Por: Benito del Pliego
Relato del horizonte reunió por primera vez la obra que Isel Rivero había dado a la imprenta en tres de los países capitales para su biografía: Cuba, Estados Unidos y España. Esta recopilación, a la que se han unido en el 2006 los poemas de Las noches del cuervo, ofrece la posibilidad de sondear a fondo una escritura cuyo contexto de partida (el primer libro se publicó en Cuba en 1959) difería notablemente del que rodeaba este volumen recopilatorio. Como señalaba en su introducción Pepa Roma, la noticia de esta escritura hizo que algunos nos avergonzásemos del desconocimiento y que nos preguntásemos por qué, teniendo la autora una larga relación vital y literia con España, no habíamos sabido antes su existencia. Estas preguntas, tomadas de manera abierta y general, siguen siendo fundamentales para entender, sino el alcance y el sentido de la poesía (y no solo la de Isel), al menos la dinámica de reconocimientos establecida en los círculos poéticos, en este caso los españoles.
Creo que no es exagerado decir que la desatención de ciertos autores se sigue produciendo en base a motivos ideológicos donde el lugar de origen de un autor es un factor clave a la hora de entender la atención que recibe una obra. Si, como opina Jospeh Brodsky en “The condition we call exile”, los lectores favorecen a los autores nacionales porque estadísticamente rehuyen todo lo que no hable de ellos mismos, el desinterés por la poesía de Isel Rivero en España podría interpretarse como un enjuiciamiento de su extranjería.
En cualquier caso, desde una perspectiva de su recepción pública, Relato del horizonte hizo un gesto esencial de resistencia al silencio y tomó partido por un mundo contrario a los valores que relegaban esta escritura a un no-lugar social. A esta marginación, que la autora comparte en el ámbito español con un número importante de poetas de diversos orígenes que han hecho de España su lugar (como Ana Becciú, como José Viñals, como Yulino Dávila, como Antonio Claros, como Magdalena Chocano, como Noni Benegas, como Amando Fernández, como Elina Wechsler…), ha contribuido una situación que testimonia la profunda vocación transfronteriza de Rivero y el riesgo que estas vocaciones entrañan, pues hay dentro de su obra otra obra que parece aún más olvidada y que, en palabras de la autora, “nadie, excepto yo, menciona”: se refiere a los libros escritos en inglés (fundamentalmente entre 1970 y 1981) que ahora, por fin, se ponen a disposición de los lectores.
Pero buscaríamos en vano en declaraciones públicas o en las poéticas de Isel Rivero cualquier tipo de queja. Tampoco cabe pensar que su actitud enfatiza gratuitamente los elementos que colocan su obra en ese “en mitad” que caracteriza a los escritores que extienden su tarea por varias naciones, más de una lengua y múltiples tradiciones. Para su poética la brecha abierta por el exilio, el nomadeo y la hibridación no es un problema, es el lugar que le toca, el que localiza una vida y un arte singular. Su presencia introduce, para decirlo con palabras de Homi Bhabha, “la perplejidad vital en el discurso pedagógico de la cultura nacional”; es decir, en ese canon que quiere reducir lo que sucede en cierto país a unas pocas reglas fáciles de presentar en un libro de texto o una antología. La eugenesia ve monstruos (y los combate), donde la creatividad encuentra oportunidades para renovar el mundo. Como señala Isel en un fragmento de su correspondencia, lo que debería resultar llamativo no es su originalidad, sino la insistencia de la crítica
[…] en encontrar paralelos en mi obra a una tradición cubana, desde José Martí hasta los del grupo Orígenes. […] Sin embargo, mirando hacia atrás, mis lecturas fueron todas extranjeras: cuando comencé Alloysius Bertrand, Perrault, La Fontaine, La Rochefacauld, Machado, Neruda, Apollinaire, St. John Perse, la Biblia, Baudelaire, T.S. Elliot, Virginia Woolf, etc. Y aún hoy, cuando la poesía de Trakl y Margaret Atwood me ha servido para evocar a mi propia musa.
