(EXTRACTO DE VANCOUVER LECTURE 3, JUNIO 17, 1965)
Jack Spicer (Los Ángeles, 1925-San Francisco, 1965) a partir de su libro After Lorca (A la manera de Lorca) concibió un sistema literario basado en dos principios. 1) Lo que él mismo llamaba “la poesía por dictado”, es decir, un método a través del cual intentaba concebir una poesía que no surge del interior del creador sino que viene de un Afuera, de algo que está más allá de sus propias emociones, carencias o necesidades. 2) “Poemas seriales”, es decir, poemas estructurados en un conjunto, cuya potencia expresiva y simbólica estaría en la propia interacción del conjunto, en los puntos de quiebre y de contacto de las partes, en las extrapolaciones.
Si bien casi la totalidad de su obra permanece hasta ahora inédita en nuestro idioma les ofrecemos algunas de sus ideas, las mismas que parecen demostrarnos que, conforme pasa el tiempo, Jack Spicer es, cada vez más, nuestro contemporáneo.
Jack Spicer: Es muy difícil si te encuentras en una vía diferente, es decir, si estás caminando por una playa de arena, obviamente no caminas del mismo modo en que lo haces al atravesar el túnel de Broadway. La resistencia es distinta y todo lo demás también… Ese encantador astronauta americano que estaba flotando en el espacio – obviamente no caminaba de la misma manera en que lo hacía por la calle principal de su pueblo natal. Sin embargo se trata de la misma persona, la misma pérdida de gravedad y demás cosas, todo eso tomando el control de él. El tuvo que aprender cómo caminar allá en el espacio exterior. Pero existen distintos niveles de gravedad tanto en Vancouver como en San Francisco, probablemente prefiero este último…
DL: ¿No importa demasiado cuál?
JS : No importa a la larga. Para tus biógrafos esas cosas ciertamente importan. Pero a estos nefastos estudiantes de inglés, estén donde estén en los próximos 50 años, no les importará un maldito rábano qué pasó ahí, pero les importará la persona, porque la persona es la persona, no es simplemente un poeta.
Q: Hay algo que quisiera preguntarte, Valéry en El Arte de la Poesía, hablaba acerca de una conferencia en una universidad, relacionada con unos poemas suyos, y decía: “me sentí muy raro porque no se trataba ni de mí ni de mis poemas, no era de eso de lo que se iba a hablar, yo tenía los recuerdos de todas las pruebas que tuve que pasar para lograr mi trabajo de una manera adecuada, y sentía como si hablaran del fantasma de mí mismo”.
J S: Sí, y en realidad sus poemas trataban del fantasma de sí mismo que se proyecta en el tiempo. Creo que Valéry estaba jugando con la idea de ser un fantasma de sí mismo y llevaba haciéndolo un buen tiempo ya. El mismo hacía de eso algo importante. No lo sé, no confío en él, aunque es bastante bueno, claro.
Warren Tallman: Jack, hace un tiempo, mientras yo te preguntaba sobre aquel asunto, estaba realmente tratando de llegar a algo más, y eso es lo que siento , en una dimensión más bien cómica, en tus poemas. ¿Te juegan malas travesuras los marcianos o lo haces tú con ellos? ¿Tiene algún sentido para tí lo que te estoy diciendo?
JS: Claro. Pero mi respuesta sobre jugarle unas travesuras a los marcianos está en un poema escrito por Ogden Nash. Es un bello poema de dos líneas: (1)»When called by a panther / Don’t anther.»
Q: Bueno, temo que me confundí un poco. ¿Te preocupa ahora mismo que los fantasmas no estén en ti? ¿O desearías estar totalmente bajo el poder de los fantasmas?
Jack Spicer: Solo quiero llevar una vida sencilla (risas). En serio, la cuestión es algo ridícula. No sé lo que quiero de mí mismo, y si lo supiera, estoy seguro de que sería la opción errada.
Q: Bien, esto es lo que no comprendo. Si tú sabes lo que quieres, ¿Por qué sería algo errado?
Jack Spicer: Bien, tomando en cuenta de que no se trata solamente de mí. Soy parte de un equipo. Es igual que Ted Williams, quien sabía lo que quería, pero sin embargo los Red Sox nunca ganaron… Lo siento, pero hay que enfrentarlo.
George Bowering: Ted Williams no sirve, eso es todo.
Jack Spicer: El hizo aquella inolvidable maniobra, yo estaba en Boston cuando eso sucedió. Fue una movida maravillosa. Pero no obtuvo ningún punto. Se quedó ahí, en la base. Era un pésimo jugador en equipo. Lo cual está bien, pero no creo que funcione cuando lo que quieres es conseguir unos puntos, creo que yo sí lo logro y mi poesía también.
Q: Tú siempre hablas de ti y de aquella otra cosa, los fantasmas, y yo necesito decir que debe haber un punto en el que no distingues mucho la diferencia, quizás estas dos instancias son una misma cosa.
