego de haberse cortado las venas
y de escribir con su propia sangre:
“Si morir en esta vida no es nuevo,
tampoco hay novedad en estar vivo.”
Marina Tsvietaieva
también se mató.
Sepultada en una fosa común,
en un lugar desconocido.
*
Hart Crane
amó los aires del Caribe
y los mares de cualquier calibre.
En un viaje de barco
regresando de México a Nueva York,
después de bebérselo todo,
desde la cubierta
se tiró al mar.
*
Emily Dickinson insistía en la soledad.
Raramente salía de casa
y vivió veinte años como ermitaña.
De ella solo existe una fotografía, tomada a los 17 años, con un vestido negro.
No conversaba con extraños.
Sufrió algunas crisis nerviosas.
Una asistente a su funeral
escribió en su diario:
“Una paz imperturbable en la hermosa frente.”
*
Joseph Brodsky
recibió una pena de cinco años de prisión por parasitismo social.
Compró una Lettera 22 portátil para empezar a escribir en inglés,
y así estar más próximo a Wystan Hugh Auden.
Un ataque al corazón en su departamento de Brooklyn.
*
Edward Eastlin Cummings
fue voluntario en Francia en la Primera Guerra.
Preso, estuvo tres meses
detenido e incomunicado
en un campo de concentración.
Un ataque al corazón, en Madison,
yentoncessefueparasiempre
*
Jubilado del Departamento de Regadío,
a Konstantinos Kavafis
se le diagnosticó un cáncer a la garganta.
A causa de una traqueotomía perdió la voz,
a partir de lo cual empezó a comunicarse por billetes escritos.
Su salud se agravó.
Al cabo de una larga agonía, murió el día en que cumplía 70 años.
Lo recordaban con un sombrero de paja fumando con una larga boquilla.
*
René Char escribió cierto día:
“La poesía me robará la muerte.”
*
Con el rostro surcado de arrugas
a causa del exceso de
alcohol, bencedrina y sol,
Wystan Hugh Auden
fue a Viena a leer poemas en una velada.
Después, se recogió a un hotel, donde murió.
*
Paul Celan
fue enviado a un campo de trabajos forzados
en la Segunda Guerra.
Tenía tendencias autodestructivas,
manías de persecución
y ataques de amnesia.
Cierto día escribió:
“Vivimos bajos cielos sombríos y…
son pocas las personas.
Es por eso que
existen
tan pocos poemas.”
Se arrojó al Sena.
*
Rimbaud
abre un almacén en Harare
y le escribe a la madre:
“Ahora no estoy bien de salud.
La pierna derecha, al menos,
está atacada de várices que
me hacen sufrir bastante.”
Le pide a la madre que
compre medias elásticas
para várices
(las de seda son las mejores)
Durante doce días
16 porteadores se turnan cargando
a Rimbaud
en una litera
a través de 300 kilómetros de desierto.
Envía un telegrama a su madre:
“Van a amputarme la pierna.
Peligro de muerte.
Negocios importantes
por resolver.”
En la iglesia vacía,
delante del féretro
con el cuerpo mutilado de Rimbaud,
solo
la madre y la hermana.
*
Después del almuerzo,
César Vallejo se acuesta
para “descansar unos instantes”,
pero ya no se levanta.
Los médicos no logran
diagnosticar la enfermedad
que lo consume.
Llama a su mujer y le dice:
“Cualquiera que sea la causa
que tenga que defender
ante Dios, más allá de la muerte,
sé que tengo un defensor:
Dios.”
Prolongada agonía.
*
Lector de la emperatriz Augusta de Alemania, en Berlín,
Jules Laforgue cae en cama
víctima de la tuberculosis.
Vive en apuros económicos.
Toma opio para soportar
la infección pulmonar.
Nueve personas acompañan
sus restos mortales:
entre ellos,
su esposa,
su hermano
y cinco poetas.
*
Charles Baudelaire
tiene salud frágil
y dificultades materiales.