Esa musa, ese impulso donde la escritura encuentra su causa, no atiende a esquematizaciones ni fronteras; por el contrario, se solaza en la otredad, suma rasgos, acentos y hábitats sin temor a la novedad resultante:
Mi musa, que es un heraldo asirio con cara y brazos de águila (una mezcla de criatura de Max Ernst y de los relieves en el Museo Británico), cuando se acerca es para hablarme no de mí sino de lo que hay más allá del ojo e interiorizar la empatía con los otros, con la naturaleza, no como contemplación, sino como testigo. Y, de nuevo, no tiene ambivalencia ninguna con el idioma. Hasta me ha venido a ver hablándome en alemán y francés, pero le he dicho que no abuse de mi capacidad. Por lo cual [cuando se trata de escribir] lo mismo puedo estar en España que en Namibia que en China.
Isel Rivero no se vanagloria de la compleja situación en que la escritura se manifiesta, no hace de las fracturas que la alejan de las normas un motivo de engreimiento; sin embargo, estos rasgos (híbridos), estos acentos (extraños), estas coordenadas (múltiples) localizan su poesía, y condicionan su recepción; y también se dejan notar en las características formales que adopta su poesía. Por ejemplo, en la insistencia en un decir fragmentario, o en la continua movilidad de sus estrategias poéticas.
En este sentido, la discontinuidad de lenguas y lugares, no debe ser entendida solo como anécdota de la biografía, en cuanto —y esta es una convicción de la propia poeta— ésta es indisociable del devenir histórico en la que se desenvuelve (“mi cuerpo ensamblado como porciones de una mujer histórica/una mujer arcaica que una vez se inclinó sobre el abismo”). En su caso, esta relación ha forzado un desfase entre su disposición y experiencia global y las posiciones nacionales desde la que se la mira. Es un desfase que coincide con el que caracteriza a las sociedades postmodernas en las se abre paso la diferencia cultural, es decir, la presencia de (grupos de) individuos que reclaman una comprensión no sometida a las veleidades de un agrupamiento totalizador.
Por un lado, las singularidades de su escritura se conectan con las vivencias que tocan a las comunidades en diáspora. A pesar de que las lecturas literarias en clave nacional(ista) no sirvan más que para encubrir sus particulares líneas de fuerza, las circunstancias la asocian a esa red (dispersa en lo geográfico) que forma la llamada cultura cubana.
Por otro, el extenso bloque de escritura llevada a cabo en inglés (una lengua no natal), ofrece un ejemplo del tipo de desterritorialización que caracteriza a la poesía contemporánea. Esta poesía, inicialmente relegada por la confluencia de su inestabilidad (estilística, lingüística) con la condición histórica del exilio, reaparece en el centro de la discusión poética. Y esto es así precisamente porque, como nos recuerda Eduardo Milán, el problema poético contemporáneo es que “[…] el poema se vuelve inubicable en cualquier realidad e inubicable en cualquier tradición, ya no puede ser situado y por tanto canonizado, más allá de su especificidad que es ese mínimo territorio que lleva consigo”. Es la privación de lo que tradicionalmente servía para dar reconocimiento a la labor del poeta lo que hace que los poetas exiliados, desplazados de lugares y canónes, se conviertan en la imagen más fiel del escritor contemporáneo y, finalmente, de la condición humana en el mundo de hoy. La rareza de Isel es imagen perfecta para nuestra propia rareza.
Además Isel evita refugiarse en una de las tentaciones más peligrosas de nuestros días (en opinión de Zigman Bauman): los integrismos, las simplificaciones ideológicas que tratan de encubrir el vértigo de nuestra vida. La suya es una poesía contraria a contraria a la normalización. Fragmenta, exige de lectores y críticos, de editores, profesores y gestores culturales, una movimiento permanente; requiere la capacidad de improvisación que caracteriza a los que están constantemente cruzando la frontera, la flexibilidad de los que al hablar se trasladan de una lengua a otra, la de los que viven sin país ni tradición (sino entre países y tradiciones).