Jack Spicer: Lo que tú dices es lo que Warren decía, que nadie me cree cuando digo que sí existe una diferencia. Yo sí lo creo. Lo que no creo es que se trate de una distinción psicológica o algo así. No es algo que se pueda medir a través de un EEG. No creo que tenga que ver con nada que haya en mi cráneo. Creo que hay algo allá afuera. Realmente lo creo.
WT: Jack, en parte pienso que no es falta de fe. Ocurre que, como tú sabes bien, que la poesía en Vancouver se ha centrado más bien en el manejo del lenguaje. Aunque no estés de acuerdo con ello, pienso que mucha de la confusión acerca del tema nace de ahí.
Q: Es la transmisión, la idea de un mensaje que debe ser recibido, pero que se puede confundir con un evento que sucede, lo cual también sugiere una transmisión entre dos cosas.
Jack Spicer: Sí, pero eso me hace pensar en los “happenings”, esa cosa que las galerías de arte han bautizado de esa manera. Destrozas un piano como ocurrió en Six Gallery, y dices que es un happening. Carajo, eso es romper un piano, nada más.
Q: Pero cuando escribes un poema y dices, “vaya, hay algo especial aquí”, yo diría, al leer ese poema, que efectivamente, algo está pasando en ese poema. Este poema me hace sentir de una manera especial, distinta de otros. Pero yo no lo veo como un mensaje oculto en el poema.
Jack Spicer: Los mensajes no llegan de esa manera. Ciertamente, en cuanto a los poemas que leeré esta noche, solamente recibo dos o tres mensajes para mí: “No muchacho, no entres aquí” es acerca de una única cosa que me resulta totalmente clara, y me dice cosas acerca de lo que debería y no debería hacer en mi vida. Y el poema del limón es todavía bastante difícil para mí.
En el poema sobre la muerte de Eliot, que en realidad trata sobre la muerte de Churchill –fue escrito a causa de esto, Eliot aparece después en Sospecha, con una “s” mayúscula. Eso fue justo antes que yo viajara a Canadá. Churchill acababa de morir. Esa fue la primera vez – no me refiero a la primera vez que Churchill moría-, la primera vez que llegué a Canadá.
Pero las cosas no se dan demasiado rápidamente, y también es cierto que no recibes mensajes tales como, “llegaré mañana a las 7.30, en el avión tal” y así indefinidamente. Obviamente no ocurre así. Pero sí llegan como mensajes, pese a todo. Y no solamente por razones placenteras, lo cual algún muchacho desprevenido mal entendió la otra noche, que ese placer era acerca de la poesía, y no lo es. Tiene que ver con los mensajes. Pero éstos llegan de formas poco claras, y no siempre eres consciente de estarlos emitiendo, o si la persona que los recepciona te va a dar la respuesta adecuada.
Ellen Tallman: ¿En qué punto permitiste que estos mensajes tomaran el control o comenzaran a sucederse en tu poética?
Jack Spicer: Eso ocurrió mientras escribía, después de haber leído a Lorca; fue entonces que las cartas para Lorca empezaron a surgir, y a ser dictadas en medio de los poemas. Entonces entendí lo que estaba sucediendo. Y cuando todo esto ocurrió en el poema, me refiero al asunto de la última carta, supe que había algo fuerte detrás de ello. Nunca antes me había pasado algo así. Solamente se trataba de escribir algunos buenos poemas, unos mejores que otros. Pero al terminar ya no sentía ganas de hacer nada más.
DL: La primera vez que me hablaste, se te preguntó si ese mensaje era o no importante para tu vida. Mi impresión fue que tú dijiste que no. Y también se te preguntó si creías que sería importante para otras personas., y una vez más, dijiste que no.
Jack Spicer: Lo que trato de decir es que cuando digo que no es importante, me refiero a que por ejemplo, quieres un empleo, quieres un millón de dólares, quieres irte a la cama con alguien… No es de gran ayuda, eso es importante para tu vida en el sentido en que eres un ser humano que trata de vivir su vida no sólo como un humano sino como algo más, aunque no puedo explicar lo que eso significa en términos biográficos, es decir, que no sé si los poemas que lees o escribes puedan cambiar el curso de los acontecimientos en una vida. Pero al mismo tiempo, creo que tienen un rol fundamental.
Es como la música. No significa realmente nada, y sin embargo tiene un gran sentido. Es el estar a medio camino entre lo real y lo que no lo es. Para mí resulta bastante importante, al menos, lo suficiente como para engancharme, de la manera en que uno se engancha con la poesía.
Q: Aquí va otra pregunta, Jack, ¿escribes con algún propósito? Te voy a hacer una analogía, Yeats trató de definir su sistema metafísico en su propia mente, y, digamos, que Eliot trató de definir la religión.
Jack Spicer: No. Yeats no definió su sistema metafísico a través de su mente, no. Fueron los fantasmas que le dijeron: “Te hemos dado las metáforas para que las uses al escribir tu poesía”. Y eso fue lo que él hizo.
Q: El intentaba comprenderlos, ¿verdad?
