“La poesía es un arma muy poderosa”. Entrevista a Pablo Queralt

 

Por Augusto Munaro

Crédito de la foto (izq.) el autor /

(der.) Niña Pez Ed.

 

 

“La poesía es un arma muy poderosa”.

Entrevista a Pablo Queralt

 

El poeta argentino Pablo Queralt acaba de publicar Ópera (2019), su poemario numero veinticinco. Un libro que “brinda un camino entre el lirismo de la ópera y el propio lirismo de quien realiza la experiencia de los sentidos contemplando el espectáculo donde se conjugan los géneros”, según palabras del poeta Fabián O. Iriarte. Queralt viene desarrollando infatigablemente un universo propio y en continua expansión. Una cualidad notable en Queralt es la claridad expositiva que sabe aliarse, sin embargo, a un decir sugerente, cargado de misterio poético y la mayoría de las veces elusivo. Hoy, nos habla sobre Ópera de esta forma.

 

El poeta Pablo Queralt, leyendo.

Entrevista

 

Augusto Munaro [AM]: ¿Por qué la ópera, Pablo?, ¿qué te atrae de ella?, ¿cuál es su relación en función a la poesía?

Pablo Queralt [PQ]: Uno sabe y nunca sabe nada, en realidad creo que la ópera llenó un vacío que no pude completar en mí con otras cosas o tal vez sí parcialmente pero que la lírica colmó. En realidad, la ópera conjuga digamos tres elementos: el poema o el texto dramático o burlesco de la comedia, el teatro, y la más sutil, etéreas de las artes, la música. En esa teatralización acordada entre tenores, sopranos y un barítono interpuesto y el público se produce una suerte de efecto experiencia de los sentidos de la más amplia espacialidad que es materia de gozo y sufrimiento, allí las pasiones se desatan y nos incluyen dando riendas sueltas “a esa estela luminosa del corazón fascinado”.

 

 

[AM]: Contame como fue el camino de escritura y corrección de Ópera.

[PQ]: Es un libro que escribí en 2005 y luego de algunas correcciones lo dejé, más adelante al leerlo nuevamente en el año 2014 hice algunas modificaciones que me interesaban en fondo y forma y ya quedó definitivo el texto. Me sentí abordando una nave que atravesaba el lirismo de la ópera y mi propio lirismo, ya que por alguna razón u otra algún elemento de la ópera siempre cruzaba mis poemas, algo se hacía presente. Incluso con anterioridad al año 2009 publiqué un libro que es una oda lírica “Pavarotti” en admiración al gran tenor de Modena. En Ópera me resultó arduo y trabajoso el hecho de abordar dos pasiones la poesía y la ópera, a veces se contraponían o una prevalecía sobre otra y me veía subsanando espacios, vacíos y llenados en el texto, en realidad comprobé la frase de Cesare Pavese[1] en carne propia.

 

 

[AM]: El poemario se abre con un notable prólogo de Fabián O. Iriarte. ¿Cómo surgió esa posibilidad?

[PQ]: Hará unos 8 años hago un ciclo de poesía de lecturas en San Isidro donde también creé el Festival de San Isidro, y a uno de los festivales lo invité a Fabián O. Iriarte pues lo considero uno de los destacados poetas de la actualidad, a parte de su currícula universitaria donde da clases de literatura inglesa entre otras cátedras. Así fue que lo invité a realizar el prólogo de Ópera, nos juntamos en el Festival de Poesía de Mar del Plata, y allí aceptó mi propuesta y realizó un magnifico prólogo a mi entender que agradezco inmensamente.

 

 

[AM]: “Y ya desde camarines sale a Lohengrin/ Y en el romanticismo de esta agua que soñé/ en el rumor, en el silbido…”. La primera palabra que se me ocurre para describir tu poesía, es “precisión”. ¿En qué medida esa intensidad de las palabras se corresponde con la de tus vivencias?

[PQ]: Me agrada que hayas encontrado esa sensación, yo te agregaría precisión en las incertezas, eso es algo que interesa inmediatamente en los grados de intensidad que se van imponiendo necesarios en la composición del poema, diría que en esa casi musicalización de esencias que se mueven en las palabras casi notas que hacen su estética, su campo: contemplar en las vivencias del poema que en definitiva son las vivencias encontradas que no sé si son en algún modo las nuestras o se hacen nuestras.

 

 

[AM]: La siguiente pregunta, Pablo, es un tanto abstracta. Según tu criterio, ¿se puede hablar de poesía con convicción?, ¿hay certezas en la poesía?…

[PQ]: La convicción esta en dejarse llevar por el sentir poético, confiamos en ese juego, intercambio con lo “real”, en un estar allí para existir que nos llama y dirige el camino de la escritura en esa dimensión. Algo nos hace dejar de ser nosotros para tener un nuevo gusto por la vida. Como decía Girri: “la poesía esa herida abierta que sangra entre lo material y lo espiritual”. Esa es mi certeza. La poesía nos da ojos: se sueña o se reconoce en la divina ignorancia.