Quien compare ahora los dos hemisferios lingüísticos de su poesía descubrirá que no se aferra a modelos absolutos que la consuelen, en un simulacro de estabilidad, de la imagen que surge de la contemplación de lo íntimo a la luz de la condición humana, de lo biográfico inmerso en la historia. Su escritura es también una especie de deriva o errancia que atraviesa lugares del decir sin atrincherarse en ellos para defender su palmo de tierra. Se las arregla para conseguir las fuerzas sufientes para sacar la cabeza por encima de ciertas fórmulas de la escritura que podrían justificar la ilusión de un solo hablante, de un solo sujeto.
Asomarse a la poesía inglesa facilita la comprensión de este diálogo en marcha que la autora establece. Quien solo conozca los libros en castellano se sorprenderá del modo en que estos redefinen la escritura que se fue afirmando en Tundra y El banquete. Songs y Night Rained Her se vuelven hacia la abstracción expresiva, el adelgazamiento y la fragmentación textual, y remiten a una temática amorosa que no había tenido cabida en la obra en castellano.
The Bellini Series optó por un lenguaje desenfadado y coloquial en el que el encadenamiento de imágenes y la acumulación de figuras históricas surge, a la manera de un irónico monólogo interior, de un sujeto femenino que busca liberarse. La tendencia experimental que se aprecia ya en esta serie, tiene continuación, radicalizada, en un trabajo escrito en 1978 que desafortunadamente continuará inédito: The Cosmic Alphabet, es un poemario que por los elementos fonéticos y visuales que despliega exige un trabajo de traducción individualizado y una edición independiente y que, por lo tanto, nos impide incluirlo en este volumen. Y nótese, una vez más, la resistencia a la estandarización en su trabajo.
Palm Sunday vuelve a cambiar el curso de la escritura y forma un arco que enlaza las piezas en inglés con Relato del horizonte. En parte retoma la dramatización que marcaba el tono de los libros en español que citábamos; en parte, ejercita una contención expresiva que acerca estos poemas a los que, dos decadas después, se recogerían en Las noches del cuervo: un lenguaje limpio, distanciado, en el que un número reducido de imágenes inusitadas y la voz de un personaje (María) tensan una narración esquemática. El poemario asume un tono bíblico (que lo emparenta con La marcha de los hurones), pero no para investirse de autoridad, sino para dar entrada, a la manera de los libros apócrifos, a aquello que el poder político y religioso ha tratado de acallar. Domingo de Ramos son fragmentos de un evangelio según María, donde no hay promulgación de nuevos dogmas, sino invocanción a la perplejidad de la vida (con sus silencios y sus vacíos) y rechazo de cualquier fórmula prescriptiva. Este poemario se convierte en la metáfora más inmediata de esa inversión que nos lleva, a través del ejercicio de la poesía, desde la negación social de una presencia (la de la mujer) a la afirmación inequívoca de los que, en cuanto diferentes o minorías, representan con mayor intensidad la condición humana. Hay que hacerse extrajero para ser ciudanos de nuestro tiempo, hay que hablar en el idioma del otro para que se haga manifiesto el silencio al que le relegamos (“el vacío hay que llenarlo/con diez millones de almas”).
La asunción de una perspectiva de género (quiero decir, femenina y, más exactamente, feminista), es uno de los elementos que sostienen con su red la continuidad de ideas de los poemarios y los poemas exentos que se ofrecen en este volumen. Este podría ser uno de los aspectos más llamativos para quienes ya conozcan su obra en español. Esta mirada de mujer que se fija sobre la mujer es aquí mucho más intensa. Es como si la adopción de esta otra lengua favoreciese el fortalecimiento de esa alternativa de lo subjetivo —sistemáticamente minusvalorada por la crítica de poesía hasta muy recientemente. Quienes ya tengan noticia de las labores en favor de la causa de las mujeres que Isel Rivero ha desarrollado internacionalmente mediante su labor intelectual y también desde los distintos puestos que ocupó en Naciones Unidas, no se sorprenderá de esta toma de partido. Los poemas son un correlato escrito de esa dedicación. Nuevamente vida y obra se manifiestan al unísono. Tal vez por eso mismo se trata de un asunto imposible de resumir en un solo trazo, porque es una reivindicación, una celebración multifacética de la mujer: amorosa, erótica, política, religiosa, social y, desde luego, poética. Pero lo que sí conviene notar es la coherencia incontestable que existe entre este posicionamiento feminista y ese otro de minoría cultural sobre el que se llamaba la atención anteriormente, pues el feminismo ha sido —es— un ejemplo fundamental para el cuestionamiento de los discursos que, como los nacionalistas, han tratado de vestir a todo el mundo con el mismo uniforme.