Acreedores y oficiales de justicia
le siguen siempre la pista.
Sin dinero
para pagar el hotel donde vivía,
sin dinero
para cortarse el pelo,
visita la iglesia de Saint-Loup,
se tambalea y cae.
Arde en fiebre.
El médico diagnostica
hemiplejia,
lo que causa
afasia y agrafia.
Prolongada agonía clarividente.
*
Voluntario y enfermero independiente,
Walt Whitman
visita y se ocupa
de miles de soldados
heridos en los campos de batalla
de la Guerra Civil.
Después, hace su testamento,
compra un lote en el cementerio y
construye un pequeño mausoleo.
El médico diagnostica neumonía.
Sábado de garúa.
Autopsia de muerte:
neumonía,
tuberculosis,
nefritis,
esteatosis hepática,
piedra en el riñón,
quiste adrenal,
abscesos tuberculares
y paquimeningitis.
Algunas de estas enfermedades
probablemente fueron
contraídas durante
el contacto con soldados.
Cierto día escribió:
“Me entrego a la tierra para crecer de la hierba que amo;
si me quisieras de nuevo, búscame bajo la suela de tus botas.”
*
Por diferentes caminos
todos ellos persiguieron
la gran palabra nueva.
-Mañana luminosa deshuesada sin ruido.
Ahora nos dormimos
y en nuestros sueños ellos corren
desconociendo fronteras
bajo un sol difícil.
————————————————————————————————————————-
(versión original en portugués)
A poesia me roubará a morte.
24 poemas de Fabrício Marques
SINTA MEU PULSO
Eis que projeto um poema
sobre o abismo branco
da página em alarme.
Ao primeiro descuido
e à minha revelia,
jaz e volta, germe
que adquire vida própria.
Com poderes de reger-me,
manda que eu vá
pela selva selvagem
dos textos e dos sentidos.
E, antes de ir-me,
com amor me
olha, e diz, como diria
meu pai: fique firme.
O MAR
diante das galés
e já com sono
o velho olha o mar
com rugas de marfim
com as lembranças
removidas pelos garis
outras levadas pelas marés
indo de paris ao pará
o velho amarfanha
o que lembra
e a noite se marfa
nesta noite gris
NERUDA ENCONTRA LORCA
De mim fugiam pássaros
às quatro horas da tarde.
Pássaros tranquilos,
pássaros lentos
de mim fugiam,
deixando em meu peito,
no entanto, suas asas.
Às quatro horas da tarde sem vento.
FICANDO TARDE
Estou ficando tarde. E o tempo
vai carpindo antes do tempo
rugas de cansaço e lucidez.
Com ar de melancolia
(Estou ficando tarde)
percorre o rosto um sorriso.
As horas se gastam, amarelam
como quando a vida arde
– ó albor – na pele, sem aviso.