Jack Spicer: Por supuesto que lo hacía. Claro que sí. Yeats no estaba interesado a largo plazo en el significado de las metáforas, ya que no tenía sentido intentar comprenderlas. Y a él le gustaba encarar las cosas. Bien, “1919” me parece el mejor poema escrito por él, y el encaró todas esas cosas con amargura , pero las cosas tomaron un curso más bien salvaje para el poema político que él estaba tratando de escribir. Así que lo terminó y lo dejó sin revisar. No lo sé… Toma por ejemplo, “Entre niños escolares”, poema en el cual él habla en primer a persona – acerca del asunto de ser ”el hombre público sonriente “ versus todo aquello. El enfrentó lo que le contaba y todo se reduce a un árbol de nogal, que es el único sitio en el cual puedes terminar. Quiero decir que es como un proceso de crecimiento, y el crecimiento se da entre dos cosas, el árbol y la tierra, o como lo quieras llamar. Necesitas echar tus raíces fuertemente. Mantener tus pies en ese suelo. El dinero no crece en los árboles, ¿Entiendes lo que quiero decir? No me gusta la metáfora de la danza, per o existe un tipo de danza…
Q: ¿Perdón?
Jack Spicer: Digo que no me gusta la imagen de la danza, que es la metáfora recurrente cuando uno trata de descubrir qué es lo que hace el poeta, y eso es como una danza, quizás como el faquir indio que danza sobre carbones ardientes, la cual no es el tipo de danza que yo escogería… supongo que los árboles echan raíces, y que el hombre público sonriente es el árbol, el “árbol floreciente y de raíces profundas”.
Q: Pongámoslo de esta manera… Dentro de unos cincuenta años, ¿qué quisieras que un estudiante de lengua inglesa obtenga de tu poesía?
Jack Spicer: Material para sus ensayos (risas)
(1): Intraducible, se trata de una rima absurda.
Himno a la Concordia
Tu broma
Es como un lago
Que se extiende ajeno a todo pensamiento
Y mira
Mares muertos
Las aves vuelan
En sus alrededores
Perplejas por ese azul ajeno a todo pensamiento sobre el agua
Jack Spicer
Imagina a Lucifer
Imagina a Lucifer
Un ángel desangelado
Una manzana
An apple
Desprovista de su piel por la voluntad del gusto, el color,
Fuerza, belleza, redondez, semilla
Ausente de cualquier dios pintado, un todo presente
Es una manzana.
Imagina a Lucifer
Un ángel desangelado
Un poema
Que se ha examinado a sí mismo lejos del sonido
Imagina, rima, concordancia
Ausente de dios habado, omnipresente
Es un poema.
Querido Lorca
Querido Lorca,
Estas cartas son tan efímeras como eterna es tu poesía. Ellas se constituirán en el montón, en el desperdicio que mis contemporáneos, con su acidez estomacal, demandan para poder digerir la palabra pura.
Utilizaremos aquí nuestra retórica de tal modo que no se note en nuestros poemas. Deja que se consuma párrafo tras párrafo, día tras día, hasta que nada de ello quede en nuestra poesía y nada de nuestra poesía quede en ella. Y es precisamente porque estas cartas son innecesarias que deben ser escritas.
En mi última carta te hablaba de la tradición. Los bobos que leen estas cartas pensarán que quisimos decir que la tradición parece significar -en estos últimos tiempos- una suerte de patchwork histórico (bien sea hecho con citas Isabelinas, guías al pueblo natal del poeta, u obscuros trocitos de magia publicados por Pantheon) lo cual se usa para cubrir la desnudez de la palabra desnuda. Tradición significa mucho más que eso. Significa generaciones de poetas distintos en distintos países contando pacientemente la misma historia, escribiendo el mismo poema, ganando y perdiendo algo con cada transformación – pero, por supuesto, jamás perdiendo realmente nada. Esto nada tiene que ver con la calma, el clasicismo, el temperamento o cualquier otra cosa. La invención es la enemiga de la poesía.
Mira qué débil es la prosa. Yo invento una palabra como “invención”. Estos párrafos podrían se traducidos, transformados por una cadena de cincuenta poetas en cincuenta idiomas distintos, y aún así serían efímeros, deshonestos, incapaces de rendirse a la sustancia de una sola imagen. La prosa inventa, mientras que la poesía descubre lo que ya existe.
Un sujeto loco está hablando consigo mismo en la habitación contigua. Habla en prosa, de momento me iré al bar y allí, uno o dos poetas me hablarán y yo a ellos y así intentaremos destruirnos mutuamente o atraernos el uno al otro o incluso, escucharnos, y nada sucederá porque estaremos hablando en prosa. Yo me iré a casa, borracho e insatisfecho, y dormiré – y mis sueños serán en prosa. Incluso el subconsciente carece de paciencia para la poesía. Pero tú estás muerto y los muertos son muy pacientes.
Con amor,
Jack.
Traducción de Cecilia Medo.
Fuente originaria: http://jacketmagazine.com/07/spicer-lect3main.html