En fin, no hay motivos para insitir en este asunto ni para desmenuzar lo que el lector podrá experimentar con mayor placer al leer los poemas (o sus traducciones). Las palabras de Isel dan mejor y más amplia cuenta sobre la hondura de la que esta introducción solo trata de apuntar. Sus palabras, precisamente por ser y no ser del lugar en donde las leamos, por ser y no ser de quienes nos creemos poseedores de ellas, son los mejores testigos de esa extranjería en la que todos habitamos. La traducción no ha intentado naturalizarlas, sino poner en evidencia toda su extrañeza.
Palm Sunday/Domingo de Ramos
Palm Sunday
She might cross the path hesitantly
the small bridges at Galilee
while peasants fling their coats
over pebbles and dust on the road
and cross once more
the site where the son tree-born
lay emaciated for posterity
This time
is Mary riding a white ass
not feeing
but gazing at the high gates of the city
where others had been stoned to death
the adulteresses
not fleeing
but encountering the mercenaries with a smile
the traitors with the whip of sorrow
All whiteness Mary
her donkey ravages in slow motion
the ground to be covered
behaving at times
like a galloping wild tusked boar
she is on her way
to confront the twelve pillars of deceit
Mary the compassionate
reconsidering her present and future legends
dragging the three nails
behind her like a shadow
the crosses the stigmata
as the wind now plays with the ears of leaping hares
across the plains
The roses have ceased to grow
in that unfertile land
barren and dried
She asks —Mary
why return to a sepulchre
where no rebirth was accorded me?
It was Mary who made the entry
not triumphantly but defiantly
her sword hung loosely from an iron clad vest
a warrior queen
with questioning demeanors about her
a queen of heaven earth and hell
one who knows the mysteries beyond above beneath
one who knew maindenhood
the raptures of the dark
plundering her body
like the inexhaustible anguish
her donkey displays
as it progresses further
though this impoverished village
and gold is poured over her
a rain designed perhaps by a foreign god
She who by knowing then preferred not to know
now comes to tell the story somewhat differently
The grayness in her eyes
splashes fire around beyond
a fire of prophecy and painful wisdom
her command demanding
her voice piercing the old catacombs
enticing wolves to howl
till eternity
Mary steps down from her seat
and so her calvary of dead infants
She holds the sword
in her right hand
and walks into the temple
Domingo de Ramos
Es posible que cruce el sendero sin convicción
los pequeños puentes a Galilea
mientras los campesinos arrojan sus abrigos
sobre los guijarros y el polvo del camino
y cruza de nuevo
el lugar donde el hijo-árbol
yace desnutrido para la posteridad
Esta vez
es María a lomos de un burro blanco
no está huyendo
sino que mira las altas puertas de la ciudad
donde otros han sido lapidados
los adulteros
no está huyendo
se está enfrentando sonriente a los mercenarios
a los traidores con el látigo de la pena
Todo blancura María
su burro estraga a cámara lenta
el tramo a cubrir
comportándose a ratos
como dentado jabalí al galope
Ella va de camino
para enfrentarse a las doce columnas del engaño
María la compasiva
va reconsiderando sus leyendas presente y futuras
arrastrando los tres clavos
tras de sí como una sombra
las cruces los estigmas
igual que el viento juega ahora con las orejas de las liebres saltarinas
en las llanuras
Las rosas han dejado de crecer
en la tierra infertil
deforestada y seca
Se pregunta –María
por qué regresar a un sepulcro
donde se me adjudicó el renacer
Fue María quien hizo su entrada
no triunfal sino desafiante
su espada colgando olgadamente de un chaleco revestido de metal
con modales en ella cuestionables
reina de cielo tierra e infierno
la que conoce los misterios de más allá más arriba más abajo
la que conoció la doncellez
el rapto de lo oscuro
arrasando su cuerpo
como la inagotable angustia
que despliega el burro
mientras se adentra
en el pueblo empobrecido
y el oro cae sobre ella
lluvia quizás orquestada por un Dios extranjero
Ella porque los conoce prefiere no saber
viene ahora a contar la historia de otro modo
El gris en sus ojos
salpica fuego alrededor más allá
un fuego de profeta y dolorosa sabiduría
sus exigentes órdenes
su voz punza las viejas catacumbas
haciendo que los lobos auyen
hasta la eternidad
María desciende de su montura
y también lo hace su caballería de infantes muertos
Sostiene la espada
en su mano derecha
y entra en el templo.