TAMBOR
tudo
principia
com
um
som
um estampido
que arromba
um domingo
de chumbo
no mundo
eco de trombeta
fundo
sem assombro
vislumbre
de sombra
na penumbra
por si já
abumbrosa
tudo começa
tudo sucumbe
com um som
de tambor
ou
texto
truncado
O TEXTO QUE VAI
o texto
que vai
aqui
escrito
não é meu
nenhuma
linha
jogada
ao infinito
palavra
alguma
me pertence
desconfie
de tudo
pode ser
que seja
disfarce
disfarçado
de desastre
ou
plágio
que se despede
da sombra
e vai
na direção
contrária
MANHÃ
manhã
tão
magnífica
que
a
moça
de
olhos
de
amêndoa
ignoraria
se
surgisse
o
apocalipse
entre
as
magnólias
ENCANTAMENTO PELO SAMBA
a poesia está com tudo
e não está prosa
a poesia
não tem pressa
não tem prazo
não tem glosa
a poesia
está em ramos
está em rosa
rima petrosa
texto veludo
escrita porosa
quem
por acaso
mantém
acesa
a brasa
e vibrando
a brisa
da história
prima
por ser
vazada
de
proeza
e glória
a poesia
está em tudo
e não é prosa
A EDUCAÇÃO DOS SENTIDOS
lá vem você
entre estrondo
e gemido
chamando
à fala
mãos que tocam
o que poderia ter sido
e olhos que dizem
“sou todo ouvidos”
CRUZEIRO 2X1 ATLÉTICO
pensava
em minha filha
na doce luz
da manhã
no que
a bola
bateu
na trave
perdi
a chance
do empate
já nos descontos
a torcida
não entende
tanta coisa
que acontece
no lance
do relance
de um átimo
de segundo
AUTO-RETRATO EMBAÇADO
Vinte anos tenho
e as feridas
expostas em desenho
Em carne viva
a vida me chama:
quando escuto, venho
Entre objetos que me acolhem
E tudo aquilo que no dia
escapa aos olhos
em sonho retenho
Neste engenho
a minha força
empenho,
como o moribundo se recusa a partir
ADMIRÁVEL PÁLPEBRA DO DIA
Admirável pálpebra do dia
estranha ao poeta que,
insone, esgueira-se sob
a fina chuva de melancolia
a perseguir palavras
como se pérolas
incrustadas na pele,
no mármore, na pupila
e nem percebe a estatuária
disposta na praça
de cuja proa partem
imagens vazias
Admirável pálpebra do dia
trêmulo e claro
à espreita espera
– diluída
em seu abre-e-fecha –
uma alegria
intocada por mãos humanas
COMO ELES MORREM
Por alguma estranha razão, a expressão ‘morte de um poeta’ sempre soa mais concreta do que ‘vida de um poeta’. Talvez porque tanto ‘vida’ como ‘poeta’ sejam palavras quase sinônimas, de tão positivamente vagas. Por outro lado, ‘morte’ –mesmo enquanto palavra- é quase tão definida quanto a própria produção do poeta, ou seja, o poema, cujo traço principal é o derradeiro verso. A obra de arte, consista no que consistir, corre sempre para o final, que define a sua forma e lhe nega a ressurreição. Depois do verso final de um poema não vem mais nada, só a crítica literária. Assim, sempre que lemos um poeta, participamos de sua morte, ou da morte de sua obra.
(A respeito de Mandelstam)
Joseph Brodsky
&
No final da Segunda Guerra
Vicente Huidobro entrou com as tropas aliadas em Berlim
Anos depois, em conseqüência de suas feridas de guerra
sofreu um derrame cerebral e morre
De acordo com seus desejos é enterrado numa colina bem diante do mar
Sua filha escreve no epitáfio:
“Aqui jaz o poeta Vicente Huidobro
Aberta a tumba
– ao fundo dela se vê o mar”
&
Rilke um dia foi colher rosas
Para uma jovem egípcia
E feriu-se na mão
Por acidente
Com espinhos
O ferimento agravou a leucemia de que sofria há tempos
Ao fim de dolorosa agonia
Não quis sedativos
Ele mesmo deixou escrito o epitáfio:
“Rosa, ó pura contradição…”
&
O sacerdote Gerard Manley Hopkins
Um dia queimou toda a sua produção poética
Sete anos depois quebrou o voto de renúncia à poesia
Não resistiu ao tifo
E disse suas últimas palavras
“Sou feliz. Sou tão feliz”
&
Problemas cardíacos levaram Marianne Moore,
A de olhos azuis
Ezra Pound encomendou uma missa em sua memória
Durante o qual pôde ler os versos de What are years:
“Isso é mortalidade,
Isso é eternidade.”
&
Para Dylan Thomas a poesia era
aquilo que o faz rir, chorar ou uivar,
aquilo que arrepia as unhas do seu dedo do pé,
o que o leva a desejar fazer isso,
ou aquilo,
ou nada.
Ele desembarcou em Nova York
Ao subir no ônibus que o levaria ao aeroporto,
faz com o polegar para baixo o sinal de que as coisas não vão bem.
