Vallejo & Co. ofrece una entrevista histórica de Víctor Rodríguez Núñez a Jorgenrique Adoum (1926-2009) así como una breve muestra de su poesía, para celebrar la publicación en Estados Unidos de prepoems in spanish and other poems. Se trata de una edición bilingüe (español/inglés) de tres libros claves del gran poeta ecuatoriano: Currículum mortis, Prepoemas en postespañol y El amor desenterrado, publicada por la editorial estadounidense Action Books (www.actionbooks.org) y traducida por Rodríguez Núñez y Katherine M. Hedeen. En sus páginas no solo se presentan estos versos revolucionarios al lector de lengua inglesa, sino que además se rescatan en una edición al cuidado de Alejandra Adoum para los propios lectores hispanohablantes.
La presente entrevista fue publicada, en origen, en Magazín Dominical de El Espectador 381 (12 de agosto de 1990): 18-21. Reeditada en La poesía sirve para todo (La Habana: Unión, 2008). No se han introducido en el texto cambios sustanciales.
Por Víctor Rodríguez Núñez*
Crédito de la foto (izq.) Ed. Action Books /
(der.) el autor
Jorgenrique Adoum.
Yo me fui con tu nombre por la tierra
Había oído decir tantas cosas de Jorgenrique Adoum que, al solicitarle la presente entrevista, tomé no pocas precauciones. Para mi sorpresa, aceptó con una amabilidad casi sobrenatural e instantes después platicábamos.
Fue a mediados de los años 80, en un bar del Hotel Riviera, en La Habana. Acababa de paladear el primer whisky del día y luego le vi vaciar toda una botella. No me invitó, pero lo disculpo pues yo me encontraba en plena jornada de trabajo.
Me habían dicho que el ecuatoriano era hombre en extremo riguroso, duro, polémico, incapaz de hacer concesiones. Pero al cabo de unos minutos de conversación, me di cuenta de que estaba sólo ante “el turquito indio” del que hablara Cortázar.
Adoum nació en Ambato, Ecuador, en 1926. Hizo estudios de Filosofía y Derecho en la Universidad de Santiago de Chile. Fue profesor de literatura, editor de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y Director Nacional de Cultura de su país.
Sus poemarios claves son Ecuador amargo (1949), Relato del extranjero (1955), Los cuadernos de la tierra (1952-1962), Yo me fui con tu nombre por la tierra (1964), Curriculum mortis (1968), Prepoemas en postespañol (1979) y El amor desenterrado (1993). Hay varias antologías de su obra, una de las más sólidas de nuestra lengua y de nuestra América, y siempre tengo a mano: Informe personal sobre la situación (1973) y No son todos los que están: Poemas, 1949-1979 (1979). Publicó las piezas de teatro El sol bajo las patas de los caballos (1973) y La subida a los infiernos (1977). Por su novela Entre Marx y una mujer desnuda (1976) recibió en México el Premio Xavier Villaurrutia.
Su antología Poesía del siglo XX debería ser reeditada, pues constituye una de las más importantes muestras de la lírica contemporánea. Este cronista la distingue entre sus experiencias fundamentales como lector.
Entrevista
Víctor Rodríguez Núñez [VRN]: Jorgenrique, ¿cómo fue que llegaste a la poesía?
Jorgenrique Adoum [JA]: Es difícil rastrear los verdaderos orígenes de nuestro encuentro. Recuerdo que en el colegio organizaban todos los años un concurso de tema obligado en el que siempre ganaba premios. Aunque la participación era forzada yo lo hacía con gusto, así que ya desde entonces había un embrión de vocación. Después tuve un profesor de literatura que, en lugar de referir títulos y autores, enseñaba a leer. Él me prestaba sus propios libros, que eran de una gran calidad; a los 17 años yo había leído autores como Proust, Kafka y Mann. El deslumbramiento que me produjeron estas obras me llevó de los ejercicios de preceptiva literaria al ejercicio de la poesía. Y esto último con los años se me convirtió en una especie de vicio.
[VRN]: Este largo camino, ¿lo tomaste solo o acompañado?
[JA]: Sin buscarnos, como por casualidad, nos encontramos varios aspirantes a escritor y formamos lo que se llamó el Grupo Madrugada. Esto fue —para los que le interesan las fechas— en 1944. No constituíamos propiamente una generación literaria, pues carecíamos de una sensibilidad y de un programa común. Entre nosotros los había románticos, místicos esotéricos y hasta dados a la poesía política. En resumen, sólo nos unía la edad y, hasta cierto punto, la amistad.