The sermon
she says
it is I who hold the keys
and not the massive retinue of buildings
consecrated to submissiveness
She says
the dead are weary of procastination
the living not quite weary of nighmare
where reverence means only obedience
to a crowned head
She says
undo the altars
and make a nameless obscure void
the object of you worshipping
He who names
worship only himself
She says
let the daughters ride behind me
for I am not partaking of the last supper
neither was I called
to the vigil at the garden
She says
let the daughters ride behind me
for I am the road
for I lead at its beginning
and at its end
and I am the truth
for I am both life and death
So it was said
and as she turned and took her leave
she made her way with heavy step
out of the crowded site
a quiet multitude followed her
for she also went away in mourning fashion
El Sermón
Dice
yo soy la que guarda las llaves
no el séquito másivo de edificios
consagrados a la sumisión
Dice
los muertos están cansados de aplazamientos
los vivos no lo están tanto de pesadillas
en el lugar donde veneración sólo significa obediencia
a una cabeza coronada
Dice
deshaced los altares
y haced de un obscuro vacío innominado
el objeto de vuestra devoción
El que nombra
se adora sólo a sí mismo
Dice
dejad que las hijas cabalguen tras de mí
pues yo no participo en la última cena
ni fui llamada
a la vigilia del huerto
Dice
yo soy la vida pues soy el aliento
y soy el camino
pues conduzco a su origen
y a su final
y soy la verdad
pues soy a la vez vida y muerte
Esto es lo que dijo
y cuando se volvió y se despidió
se abrió camino con paso firme
alejándose del lugar abarrotado
una multitud la siguió en silencio
pues también ella se alejó con duelo
The mountain song
The hills now covered
by multitude and rain
Mary looking down
her feet caress the grass underneath
she speaks unto them
forgetting for a while
the gathering at sea
the tumultuous journey
across the land
where still the flaming torches had been burned
by those congregating day and night
to see her once
She breathes out the sorrow from her heart
she barely listens
for other voices are falling closing in
a net of crafty fishermen
a tapestry woven by maiden hands
Other stakes have risen to the sky
more wheels of terror
more torture wheels
the scourge of pestilence and leprosy
the ways unknown to men
She moves now
carefully over laid down slabs
an ancient road to Rome perhaps
gathering her strength
and waiting for the proper words
Mary the daughter
of many sovereing heads
married and remarried
by proxy against her will
always bowing to grasp
that tiny sound of truth from human lips
and now
again besieged by sadness
and compassion
she was moved to say
enough
farewell
As lady inmortal
she could gather the smiles
the expectancy of eyes and ears
into her white robe
and place them over her donkey’s flanks
and march over the hills
How to say explicitly
no sacrifice
no words
no prescribed recipes
against insanity
the enactment of life is enough
a live lived in harmony
with the void
What is more painful
than subscribing to gestures
repeated and repeated
which corrupt the soul by their infirmities
The void must be filled
by ten million souls—
Two attendants
two women from Canaan
who seemed to follow her trend of thought
offerd her wheat berley and honey
Mary took the offerings
and placing them over her head
she praised the day
And there was no more rain
and no more coldness and shiver
a warm current of air
erased the hum and rattle of those
who still were gathered there
and waited
This she said
is the resurrection
a rebith of things essential
of birds who fly
of trees which yield no fear
of bodies grown to receive and give
of waters untouched
of wisdom unbroken
As there was blood in sacrifice
more blood was needed to expiate
the evil in the blood
I never spoke of arrows
and martyrdoms for grace
and please do as we say
there is pain enough to bear
and much ruin to repair
The crowd again in silence
dispersed
a herd within a herd
Mary stood in fierce possession of herself
and suddenly without warning
she spoke to her ladies
Fate
she said
is dissolved by an ounce of time
Pilate never called on me to testify
Caiphas much less
I have seen
felt on my flesh
the injuries a new doctrine can bear
Such has been fate
that out of redemption by love
came redemption by hate
No more of this