Dias depois, um colapso.
O poeta desmaia e é levado para casa
No outro dia, ele acorda e diz que precisa sair para tomar um drinque.
Meia hora depois volta e
diz: “acabo de tomar 18 uísques puros; acho que é recorde”.
Numa manhã entra em coma
&
Ezra Pound
Primeiro foi acusado de traição pelo tribunal do distrito de Columbia
Entregou-se em Gênova a militares norte-americanos.
Ficou seis meses preso em uma jaula para animais
Depois foi considerado legalmente insano
E ficou 12 anos internado
Liberto, vai para a Itália
Rumo a anjos sombrios e inquisidores
Em sua lápide apenas escrito
“Ezra Pound”
&
O comerciante Cesário Verde
já profundamente debilitado,
sem ânimo escreve a um amigo:
“curo-me? Sim, talvez. Mas como ficou eu?
Um cangalho, um canastrão, um grande cesto roto,
entra-me a chuva, entra-me o vento no corpo escangalhado”
Tempos depois, seu irmão está à cabeceira do leito e pergunta:
“queres alguma coisa?”.
“Não quero nada. Deixa-me dormir”,
e essas são as últimas palavras do homem de negócios.
&
Iessiênin
Enforcou-se
depois de ter cortado os pulsos
E escrito com o próprio sangue:
“se morrer nesta vida não é novo,
Tampouco há novidade em estar vivo”
&
Marina Tzvietáieva
Também se matou
Sepultada em túmulo comum
Em local desconhecido
&
Hart Crane
Amou os ares do caribe
E os mares de qualquer calibre
Em uma viagem de navio
Voltando do México para New York
Depois de tomar todas
Pulando do convés
Atirou-se ao mar
&
Emily Dickinson insistia na solidão
Raramente saía de casa,
E viveu 25 anos como ermitã
Dela só existe uma única fotografia, feita aos 17 anos, num vestido preto
Não conversava com estranhos
Sofreu algumas crises nervosas
Uma visitante de seu funeral
Anotou em diário:
“uma paz imperturbável na bela fronte”
&
Joseph Brodsky
Recebeu uma pena de cinco anos de prisão por parasitismo social
Comprou uma Lettera 22 portátil para passar a escrever em inglês,
E assim ficar mais próximo de Wystan Hugh Auden
Um ataque de coração, em seu apartamento no Brooklyn
&
Edward Eastlin Cummings
Foi voluntário na França na Primeira Guerra
Preso, ficou três meses
detido e incomunicável
em um campo de concentração
Um ataque de coração, em Madson
elásefoijamaisprasempre
&
Aposentado do Departamento de Irrigação,
Konstantinos Kaváfis
Teve diagnosticado um câncer na garganta
Por conta de uma traqueostomia perdeu a voz,
passando daí por diante a comunicar-se por meio de bilhetes de escritos
Sua saúde agravou-se.
Ao cabo de longa agonia, morreu no dia em que completava 70 anos.
Recordavam-no de chapéu de palha fumando uma longa piteira
&
René Char escreveu certo dia:
“a poesia me roubará a morte”
&
Com o rosto sulcado de rugas
por conta do excesso de
álcool, Benzedrina e sol,
Wystan Hugh Auden
Foi a Viena ler poemas numa noitada.
Depois, recolheu-se a um hotel, onde morreu.
&
Paul Celan
Foi enviado a um campo de trabalhos forçados
Na Segunda Guerra
Tinha tendências autodestrutivas,
Mania de perseguição
E surtos de amnésia.
Certo dia escreveu:
“Vivemos sob céus sombrios, e…
são poucas as pessoas.
É por isso que
existem
tão poucos poemas.”
Jogou-se no Sena
&
Rimbaud
Abre um entreposto em Harar
E escreve para a mãe:
“Agora não ando bem de saúde.