 

 

[AM]: Ópera, se articula a través de un pulso muy particular. Te leo un fragmento: “aparece esta tierra/ como arena mojada que hace recordar el mar// las sombras seguirán/ con algo que niega y algo que es ganancia bruta otro golpe/ en el pulso// el conjunto de decisiones que llegó hasta aquí como las obesas/ del fresco y las partituras”. ¿Qué operación estética marca el ritmo, el pulso de tu ars poética?

[PQ]: Bueno eso diría es muy difícil para mí determinarlo, hago lo que puedo con lo que tengo voy tomando, pienso en el sentido atento del poeta como observador y a su vez en una auto reeducación de los propios sentidos, yo diría agregando a lo dicho sobre el tema por el cinematógrafo Roberto Rossellini, para captar la realidad propia, la mirada que ayude a completar “la mirada” entre todas las otras como una más.

Intenté distintas estéticas que me interesaron para tratar distintos temas que abordé en mis libros, ya que siempre me interesó fluir en una unidad temática sobre mi posición, mi estética en cada libro. El pulso, la voz es siempre la misma en distintas variantes. Las modelizaciones operacionales cambian. Así en “Coca” una oda amorosa de mi trilogía erótica utilizo un lenguaje más bizarro, voluptuoso, del movimiento de esos estados de placer-angustia, o también en mi libro Perfume animal utilicé una estética de lo animal, la lucha, lo salvaje, la caza, lo depredador en lo humano o en Late la estética de la pulsión, lo incontrolable, el tono de lo que pulsa, lo que brilla, salta en esa amplitud y frecuencia de lo que es irremediable y donde quedamos expuestos  a su merced o en “ser y ser visto” intenté ir en un travelling entre la mirada y el actuar como en la película de Ettore Scola. Marcar el pulso de lo intimo, lo que no se dice y no se hace y nos decimos por dentro, lo que subyace. Esa poética me interesa. Vamos en esa dupla máquina-universo corrigiendo la agudeza de lo visto o entrevisto.

 

 

[AM]: Según tu entender: ¿todos los poemas están escritos para que se entiendan?

[PQ]: Me hacés recordar la frase “quién quiera oír que oiga”, por supuesto que no es tan lineal. Creo que hay distintos grados de entendimiento en el poema y para eso necesitamos una educación de los sentidos, que da la lectura y la apreciación de las distintas artes. Y el último y más potente entendimiento es captar esa esencia o espuma que dejan las palabras como olas que levantan ese espíritu de la cosa, lo que subyace y hay que mirar con ojos adecuados. Podría ser un entendimiento estilístico de lo bello en el poema o el sentido de las palabras o su esencia final su savoir faire, la sensación fuera de la ilusión.

 

 

[AM]: Leo los siguientes versos: “en la interrupción de lo planeado/ en el párvulo tremolar// otras se dan una refrescadita/ en la cara y en la turgencia del escote/ y la voz es siempre la misma/ (sopranos bellas envejecidas)”. Pablo, ¿la poesía es un despertar hacia otro grado de lucidez?, ¿por qué?

[PQ]: Sí, ya lo creo que la poesía es un arma muy poderosa también el teatro, en abrir una puerta, en despertar, nos pone en contacto con algo de nuestra esencia que va más allá de la película en que vivimos según los maestros espirituales, nos saca de la matrix o la manía en que vivimos y no nos deja observar algo más, nuestro ser en definitiva. La poesía hace conciencia que no es sólo intelectiva sino sensorial también, para poder captar quienes somos, podemos contemplar libres sin ser sometidos a la mente.  Estar en el instante, ni siquiera el presente pues al decirlo ya fue, y allí tal como dice Bonnefoy en un poema suyo que acabo de traducir “el mundo se muestra al desprenderse del sueño”. Y en definitiva lo dicho por los románticos ingleses Shelley, Wordsworth, Coleridge y los demás “una cosa bella es bella por siempre”. Algo que la poesía debe dar, hacer mejor la vida, también por aquello de que no digas algo que no pueda superar al silencio.

 

El poeta Pablo Queralt.

 

[AM]: Claridad lexical en función de analogías potentes. Leo un ejemplo: “pero Toscanini sueña en cubierta/ ama y flirtea a sus bellas sopranos/ en el océano de arias y óperas/ que cruzan su mente”. ¿Qué significa para vos la “expresión”?

[PQ]: Es darse, llegar al otro, ser con el otro, en definitiva, lo unitivo en la vida. Aquello que nos completa, que nos une. El gesto de las palabras, lo teatral que hay en el poema. Lo pequeño en lo máximo, el contraste del dulce dolor que nos constituye. Ser luz en lo oscuro, ahí cuando se estrechan o se mustian las posibilidades.