for I have emerged out of you
to return and live again
She gave unto her daughters mistresses attendants
a lily
a violet
a spear
Mary the compassionate the warrior
outraged by centuries of neglect
Mary the Queen, the eternal Deity, the Hetaera,
the Messenger, the Angel,
thus said no more
La canción de la montaña
Las colinas están ahora cubiertas
por multitud y lluvia
María mira abajo
sus pies acarician la hierba
se dirigue a ellos
olvidando por un momento
la reunión en el mar
el tumultuoso viaje
a través de la tierra
donde todavía arden las antorchas encendidas
por los que se congregan día y noche
para verla siquiera una vez
Exhala la pena de su corazón
casi no escucha
pues otras voces se acercan entorno a ella
una red de hábiles pescadores
un tapiz tejido por manos doncellas
Otras piras han llegado al cielo
más ruedas de terror
más ruedas de tortura
el azote de la pestilencia y la lepra
los caminos desconocidos para el hombre
Se mueve ahora
cuidadosamente sobre un pavimento embaldosado
quizás un antiguo camino a Roma
recuperando fuerzas
y esperando las palabras adecuadas
María la hija
de muchas cabezas soberanas
casada y vuelta a casar
por poderes contra su voluntad
siempre inclinada para retener
ese pequeño sonido de verdad de los labios humanos
y ahora
de nuevo cercada por tristeza
y compasión
se sintió movida a decir
suficiente
adios
Como dama inmortal
podía reunir las sonrisas
la expectativa de ojos y oídos
en su túnica blanca
y alzarlas después a lomos del burro
y marchar sobre las colinas
Cómo decir explícitamente
ningún sacrificio
ninguna palabra
ningúna fórmula prescrita
contra la locura
la actuación de la vida es suficiente
una vida vivida en armonía
con el vacío
Qué es más doloroso
que acogerse a gestos
repetidos y repetidos
que corrompen el alma con su enfermedad
El vacío hay que llenarlo
con diez millones de almas—
Dos asistentes
dos mujeres de Canaan
que parecían seguir el curso de sus pensamientos
la ofrecieron trigo cebada y miel
María acepto las ofrendas
y colocándolas sobre su cabeza
alabó el día
y ya no hubo más lluvia
ni más frío ni más extremecerse
una corriente de aire cálido
disipó el murmullo y la agitación de aquellos
que todavía seguían allí reunidos
y esperaban
Esto dijo
es la resurrección
un renacimiento de lo esencial
de los pájaros que vuelan
de los árboles que no provocan miedo
de los cuerpos que crecieron para dar y recibir
del agua intacta
de la sabiduría entera
Mientras hubo sangre en sacrificio
más sangre fue necesaria para expiar
la maldad de la sangre
Nunca antes he hablado de flechas
y de los martirios de la gracia
y por favor haz lo que te decimos
hay suficiente dolor que cargar
y muchas ruinas por ser reparadas
La multitud de nuevo en silencio
se dispersó
un rebaño dentro del rebaño
María mantuvo un fiero control de sí misma
y de repente sin previo aviso
habló a sus doncellas
El destino
dijo
lo disuelve una onza de tiempo
Pilatos nunca me pidió testificar
Caifás me pidió aún menos
He visto
sentido en mis carnes
las injurias que una nueva doctrina puede sobrellevar
Ese ha sido el destino
que de la redención por amor
surja la redención por el odio
Les dio a sus hijas doncellas asistentes
un lirio
una violeta
una lanza
María la compasiva la guerrera
indignada por los siglos de abandono
María la Reina, la Diosa Eterna, la Hetaira,
La Mensajera, el Ángel
entonces no dijo más
Exentos
A Signature of Loneliness
And again into the strassenbahn again into the street into the coldest air blowing and blowing into the faces of the statues surronding Maria Theresia the cold wind whispering the bells of the Rathaus you know them you have learned to identify them slowly slowly the cold ear for the pine trees swaying from their magnificent throne on earth and the cars flashing by as the strassenbahn proceeds into another dream and yet another dream a signature of loneliness if not of solitude perplexity of silence within the dream within the walls of our mind the breathing in of statues awaiting patiently a snow flurry the first snow the first caress to their forgotten pores the uniqueness of that snow which we don’t know which we cannot reconcile with us with what we are in this round shaped chamber that turns and turns and trepidates a heart of stone a heart of concrete and marble shinning as the doors are opened at midnight