[VRN]: ¿Cómo ves tus textos de esos años? No los recoges en tus antologías…
[JA]: Cuando uno no es un genio, lo hecho antes de los 20 años —e, inclusive, de los 30— es sólo intento, aproximación. En mi caso, además de una pasión incontrolable, ha habido siempre una práctica, una disciplina constante. Puedo decir que he escrito prácticamente todos los días de mi vida, aunque casi todo ha ido a parar al canasto de la basura. Me interesa mi propia obra a partir del momento en que integra la voluntad de la poesía y la identificación con mi país. Es decir, desde Ecuador amargo.
[VRN]: Tú naciste de padre y madre libaneses, ¿no?
[JA]: Así es. Pero nunca sentí aquello que llaman los lazos de la sangre; no aprendí la lengua de mis padres, ni conozco siquiera un sólo país árabe. Hechos que hoy lamento, claro está, pero que prueban una temprana identificación con mi patria. Yo no recuerdo haber escrito nada que no se relacione con Ecuador o con América Latina. Esto, en el plano político, moral, humanista pues, en el del oficio, se deben reconocer las ventajas y las desventajas de mi relación con Neruda. Recuerda que, durante casi tres años, entre 1945 y 1947, fui su secretario privado. Prácticamente vivíamos juntos, le copiaba sus poemas, corregía las pruebas de sus libros.
[VRN]: ¿Cuáles fueron esas ventajas y desventajas?
[JA]: Con Neruda aprendí que se podía hacer una poesía política de alta calidad literaria; con esa convicción he trabajado todos estos años. Al pueblo no debemos ofrecerle cosas simples, fáciles de comprender, si no lo mejor, lo más elevado. Pero el influjo que Neruda ejercía en la poesía de toda la lengua fue aún más intenso y decisivo en mí. No sabes lo que me costó quitarme ese peso de encima, y debo reconocer que fue el propio Neruda quien primero me advirtió sobre lo nocivo de su influencia. El hizo una buena crítica de Ecuador amargo, pues me hizo ver los valores del libro y a la vez me sugirió librarme de un Neruda que no me hacía falta.
[VRN]: ¿Cómo lo lograste?
[JA]: Bueno, me administré ciertos antídotos. Para los poetas, en cualquier época, hay dos opciones generalmente opuestas. Ante mi generación se abrían, bien el camino de una poesía ampulosa, llena de adornos, barroca —como la de Saint John Perse—; o bien el de aquella que es puro hueso —como la de Eliot, Mayakovski, Prevet. Yo seguí a los antinerudianos hasta encontrar mi propio camino; y no digo mi propia voz, porque en realidad he sido siempre medio afónico.
[VRN]: ¿Cómo valoras hoy a Neruda?
[JA]: Como uno de los poetas más grandes de nuestra lengua, sólo comparable a Darío y Vallejo. Me indigna la mala fe con que algunos tratan de juzgarlo por sus cosas menos buenas. Él solía decir que todos los poetas prolíficos —y se remitía siempre a Víctor Hugo— se repiten y que no había que juzgarlos por sus repeticiones. Neruda escribió demasiada poesía de circunstancia, movido más por su calidad de militante político que por su militancia poética, pero escribió también libros insuperables. Él es como un pájaro inmenso que cubrió con sus alas todo nuestro continente y ese otro continente que es la poesía.
[VRN]: Y de Vallejo, ¿qué puedes decirme?
[JA]: Que siempre es actual, moderno y que no pasa de moda. No sólo fue el paradigma de nuestra generación, sino que se sigue leyendo con igual énfasis. Ahora bien, me molesta mucho que se afirme a Vallejo negando a Neruda, es decir, que se contrapongan en términos absolutos. También Neruda es actual, moderno y no ha pasado de moda. Si bien no fue el paradigma de nuestra generación, podría serlo en el futuro de otra. En esencia, Vallejo y Neruda forman una unidad indisoluble, el núcleo central de la poesía latinoamericana del presente siglo.
[VRN]: ¿Qué opinas de Confieso que he vivido?
[JA]: En primer lugar, que es un libro espléndido, con capítulos que nos revelan al Neruda esencial, y otros no tanto, donde deben haber metido la mano ciertas personas. El haberlo conocido íntimamente y el carácter póstumo de esta obra son razones muy poderosas para dudar de la autenticidad de no pocas de sus páginas. Juraría que no fue Neruda quien escribió algunos de los juicios allí vertidos, pues el poeta del Canto general era un hombre en extremo generoso.
[VRN]: A mí siempre me ha parecido un ser humano excepcional…
[JA]: Siendo su secretario fui testigo de cómo respondía, con severidad pero siempre con palabras de aliento, a los requerimientos que le hacían los jóvenes poetas de Latinoamérica. No le molestaba tenerse que leer aquella enorme cantidad de manuscritos, casi todos de dudosa calidad, y de hacerles a sus autores al menos unas líneas de estímulo. No puedo olvidar en particular una de aquellas cartas, en que recomendaba a un joven poeta argentino, en el que veía talento pero torpeza formal, leer sobre todo la obra de Rafael Alberti. Es decir, que Neruda no se reconocía a sí mismo como un maestro de la forma, y que creía al poeta español un paradigma en ese sentido.