 

 

[AM]: Mirando hacia atrás en el tiempo y haciendo un balance. Pienso en Nací en el cine, Late, Ser y ser visto, Perfume animal, Raros sentidos… ¿Podés reconocer algunos autores que gravitaron en tu formación poética?

[PQ]: Resulta un poco difícil, pero de cada poeta se puede tomar algo, algo te deja. Pienso en Ashbery, Lezama Lima, Sarduy, Viel Temperley, Vallejo, Ortiz, Bonnefoy, los herméticos italianos… Incluso en otras artes, el cine, por ejemplo, la pintura, la música hacen a una influencia estética en mí. Cage es un resumen de esto último, para mí es un repertorio de poesía.

 

 

[AM]: Un libro al que regresás con frecuencia y por qué.

[PQ]: La Divina comedia del Dante Alighieri y el Libro del desasosiego de Fernando Pessoa. Son como epopeyas abarcativas del ser. Una épica del ser. Una enseñanza nueva con la mirada y el tiempo de cada vez que uno vuelve a sus escritos.

 

 

[AM]: ¿Se le puede asignar alguna función a la poesía?

[PQ]: Su función sería ser poesía. Aquello que pasa y casi no vemos o no vemos. Embellecer la vida de todos. Un libro muy interesante al respecto y del que aprendí mucho es Función y critica de la poesía” de T. S. Eliot: “Cuando los labios no pueden besar pueden cantar”.

 

 

[AM]: Juan Ramón Jiménez cierta vez dijo que la poesía es “un intento de aproximación a lo absoluto por medio de los símbolos”, ¿adherís a su idea a la hora de escribir?

[PQ]: Creo que él decía el mundo se acaba cuando uno muere, no creo ni en lo uno ni en lo otro. Creo que todo es un continuo karmico, que la muerte es la última mentira de la mente. Que la totalidad o lo absoluto esta en la poesía ya sea en una simple metáfora como en una bella palabra, o en un haiku, o en la esencia que deja el poema en esa fragancia, ese perfume que se hace asequible al alma entrenada en el ejercicio de la lectura o del reconocimiento poético “ese polvo que deja al pasar el caballo, las partículas de ese polvo que son las palabras que toma el poeta para escribir el poema”, en palabras de Lezama Lima. La totalidad, la posibilidad de un estar ahí se juega en las esencias que van en los poemas, todo ese universo incorporal infinito para ser contemplado, para estar fuera de tiempo y espacio. Los símbolos creo que sí dan potencialidad a lo ausente y lo hacen presente en el inconsciente maquínico, cristalizan la finitud en su territorialidad.

 

 

[AM]: ¿Qué lugar ocupa la erudición en el proceso escritural?

[PQ]: Hablamos de erudito como del que domina un saber, un conocer, esto es bueno, llegado el caso de Borges por ejemplo. Podría haber dos tipos de erudición: la del saber general o en particular de una materia y la erudición poética que creo es la que más importa en poesía, como una forma o el medio de llegar, el logos de los griegos. O también el pathos. La sabiduría de las cosas, aunque simples bastan para hacer un poema bello, interesante, hasta verdadero, necesario.

 

 

[AM]: ¿Y el oído?

[PQ]: Ahí la transversalidad: escucho, pienso, siento, adhiero, rechazo, se hace rizoma, ya el que era no soy. Todo va modificándose, muta, transmuta, traspasa, es un movimiento incesante, soy atravesado por lo captado. Es una forma de renovar las materias de expresión. Allí el paradigma estético, el gusto, mi verdad trascendente, mi modelo estético, mi composición. El oído de la piel, del corazón, del perfume, del gusto todo se hace sentido. Para allá si para acá no, es el trabajo para enriquecer, reinventar un universo que se hace poema. Ese sería el oído, lo que escuchan los sentidos, el ser que se hace presente y del cuál el poema depende: su felicidad, su éxito.

 

 

[AM]: ¿Cuál es hoy el horizonte de tu escritura?

[PQ]: Fluir instante a instante, ser feliz en la vida y en el poema, dije en mi libro raro sentidos “soy el que no tiene imagen ni finisterre el que sigue cuando le entregan estas palabras en la mañana y todo se derrumba todo lo otro es lo mínimo de mí el mitema el fabulema lo que no termine de escribir y mi cuerpo pensó “

 

 

[AM]: Tres palabras que ayuden a definir a Pablo Queralt.

[PQ]: Amar la vida.

 

 

 

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[1] “Lavorare stanca” frase del poeta y título de un poemario suyo, en español significa “Trabajar cansa”.

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina). Poeta, traductor y médico. Es curador de poesía y creador del Ciclo de Poesía en la Biblioteca de San Isidro y del Festival de Poesía de San Isidro, fue colaborador del suplemento cultural del diario El pregón de Jujuy y Diario Punto Uno de Salta. Ha traducido a autores como Yves Bonnefoy y Thom Gunn.

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