Nota crítica y selección de poemas por Aleyda Quevedo Rojas
Poemas por Álex Fleites*
Crédito de la foto Josep Vicent Rodríguez
La arena fluye más rápido que siempre.
La poesía de Álex Fleites
La arena fluye más rápido que siempre. El ritmo y la temperatura del mundo (desolador y doloroso postpandemia y en guerra) en este momento parecería condensado en este verso del escritor Álex Fleites, que pertenece a un poema de su hermoso libro titulado Ángel con ala rota, publicado por Ediciones Matanzas, Cuba, 2019.
Durante mi estancia en La Habana, en el reciente febrero 2022, Álex me entregó su libro con una dedicatoria conmovedora, porque me develó que desde que nos conocimos han pasado más de 20 años y seguimos profesando la misma fe necia: la poesía es revitalización, libertad y refugio constante. La poesía sirve para combatir el individualismo, aunque el ejercicio de leer, siempre sea más gozoso en soledad.
Olas brillantes, olas altísimas y espumosas, olas altaneras y vibrantes como las que desbordan el malecón habanero en los días de frente frío, así como esas olas, son varios de los poemas que Fleites nos entrega en este libro tierno y de dolorosa belleza, tanta belleza que es posible recobrar un soplo de energía, y así volver a creer que el sufrimiento, la enfermedad o el desamor, son solo espejismos… esas olas de filigrana erótica plasmada en los poemas breves de la segunda parte del poemario; olas de impulso cósmico como los de la sección III titulada: “con las palabras que no sabes”, donde caminamos en silencio ensordecedor de la mano del monje azafrán por las laderas del espíritu, el caos, la muerte y la desolación. Olas de ternura y luz como en el poema dedicado a su madre, que hace parte de la selección que he realizado para esta entrega.
Piedad Bonnett, gran escritora colombiana, anota sobre la poesía de Fleites
“los poemas de ángel con ala rota son ágiles, tienen la levedad del agua entre los dedos. Pero nadie se engañe, porque debajo de su aleteo travieso, de su lógica inesperada, de sus juegos repentinos de lenguaje, de su humor sutil y de su tono desprovisto de estridencias, laten la desolación, el dolor contenido, la melancolía, el cansancio y, sobre todo, la conciencia de lo ido, de lo efímero, de la belleza que nos abisma a lo indecible. La cotidianidad, el amor, el poder del instante, el poema mismo, son algunos de sus temas”.
Franco Berardi, filósofo italiano contemporáneo, señala que
“La poesía sí existe, pero no sabemos definirla, justamente porque escapa a todas las definiciones, aunque podemos decir que la poesía es la creación de un mundo intersubjetivo que nos permite vivir y compartir la experiencia de un flujo imaginario, de un ritmo, de un cosmos lingüístico”.
Los ritmos que la poesía de Álex Fleites marca en este libro, definitivamente nos permiten vivir una realidad menos violenta y caótica, y mucho más revitalizadora y libre, más solidaria. Sus poemas son soplos de energía e imaginación, capaces de mostrarnos un tomate rojo como el sol caribeño o las canciones de Lecuona como la carne de la nostalgia. Fleites es uno de los poetas más relevantes e ingeniosos de su generación.
7 poemas de Álex Fleites
mantra
practicar el silencio
no porque se hayan
agotado las palabras
sino para que cada día
aumenten
las cosas por decir
el silencio
comunión
y asentimiento
el silencio
una puerta
infranqueable
aunque abierta
una casa en el aire
con paredes de cristal
y un lecho de nubes
una casa donde no tengan
que llamar
los amigos para entrar
con ventanas que borren
la distancia
entre los ojos y el paisaje
una casa sin
paredes para decorar
estas serán de agua
y tendrán los colores
cambiantes de la luz
una casa modesta
con café siempre en la marmita
y la música llenándolo todo
la música
que hacen las muchachas
de la isla
al caminar
con olor a canela
(y ecos de nazoa)
mi madre y yo
hacemos equilibrio
en la línea del tren
mientras vamos silbando
canciones de lecuona
ella está tristemente feliz
porque asiste a la caída de la tarde
yo voy pisando fuerte
muy derecho
porque soy el guardián
de la damisela encantadora
que es mi madre
esto sucedió hace muchos muchos sueños
podíamos cantar hasta quedarnos
sin una gota de voz
y seguir cantando
con las manos
los ojos
en aquel tiempo
mi madre era un vestido
repleto de flores
una mano en la frente
con olor a canela
entonces todo tenía que ver
con la belleza
ángel con ala rota
para v. r. Bonachea
fuera de su androginia
no hay sobre los ángeles
nada universalmente establecido
algunos picotean en las frutas
pero otros se alimentan
de los insectos de la luz
que mezclan con mieles
fotografías viejas
y notas escapadas
de los labios de miles davis
no se anuncian
menos se despiden
están o no sobre la mesa de amasar el pan
entre los juguetes de los hijos
atrapados en las páginas de un libro
o pasando alegremente
la tiza chirriante
por la pizarra de los ojos
descienden lo mismo
sobre un cuerpo de mujer
que mueven los eternos balances
donde los viejos sin memoria
fingen soñar con los días felices
orinan contra los espejos
se congregan por millones
en las cabezas de los alfileres
y nos lanzan compasivas miradas
mientras cambian las cosas de lugar
porque el orden de aquí abajo
las puede enloquecer
ah los ángeles que se dejan ver
solo si pierden un ala
que es como decir las ganas de volar
y se ponen a dar tumbos
a opinar de cada cosa
a cubrirnos el pecho
con su manto terrible
si
enciendes
mi
sexo
puede
ser
un
cirio
un
cetro
una
espada
ofréndate
toma
todo
el
poder
hiérete
de
luz
tu
cuerpo
es
el
puerto
navego
quedar
fondeando
en
ti
en
ti
hay
remansos
rápidos
cascadas
hacerte
el
amor
es
como
lanzar
al
agua
un
madero
*(Caracas-Venezuela, 1954). Poeta, narrador, editor y curador de arte. Ciudadano cubano. Filólogo por la Universidad de La Habana (Cuba). Obtuvo el Premio Julián del Casal (1980). Ha publicado en poesía A dos espacios (1981), Alguien enciende las luces del planeta (2014), entre otros; y en narrativa Canta lo sentimental (2016) y como compilador Hacer y deshacer el amor (2017) e Historias cubanas de cronopios, famas y esperanzas (2018).