[VRN]: Después de convertirte en antinerudiano, ¿continuaste siendo amigo de Neruda?
[JA]: Por supuesto. Lo vi por última vez en París, donde cumplía una importante misión política, como embajador del Gobierno de Allende. Me invitó un día a almorzar y entre los invitados estaba García Márquez, quien había viajado desde Barcelona —donde vivía entonces— sólo para cumplir con la invitación. Esa tarde le oí decir al autor de Cien años de soledad una frase muy hermosa: “al maestro nunca se le puede decir que no”. A ninguno de los presentes nos confesó que recibiría el Premio Nobel, noticia que conocimos por la prensa dos días después. Invitar precisamente a García Márquez, el próximo Premio Nobel latinoamericano, a quien el Premio Nobel anterior de nuestras letras, Miguel Ángel Asturias, había acusado de plagiar a Balzac, me sigue pareciendo un gesto de grandeza.
[VRN]: Se habla de dos etapas en el desarrollo de tu poesía…
[JA]: Sí, coincido en este punto con la crítica. La primera termina a inicios de los años 60, con el último de Los cuadernos de la tierra; fue escrita fundamentalmente en mi país, como una búsqueda hacia atrás donde idealizo la historia. En lo formal, se trata de una poesía un poco retórica, que abusa de la metáfora y que se vale de un lenguaje príncipe —es decir, alejado de la vida cotidiana. La segunda etapa, que llega hasta nuestros días, ha sido concebida en lo fundamental fuera de Ecuador —pero con una perspectiva más amplia, más latinoamericanista— y toma el presente por las astas. Estilísticamente, se trata de una lírica coloquial, desnuda de metáforas y otros artificios, muy directa.
[VRN]: Como la de Roberto Fernández Retamar y Fayad Jamís, para mencionar sólo a poetas cubanos.
[JA]: Exactamente. Debo reconocer lo mucho que influyó en mí el viaje que realicé a Cuba en 1968, como invitado a un congreso donde se debatió sobre la problemática cultural del Tercer Mundo. Allí hice algunas intervenciones que, por lo sinceras, por lo consecuentes conmigo mismo, provocaron la risa de los delegados. Los ecuatorianos tenemos un gran sentido del humor, nos pasamos la vida haciendo chistes, pero cuando nos sentamos ante una página en blanco nos ponemos demasiado serios, solemnes, importantes y olvidamos quiénes somos. Desde aquella experiencia en La Habana me propuse escribir como soy, y aquí me tienes.
[VRN]: Tú, que has trabajado diversos géneros, ¿por qué no hablas de la especificidad de la poesía?
[JA]: Cada género implica una forma específica de trabajo. Cuando se escribe una novela, una obra de teatro o un ensayo, uno puede trabajar con horario fijo. Quieras o no quieras, llueva o haga sol, como un empleado de oficina. Con la poesía esto no es posible. Yo desconfiaba mucho de la palabra inspiración, pero he terminado por tolerarla: la prosa se hace con ideas y la poesía es la constancia de un estado del espíritu. Si estás escribiendo un poema y suena el teléfono y te levantas a contestar, ese poema definitivamente quedará alterado; será mejor o peor, pero ya no será el mismo.
[VRN]: Se te acusa de ser un poeta algo pesimista…
[JA]: Yo digo siempre que pesimista es un hombre que ha sido durante mucho tiempo optimista. Más que pesimista soy un poeta que asume una actitud objetiva ante los seres y las cosas. Además, no hay muchas razones en el mundo de hoy para ser optimista. El mío es más bien un pesimismo crítico, nada derrotista, que no acepta lo que está mal como algo definitivo. Ante la fugacidad de la vida y la perennidad de la muerte, ante lo abundante del dolor y lo escaso de la felicidad, no podemos hacer nada. En cambio, podemos luchar contra la discriminación racial, la explotación del hombre por el hombre, y tener éxito. En fin, no creo en el optimismo exagerado de algunos poetas comprometidos; además, como dijo Engels, las soluciones no las pone el autor sino el lector.
[VRN]: Poeta comprometido, ¿asumes este término?