the doors of the castle the doors which are the gates to the luminous ballroom to the setting of the agony strech your arm as you descend from the carriage stretch your hand so that it will be taken and held by silken gloves so that you may be directed into the right paths where no ice has been left unscrubbed so that you may walk in serene radiant posture into the ballroom and step in quietly and then remove your cape and smile and use the same gestures your ancestors used and still walk in further where the noise of the slaughter & dismembering of the soul is taking place where the prince of peace shall serve you the first tasty champangne glass filled stained by a butcher’s hand so that you may smile again as you drink your own love potion so that you may then move swiftly to a neighboring window and look outside where the executions are taking place very near the courtyard very near the baroque garden so that you may still remember the days of your childhood so that you may suddenly feel the standing curse gazing into your eyes and serving you another glass another glass and another glass
Una firma de desolación
Y de nuevo en el strassenbahn de nuevo en la calle en el aire helado que sopla y sopla en las caras de las estatuas que rodean a María Teresa el aire frío murmurando las campanas del Rathaus ya las conoces has aprendido a identificarlas lentamente lentamente la oreja fría de los pinos se dobla desde su majestuoso trono sobre la tierra y las luces de los coches pasan mientras el strassenbahn prosigue en otro sueño y luego en otro sueño una firma de desolación si no soledad perplejidad del silencio en el sueño en las paredes de nuestra mente la respiración de las estatuas aguarda con paciencia un copo de nieve la primera nieve la primera caricia para sus poros olvidados la singularidad de ese copo que no conocemos que no podemos reconciliar con nosotros con lo que nosotros somos en esta sala redondeada que gira y gira y acelera un corazón de piedra de cemento y mármol resplandeciente mientras las puertas se abren a medianoche las puertas del castillo las puertas que son las verjas del salón del escenario de la agonía tiende el brazo baja del carruaje tiende tu mano para que la tomen y la sostengan los guantes de terciopelo para que puedan conducirte por el camino adecuado donde no hay hielo que no haya sido raspado para que puedas entrar con postura serena radiante en el salón y te adentres en silencio y te quites la capa y sonrías y hagas el mismo gesto que tus antepasados hicieron y aún te adentres hacia donde el sonido de la carnicería y el desmembramiento del alma tienen lugar donde el príncipe de la paz te va a servir por primera vez un champagne delicioso la copa llena manchada por la mano del carnicero para que puedas sonreír de nuevo mientras bebes tu propia poción de amor para que puedas dirigirte a prisa a una ventana próxima y mirar a fuera donde la ejecución tiene lugar muy cerca del patio muy cerca del jardín barroco para que puedas recordar los días de tu niñez para que puedas sentir de pronto la maldición que mantiene la vista en tus ojos y te sirve otra copa y otra copa y otra copa
Gone is over
The clock never stops the sound of movement
a cold purr of metal murmurs time placating
the room’s emptiness a hollow need of regularity
measuring the pauses which never come because
the clock never stops to count the one that
has left the room where one still sits listening
Fin de lo ido
El reloj nunca para el sonido del movimiento
un frío ronroneo de metal murmura tiempo aplaca
el vacío del cuarto una necesidad de hueca frecuencia
que mide las pausas que nunca llegan porque
el reloj nunca para de contar al que
dejó la habitación donde alguien aún sentado escucha
Montecarlo
And when you called
I was walking through the corridors
under your eyelids
seeing what your voice had not dared naming
the glassy eyed multitude
which moved under a tenous dead unwilling fire
and stared
as if in awe
as if in stone
The Multitude appeared to notice us
but I was still a wing around your neck
holding you back letting you dance away
and when you moved inquiringly
I was there to answer
They went on gambling
their hearts already frozen dry
their last bargain struck with fate
pretending not to notice
life’s entry into the bridal chamber at your side.