A perna direita, pelo menos,
está atacada de varizes que
me fazem sofrer bastante.”
Pede à mãe que
compre meia elástica
para varizes
(as de seda são as melhores)
Durante 12 dias
16 carregadores se revezam carregando
Rimbaud
em uma liteira
por 300 quilômetros do deserto
Envia um telegrama para a mãe:
“vão amputar-me a perna.
Perigo de morte.
Negócios importantes
a resolver”
na igreja vazia,
diante do caixão
com o corpo mutilado de Rimbaud
apenas
a mãe
e a irmã
&
Após o almoço,
Cesar Vallejo se deita,
para “descansar uns instantes”,
mas não se levanta mais.
Médicos não conseguem
diagnosticar a doença
que o consome
chama a mulher e dita:
“Qualquer que seja a causa
que tenha a defender
diante de Deus,
mais além da morte,
sei que tenho um
defensor”
demorada agonia
&
Leitor da imperatriz Augusta da Alemanha, em Berlim
Jules Laforgue cai de cama,
vítima de tuberculose.
Vive em apuros financeiros.
Toma ópio para suportar
a infecção pulmonar.
Nove pessoas acompanham
seus restos mortais:
dentre eles,
sua esposa
seu irmão
e cinco poetas
&
Charles Baudelaire
Tem saúde frágil
E dificuldades materiais
Credores e oficiais de justiça
vivem em seu encalço
sem dinheiro
para pagar o hotel onde morava
sem dinheiro
para cortar o cabelo
visita a igreja de Saint-Loup
cambaleia e cai
arde em febre
médico diagnostica
hemiplegia,
o que causa
afasia e agrafia
Demorada agonia clarividente
&
Voluntário e enfermeiro independente,
Walt Whitman
visita e toma conta
de milhares de soldados
feridos nos campos de batalha
da Guerra Civil
Depois, faz seu testamento,
compra um terreno no cemitério e
constrói um pequeno mausoléu,
Médico diagnostica pneumonia
Sábado de chuva fina
Autópsia de morte:
pneumonia,
tuberculose,
nefrite,
esteatose hepática,
pedra no rim,
cisto adrenal,
abscessos tuberculares
e paquimeningite.
Algumas dessas doenças
provavelmente foram
contraídas durante
contato com soldados
Certo dia escreveu:
“me entrego à terra pra crescer da relva que amo,
se me quiser de novo me procure sob a sola de suas botas”
&
Por diferentes caminhos
Todos eles perseguiram
A grande palavra nova
– Manhã luminosa desossada sem ruído
Agora nós dormimos
E em nossos sonhos eles correm
Desconhecendo fronteiras
Sob um sol difícil
* (Manhuacu-Brasil, 1965). Autor de Samplers (2000), Meu pequeno fim (2002), Sebastião Nunes (2008) y A fera incompletude (2011, 2012). Y en ensayo: Aço em flor: a poesia de Paulo Leminski (2001), Dez conversas (entrevistas con poetas contemporáneos, 2004) y Uma cidade se inventa (2015). Fue editor del Suplemento Literário de Minas Gerais (2004). Ha sido merecedor de Premios Culturales de Literatura de Bahia.
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Autor de Samplers (poemas, editora Relume Dumará, 2000, Prêmios Culturais de Literatura do Estado da Bahia), Aço em flor: a poesia de Paulo Leminski (ensaio, Autêntica, 2001), Meu pequeno fim (poemas, Scriptum, 2002), Dez conversas (entrevistas com poetas contemporâneos, edição bilíngüe, Gutenberg, 2004), Sebastião Nunes (Ed. UFMG, 2008), A fera incompletude (poemas, Dobra, 2011) e Uma cidade se inventa (ensaio-reportagem, Scriptum, 2015). Participa das antologias antologías Na virada do século: poesia de invenção no Brasil (2002), Poesia em movimento (2002) y Os cem menores contos brasileiros do século (2004). Foi editor do Suplemento Literário de Minas Gerais (2004).