[JA]: En realidad, todos los poetas estamos comprometidos con algo o con alguien, pero el término ha sido reservado a quienes nos solidarizamos con las causas populares. Un lamentable ejemplo: Octavio Paz es un poeta comprometido sólo que con el otro bando, con nuestros enemigos. Creo que debemos tener el valor, la dignidad necesaria para merecer un término con que se califica, entre otros, a poetas como Roque Dalton. El poeta de hoy no debe decir su profecía y sentarse a esperar que ésta se cumpla, sino trabajar también para que su profecía se haga realidad. Claro está, para lograr una poesía revolucionaria no basta con el mensaje de izquierda; se debe contar además con una forma renovadora, de vanguardia.
[VRN]: Como ha dicho García Márquez, el primer deber de un escritor revolucionario es escribir bien.
[JA]: Que no se vaya a molestar Gabo, pero esa frase no es suya; es de Mao. El sentido común nos revela que el primer deber de todo revolucionario es hacer bien lo que le toca hacer, sean bombas de contacto, carreteras u obras literarias. Conste que escritor revolucionario no es sólo aquel que escribe sobre huelgas, manifestaciones o acciones guerrilleras. A Cortázar se le criticaba porque no hacía literatura política; por eso él escribió el Libro de Manuel, que se considera su obra menos lograda. Lo que sucede es que Cortázar no era un creador de ese tipo de literatura, lo que no implica ni mucho menos que no sea un escritor revolucionario. Si todo acto es político, todo libro también lo es; Rayuela, a mi juicio, es un manual subversivo. Para un buen escritor existen muchas maneras de contribuir a la transformación de la sociedad.
[VRN]: Te oí decir que hubo escritores que si bien no lograron cambiar la sociedad al menos transformaron la sensibilidad.
[JA]: Pensaba en Joyce, que no pudo poner sobre bases más justas la sociedad irlandesa de su tiempo, pero contribuyó a que prendiera una nueva sensibilidad en todo occidente. Proust no transformó en nada la Francia de su época, pero nos reveló las miserias humanas de la burguesía agonizante. Lo mismo sucede con Fitzgerald, cuya obra no incidió directamente en la Norteamérica contemporánea, pero sí denunció la podredumbre de su clase dirigente. Por lo general, uno puede escribir con propiedad de una clase, eludir la caricatura social, sólo cuando uno pertenece a esa clase. Se da el caso incluso de escritores reaccionarios que, sin embargo, nos han legado una obra revolucionaria; como Balzac.
[VRN]: Entre Marx y una mujer desnuda te ha dado algunos sinsabores…
[JA]: Desgraciadamente; y creo que el escándalo se debió al provincianismo que padecemos en Ecuador y, por lo general, en todos nuestros países. La gente trata de encontrar detrás de cada personaje de ficción, forzosamente, a una persona conocida, alguien de la vida real. Me molesta esta actitud porque supone reducir el trabajo del escritor al de simple funcionario de registro civil. Me he encontrado con personas que creen aparecer retratadas en mi libro a las que ni siquiera he recordado durante años. Yo no tengo la culpa de eso, mi novela no es un texto en clave, tampoco la biografía de nadie, sino simplemente una obra de ficción.
[VRN]: ¿Por qué no has escrito otra novela?
[JA]: Pues la respuesta está en las propias páginas de Entre Marx y una mujer desnuda, donde se debaten de manera implícita los problemas actuales de ese género. Tomo una posición un tanto irreverente contra ciertos tipos de novela, mas no alcanzo a proponer una solución coherente; sería maravilloso que alguien la encontrara. Cuando era joven me fastidiaban esos escritores que eran de todo —poetas, novelistas, dramaturgos, ensayistas— y he terminado siendo uno de ellos. El único género en que no he trabajado nunca es el cuento; le tengo demasiado respeto.
[VRN]: En 1970 declaraste que la literatura ecuatoriana estaba atravesando un período de crisis. ¿Sigues pensando así?
[JA]: Claro que no. Las letras de mi país han tenido en las décadas de 1970 y 1980 tal auge, que se ubican en más de un aspecto entre las punteras de América Latina. Si bien a nuestra poesía se han sumado nuevas voces de notable valor, creo que es en la narrativa donde despuntamos con más fuerza. La novela y, sobre todo, el cuento ecuatoriano de hoy, no tienen nada que envidiar a sus homólogos argentinos o mexicanos. Sucedió que se buscaron diferentes alternativas ante el realismo, que fue decisivo como método de creación en un momento glorioso de nuestra historia literaria, pero que por su abuso castraba ya la producción narrativa nacional.
[VRN]: De la poesía que se hace hoy en Latinoamérica, ¿cuál es la que prefieres?