Montecarlo
Y cuando llamaste
caminaba por los pasillos
bajo tus párpados
viendo lo que tu voz no se había atrevido a nombrar
la vitrea multitud avistada
se movía bajo un fuego tenue muerto reticente
y miraba con insistencia
como sobrecogida
como petrificada
La multitud pareció notarnos
pero aún era yo un ala rodeando tu cuello
respaldándote dejándote marchar bailando
y cuando hiciste el movimiento inquisitiva
yo estaba allí para dar respuesta
Ellos siguieron apostando
sus corazones congelados secos
sus últimas rebajas sacudidas por el destino
fingiendo no darse cuenta
de que la vida entraba en la suite nupcial contigo
Mnemosine
They said I had the gift of prophecy
when as a child
I saw
perceived guessed
the brow smoothe as silk
around your eyes
and moved towards your shadow
to embrace it
and yet
I said nothing
but people
they
still said
this child knows tomorrow
So I grew up
coming every day
to same same fountain
the same blue source of your eyes
drinking
from the very far corner
its wetness
both of painful tears
and passionate joy
I grew up
guessing you
behind the curtains and the columns in the house
through the transparent mosaics on the floor
your face reflected
as if from above beneath beyond
your body there to be touched
kissed and pressed against the walls
by my own body
my own fantasy of you
I grew up
wanting you
desiring you
as the beautiful incomplete dream
that could be but didn’t seem to be
a voice a noise a door bell
interupted killed by the goings and comings of others
who had forgotten something
in my rooms
Today I touched you for the first time
I was walking through the corridor of an old place
my shirt
barely missed the hem of your skirt
as I kneeled to pick up god knows what
your breasts and your quiet burning gaze were there
as I stood up
and then I knew
my biography was somehow finished
from every corner in time
you had watched my step
and I held you then as I hold you now
and you draw out of me the image of tomorrow.
Mnemosine
Dicen que tenía don de profecía
siendo niña
vi
percibí adiviné
la expresión suave como seda
alrededor de tus ojos
y avancé hacia tu sombra
para abrazarla
y aún así
no dije nada
pero la gente
dice aún
esta pequeña conoce el mañana
Así que crecí
viniendo cada día
a la misma misma fuente
el mismo nacimiento azul de tus ojos
bebiendo
del más lejano rincón
su humedad
de dolorosas lágrimas
y apasionada alegría
Crecí
adivinándote
tras las cortinas y columnas de mi casa
a través de mosaicos trasparentes en el suelo
tu cara reflejada
como si desde arriba abajo más allá
tu cuerpo ahí para ser tocado
besado y apretado contra las paredes
por mi propio cuerpo
mi propia fantasía sobre ti
Crecí
queriéndote
deseándote
como el bello sueño incompleto
que pudo haber sido pero parece que no fue
una voz un ruido un timbre
interrumpido asesinado por idas y venidas de otros
que han olvidado algo
en mis habitaciones
Hoy te he tocado por primera vez
Estaba caminando por el pasillo de un viejo lugar
mi camisa
estuvo a punto de escapar al dobladillo de tu falda
cuando me arrodillé para recoger Dios sabe qué
allí estaban tus pechos y tu callado mirar ardiente
cuando me puse en pie
supe
que mi biografía estaba de algún modo completa
desde todas las esquinas del tiempo
has velado por mí
y te sostuve entonces como te sostengo ahora
y entonces apartaste de mí la imagen del mañana