Por Emilio Paz*
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La poesía es un punto.
5 poemas de Emilio Paz
Carta de despedida para un padre desconocido
Padre,
gracias por existir,
pero hoy me despido
de tus ojos llenos de dolor
de las montañas escondidas en tus hombros,
de los peces que germinaban de tus dedos
de la extensión del mar que principiaba en tus pies
de tus oídos que eran la última esperanza de Marte.
Padre,
me despido de ti,
tú que estás al otro lado del mar.
Siente mi abrazo,
cálido cándido sereno abrazo
que se confunde con olas de mar
pero que se vuelven fuerzas sobrenaturales
de un Dios que aguarda por ti.
Porque cuando estés al otro lado
no podré visitarte.
Pinocho
Pinocho no era de madera,
era de sueños.
Su nombre estaba escrito
sobre arena,
sobre hierro fundido.
Paradójico.
Pinocho era un sueño
de un hombre
que estaba muriendo.
Aeternus
El hombre es un ser temporal
como un río,
como un lago,
como la placenta,
como las estrellas,
como el vacío y la existencia.
Sujetos al tiempo, de la mano.
Pero el hombre se aferra a lo eterno,
a la posibilidad de detener el tiempo.
Juega a ser Dios,
pero sin ese aburrimiento de la quietud.
El hombre se mira frente a un espejo
y le reza a la imagen tensa
que descansa en la faz de la luna;
a ese conejo que vieran los antiguos
y que ahora verán sus nietos.
El hombre juega con la parábola y el engranaje
de un misterio que pueda ser resuelto.
El hombre se aferra a la eternidad
en el amor y en el verso,
como los artesanos de la belleza,
como los gurús de la sapiencia.
El hombre se aferra a la eternidad en un poema.
Puntuaciones
Un punto puede ser:
un par de enamorados
un par de esposos
un par de divorciados.
Un punto puede ser:
el final de un poema
el inicio de una estrofa.
Un punto puede ser artístico
como la contemplación
de Dante sobre el infierno.
Un punto es la pupila que observa,
es el cañón de una pistola,
es el canon de los cristianos.
Un punto
podría ser la génesis
de una composición
y a la vez
ser la mortalidad que persigue al poeta.
La poesía es un punto
en medio de todas las artes,
en medio de todos los conocimientos.
Platón y Aristóteles
no negarían el poema
cuando el artesano de la palabra
se vuelva en el único que contempla
la Idea primigenia.
El punto
podría ser esa idea.
Absolución
“Hoy te perdono»
dijo Dios
tras cinco rondas de whisky.
Pero yo estaba de espaldas
y no lo escuché.
Seguí bebiendo
en aquel bar
donde él
era el dueño.
Como respuestas
miradas atrapadas,
gemidos y orgasmos,
poesía que se escribe
a las tres de la mañana.
La luna tiene
lo que el ser humano no tiene:
la paz de cometer homicidio
y no sentir culpa de él.
*(Lima-Perú, 1990). Poeta. Es egresado por la Universidad Católica Sedes Sapientiae (Perú). Se desempeña como Profesor de Filosofía y religión. Escribe en Liberoamérica y administra el blog El Edén de la poesía. Ha publicado en poesía Septiembre en el silencio (2016), Laberinto de versos (2018) y La balada de los desterrados (2019), y la antología Discursos Estéticos (2019).