[JA]: Aquella que renuncia a la opulencia verbal, que busca un tono popular y que no ha vuelto a caer en el intimismo. Para que me interese, el sujeto de los poemas tiene que ser colectivo, algo distinto de la confesión personal, de las situaciones que ya todos conocemos. Quiero hacer una poesía que, sin ser del todo épica, pueda abolir la primera persona y expresarse con el lenguaje cotidiano. Una poesía alejada del panfleto sentimental tanto como del panfleto político, que por su léxico sea netamente ecuatoriana y, a la vez, factible de ser entendida más allá de nuestras fronteras. Y ahora mismo debo ponerme a trabajar…
5 poemas de Jorgenrique Adoum
Bienvenida a deshora
No te esperaba, bruma, y vienes sin decirme
y entras con ella, la empujas tras su lágrima.
No te maté, niebla tuya de ti,
nimbo con que te rodeas:
te me fuiste acabando de familiares
contraseñas y ajenos cinturones,
te ibas yendo de tal vez en tal vez,
perezoso ese irte, y no pudimos
ver tu cadera salir de mi costado,
amontonar olvido contra la ventana
en que solía esperar, como si nada,
mañana, el año venidero, el algún día,
pero es duro estar de pie toda la vida
y nos apuntalábamos los pechos, las rodillas,
cuando todos los ojalases tambaleaban,
y es duro recordar, quehacer
de quien espera cartas y no cuerpos,
y yo quiero el olor que la noche dejaba
escapar de alcoholes melancólicos,
y es duro en la mañana reponerse los ojos
y ver los días como una sola estatua
injusta, y ver desmantelado y viudo
y qué desmemoriado el traje,
y qué juntas sobre el sexo las manos,
guantes de menta, que me habían acogido,
y cómo te regresas de repente
a la acabada, a la dormida ausencia
de quien ninguna ocupación tiene conmigo,
como si no lloviera, como si no pudiéramos
desencruelecernos, reconsiderarnos, rehacer
de nuevo con paciencia los entonces
y estar otravezmente comenzando.
Fait divers
rita
(debíamos encontrarnos el viernes
aún queríamos nuestra presencia después de tanta noche
en que el amor interrumpió sus estudios como otra barricada
la única barricada de septiembre)
es española pero no mucho
hace el amor sin incurrir en la hispánica manía de querer casarse
aunque eso tal vez le venga de la madre
(me ha dejado esperándola le habrá pasado algo
aunque a mi edad dinamitero retirado no se es supersticioso
hay más bien cierto pesimismo objetivo por los seres)
y no tiene teléfono nunca supe qué pasa
en la medianoche secreta de los otros
qué pasa rita cuando te envidio porque duermes contigo
(además viéndolo bien por qué va a suceder nada el viernes 13
y no el miércoles 11 u hoy exageradamente lunes)
Madame Vidal tiene el pesar de comunicar la muerte de su hija Rita fallecida ayer. París, 14 de septiembre. |
los alumnos dicen que fue a causa de un escape de gas
solía dormir profundamente desnuda bajo su pelo de lesbiana
boca abajo después de haber amado mucho
pero ahora se me ha muerto profundamente
habrá amado más esta vez o tal vez demasiado
todavía esta mañana me sequé con la toalla que usó el viernes
pienso que pronto me cambiarán también las sábanas
y perderé lo único que me queda de su herencia directa
salvo esos dos cabellos que aún están en el lavabo
todo ha sido tan súbito tan corto
que aún me sobra amor y no sé dónde ponerlo
claro que está lo de grecia lo de biafra y lo de checoslovaquia
y lo de sudamérica centroamérica norteamérica
pero qué le vamos a hacer es otra cosa
hay siglos en que el mundo importa menos
siglos sin rita que creía en algo pese a todo
El Maharajá y las salamandras
plaza del gentío taciturno lo meloso de su res antigua abierto en la sequía
el puente monumento a la memoria del río
derrotado por las últimas escuadras de la lluvia
maldad del polvo sus telas vagabundas
van atrapando niños envolviendo la gran mosca de su vientre
recolectando moscas es la pobreza rascándose sus moscas
cuerpos en éxodo a la tarde restos de la batalla contra el mediodía
buscando sombra como quien se busca tumba
más fácil que el negro paladar de los paraguas
mercado de palitos pedazos pétalos de cosas de algún día
piedras de un país que se acabó que no hubo nunca
las carretas del vacío tiradas por esqueletos de vacas de otra profecía
mil años vacas flacas mil años la piel mordida en las junturas de la historia
(pero en algún sitio de la tierra yo protesto porque está tibia la cerveza)
en la feria sin compradores ni curiosos viandas de carbón cereal de feldespato y mica bebidas mucilaginosas
y las aves que gritan sílabas más humanas que los instrumentos de soplo del desierto
loros misericordiosos descoloridos en su caja con predicciones de buenafortuna
encantadores de serpientes a las que arrancaron el colmillo
mordidos hace tiempo por amigos y discípulos
todo mendigo es sobreviviente de la filosofía
