Por Adrián Huamán Araujo*
Crédito de la foto el autor
La luna brillando en sus espaldas.
5 poemas de Adrián Huamán Araujo
Arqueología del cuerpo
me observo en el espejo
y soy incapaz de percibir mi cuerpo.
ante mí se yergue en su lugar
una ciudadela milenaria
paredes de piedra y arena
una necrópolis repleta
que se me acumula desde los tobillos.
no soy uno
ya no.
de las rodillas para abajo
hay muchos niños que corretean.
a uno no le gusta que le den lecciones nuevas
y golpea con un libro la cabeza
de otro que sangra por diferente.
lo pretende convertir en párrafos
pero no pretende leerlo
devolverle la vida.
se limita a creer que ya conoce todo.
observa al que hace amigos y al que hace silencio
intenta acercarse
entenderlos
pero no es suficiente.
el hilo en su cabeza quisiera desentramarse.
llego a la unión de mis piernas
y a estas alturas la testosterona es poderosa.
el niño es más tarde un adolescente ansioso
con fetiches por lo exterior
crédulo de haber encontrado en camas ajenas
el máximo disfrute
el poder que en cualquier otro sitio parecía serle negado.
desnudo y con otro
se vuelve más difícil encasillarte.
sin ropa ya no pareces un vagabundo
tampoco te ves exitoso adinerado o trabajador.
sin ropa se ve que sigues siendo un crío llorando desesperado.
cuando llego el esternón
ya ha habido tempestades de vértebra.
alguna lección de soledad ya se habrá aprendido
o tal vez ninguna.
de qué sirve defender tu verdad argumentada (resuena en el aire)
si nadie es alfabeto de argumentos
si el impulso de caverna siempre puede más.
le regalas confianza a otro y te deja eviscerado al sol
pides ayuda para bajar del barranco y se columpian en tus intestinos
tomas venganza jugando con huesos ajenos y te explican que es mejor amarlos
crees que ya has aprendido hacerlo y tu apariencia no te permite ser amado
sufres porque dices que no te aman y no quieres ver más allá de la piel ajena
aprendes a ver bajo la piel ajena y de pronto todo es mugre
empiezas a encontrar las perlas en la mugre y te reclaman por pensar como otro
le dices otro a otro y ninguno puede entender que las leyes las ponen los humanos.
el abrazo nunca llega a concretarse.
soliloquio.
cuando llego a la garganta
me pregunto cuántas voces tengo realmente
y si el día de la fiesta de despedida
todas van a caber en este anfiteatro de polvo.
si al final de este relato el sabelotodo amará
al inocente
al promiscuo
al vulnerable
al desalmado
al frágil
al cruel
al que pisó con odio lágrimas ajenas
al que ha hecho coraza para no aprender a perder.
o tal vez no ocurra otra cosa que lo común
la fiesta convertida en otra batalla campal
la más épica
enredada en el mismo hilo sin desentramar.
me observo en el espejo
y admito que no soy uno solo.
seguro me mirarás con asco
pero guardemos la calma.
yo me encargo de concretar el abrazo.
es probable que el contacto me mate intoxicado
pero el día que observes tu espejo
palpes tus paredes de arena y de piedra
el día que te escuches te entiendas
y dejes de matar las voces que te viven
tal vez también te vuelvas un nuevo mártir
de toda la bilis excesiva que aún nos queda por depurar.