todo hombre es intocable y zumba letanías de epidemias
en este monasterio de la llaga o terraza de la pústula
paralíticos y escrofulosos
tísicos que la fiebre dora desde adentro
sifilíticos sarnosos hemipléjicos
mujeres con ataxia y gonorrea
mujeres con hidrocefalia y cólera
atónitos con melanosis
santos retorcidos por la sabiduría
equilibristas con espasmo y catalepsia
raquíticos hipertróficos enfisematosos
lánguidos místicos agónicos
esqueletos forrados de pergamino pardo
esqueletos envueltos con mosquitero
dos rodillas recuerdo de otra pierna dos dientes
reliquia de la vieja religión en la mejilla
y la mujer a la que la viudez lavó la frente trata de preservar lo que el difunto le dejó de pecho para la nueva boda
masca una hoja de betel que la adorna e inquieta
su rojo escupitajo araña que se traga el escorpión del suelo y sus furiosos pies de amor ahuyentan a los perros mitológicos
que rozan su amapola sexual y humedecen su edad debajo de sus vellos
(pero en algún hotel de la tierra la inglesa me pregunta cuánta azúcar y yo le digo 32 el número de mi pieza)
junto al cielo en la colina el palacio del maharajá y el pabellón de caza del maharajá y el jardín zoológico del maharajá y los establos del maharajá y la residencia de verano del maharajá y los cuarteles de la guardia del maharajá y el lugar de descanso del maharajá y la casa de huéspedes del maharajá
el templo está cerca de yo no sé qué siglo
inacabado por los arquitectos profetas del destrozo
los últimos dioses representantes de la roca contentos en su escultura
sus cuerpos arracimados de deseo la cambiante flor barroca de su cópula
dando audiencia a las duraderas delegaciones del olvido
procesión de los baldados del verano su tartamudez en otra lengua los dedos sobre una llama de sebo
que no quema su antigüedad ni la costra de antigüedad de su pobreza ni sus bacilos de pobreza
dejando una limosna precio por una marca de ceniza entre las cejas
que el viento se llevará como anuncio del escombro que le sigue
y las concubinas y los elefantes del maharajá
(y en algún lugar de la tierra a esta hora otras delegaciones sin rencor juntan sus centavitos de memoria para otro dios menos contento solitario en su madera y otro maharajá de pacotilla en su caballo)
esto será también un día especie humana creo
Adivina adivinador
te desamé hace tiempo me resigné a quererte y te desquise
y aunque estoy acostumbrado a estos desencuentros
no quisiera que quieras ahora que no quiero
aún tengo que acabar lo que acabo de empezar
me faltan por ejemplo caricias que no inventodavía
la guerra o illa fatal contra mí mismo
o escribir por fin quizá quién sabe acaso
el poema que aguarda que el hombre sea y no que dure
o comprar una rosa cuando vuelva la ella
después qué diablos
te he esperado y te he desesperado y tú te acercas
yo sé que también esta vez te saldrás con la tuya
no tardes muy mucho ni tampoco tan poco
ahí estaré como si te deseara mujer de prójimo
a besarte la misma boca con que me insultas
cuando desvives a los niños y de los otros
a pinochetazo puro no me dejas
sino nombres ya sin nadie en mi libreta
Las vidas comunicantes
fue a trabajar con sabor a malanoche
el jefe lo trató como a comunista y negro
se comió un sándwich de jamón flaquísimo
volvió a la oficina cárcel o perrera
hablabló de qué para qué con quiénes
escribió las mismas cartas de ayer para algún día
fue al banco a mendigar un saco dos meses medicinas
lo maltrataron en los transportes públicos
y avanzó a pie bajo la lluvia espesa
pero ella lo llamó en la noche y le leyó lo escrito
“fue al trabajo maltrabajado por la malanoche
recibió en la cara jazos de su jefe
se comió un sándwich de huecos y vacío
volvió buey involuntario al matarreses
habló de todo y nada con uno y con ninguno
escribió cartas de otro para otros otros
en el banco lo trataron como al tercer mundo
en los transportes públicos nadie hablaba con alguien
cruzó esta noche la vida bajo la lluvia llena
y preparó la fiesta de la carne doble
(esto es también autentiúnica dura verdad de poesía)”
entonces supo él que siempre había sido
un pocoautor de todos sus poemas
*
hizo la cama que revolvió la noche
lavó las tazas del desayuno flaco
pasó el aspirador de un trapo por la casa
lavó la camisa las medias los pañuelos
preparó el almuerzo para sobremorir la tarde
lavó los platos los cubiertos inservibles
cosió botones en los pantalones lánguidos
hizo tiempo para hacer compras para hacer comida
y lavó las cacerolas de lo ya vivido
pero él la llamó en la noche y le leyó lo escrito
“rehizo la cama que deshizo la noche
lavó en las tazas los sorbos los bostezos
aspiró el polvo de las cosas de la casa
lavó el olor de ambosdós pegado a su camisa
¿fue reina una mañana siquiera en la cocina?
prolongó en la mesa los plazos cotidianos
lavó en las cacerolas los restos de futuro
le puso unos botones a falta de monedas
fue a la carnicería iglesia limpia
y preparó la doble fiesta de la carne
(esto es también unicauténtica verdadura de poesía)”
entonces ella supo que siempre había sido
un pocoautora de todos sus poemas
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(poemas traducidos al inglés)
5 poems by Jorgenrique Adoum
Translated by Katherine M. Hedeen & Víctor Rodríguez Núñez
Welcome at the Wrong Time
I wasn’t expecting you, brume, and here you come wordless
with her, to nudge her behind her tears.
I didn’t kill you, mist yours of you,
halo surrounding you:
you’ve been finishing off my family
passwords and other belts,
you went from perhaps to perhaps,
lazy your going and we couldn’t
see your hip emerging from my side,
piling up oblivion against the window
where I’d wait, not a second thought,
tomorrow, the next year, the someday
but it’s hard to stand a lifetime
and we propped up our chests, knees,
when all the hopefullys teetered,
and it’s hard to remember, task
of one waiting for letters and not bodies,
and I want the scent of melancholic alcohols
that night let loose
and in the morning it’s hard to replace my eyes
and see the days like a single statue
unjust and see all broken up and widowered
and how forgetful the suit,
and how together the hands over your sex,
mint gloves that took me in
and how all of a sudden you come back
to the finished, the sleeping absence
of one who has no occupation with me,
as if it didn’t rain, as if we couldn’t
decruel, reconsider ourselves, patiently recreate
the thens one more time
and be oncemorely beginning.
Fait Divers
rita
(we should’ve met up on friday
still craving our presence after so much night
when love cut off studies like another barricade
lone september barricade)
is spanish but not a lot
she makes love minus the hispanic obsession with getting married
though this might come from her mother’s side
(she’s left me waiting something must’ve happened to her
even though at my retired dynamiter age no one’s superstitious
we all just have a kind of objective pessimism)
but she doesn’t have a phone i never know what’s going on
at somebody else’s secret midnight
what happens rita when i’m jealous because you get to sleep with you
(besides upon closer inspection why should nothing happen on friday the 13th and not wednesday the 11th or today excessively monday)
It is with great sorrow that Madame Vidal announces the sudden death of her daughter Rita yesterday. Paris, September 14th |
students say it was a gas leak
she used to sleep hard naked under her lesbian hair
facedown after so much love
but now she’s gone and died hard
this time she must’ve loved more or maybe too much
just this morning i dried off with the towel she used on friday
i think they’ll change the sheets soon too
and i’ll lose the one thing i’ve got left of her direct legacy
except for those two hairs still in the sink
everything was so sudden so short
i still have love left over and i don’t know where to put it
of course there’s greece and biafra and czechoslovakia
and south america central america north america
but what can you do this is different
there are centuries when the world matters less
centuries without rita who believed in something despite it all
The Maharajah and the Salamanders
plaza with the taciturn crowd the sicklysweet of its ancient quadruped open in the drought
the bridge shrine to the river memory
defeated by the last rain squadrons
wickedness of dust its drifting fabrics
trap young children shroud the great fly of their bellies
gathering flies it is poverty scratching away at its flies
bodies in exodus in the evening remains of the battle against midday
in search of shade like someone seeking a tomb
easier than the black umbrella palate
market of small sticks pieces petals of things from someday
stones of a country ended never was
wagons of the void dragged along by bovine skeletons from another prophecy
a thousand years rawboned cows a thousand years hides gnawed at the joints of history
(but somewhere on earth I gripe because the beer’s lukewarm)
at the market no shoppers or onlookers charcoal food feldspar cereal and mica mucilaginous drinks
and the birds screaming syllables more human than desert wind instruments
merciful parrots tarnished in their box with predictions of goodluck
charmers of defanged snakes
bitten long ago by friends and disciples
every beggar is a philosophy survivor
every man is untouchable and drones epidemic litanies
in this monastery of sores or pustule terrace
paralysis and scrofula
consumptives gilded by fever from the inside
mangy syphilitics hemiplegics
women with ataxia and gonorrhea
women with hydrocephalus and cholera
those dazed by melanosis
saints twisted by wisdom
tightrope walkers spasmodic cataleptic
rickets hypertrophy emphysema
languid mystical in agony
skeletons lined in brown parchment
skeletons wrapped in mosquito netting
two knees keepsake from another leg two teeth
on a cheek old religion relic
and the woman whose forehead was washed by widowhood tries to defend
what the dead man left her of a breast for the new wedding