Plegarias
a quién le rezan los ríos
cada vez que parten por desgaste
una nueva roca dormida
a quién suplican las rocas
para que no les falte calor ni cama
de pasto donde estirarse
a quién le pide el pasto estrellado
para recibir por la mañana
las lágrimas frescas del mismo monte
a quién le agradece el monte
las cosquillas de cada raíz
de árbol en perenne sueño
a quién le susurran los árboles
sus más troncales deseos
su miedo a ser arrancados
su lujuria por la brisa de verano
la risa en sus tatuados pulmones
la luna brillando en sus espaldas
y si ellos
son todo el dios que necesitan
y si dios
debiera limitarse a observar
Mientras giramos en espiral hacia el desagüe
has dejado
de meterte entre las sábanas
dormitas tres horas diarias
cubierto solo de la manta
parchada con cielo limeño.
no hace frío no tanto como antes
pero sigues al borde
del precipicio.
existe un limbo te han dicho
oculto entre lenguas ajenas
y tu propia lengua
latidos bombeando en otros
y tu propio latido bombeando.
te has quemado el paladar
no esperaste el momento de enfriar.
respiras moho pantano lodazal
no esperaste en la orilla correcta.
tu mente agota su fusible
queda transparente
y tan vacía como
el hombre bañándose en oro líquido
el joven deseando respirar oxígeno
de una molécula de agua.
qué te pasó
en qué momento flaqueaste
decidiste dejar de abrigarte
tapizar el estudio con cera blanca.
no puede ser tan difícil regresar
no puede costar tanto dejar
de preguntarse por qué
el amarillo es amarillo
y no otro color
por qué un gato negro no puede
ser más que un gato negro.
todo está tibio
el agua
los hombres
la vida
tú.
ya no nos quedan verdades completas
aguas completas
hombres completos
vidas completas
tú completo.
dónde estás por qué ya no
duermes de noche no
te metes en las sábanas.
por qué te cuesta salir de tu limbo.
no hay tiempo para nada verdad.
no hay tiempo para el agua
no hay tiempo para los hombres
no hay tiempo para la vida
no hay tiempo para tú
salir del tifón.
no hay tiempo ni para atarte
los zapatos mientras
tu sueño sigue proyectándose
en la pared
en las venas
de un cuervo constante.
Post Mortem
II
es seductora la idea
de dormir como cuando vivo
en fetal
asustado por el exceso de ruido.
es seductor que carguen mi cuerpo
esculpan y pinten mi sarcófago
y le permitan (a mí con él) mirar desde el peñasco
todas las albas
de la vida que le queda a la tierra.
pero se me ocurre un mejor camino
menos autocomplaciente.
mejor si me toman y me desnudan.
mis vísceras que tanta vida me han dado
habrán de darle vida a la tierra que me abraza
como a su huérfano pródigo.
siembren sobre mi pecho ya silencioso
un árbol melancólico
de los que aprenden a sonreír para que los abracen.
acércate y toca.
te estoy pidiendo disculpas
por haber sido demasiado
por no haber sido suficiente
por opacarte
por decepcionarte.
te pido disculpas desde el tacto de mi tronco nuevo
el rumor de mis hojas mudas
las pupilas de todas mis flores
y sobre todo
desde el fruto que te regalo
de carne jugosa festiva
de semillas cargadas de ansiedad inherente.
en este mordisco que me das te pido disculpas
y te ofrezco vida
para que mi paso no haya sido en vano
para que mi sombra haya sido útil
para que tú que me comes te tengas menos miedo al mirarte a los ojos.
Ritual de Despedida
me escoges porque soy la más roja
(la verde es muy ácida
mala idea para después)
penetras mi pulpa con tu llave oxidada
mi jugo llora el cemento y uno de tus brazos
penetras de nuevo desde arriba
conectas
soplas y los residuos azotan el césped
en la segunda boca posas la luz
y el verde me inunda desde la primera
repites el proceso con nostalgia
hasta cuándo se irán de vacaciones
los colores exaltados
y los sonidos extrañamente revestidos de gala
(mejor no pensar en eso)
al terminar con el rito
(siempre a escondidas)
tomas mi dorso y lo acaricias
como si quisieras devorarme mientras el barco se hunde
hoy has decidido despedirte
fue tu decisión final
y ahora, casi como por venganza,
me miras cansado
me arrojas al vacío del plástico
(incorrecto contenedor: este es para vidrio)