chews on a betel leaf adorned unsettled by it
her red gob of spit spider swallowing up the scorpion from the floor and her furious love feet keep the mythological dogs at bay
they brush by her sexual papaver dampen her age beneath her soft hairs
(but in some hotel on earth the english woman asks me how much sugar and I respond with my room number 32)
near the sky on the hill the maharajah’s palace and the maharajah’s hunting lodge and the maharajah’s zoo and the maharajah’s stables and the maharajah’s summer home and the maharajah’s guard barracks and the maharajah’s resting place and the maharajah’s guest house
the temple is near I don’t know which century
unfinished by architects prophets of ruin
the last gods representatives of the rock content in their sculpture
their bodies clustered from desire the changing baroque flower of their copula
giving audience to the lasting oblivion delegations
procession of summer cripples their stuttering in another tongue their fingers upon a tallow flame
not burning their antiquity or the antiquity crust of their poverty or the their poverty bacilli
leaving behind alms price for an ashmark between eyebrows
to be gone with the wind like a sign of the rubble to follow
and the maharajah’s concubines and elephants
(and now somewhere on earth other delegations ungrudgingly gather their memory pennies
for another less content god lonesome in his wood
and another secondrate maharajah on his horse)
one day this too will be the human condition i think
Riddlemeree
i unloved you a while ago i resigned myself to wanting you and i unwanted you
and though i’m used to these unencounters
i wouldn’t want you to want now that i don’t want
i still have to finish what i just started
for example i need caresses that i haven’t made upyet
the fatal war or rior against myself
or to finally write maybe who knows perhaps
the poem waiting for man to be and not to last
or to buy a rose when the she comes back
afterwards what the hell
i’ve esperated you and desperated you and you get closer
i know this time you’ll get your way too
don’t be very much late or not much either
i’ll be there as if i desired you neighbor wife
to kiss the same mouth that insults me
when you bend over backward for the kids and as for the others
with pure pinochetcoups you leave me nothing
but nobodyless names in my notebook
Communicating Lives
he went to work with a badnight flavor
his boss treated him like a communist and a black man
he ate a sandwich with the thinnest hamslice
he went back to the office jail or pound
he spokoke of what for what with whom
he wrote the same letters as yesterday for someday
he went to the bank to beg for a coat two months medicine
he was wronged on public transportation
and he walked beneath the dense rain
but she called him that night and read to him what was written
“he went to work badlyworked by the badnight
he was kickassed by his boss
he ate a holefilled empty sandwich
he returned an involuntary ox to the slaughterhouse
he spoke of everything and nothing with someone and no one
he wrote letters from another to others others
in the bank they treated him like the third world
on public transportation no one spoke to someone
he crossed life tonight beneath the full rain
and he got ready for the double flesh party
(this too is an authentiunique hard truth of poetry)”
then he knew he’d always been
a bitauthor of all her poems
*
she made the nightmuddled bed
she washed the thin breakfast cups
she ragvacuumed the house
she washed the shirt the stockings the handkerchiefs
she prepared lunch to surdeath the afternoon
she washed the dishes the useless silverware
she sewed buttons on the languid pants
she made time to go shopping to make food
and she washed the saucepans of the already lived
but he called her that night and read to her what was written
“she remade the bed night unmade
she washed the sips the yawns in the cups
she vacuumed the dust from the housethings
she washed the scent of themboth stuck to his shirt
was she a queen even in the kitchen one morning?
she prolonged the daily schedules on the table
she washed the future remains in the saucepans
she sewed on buttons since she didn’t have coins
she went to the butcher clean church
and she got ready for the double flesh party
(this is also a uniquauthentic hardtruth of poetry)”
then she knew that she’d always been
a bitauthor of all his poems
*(La Habana-Cuba, 1955). Poeta, periodista, crítico y traductor. Doctor en Literaturas Hispánicas por la Universidad de Texas en Austin (EE. UU.). En la actualidad se desempeña como catedrático de esa especialidad en Kenyon College (EE. UU.). Obtuvo el Premio Internacional de Poesía Alfons el Magnànim (2013) y el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe (2016). Durante la década de 1980 fue redactor y jefe de redacción de la revista cultural cubana El Caimán Barbudo. Ha traducido poesía tanto del inglés al español (Mark Strand y Jhon Kinsella), como del español al inglés (Juan Gelman, José Emilio Pacheco y Jorge Enrique Adoum). Ha publicado en poesía desde un granero rojo (2013), despegue (2016) y el cuaderno de la rata almizclera (2017), entre muchos otros.